Prólogo
La consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 exige un plan integral que busque erradicar el hambre y la malnutrición al tiempo que se construyen sociedades más justas, equitativas y sostenibles.
En los últimos dos años, América Latina y el Caribe ha mostrado signos de mejora en las políticas de protección social existentes, junto con una recuperación económica y reducción de la pobreza. Estos avances han contribuido, en varios países de la región, a disminuir la prevalencia del hambre y la inseguridad alimentaria. Sin embargo, el hambre sigue siendo un reto importante, con cifras superiores a las observadas antes de la pandemia de COVID-19, lo que evidencia el largo camino que queda por recorrer.
Este informe destaca las diferencias sustanciales que persisten al abordar este desafío en la región. Mientras Sudamérica ha progresado en la reducción del hambre, Mesoamérica permanece sin cambios significativos, y el Caribe presenta la mayor prevalencia de hambre de la región. Esta situación puede atribuirse, en parte, a la alta vulnerabilidad climática, la necesidad de fortalecer la resiliencia de los sistemas agroalimentarios y la dependencia de importaciones de alimentos. El informe también revela que las desigualdades estructurales en la inseguridad alimentaria afectan de manera más pronunciada a las mujeres y poblaciones rurales en toda la región.
El escenario actual es complejo. Los países enfrentan conflictos, crisis económicas, desigualdades sociales y dificultades para el acceso y la asequibilidad a dietas saludables, lo que agrava el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición. Además, la variabilidad del clima y los fenómenos meteorológicos extremos impactan especialmente a los grupos más vulnerables: niños, niñas, y adolescentes, mujeres, comunidades indígenas y personas que viven en zonas rurales.
A nivel global, seis de los nueve límites planetarios que regulan la estabilidad y habitabilidad de la Tierra han sido sobrepasados, lo que significa que la variabilidad del clima y los fenómenos climáticos extremos se producirán con mayor frecuencia e intensidad. Esta imprevisibilidad aumenta el riesgo para los sistemas agroalimentarios, y nuestra región no es una excepción.
Por ello, la edición de 2024 del Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición para América Latina y el Caribe, analiza la relación entre la variabilidad del clima y los fenómenos climáticos extremos y los problemas de hambre, inseguridad alimentaria y malnutrición. El informe destaca que esta región es la segunda más expuesta a los fenómenos climáticos extremos, sólo superada por Asia.
Según el informe, el 74 % de los países de la región presentan alta exposición a fenómenos climáticos extremos, los cuales se producen con gran frecuencia e intensidad. Además, el 59 % de los países se consideran vulnerables a estos fenómenos, pues tienen mayor probabilidad de que su producción, sus importaciones de cereales o la prevalencia de la subalimentación se vean afectados negativamente por los fenómenos climáticos extremos. Estos eventos debilitan aún más los sistemas agroalimentarios, intensifican la inseguridad alimentaria y aumentan el riesgo de malnutrición, especialmente entre los más vulnerables, al impactar la disponibilidad de alimentos, los precios y el acceso a dietas saludables.
Es importante señalar que esta situación ocurre en un contexto preocupante: el estancamiento en la reducción del retraso del crecimiento en niños y niñas menores de 5 años desde la pandemia de COVID-19, el incremento del sobrepeso en niños y niñas de esta edad, el aumento de las tasas de obesidad en adultos, y el costo más elevado del mundo a una dieta saludable.
La variabilidad del clima y los fenómenos climáticos extremos exigen atención prioritaria de los gobiernos para asegurar que la reducción de la prevalencia del hambre y la inseguridad alimentaria continúe su tendencia descendente en toda la región hacia 2030.
Esta edición del Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición 2024 para América Latina y el Caribe, ofrece datos, evidencia y recomendaciones para apoyar una cooperación regional más efectiva, impulsar la implementación del Plan para la seguridad alimentaria, nutrición y erradicación del hambre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) 2030, y contribuir al desarrollo de la Alianza contra el Hambre y la Pobreza del G20. Este informe busca ayudar a los Estados Miembros, la sociedad civil, la academia y el sector privado a implementar medidas necesarias para reducir el impacto de los riesgos climáticos. La transformación de los sistemas agroalimentarios contribuirá al cumplimiento del ODS 2 (Hambre cero) y a la eliminación de la malnutrición en todas sus formas.
Mario Lubetkin | Jarbas Barbosa | Lola Castro |
Karin Hulshof | Rossana Polastri |