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Sharqia (Egipto). Aproximadamente una tercera parte de todos los alimentos destinados al consumo humano se pierde o se desperdicia.
© FAO/Heba Khamis

La paradoja del hambre y la pérdida y el desperdicio de alimentos

La pérdida y el desperdicio de alimentos contrastan trágicamente con el hambre y la malnutrición generalizadas

Algunos datos y cifras:

  • Alrededor de un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o se desperdicia entre la elaboración, el almacenamiento, el transporte, la distribución y el consumo.
  • Si la pérdida y el desperdicio de alimentos fueran un país, serían la tercera fuente de emisiones de GEI en el mundo.
  • La falta de infraestructura, las instalaciones de almacenamiento inadecuadas y el transporte inapropiado (por ejemplo, la ausencia de almacenamiento frigorífico) son las principales causas de las pérdidas sufridas después de las cosechas.
  • Numerosos países carecen de acceso a la energía, lo que se traduce en mayores pérdidas de alimentos, una capacidad limitada para elaborarlos y limitaciones para los agricultores que tratan de aumentar sus ingresos.
  • La malnutrición afecta a una de cada tres personas en el mundo, manifestándose a través de diversas formas, como el hambre crónica, la carencia de micronutrientes, el retraso del crecimiento infantil, y el sobrepeso y la obesidad en adultos.
  • Además del costo en términos de sufrimiento humano, se calcula que las repercusiones de la malnutrición en todas sus formas cuestan a la economía mundial 3,5 billones de dólares al año.

Prevención de la pérdida y el desperdicio de alimentos

Dado que los residuos domésticos son la mayor fuente de desperdicio de alimentos en todo el mundo, es fundamental sensibilizar al público e impulsar el cambio de comportamiento de los consumidores. La FAO forma parte de la coalición “La comida no es nunca un desperdicio”, mediante la cual se anima a los países a intercambiar experiencias y proponer nuevas soluciones para reducir este fenómeno.

Iniciativa ciudades verdes de la FAO

En los mercados de Nairobi, suelen abandonarse las frutas y hortalizas que quedan sin vender o están deterioradas o en descomposición. Esto hace que se contaminan las calles y que los sistemas de recogida de desperdicios se sobrecarguen. Las estimaciones sugieren que en Kenya se pierde hasta el 40 % de los alimentos desde que salen de la explotación y los compran los consumidores, lo que a su vez contribuye a la inseguridad alimentaria.

Para hacer frente a este fenómeno, en el marco de la Iniciativa ciudades verdes de la FAO puesta en marcha en 2020, la Autoridad Nacional de Gestión del Medio Ambiente de Kenya ha capacitado a 100 operadores del mercado en gestión de desechos, es decir, en técnicas de compostaje y en el uso de digestores de biogás para convertir los desperdicios de alimentos en combustible.

El personal de la Iniciativa, dirigida a ciudades de todos los tamaños, colabora estrechamente con los alcaldes y las autoridades locales, y proporciona orientación técnica y capacitación para mejorar el medio ambiente urbano y periurbano. La FAO prevé que hasta 1 000 ciudades se unirán a la iniciativa de aquí a 2030.

Iniciativa mundial sobre residuos
“50 para 2050”

La FAO ha prestado apoyo a la Presidencia de la COP 27 en la iniciativa mundial sobre residuos “50 para 2050”, una coalición integral cuya finalidad es tratar y reciclar al menos el 50 % de los residuos sólidos producidos en África para mediados de siglo y, en particular, reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos.

La FAO ha instado por separado a gobiernos, empresas, instituciones y particulares a que se comprometan a armonizar sus programas de acción, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos para 2030 y disminuir las pérdidas de alimentos en al menos un 25 %.

Mejora de la salud y la nutrición

Se ha calculado que invertir 1 dólar en nutrición supone un rendimiento de 16 dólares, ya que se fortalece nuestro sistema inmunitario, se reduce el riesgo de enfermedades crónicas, se mejora la productividad y, en términos más generales, se aumenta nuestra capacidad de sustentar sociedades dinámicas en lo económico y de hacer crecer el PIB.

El cambio climático afecta al acceso a alimentos nutritivos, ya que supone una gran presión sobre recursos naturales como el agua y el suelo, necesarios para producir alimentos y para las dietas saludables. También reduce el rendimiento de los cultivos, así como su nivel de nutrientes. Paralelamente, la mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos aumenta la pérdida de alimentos y afecta a la estabilidad de los precios, lo que limita más todavía el acceso a dietas saludables, en especial de las personas más vulnerables.

La bioeconomía, que es una prioridad estratégica de la FAO, permite hacer frente a desafíos sociales como la seguridad alimentaria y nutricional, la pérdida y el desperdicio de alimentos y la dependencia de los combustibles fósiles. La bioeconomía es una economía basada en la utilización sostenible y circular y en la conservación de los recursos biológicos y sus procesos. Estos recursos y procesos proporcionan alimentos, piensos y productos y servicios biológicos, y tienen un gran potencial para fomentar la resiliencia al cambio climático.

La bioeconomía abarca las biotecnologías y las bioinnovaciones para sacar el máximo partido de la biomasa, también mediante la fabricación de plásticos y textiles biológicos a partir de residuos agrícolas. Aunque los bioplásticos deberían considerarse en cada contexto específico, pueden resultar una inversión positiva al crear puestos de trabajo, ayudar a que las comunidades sean autosuficientes y reducir el efecto en el carbono que tienen los productos envasados.

La FAO facilita orientación normativa y apoyo técnico a los encargados de establecer y aplicar estrategias, planes de acción y programas nacionales y regionales con los que desarrollar una bioeconomía sostenible y circular, en consonancia con los ODS, el Acuerdo de París y otros compromisos ambientales multilaterales.

Promoción de dietas saludables

La FAO presta apoyo a sus Miembros con el fin de erradicar todas las formas de malnutrición, promover dietas saludables y prevenir las enfermedades crónicas. Las guías dietéticas basadas en los alimentos de la FAO facilitan recomendaciones específicas para cada país sobre lo que constituye una dieta saludable. Las directrices, que se sustentan en pruebas científicas, han impulsado la creación de un repositorio mundial de estas guías alimentarias.

Las guías alimentarias basadas en alimentos contienen consejos sobre alimentos, grupos de alimentos y patrones dietéticos, y a veces sobre factores como la forma de comer (las comidas familiares, la convivencia) y la inocuidad de los alimentos. La FAO trabaja con expertos y asociados desde 2019 para actualizar la metodología a fin de elaborar las guías alimentarias basadas en los alimentos y de aplicarlas. La nueva metodología de estas guías se basa, como su nombre sugiere, en un abordaje de los sistemas alimentarios, que considera diversos aspectos de la sostenibilidad además de la salud y la nutrición.

INITIATIVE ON CLIMATEACTION AND NUTRITION(I-CAN)

Las guías alimentarias basadas en alimentos pueden utilizarse para orientar las políticas de los distintos sistemas agroalimentarios. Las políticas relacionadas con la agricultura incluyen las subvenciones, la promoción de determinados cultivos o la inversión en cultivos específicos; entre las políticas relativas al entorno alimentario cabe destacar la restricción o promoción de alimentos específicos.

Las guías alimentarias basadas en los alimentos también sientan las bases de los programas que respaldan las dietas saludables provenientes de sistemas agroalimentarios sostenibles en favor de personas saludables y de un planeta saludable. Para impulsar los procesos transformadores que podrían hacer realidad estos objetivos, la Presidencia de la COP 27 formuló la Iniciativa sobre acción por el clima y nutrición (I-CAN) en colaboración con la FAO, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos de las Naciones Unidas y asociados, como la Alianza mundial para mejorar la nutrición.

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