La recopilación y el uso de los datos adecuados hacen mucho más eficaz la tarea de mejorar la nutrición mediante dietas saludables. Los datos sobre la composición de los alimentos — información sobre los nutrientes que contienen— nos ayudan a evaluar si las dietas son adecuadas, uno de los cuatro principios básicos de una alimentación saludable. Los datos sobre el consumo de alimentos —o lo que come cada persona— son especialmente importantes en el caso de las personas más vulnerables a la malnutrición: las adolescentes, las mujeres embarazadas y lactantes, y los niños pequeños. Reunir los datos de consumo y composición es vital para identificar las lagunas y las oportunidades de actuar eficazmente para mejorar la nutrición. Estos datos deberían servir de base para tomar decisiones sobre la mejor manera de asignar unos recursos limitados y elaborar políticas y programas para aumentar el acceso y el consumo de alimentos nutritivos.
Una vez alcanzado el consenso sobre los principios básicos de las dietas saludables, el mundo necesita indicadores para medir hasta qué punto se respetan estos principios: en otras palabras, una forma de saber hasta qué extremo es saludable una dieta determinada. La FAO, la OMS y el UNICEF han aunado fuerzas para lanzar la Iniciativa de seguimiento de dietas saludables. El objetivo de la iniciativa es llegar a un consenso sobre la mejor forma de medir las dietas saludables y promover luego la aplicación a gran escala de métodos e indicadores con las partes interesadas a nivel mundial y nacional. Para ello, en 2024, la FAO, el UNICEF y otros organismos prestaron apoyo técnico a Bangladesh, el Brasil, Malawi y Suiza para solicitar que la diversidad alimentaria —el único principio básico de una dieta saludable para el que disponemos de un indicador validado y datos abundantes— se incluya como indicador del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2, que pide poner fin al hambre y a todas las formas de malnutrición.
Aunque en muchos países se recopilan cada vez más datos sobre el consumo de alimentos, estos datos suelen mantenerse confidenciales, lo que limita su potencial para influir en las políticas y los programas. Dada la variedad de métodos e indicadores utilizados para recopilar dichos datos, consolidar y compartir los datos de diversas ubicaciones geográficas y momentos en el tiempo no es sencillo.
La herramienta global FAO/OMS para la divulgación de datos sobre el consumo individual de alimentos es una plataforma de acceso libre que contiene datos cuantitativos individuales sobre el consumo de alimentos en docenas de países. La plataforma es un repositorio en expansión, cuyo objetivo es proporcionar datos armonizados (es decir, comparables entre países y períodos) y suministrar las mejores prácticas de recopilación de datos a los responsables de las políticas y a los investigadores.
Incluso cuando los datos sobre la dieta están fácilmente disponibles, los responsables de las políticas a menudo desconocen su existencia o su uso práctico. Para remediar esta situación, la FAO ha creado el primer sitio centralizado para compartir estadísticas pertinentes sobre todas las formas de datos alimentarios. El dominio “Alimentación y dietas” de FAOSTAT proporciona cifras sólidas, que incluyen la ingesta de nutrientes y la diversidad de la dieta de tres fuentes que reflejan datos a nivel nacional, familiar e individual. A través de este dominio, los usuarios pueden evaluar rápidamente qué datos están disponibles en su contexto, y obtener orientación específica sobre los puntos fuertes y las limitaciones de estos diversos tipos de datos para varios fines relacionados con la toma de decisiones. Los datos disponibles a nivel de hogares e individuos están desglosados por sexo, edad, situación rural/urbana y nivel de ingresos, lo que permite a los responsables de las políticas abordar las lagunas nutricionales específicas y dirigir las intervenciones en los sistemas agroalimentarios a poblaciones concretas.
Las mayores necesidades alimentarias intrínsecas, las normas sociales, las desigualdades estructurales y las exigencias del embarazo y la lactancia hacen que las mujeres en edad reproductiva sean vulnerables desde el punto de vista nutricional. En los países de ingresos medianos y bajos, sus dietas, frecuentemente dominadas por alimentos básicos, suelen ser pobres en vitaminas y minerales, con repercusiones no deseadas para la salud. A su vez, la escasa diversidad de la dieta pone en peligro la suficiencia de nutrientes y, por consiguiente, dos de los cuatro principios básicos de las dietas saludables. Por lo tanto, medir la diversidad de la dieta ha sido reconocido como una prioridad. Tras una década de trabajo de la FAO y sus asociados, un indicador a tal efecto, la diversidad alimentaria mínima en mujeres, es fácil de usar y versátil, y se puede incorporar fácilmente en encuestas nacionales a gran escala, evaluaciones de impacto e investigación. Muchas organizaciones y países utilizan ahora este indicador como medida del efecto de las medidas para mejorar las dietas.
“Se necesitan estadísticas sólidas sobre la disponibilidad de alimentos y nutrientes, y el consumo de alimentos y nutrientes a nivel familiar e individual, para ayudar a desarrollar políticas y programas que permitan dietas saludables para todos”.
Lynnette Neufeld, Directora de la División de Alimentación y Nutrición de la FAO
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FAO. 2024. La búsqueda de dietas saludables: La labor de la FAO para garantizar una mejor nutrición. Roma. https://doi.org/10.4060/cd1587es
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ISBN 978-92-5-139124-2
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