En un país, las importaciones pueden aumentar la disponibilidad de alimentos y reducir los precios alimentarios internos. Esto puede beneficiar a los consumidores, para los cuales mejora el acceso a alimentos más diversos, pero también puede contribuir a reducir los ingresos agrícolas de los agricultores de escasos recursos que no pueden competir a nivel mundial (véase la Parte 2).
Como en el caso de los ingresos, las variaciones en los precios de los alimentos consisten en una vía importante por la que el comercio afecta la nutrición. La apertura de los mercados puede incidir en los precios relativos de diferentes alimentos, que, a su vez, influyen en el consumo de alimentos y los hábitos alimenticios, en función de cómo responden los consumidores a estas variaciones de los precios. La capacidad de respuesta de los consumidores a los cambios en los precios relativos se ve influida por múltiples factores y no es fácil de predecir (véase el Recuadro 3.4). Por ejemplo, a medida que aumentan los ingresos y la prosperidad de las personas, disminuye la sensibilidad de estas a los cambios en los precios de los alimentos. Esto se debe a la disminución de la proporción de los alimentos en el gasto total de los consumidores, pero también a los cambios en las preferencias de los consumidores (véase la Parte 1)138, 139.
RECUADRO 3.3¿Qué es una dieta saludable?
Las dietas poco saludables son uno de los principales factores de riesgo de múltiples formas de malnutrición y de los resultados deficientes en materia de salud a escala mundial. Asimismo, las dietas poco saludables son una causa importante de problemas de salud y muerte prematura debido a enfermedades no transmisibles evitables159.
La cuestión de qué constituye una dieta saludable aparece periódicamente en los medios de comunicación públicos y ha sido fuente de debate en muchos países. En 2024, la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicarán una declaración conjunta sobre lo que constituye una dieta saludable y la función de las directrices para apoyar los esfuerzos encaminados a lograr este tipo de alimentación.
Las dietas saludables son aquellas que son suficientes en términos de nutrientes, variadas en cuanto a los alimentos que se consumen, equilibradas desde el punto de vista del aporte energético y las fuentes de energía (macronutrientes) y moderadas con respecto al consumo de alimentos y componentes dietéticos asociados con el riesgo de enfermedades no transmisibles160.
Los alimentos que las personas consumen y que conforman su dieta dependen en gran medida del contexto y dependen del acceso a los alimentos, la cultura, las tradiciones, las preferencias y muchos otros factores. Por lo tanto, aunque los cuatro principios de las dietas saludables son universales, ya que se basan en la biología humana, los hábitos alimenticios recomendados deben ser locales. Las guías alimentarias basadas en los alimentos traducen el concepto de dietas saludables en recomendaciones concretas adecuadas al contexto. Estas guías alimentarias tienen por objeto servir de base para la formulación de políticas públicas en materia de alimentación y nutrición, salud y agricultura, así como de programas de educación nutricional destinados a fomentar hábitos de alimentación y modos de vida sanos. Las guías alimentarias ofrecen asesoramiento sobre alimentos, grupos de alimentos y hábitos alimenticios para promover la salud y prevenir todas las formas de malnutrición y los resultados relacionados con la salud. Más de 100 países de todo el mundo han elaborado guías alimentarias basadas en alimentos adecuadas a su situación nutricional, su disponibilidad de alimentos, sus culturas culinarias y sus costumbres de alimentación161.
Cada vez más, los países están teniendo en cuenta la importancia de la sostenibilidad en sus guías alimentarias, y en 2024 la FAO publicará nuevas orientaciones para la elaboración de guías agroalimentarias basadas en los sistemas agroalimentarios.
RECUADRO 3.4Respuesta de los consumidores a los cambios en los precios relativos
Los consumidores responden de manera diferente a los cambios en los precios de distintos alimentos y esto depende de muchos factores, como los niveles de ingresos (véase la Parte 1). Un examen sistemático de los datos mundiales sobre la respuesta de los consumidores a los cambios en los precios de los alimentos en 2015 sugiere que la sensibilidad de la demanda a los precios de distintas categorías de alimentos era relativamente escasa*, 162. Sin embargo, en los países de ingresos bajos, en los que una gran proporción del gasto de los hogares se destina a la alimentación, se observó que la demanda era más sensible a los cambios en los precios de los alimentos, ya que estos afectarían a los consumidores pobres de forma desproporcionada. Los efectos de sustitución también son importantes. Por ejemplo, el aumento del precio de un alimento puede afectar a la demanda de otro alimento, ya que los consumidores sustituyen alimentos relativamente más caros por alternativas más baratas. La mayoría de los alimentos pueden considerarse sustitutos recíprocos, pero la medida en que se produce la sustitución depende de las preferencias y del modo en que los alimentos satisfacen las diferentes necesidades. Por ejemplo, diferentes tipos de cereales podrían ser sustitutos, ya que satisfacen las mismas necesidades, por lo que cualquier combinación tendría idéntico valor 163.
En un estudio se comprobó que un aumento del 10 % en el precio de los cereales en los países de ingresos bajos podría llevar a una disminución del 6,1 % en el consumo de cereales, pero también a un aumento del 4,2 % en el consumo combinado de frutas y hortalizas, pescado, productos lácteos, grasas y aceites, y dulces 164. Un examen de 160 estudios realizados en 2010 sugiere que, en general, los alimentos fuera del hogar, los refrescos, los zumos de fruta y las carnes son más sensibles a las variaciones de los precios. Por ejemplo, un aumento del 10 % en el precio de los refrescos reduciría su consumo entre un 8 % y un 10 %. Una vez más, se constató que los consumidores de los países de ingresos bajos eran más sensibles a los cambios en los precios, en comparación con los de los países más ricos 165. En Chile, un estudio en el que se utilizaron datos del período comprendido entre 2012 y 2013 sugiere que un aumento del 10 % en el precio de los refrescos se asoció a una reducción del 13,7 % en su consumo. Este aumento del precio también provocó efectos de sustitución, que causaron un incremento del 6,3 % en el consumo de agua166.
En el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, entre 2005 y 2011 el precio de los alimentos listos para el consumo, la pizza y los alimentos envasados bajó casi un 7 % en relación con el precio de todos los alimentos. No obstante, los cambios en las preferencias de los consumidores dieron lugar a una disminución de las calorías derivadas del consumo de comidas listas para comer y un aumento de las calorías derivadas del consumo de frutas167. Un estudio en el que se utilizaron datos de las encuestas por hogares de la India correspondientes al período comprendido entre 1987 y 2012 indica que, con el paso del tiempo, la demanda de cereales fue cada vez más sensible a las variaciones de los precios, independientemente de las variaciones de los ingresos y de los precios de otros alimentos. Este hecho parece indicar un cambio en las preferencias de los hogares consistente en el abandono del consumo de cereales, en línea con las tendencias de la transición nutricional168.
Las preferencias de los consumidores son importantes para definir la medida en que la demanda de alimentos responde a las variaciones de precios. No obstante, las preferencias son difíciles de observar y estimar. Por consiguiente, aunque los consumidores responden a los cambios en los precios relativos de los alimentos, la magnitud de la respuesta y los mecanismos de respuesta exactos dependen de la interacción de varios factores y esto puede generar resultados imprevistos. Según un estudio que tenía por objeto evaluar por qué los consumidores preferían un alimento a otro, el precio fue uno de los muchos atributos. Otros atributos eran el sabor, la inocuidad, la conveniencia, la nutrición (por ejemplo, la cantidad y el tipo de grasas, proteínas, vitaminas y otros nutrientes), la tradición (si los alimentos preservan los hábitos alimenticios), el origen (el lugar donde se produjo el producto agrícola), la justicia (el grado en que todas las partes implicadas en la cadena de valor alimentaria se beneficiaban en igual medida), la apariencia y el impacto ambiental (el efecto de la producción de alimentos en el medio ambiente)169.
En un país, los precios de los alimentos también se ven determinados por el costo de producción, en el cual, a su vez, influyen diversos insumos como, por ejemplo, la tierra, la mano de obra, los fertilizantes, los plaguicidas y los piensos. La tecnología, que determina cómo se combinan los insumos en el proceso de producción, así como la temperatura y las precipitaciones, también afectan al costo de producción. Los países participan en el comercio para exportar lo que pueden producir a un costo menor que otros países e importar lo que resulta más caro de producir internamente. Este mecanismo de intercambio redunda en beneficios considerables y promueve la seguridad alimentaria a escala mundial (véase la Parte 2).
Por ejemplo, los consumidores de los países con escasas dotaciones de tierras respecto de su población, que de otro modo afrontarían altos precios de los alimentos, pueden, gracias al comercio, tener acceso a alimentos a precios más bajos140. De esta forma, el comercio puede ayudar a reducir las diferencias entre los precios de alimentos similares de distintos países. Efectivamente, en teoría, la ley del precio único postula que, en ausencia de fricciones como costos de transporte y distorsiones como la ayuda interna, las políticas comerciales y los reglamentos, el comercio haría que los precios de productos alimenticios similares de distintos países fueran igualesu, 141.
En general, el examen de los niveles de los precios medios de importación de diferentes categorías de alimentos que se comercializan en todo el mundo puede ayudar a entender el modo en que los resultados nutricionales podrían verse afectados por los precios relativos de los alimentos. Por ejemplo, en promedio, los precios de las hortalizas son más altos, seguidas de las frutasv, independientemente del nivel de ingresos del país (Figura 3.10; véanse en el Recuadro 2.1 las definiciones de los datos y en el Recuadro 3.2 información sobre conversiones y limitaciones relativas a los datos).
Figura 3.10Precios de importación de las categorías de alimentos en distintos países, 2021
Figura 3.11Precios de los alimentos comercializados por nivel de procesamiento, 2021
Los alimentos de origen animal son la tercera categoría de alimentos más cara del comercio de alimentos, seguida de los dulces y bebidas. Los alimentos básicos, las grasas y aceites, y las legumbres, semillas y nueces son, en promedio, mucho más baratos que todas las demás categorías de alimentosw. Estos alimentos son hipercalóricos, pueden producirse y transportarse a granel y pueden almacenarse con facilidad durante períodos prolongados, por lo que son relativamente más baratos. Las frutas y hortalizas son ricas en nutrientes, fibra y agua, pero son menos calóricas, por lo que son relativamente costosas cuando se miden en relación con las calorías que proporcionan. En efecto, el valor de alimentos como las frutas y hortalizas es menor en relación con su contenido calórico que con respecto a su contenido de nutrientes, y la densidad nutricional parece ser un importante factor determinante de los precios de los alimentos (véase el Recuadro 3.5).
RECUADRO 3.5Los precios de los nutrientes
Los precios comerciales también pueden expresarse en relación con los nutrientes. En un análisis realizado para el presente informe se calcularon los precios comerciales medios de los macronutrientes y micronutrientes sobre la base de un nuevo conjunto de datos sobre el contenido de nutrientes de todos los productos alimenticios comercializados. Es posible que los consumidores no evalúen explícitamente los precios de los nutrientes cuando compran alimentos, y sus preferencias respecto del contenido de nutrientes, como vitamina A o hierro, no están bien definidas170. No obstante, los gobiernos deben tener en cuenta la suficiencia de los nutrientes de los alimentos disponibles para el consumo de sus ciudadanos y también deben evaluar los valores intrínsecos relativos, a fin de orientar las opciones en materia de políticas y reglamentación respecto del modo de garantizar la disponibilidad y diversidad de alimentos y nutrientes.
La estimación de los precios comerciales implícitos de los nutrientes en distintos países con diferentes niveles de ingresos muestra cómo los mercados mundiales podrían ayudar a abordar las compensaciones recíprocas entre los objetivos económicos y nutricionales. En algunos estudios se subraya el efecto negativo de las exportaciones de países de ingresos bajos y medianos en la disponibilidad de distintos alimentos en sus mercados nacionales, lo que podría dificultar las mejoras en los resultados nutricionales*. Sin embargo, los precios implícitos de los nutrientes indican que los países de ingresos bajos y medianos parecen beneficiarse del comercio internacional mediante el intercambio de macronutrientes de precio elevado por otros de precio bajo (Figura 3.12). Los países de ingresos bajos y medianos, como grupo, exportan carbohidratos y grasas a un precio más alto a los países de ingresos altos que al que importan, de manera que participan en un “arbitraje nutricional”, similar al comercio de productos acuáticos (véase el Recuadro 2.3)**, 171.
Figura 3.12Precios de los macronutrientes por comercio entre los grupos de países en función de los ingresos, 2000-2021
Además de los macronutrientes, en el análisis llevado a cabo para el presente informe también se calcularon los precios implícitos de los micronutrientes (minerales y vitaminas) de los flujos de comercio de alimentos. En términos generales, los resultados sugieren que el contenido de micronutrientes contribuye de forma significativa al precio de los alimentos, lo que indica que cuanto mayor es el contenido de micronutrientes de un producto alimenticio, mayor es su precio de venta.
Más concretamente, los consumidores internacionales parecen estar dispuestos a pagar más por los alimentos ricos en minerales y vitaminas A y C. En cambio, el contenido de las vitaminas del grupo B de los alimentos intercambiados en los mercados internacionales no mantiene una correlación significativa con el precio de los alimentos.
Sin embargo, existe una relación estrecha entre el contenido combinado de muchos de los macronutrientes y micronutrientes de un alimento y su precio. Por ejemplo, los alimentos ricos en un mineral suelen incluir cantidades importantes de muchos otros minerales. A menudo, los alimentos ricos en una vitamina del grupo B también contienen cantidades importantes de otras vitaminas del grupo B. Los alimentos ricos en proteínas también contienen grandes cantidades de minerales y algunas vitaminas del grupo B. Por tal motivo, resulta difícil determinar el modo en que el contenido de micronutrientes específicos de los alimentos repercute en sus precios. Sin embargo, hay indicios que sugieren claramente que se paga más por los alimentos ricos en micronutrientes en general172.
El análisis de los precios medios de importación por caloría según el nivel de procesamiento de los alimentos muestra que los alimentos procesados, seguidos de los ultraprocesados, son los alimentos más caros en todos los niveles de ingresos de los países. Los alimentos no procesados y mínimamente procesados y los ingredientes culinarios procesados son relativamente más baratos (Figura 3.11)x.
Entre los alimentos procesados se incluyen muchos alimentos y bebidas hipercalóricos y de valor elevado, como quesos, carnes curadas, cerveza y vino (véase el Recuadro 2.2). El procesamiento requiere recursos adicionales, que añaden valor a los productos primarios, lo cual se traduce en precios relativamente más altos, en comparación con los alimentos no procesados y mínimamente procesados. Los alimentos ultraprocesados suelen ser hipercalóricos y se someten a un complejo proceso de producción, por lo que son relativamente caros. Los ingredientes culinarios procesados a menudo se utilizan como insumos en la industria alimentaria y, en promedio, son relativamente menos costosos.
Los efectos de los ingresos en los precios de los alimentos que no son objeto de un comercio intenso
En general, parece que los países de ingresos altos importan alimentos más caros, mientras que los precios de importación de los países de ingresos bajos y medianos son, en promedio, más bajos en todas las categorías de alimentos y niveles de procesamiento (Figura 3.10 y Figura 3.11, respectivamente). Los precios más altos pueden reflejar diferencias en la calidad de los productos comercializados, diferentes cestas de alimentos, diferencias en los costos de transporte y normas de productos más estrictas. Sin embargo, dependiendo de la intensidad del comercio, los precios de los distintos países también varían sistemáticamente debido a las diferencias en los ingresos. Por ejemplo, los altos niveles de productividad de los países que mantienen un comercio intenso aumentan el nivel general de salarios, lo que, a su vez, hace que crezcan los ingresos. Un poder adquisitivo más alto hace que todos los artículos, especialmente aquellos que no son objeto de comercio intensivo, sean más caros en estos países muy productivos frente a aquellos en países de ingresos más bajosy. Los precios de los alimentos no son una excepción, y en los distintos países los precios de los alimentos que no son objeto de un comercio intenso en los mercados mundiales, como las frutas y hortalizas, suelen variar sistemáticamente en función de los niveles de ingresos (Figura 3.10).
Si bien, en un país dado, la apertura de los mercados en general reduce los precios, unos niveles de ingresos elevados pueden ejercer una presión ascendente sobre los alimentos que no se comercializan intensivamente. Estas fuerzas funcionan de modo simultáneo, ya que generalmente la apertura de los mercados redunda en ingresos más elevados. Para disociar una repercusión de la otra, los economistas hacen ajustes para tener en cuenta el poder adquisitivo a fin de revelar el efecto comercial sin diluir cuando se comparan los países de ingresos altos y bajos (véase la siguiente sección)142.
Los obstáculos al comercio y los precios de los alimentos
La reducción de los obstáculos al comercio, como los aranceles de importación y los obstáculos no arancelarios, que consisten en normas y reglamentos, están asociados con volúmenes más elevados de comercio alimentario. La liberalización del comercio, en particular la reducción de los aranceles de importación, intensificaría, en general, la competencia y disminuiría el nivel de precios de los alimentos en el país que aproveche el arancel, mejorando así el acceso a los alimentos. Sin embargo, en diferentes alimentos, la magnitud y la dirección de los efectos dependen de una serie de factores, como la posición comercial neta del país que elimina el obstáculo al comercio y su importancia en el mercado mundial de alimentos143.
Los datos procedentes de la liberalización del comercio de China que tuvo lugar a principios de la década de 2000 sugieren que las reducciones de los aranceles y de los obstáculos no arancelarios al comercio estaban asociadas con un aumento de los precios de las hortalizas, pero también con un descenso significativo del precio de la carne. Estos cambios en los precios relativos coincidían con las pautas del comercio, ya que en ese momento China era un exportador de hortalizas, pero también uno de los principales importadores de carne y grasas144. El efecto final en los resultados nutricionales dependería del modo en que la liberalización del comercio incide en los precios a nivel minorista y en la forma en que los consumidores responderían a estos cambios y adaptarían su consumo.
En efecto, el precio al por menor que pagan los consumidores se ve influenciado por una gran cantidad de factores internos distintos de los aranceles de importación, como la eficiencia de las cadenas de valor nacionales, los reglamentos nacionales, la calidad institucional y la estructura del mercado que determina la naturaleza de la competencia entre productores, comerciantes, elaboradores de alimentos y minoristas. En estudios recientes se sugiere que, en promedio, los aranceles de importación pueden tener un efecto relativamente modesto en los precios relativos de diferentes alimentos y que los aranceles de importación pueden contribuir en forma mínima a los precios de los alimentos a nivel minorista145, 146.
Un análisis llevado a cabo para el presente informe muestra que, a escala mundial, la reducción de los aranceles de importación se asocia generalmente con precios de los alimentos al por menor más bajos en relación con las calorías que aportan y ajustados en función del poder adquisitivo (Figura 3.13)147. Al visualizar la distribución de los precios de 547 productos alimenticios en 170 países, procedentes del Programa de Comparación Internacional del Banco Mundial, se observa que los alimentos suelen ser más caros en los países donde se aplican niveles de aranceles elevados a los productos agrícolas primarios que en los países con aranceles relativamente más bajosz, aa.
Figura 3.13Distribución de los precios de los alimentos por nivel arancelario promedio, 2017
La apertura de los mercados, tal como se aprecia en los aranceles de importación más bajos, puede, en promedio, disminuir el nivel de precios de los alimentos y mejorar el acceso a los alimentos. Sin embargo, este efecto medio puede ocultar distintos efectos en diferentes alimentos y entre los exportadores netos o importadores netos. A raíz de la diversidad de factores y canales que, en parte, se contrarrestan y afectan a la relación entre la apertura de los mercados y los precios de los alimentos, las previsiones especiales sobre los efectos que tienen los cambios de las políticas comerciales en los precios de determinados alimentos son difíciles de realizar y requerirían un marco específico para el análisis de hipótesis.
El comercio y el costo de las cestas de alimentos de las dietas saludables
Aunque el efecto medio de los obstáculos al comercio en los precios de los alimentos resulta evidente, existe preocupación acerca de que la apertura al comercio pueda disminuir desproporcionadamente los precios de alimentos que favorecen menos las dietas saludables, provocando el desplazamiento de alimentos locales de mayor calidad con repercusiones negativas para la nutrición148, 149, 150. En un análisis realizado para el presente informe, en el que los alimentos se clasificaron en función del indicador relativo al costo y asequibilidad de una dieta saludable (CoAHD, por sus siglas en inglés)151, se evaluó si los precios más bajos registrados en los países que aplican menores aranceles de importación obedecen a los bajos niveles de precios de los alimentos de alta densidad energética y mínimo valor nutricional152.
Desde 2020, la FAO ha publicado el CoAHD a fin de reflejar el acceso físico y económico a los alimentos menos costosos para satisfacer las necesidades de una dieta saludable, tal como se definen en las guías alimentarias basadas en alimentos (véase Recuadro 3.3). Para cada país, sobre la base de 422 alimentos que forman parte de una “cesta de dietas saludables”, el indicador CoAHD está compuesto por 11 productos alimenticios menos costosos de seis categorías de alimentos, a saber, alimentos básicos; alimentos de origen animal; legumbres, nueces y semillas; hortalizas; frutas; y grasas y aceites153.
Al diferenciar entre los alimentos que se incluyen en cestas de dietas saludables y los que no, el análisis señala que, en casi toda la distribución de precios, los aranceles de importación más altos están vinculados a precios más elevados, independientemente de si los alimentos están o no incluidos en la cesta de dietas saludables (Figura 3.14). Esto sugiere que la liberalización del comercio y la apertura de los mercados no tienen un efecto desproporcionado en los alimentos de alta densidad energética y mínimo valor nutricional, en promedio, considerando todos los productos alimenticios y países estudiados.
Figura 3.14Distribución de los precios de los alimentos según su inclusión en las cestas de dietas saludables, por nivel arancelario promedio, 2017
Los efectos del nivel arancelario promedio en determinados alimentos pueden variar ampliamente. Por ejemplo, aproximadamente el 50 % de los alimentos más baratos incluidos en la cesta de dietas saludables (los que se utilizan para calcular el CoAHD) son de origen nacional y posiblemente no son objeto de un comercio intenso, lo que limita aún más el potencial de la liberalización del comercio para influir significativamente en los precios154. Al mismo tiempo, los alimentos que se comercializan pueden, dependiendo de muchos factores, responder a los cambios en los obstáculos al comercio (véase la Parte 4 relativa al efecto de los acuerdos comerciales en la demanda de importación de diferentes alimentos).