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Invertir prioritariamente en la agricultura paraguaya es vital para la recuperación











FAO. 2022. Invertir prioritariamente en la agricultura paraguaya es vital para la recuperación. Economía del Desarrollo Agrícola de la FAO Nota de Política, N.o 52. Roma.



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    Book (series)
    Inversión pública productiva en la agricultura para la recuperación económica con bienestar rural: un análisis de escenarios prospectivos para Paraguay 2022
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    Paraguay mostró un crecimiento económico importante entre el 2010 y el 2019, a pesar de cierta contracción en el 2019, en el cual la agricultura contribuyó significativamente. Las proyecciones apuntan a una recuperación económica desde el año 2021, pero surge la pregunta de cuáles podrían ser los motores del nuevo crecimiento. Las carencias de la agricultura, principalmente en la agricultura familiar campesina, son preocupantes. Falta nueva inversión en infraestructura productiva, asistencia técnica, tecnología, créditos y acceso a insumos e implementos modernos. La inversión pública no solo ha sido reducida, sino que pareciera que la agricultura no entra notablemente en los planes de inversión futuros. Este estudio presenta escenarios prospectivos que proporcionan información sobre dónde, dentro de la agricultura paraguaya, se deberían priorizar los pocos recursos de inversión pública que se destinarían al sector.
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    Book (series)
    Inversión pública productiva en la agricultura para la recuperación económica con bienestar rural: un análisis de escenarios prospectivos para México
    Economía del desarrollo agrícola de la FAO – Estudio técnico 11
    2021
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    El producto interno bruto (PIB) mexicano se contrajo de una forma sin precedentes como resultado de la crisis asociada a la COVID-19. Si bien el sector primario ha sido el más resiliente, la agricultura carece de un dinamismo más productivo y se caracteriza por su alta informalidad laboral y sus bajos salarios. Invertir más en la infraestructura productiva del sector, contribuiría a reactivar la economía y mejorar el bienestar de la población. La definición de una política de inversión pública debe basarse en la evidencia, como la que se aporta en este estudio. En los 21 escenarios prospectivos en que se simula una inversión pública en infraestructura productiva adicional en ramas de la agricultura, equivalente a un 0,25% del PIB (en torno a 50 000 millones de pesos) entre 2021 y 2023, se observa una mejoría en el PIB total y agroalimentario, así como en el bienestar de los mexicanos medido por el consumo privado y la reducción en la pobreza rural. Se recomienda focalizar la nueva inversión en ciertas ramas y financiarla preferiblemente mediante el endeudamiento externo. Según un ranking de las ramas receptoras de la inversión, el sector de la caña de azúcar se ubica en primera posición en tres de las cuatro variables consideradas (consumo privado, PIB total, PIB agroalimentario y pobreza rural). Los cereales, principalmente el maíz, pero también otros (arroz, sorgo, avena, cebada y otros cereales), y los cultivos más orientados a la exportación, como las flores y el café, aparecen también en lo alto del ranking.
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    Brochure, flyer, fact-sheet
    Fomento de la resiliencia de los pequeños agricultores para la recuperación: Proteger a los más vulnerables, promover la recuperación económica y mejorar las capacidades de gestión de riesgos
    Programa de la FAO de respuesta y recuperación ante la pandemia COVID-19
    2021
    La pandemia COVID-19 está teniendo impactos devastadores de corto y largo plazo en la vida y los medios de vida de personas en entornos rurales y urbanos. Además del coste de la pandemia para la salud humana y la vida cotidiana, las medidas de contención, y en especial la restricción de movimientos de personas y bienes, están provocando un incremento dramático de la pobreza, destruyendo medios de vida, y haciendo aumentar la inseguridad alimentaria. Elaborado con anterioridad a la pandemia, el último Informe mundial sobre las crisis alimentarias1 advertía del incremento en el número de personas que sufrían inseguridad alimentaria que en 2019 llegaba a los 135 millones en 55 países. Se calcula que la pandemia global podría empujar a 71 millones de personas más a la pobreza extrema en 2020, lo que supondría un aumento, por primera vez desde 1998, en la proporción de la población mundial que sobrevive con menos de 1,90 USD al día.2 La pandemia ha exacerbado las desigualdades de género existentes en cuanto a limitación en el acceso a los servicios básicos, aumento de las responsabilidades laborales y del hogar, un aumento en la violencia per motivo de género y la pérdida de oportunidades de empleo en el sector informal3 (en promedio, las mujeres representan el 43% de la mano de obra en agricultura). El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, afirmó en su Nota de orientación de abril de 2020 que “en todas las esferas –desde la salud a la economía, la seguridad a la protección social–, los impactos de COVID-19 son más severos para las mujeres y las niñas simplemente por razón de su sexo”.4 La pandemia pone en peligro los esfuerzos por alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de poner fin a la pobreza y el hambre y alcanzar la igualdad de género para 2030.

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