El comercio constituye una parte esencial de nuestros sistemas agroalimentarios, ya que cumple la función fundamental de trasladar alimentos de regiones con excedentes a regiones deficitarias, contribuyendo así a la seguridad alimentaria a escala mundial. Los mercados mundiales de alimentos conectan a personas y países de todo el planeta; contribuyen al uso eficaz de los recursos naturales en el mundo; facilitan el suministro de alimentos suficientes, inocuos y diversos; y generan ingresos para los agricultores y las personas que trabajan en los sectores de la alimentación y la agricultura. El comercio es inherente a las dimensiones económica, social y ambiental del desarrollo sostenible. Asimismo, está estrechamente relacionado con el crecimiento económico, interactúa con las personas y establece vínculos con el medio ambiente.

Desde comienzos del siglo XXI, la globalización y el comercio han aumentado de forma significativa. El comercio alimentario y agrícola prácticamente se quintuplicó, pasando de 400 000 millones de USD en 2000 a 1,9 billones de USD en 2022. El comercio de alimentos representó en torno al 85 % de todo el comercio en los sectores de la alimentación y la agricultura. La energía comercializada se duplicó con creces entre 2000 y 2021 y casi alcanzó los 5 000 billones de kilocalorías en 2021. El comercio de alimentos, ajustado con arreglo al crecimiento demográfico mundial, aumentó de 930 kcal per cápita al día en 2000 a 1 640 kcal per cápita al día en 2021.

Esta expansión del comercio mundial de alimentos se ha visto influenciada por el establecimiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995. Las reglas comerciales multilaterales de la OMC han configurado un entorno más libre, justo y previsible para el comercio, que, junto con un número cada vez mayor de acuerdos comerciales regionales, ha fomentado el comercio alimentario y agrícola y el crecimiento económico.

Pese a todo, la rápida globalización de los mercados de alimentos ha suscitado preocupación por las posibles repercusiones del incremento progresivo del comercio de alimentos en las sociedades. Se considera que la producción de alimentos destinados a la exportación contribuye al agotamiento de los recursos naturales. El comercio podría ampliar la desigualdad, sobre todo en países en los que el sector agrícola está integrado por un gran número de agricultores de escasos recursos que no pueden competir a nivel mundial. Una mayor exposición a los mercados mundiales de alimentos podría conducir a un aumento de la disponibilidad de alimentos hipercalóricos con bajo valor nutricional frente a alimentos nutritivos, lo que podría contribuir a dietas poco saludables o deficientes, y empeorar los resultados nutricionales.

En la edición de 2024 de El estado de los mercados de productos básicos agrícolas se estudian los complejos vínculos entre el comercio de alimentos y la nutrición y se proporcionan datos que determinan la forma en la que el comercio afecta a los hábitos alimenticios y los resultados nutricionales. En el informe se examina la confluencia de las políticas comerciales y las medidas nutricionales y se procura que los responsables de la formulación de políticas entiendan la forma en la que se podrían abordar los objetivos nutricionales en el panorama cambiante de los sistemas agroalimentarios mundiales.

El desarrollo y la transición nutricional

Al situar el nexo del comercio y la nutrición en el contexto más amplio del desarrollo, se observa cómo cambian los hábitos alimenticios debido a las dinámicas económicas, sociales y demográficas. Las economías evolucionan a través de un proceso de transformación estructural, en el que la agricultura puede desempeñar una función clave. El crecimiento económico es impulsado por una reasignación de las actividades económicas que pasan de la agricultura a otros sectores más productivos, como la fabricación y los servicios. La transformación estructural de las economías conlleva el aumento de los ingresos, la urbanización, una integración más profunda en los mercados mundiales, el auge de la industria moderna y los servicios, y cambios en el estilo de vida.

A lo largo de la senda del desarrollo, el aumento de los ingresos, la urbanización, la globalización y los cambios en el empleo se interrelacionan, se producen de forma simultánea y se refuerzan mutuamente. Todos estos fenómenos afectan al consumo de alimentos y la composición de las dietas, dando lugar a una transición de nutricional.

El aumento de los ingresos es el principal factor determinante de la transición nutricional. A medida que aumentan los ingresos, los hábitos alimenticios pasan de estar predominantemente constituidos por alimentos básicos a volverse más diversos, ya que las personas consumen más carne y pescado, leche y productos lácteos, huevos, frutas y hortalizas. Además del cambio hacia hábitos alimenticios más diversos, aumenta el consumo de alimentos procesados y ultraprocesados con alto contenido en grasas, azúcares o sal, lo cual contribuye a la prevalencia del sobrepeso y la obesidad.

Al mismo tiempo, con el avance de la urbanización, cada vez más mujeres y hombres trabajan fuera del hogar y dedican más tiempo a ir y volver del trabajo. Esto puede afectar a la preparación de los alimentos en el hogar e impulsar la compra de alimentos precocinados o listos para el consumo y el consumo de alimentos fuera de casa. Desde el decenio de 1980, la transformación de la industria de elaboración de alimentos y el sector de la venta al por menor de alimentos ha sido un factor decisivo para facilitar la transición nutricional en países en desarrollo y economías emergentes.

La transición nutricional se refleja en una disminución de la prevalencia de la subalimentación y del retraso del crecimiento en niños menores de cinco años y en una tendencia ascendente de la prevalencia del sobrepeso y la obesidad.

La prevalencia de la subalimentación en el mundo se redujo considerablemente, del 12,7 % al 9,2 % entre 2000 y 2022. En este mismo período, la prevalencia de la obesidad en la población adulta aumentó del 8,7 % en 2000 al 15,8 % en 2022 a escala mundial. En algunos países de ingresos bajos y medianos, más de una tercera parte de la población adulta padece obesidad. El sobrepeso y la obesidad están aumentando rápidamente en países que aún no han podido erradicar las diferentes formas de desnutrición, lo que da lugar a múltiples cargas de la malnutrición.

Las repercusiones del comercio en la nutrición

Los vínculos entre el comercio y los hábitos alimenticios y los correspondientes resultados nutricionales son intrincados. El comercio puede afectar a la nutrición a través de numerosas vías directas e indirectas y de mecanismos complejos.

El comercio es un acelerador de la transición nutricional. Sus efectos en la disponibilidad de alimentos, los hábitos alimenticios y los correspondientes resultados nutricionales pueden ser muy heterogéneos entre los distintos países, grupos de población y personas.

Los efectos del comercio pueden variar según los países tanto en lo que respecta a la dirección como a la magnitud, dependiendo de la posición de un país en la senda del desarrollo, el tamaño y estructura de su economía y su sector agrícola, los ingresos per cápita, las características demográficas y el contexto nacional en materia de políticas. Esto, sumado a la multiplicidad de causas de todas las formas de malnutrición, hace que la relación entre el comercio y los resultados nutricionales sea ambigua y difícil de determinar y medir empíricamente. Por ejemplo, el análisis parece indicar que la apertura al comercio reduce el retraso del crecimiento en niños menores de cinco años en todos los niveles de desarrollo. Los efectos del comercio en el sobrepeso y la obesidad parecen ser sumamente específicos para cada contexto. En países que dependen de las importaciones y con escasa capacidad interna de producción de alimentos y agrícola, el comercio alimentario se puede asociar con el aumento de la prevalencia de la obesidad.

El comercio puede repercutir directamente en la nutrición a través de sus efectos en la disponibilidad, la diversidad y los precios de los alimentos. Existen canales más indirectos en los que el comercio afecta a la nutrición, como por ejemplo a través de sus efectos en la economía en general.

La apertura del comercio alimentario permite más importaciones de alimentos y, por tanto, aumenta la disponibilidad de alimentos destinados al consumo en un país, lo cual puede impulsar el crecimiento económico y acelerar el proceso de transformación estructural, ya que las importaciones de alimentos permiten a la mano de obra que en un principio se dedicaba a la agricultura liberarse y migrar a sectores no agrícolas más productivos.

Los efectos del comercio en la diversidad del suministro alimentario

Los recursos naturales necesarios para la producción de alimentos, como la tierra y el agua, se distribuyen de manera desigual entre los países y las condiciones climáticas varían mucho. Algunos países solo pueden producir una selección reducida de productos, mientras que otros poseen abundantes recursos naturales y producen una gran variedad de alimentos. Por ejemplo, China, uno de los mayores países del mundo en superficie, produjo en torno a 320 productos diferentes en 2020, frente a Kiribati, un pequeño Estado insular en desarrollo, que produjo únicamente 15 productos alimenticios terrestres diferentes.

Al participar en los mercados mundiales de alimentos, la mayoría de los países del mundo exportan alimentos que pueden producir en abundancia e importan alimentos que pueden producirse de manera más eficiente en otros países. En el plano nacional, el comercio aumenta la diversidad general de alimentos disponibles durante todo el año. Los países pequeños que afrontan importantes limitaciones agroclimáticas y de recursos naturales en el ámbito de la producción de alimentos alcanzan altos niveles de diversidad a través del comercio. Dado que no todos los países tienen una industria de elaboración de alimentos bien desarrollada, se observa que el comercio tiene repercusiones similares en lo que respecta a los alimentos procesados.

En promedio, el comercio prácticamente duplica la diversidad de alimentos disponibles para el consumo. Al mismo tiempo, los países importan aproximadamente el triple de alimentos procesados y ultraprocesados que producen.

La apertura de los mercados promueve la especialización de la producción de algunos alimentos, los cuales, dadas las dotaciones de recursos naturales y la estructura del sector agrícola, pueden producirse a costos relativamente menores, lo que fortalece la competitividad en los mercados mundiales de alimentos. Los países importadores netos pueden lograr una mayor diversidad de suministros alimentarios en relación con los países orientados a la exportación que experimentaron un rápido crecimiento en sus exportaciones agrícolas en las últimas décadas.

El comercio y el déficit de nutrientes

A escala mundial, la producción alimentaria actual aporta un suministro suficiente de la mayoría de nutrientes. No obstante, muchos países no pueden producir una gran variedad de alimentos en cantidades suficientes para cubrir las necesidades de nutrientes promedio de la población, y en muchos países se han detectado déficits de nutrientes en el caso de varios micronutrientes, por ejemplo, la vitamina A, el calcio y el zinc. El comercio puede contribuir en gran medida a subsanar las deficiencias en el suministro de nutrientes. Para muchos países, las importaciones de alimentos son fundamentales para satisfacer las necesidades alimentarias de sus poblaciones y mantener la salud y el bienestar nutricional de todas las personas. Al incrementarse el comercio de alimentos, se ha producido un aumento paralelo del comercio de nutrientes.

Entre 2010 y 2020, la expansión del comercio contribuyó al aumento del suministro medio per cápita de micronutrientes en distintos países.

Por ejemplo, durante este período, el comercio per cápita de las vitaminas B riboflavina y tiamina y los minerales calcio y zinc se incrementó en un 40 %. La suficiencia del suministro de nutrientes se ve afectada por muchos factores, tales como las dotaciones de recursos naturales, el clima y la densidad de población. Aunque la suficiencia del suministro de nutrientes puede ser alta en países que están relativamente menos integrados en los mercados mundiales, esta siempre es alta en niveles elevados de apertura al comercio.

Las repercusiones del comercio en los precios de los alimentos

Los precios de los alimentos son una vía importante por la que el comercio afecta a las dietas y, en definitiva, a la nutrición. En un país, las importaciones pueden aumentar la disponibilidad de alimentos y reducir los precios alimentarios internos. Esto puede beneficiar a los consumidores, para los cuales el acceso a alimentos más diversos mejora.

La apertura de los mercados puede afectar a los precios relativos de los diferentes alimentos, que, a su vez, pueden incidir en el consumo de alimentos y los hábitos alimenticios de los hogares, pero este efecto depende de la intensidad del comercio. Los alimentos que se producen y transportan a granel y pueden almacenarse durante períodos prolongados, como los alimentos básicos, se comercializan más intensivamente que los alimentos que requieren más recursos para el transporte, como las frutas y hortalizas.

El comercio puede ayudar a reducir las diferencias entre los precios de alimentos similares entre países, dependiendo de la intensidad con la que se comercialicen dichos alimentos. Si bien el comercio tiene un efecto significativo en los precios de los alimentos básicos, su repercusión en los precios de las frutas y hortalizas es pequeña y depende de los niveles de ingresos de los países.

En efecto, aproximadamente el 50 % de los alimentos más baratos que se incluyen en el índice de la FAO relativo al costo y asequibilidad de una dieta saludable tienden a ser de origen nacional y no son objeto de un comercio intenso; por lo tanto, la repercusión directa del comercio en sus precios puede ser limitada. No obstante, las políticas comerciales, como los aranceles de importación, no parecen tener un efecto desproporcionado en diferentes alimentos.

En promedio, los aranceles de importación más bajos están vinculados a precios alimentarios más bajos, independientemente de si los alimentos están o no incluidos en la cesta de dietas saludables.

En promedio, en distintos países, los aranceles de importación más bajos pueden dar lugar a niveles de precios más bajos y mejorar el acceso a los alimentos. Esta relación no solo obedece a los precios más bajos de los alimentos de alta densidad energética y mínimo valor nutricional, sino de todos los alimentos.

¿Contribuye el comercio a la obesidad?

En los últimos decenios, se ha prestado mayor atención a la obesidad en las orientaciones mundiales y las políticas nacionales de muchos países, que tienen en cuenta los factores políticos, económicos, culturales y físicos que pueden generar entornos obesogénicos. Los expertos en nutrición apuntan a una relación positiva entre el consumo elevado de alimentos ultraprocesados de alta densidad energética y, en algunos casos, con un bajo contenido de nutrientes, por un lado, y la obesidad, por otro. Los alimentos ultraprocesados pueden contener grandes cantidades de azúcares libres y grasas saturadas, que pueden contribuir a un aporte energético elevado.

Los efectos de los ingresos en la demanda de importaciones de alimentos dependen del grado de procesamiento. Las importaciones de alimentos procesados y ultraprocesados son muy sensibles a las variaciones de ingresos en comparación con los alimentos no procesados o mínimamente procesados.

Un aumento del 10 % en los ingresos da lugar a un incremento del 11 % en la demanda de importaciones de alimentos procesados y alimentos ultraprocesados y del 7 % en la demanda de alimentos no procesados y mínimamente procesados.

Ello está en consonancia con el concepto de la transición nutricional, en la cual el aumento de los ingresos puede incrementar el consumo de alimentos ultraprocesados, como los que tienen un alto contenido de grasas, azúcares o sal.

Si bien en 2021 la proporción de alimentos ultraprocesados en el total de calorías comercializadas a escala mundial representaba el 7 %, en la región de Oceanía, que incluye los pequeños Estados insulares en desarrollo con altos niveles de obesidad, el porcentaje registrado en esta zona era significativamente mayor, pues ascendía al 23 %. Para estas islas, su ubicación geográfica genera altos costos comerciales, que limitan el comercio, especialmente de alimentos frescos y perecederos, que son relativamente más caros de transportar que otros productos alimenticios.

El debate acerca de si el comercio promueve la disponibilidad de alimentos ultraprocesados, que contribuyen a la obesidad en las islas del Pacífico y otras regiones, también se centra en la función de la liberalización del comercio y los acuerdos comerciales regionales. Los acuerdos comerciales regionales modernos y de mayor profundidad incluyen disposiciones para una cooperación más intensa en materia de reglamentación y normas para promover el comercio entre sus signatarios y contemplan una armonización de medidas sanitarias y fitosanitarias y de obstáculos técnicos al comercio o prevén el mutuo reconocimiento de las normas nacionales. Un análisis llevado a cabo para el presente informe sugiere que la profundidad de los acuerdos comerciales regionales en lo que respecta a las disposiciones sobre medidas sanitarias y fitosanitarias y obstáculos técnicos al comercio incide en la demanda de alimentos de distintas maneras dependiendo del grado de elaboración.

Los acuerdos comerciales regionales profundos centrados en las medidas sanitarias y fitosanitarias y los obstáculos técnicos al comercio podrían facilitar las importaciones de alimentos ultraprocesados.

Por ejemplo, los acuerdos comerciales regionales que tienen un gran número de disposiciones sobre medidas sanitarias y fitosanitarias tienden a facilitar las importaciones de alimentos ultraprocesados en comparación con otros alimentos. Las medidas relativas a los obstáculos técnicos al comercio, como el etiquetado nutricional, pueden afectar a la demanda de importaciones y reducir la expansión del comercio de alimentos ultraprocesados en comparación con los demás niveles de procesamiento de los alimentos, lo cual puede tener implicaciones para los responsables de la formulación de políticas que negocian acuerdos comerciales regionales, que ocupan un lugar cada vez más destacado en los debates públicos relacionados con la nutrición.

Políticas comerciales y medidas nutricionales: coherencia de las políticas

Las políticas agrícolas tienen como objetivo garantizar la seguridad alimentaria de manera sostenible y mantener un nivel de ingresos agrícolas que siga el ritmo de las tendencias de los ingresos en otros sectores económicos. Tanto la ayuda interna como los instrumentos de políticas comerciales están sujetos a las reglas y disciplinas de la OMC. En un lugar central de los acuerdos de la OMC figura el principio de no discriminación, dirigido a garantizar el trato justo y equitativo de todos los asociados comerciales. Este prohíbe la discriminación entre productos similares de diferentes orígenes extranjeros, así como entre productos similares de origen extranjero y nacional.

Sin embargo, existe la preocupación de que las normas de la OMC, así como los acuerdos comerciales regionales, impongan limitaciones adicionales en el margen normativo disponible para mejorar la nutrición y propiciar dietas saludables, esto es, la capacidad de un gobierno para aplicar políticas en materia de alimentación y nutrición con miras a lograr sus propios objetivos nacionales.

Algunos países utilizan políticas comerciales para abordar los objetivos nutricionales. Por ejemplo, en 2012, Fiji redujo los aranceles sobre las frutas y hortalizas que no se cultivaban en el país del 32 % al 5 % explícitamente para promover dietas saludables. En otros casos, el uso de instrumentos de políticas comerciales para mejorar la nutrición ha suscitado preocupación por el principio de discriminación. Por ejemplo, Samoa eliminó una prohibición a las importaciones de rabadillas de pavo —un corte de carne relativamente barato con un alto contenido de grasas— como parte de su adhesión a la OMC, en gran medida debido a las preocupaciones respecto de que no abordaba otros alimentos similares con un elevado contenido de grasas, y sustituyó la prohibición de la importación por una medida fiscal.

Las reglas de la Organización Mundial del Comercio no limitan el margen normativo de los países para perseguir los objetivos nutricionales, pero influyen en la elección de los instrumentos de políticas debido al principio de no discriminación.

Por ejemplo, los instrumentos de políticas, como los impuestos especiales, se aplican tanto a los alimentos y bebidas importados como a los producidos en el país y pueden ser eficaces para alcanzar objetivos nutricionales. Entre 2017 y 2019, el porcentaje de miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que aplicaban impuestos a las bebidas azucaradas aumentó del 23 % al 38 %.

El etiquetado de alimentos es una de las principales formas de comunicación entre los agentes a lo largo de la cadena de valor desde el productor hasta el consumidor. El etiquetado nutricional se utiliza para comunicar las características nutricionales y los atributos de los alimentos a los consumidores, lo que les permite adoptar decisiones informadas en relación con los alimentos.

En 2004, la Organización Mundial de la Salud propuso por primera vez el etiquetado nutricional en la parte delantera del envase como medida para mejorar las dietas y la salud.

Se puede ofrecer un resumen de los principales aspectos y características nutricionales de los productos alimenticios en una etiqueta fácil de entender en la parte delantera del envase en la que figuren logotipos, advertencias, símbolos, íconos, semáforos nutricionales múltiples o puntuaciones con el fin de mejorar la comprensión de los consumidores y propiciar la compra de alimentos más saludables.

El etiquetado nutricional en la parte delantera del envase se clasifica como OTC, de manera que está sujeto al Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio de la OMC. Los miembros de la OMC pueden solicitar la justificación del etiquetado en la parte delantera del envase de otro miembro si este afecta considerablemente al comercio, respecto de si la medida resulta eficaz para abordar el objetivo nutricional pertinente y de si existen medidas alternativas que podrían lograr el mismo resultado. En el Comité de Obstáculos Técnicos al Comercio de la OMC, entre 1995 y 2023, 37 países plantearon 77 preocupaciones comerciales específicas relativas a la reglamentación de alimentos y bebidas, 52 de ellas relacionadas con requisitos de etiquetado.

Los debates que mantienen los países en el Comité de Obstáculos Técnicos al Comercio de la Organización Mundial del Comercio pueden influenciar o determinar las políticas nutricionales de un país relacionadas con el etiquetado de los alimentos de manera que su potencial para apoyar opciones alimentarias más saludables sea proporcional a su repercusión en el comercio.

Entender la interfaz entre las políticas comerciales y las políticas nutricionales puede orientar la formulación de políticas que sean eficaces y conformes con las normas de la OMC. A nivel nacional, existe margen para fortalecer la coherencia de las políticas entre el comercio y la nutrición, por ejemplo, mediante el establecimiento de mecanismos que permitan la colaboración entre los sectores de la salud y del comercio en la negociación y aplicación de acuerdos comerciales.

La creación de capacidad entre los responsables de la formulación de políticas comerciales y los funcionarios del ámbito de la nutrición impulsa la coherencia de las políticas entre el comercio y la nutrición. La participación de las partes interesadas y la transparencia en la negociación de acuerdos comerciales son esenciales para hacer que el comercio mejore la nutrición.

En el caso de acuerdos comerciales profundos, la coherencia de las políticas entre los objetivos comerciales y nutricionales, la participación de las partes interesadas y la transparencia son cruciales para lograr negociaciones más inclusivas. Fomentar la participación de todas las partes interesadas, especialmente las relacionadas con la nutrición y la sanidad pública, y aumentar la transparencia en las negociaciones de acuerdos comerciales más profundos puede garantizar que el incremento del comercio aborde los objetivos de seguridad alimentaria, económicos y nutricionales.

La elaboración y comunicación clara de directrices nutricionales, junto con un mandato que atienda las preocupaciones de salud relacionadas con la nutrición, pueden propiciar la adopción de medidas comerciales en favor de la nutrición. Para evaluar las repercusiones de los acuerdos comerciales en la nutrición, también es importante fortalecer la transparencia a través de foros para que los gobiernos, las parte interesadas no gubernamentales, la sociedad civil y la comunidad de conocimientos analicen cuestiones nutricionales que surjan a raíz del comercio.

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