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ÁFRICA. Colorido mercado de frutas local.
©Shutterstock.com/D.Cz.

El estado de los mercados de productos básicos agrícolas 2022

Parte 4 EL ENTORNO DE LAS POLÍTICAS COMERCIALES AGRÍCOLAS

MENSAJES PRINCIPALES
  • El actual entorno de políticas comerciales relativo a la alimentación y la agricultura, definido por la OMC, ha desalentado las prácticas injustas, ha reducido la incertidumbre y ha facilitado la coordinación entre los países. El marco multilateral también ofrece una base para los ACR. Tanto la liberalización multilateral como la regional han contribuido al crecimiento del comercio mundial.
  • Se están elaborando ACR más profundos y amplios, que abordan tanto el acceso a los mercados como la convergencia de los reglamentos e incluyen la alimentación y la agricultura. Esto ha suscitado preocupación acerca de la posibilidad de que la cooperación multilateral se esté debilitando.
  • Los ACR generan beneficios, entre otras cosas, mediante la promoción de las cadenas de valor. Sin embargo, los países de ingresos bajos, que tienen una capacidad limitada para negociar y aplicar disposiciones comerciales complejas, pueden quedar excluidos del proceso de integración comercial. La reforma comercial multilateral da lugar a mayores beneficios de manera global y es la forma más eficiente de promover el acceso a los mercados y el crecimiento económico para todos.
  • Las externalidades ambientales de carácter local generadas por el comercio pueden abordarse mediante políticas comerciales complementadas con regulación nacional. Cuando dichas externalidades tengan un alcance mundial, como las emisiones de GEI, tomar medidas unilaterales, o aun regionales, no será efectivo. Solo mediante acuerdos multilaterales puede hacerse frente eficazmente a las externalidades ambientales de carácter mundial, por difíciles que sean de negociar y aplicar. Las reglas comerciales pueden ayudar a ampliar el alcance de las políticas que tienen en cuenta los costos sociales de esas externalidades.

El panorama de la política comercial en la alimentación y la agricultura

El mundo comenzó a globalizarse más en la segunda mitad del siglo XX, con un número cada vez mayor de países de ingresos medios y bajos que participaban en los mercados mundiales. Desde la década de 1950, los miembros del GATT y la OMC han establecido más vínculos comerciales y han logrado una interconexión más estrecha que los que no son miembrosav, 250, 251. Se han observado tendencias similares en lo que respecta al comercio alimentario y agrícola (véase la Parte 1).

Al mismo tiempo, la estructura de la red mundial de comercio alimentario y agrícola ahora está más descentralizada, y el comercio dentro de los bloques regionales ha aumentado más que entre estos bloques. Esta geografía del comercio está conformada por la ventaja comparativa, las políticas comerciales y los costos comerciales (véase la Parte 2). En general, los procesos de la globalización y la regionalización han evolucionado de forma paralela, complementándose mutuamente. Mientras que los países se reúnen en el marco del GATT y la OMC para negociar las reglas comerciales mundiales, estas reglas suelen complementarse y profundizarse en los ACR.

Negociaciones multilaterales en el marco del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio y la Organización Mundial del Comercio

Establecido en 1947, el GATT tenía como finalidad fomentar el comercio reduciendo los obstáculos al mismo, suprimiendo las políticas comerciales discriminatorias que habían prevalecido desde la Primera Guerra Mundial y estableciendo un marco internacional ordenado y transparente en beneficio del crecimiento y el desarrollo mundiales252. Este sistema comercial de la posguerra fomentó el comercio y un rápido crecimiento económico principalmente en los países industrializados. Las reglas del GATT se aplicaban a la agricultura, pero contenían importantes lagunas que daban lugar a la aplicación de cupos de importación y subvenciones a la exportación, medidas que normalmente no estaban permitidas para las manufacturas253. A medida que los países más ricos protegían y subvencionaban sus sectores agrícolas, los mercados agrícolas mundiales comenzaron a verse muy distorsionados, lo que frustraba las posibilidades comerciales de los productores que trabajaban a bajo costo en el mundo en desarrollo. Hubo que esperar a que tuvieran lugar las negociaciones de la Ronda Uruguay (1986-1994), que el GATT se plasmara en la OMC y que el Acuerdo sobre la Agricultura de la OMC entrara en vigor en enero de 1995 para que se incluyera explícitamente al comercio agrícola en el proceso de liberalización del comercio.

En el marco del GATT y la OMC se estableció un foro para que los países se reunieran periódicamente, resolvieran diferencias y llevaran un seguimiento de los cambios en las políticas que afectaban al comercio254. Una de las reglas más fundamentales de la OMC, el principio de no discriminación, dio lugar a que los mercados mundiales estuvieran menos distorsionadosaw. Los datos sobre los efectos de la adhesión al GATT y la OMC en el comercio de mercancías son contradictorios y, en lo que respecta al comercio alimentario y agrícola, son escasosax. Un estudio sugiere que es posible que el GATT y la OMC hayan duplicado el comercio agrícola de sus miembros en el período comprendido entre 1980 y 2004. Si bien los aranceles de importación en los ámbitos de la alimentación y la agricultura no se redujeron tanto como los de otros sectores (véase en la Parte 2 la Figura 2.4), los límites a las subvenciones agrícolas y la coordinación que ofrecía el marco de la OMC redujeron la incertidumbre y pueden haber contribuido a la expansión del comercio255.

El marco de la OMC también promueve la competencia desalentando las prácticas desleales, como las subvenciones a la exportación y el dumping de productos por debajo del valor normal para ganar cuotas de mercado. Fomenta la previsibilidad a través de mecanismos vinculantes y de transparencia, apoya a los países menos adelantados estableciendo para ellos disposiciones más flexibles y períodos de transición para adaptarse a las mismas y, en el caso del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, contempla la prestación de apoyo práctico para su aplicación y ayuda a reducir los costos comerciales256.

Mientras que el GATT se ocupaba principalmente de mejorar el acceso a los mercados mediante la reducción de los obstáculos al comercio, la OMC amplió y profundizó su alcance para incluir las políticas internas (“dentro de las fronteras”), como la reglamentación y los derechos de propiedad intelectual, en el proceso de reforma257. En el Acuerdo sobre la Agricultura, en particular, se incluyen disposiciones sobre el acceso a los mercados, la ayuda interna, la competencia de las exportaciones y otras reglas, como las relativas a las prohibiciones y las restricciones a la exportación, y se considera explícitamente el tratamiento especial y diferenciado de los países en desarrollo. Los acuerdos de la OMC permiten que los miembros adopten medidas para proteger no solo la salud pública, animal y vegetal, sino también el medio ambiente (véase la Parte 3).

Las políticas reglamentarias no solo deben ser no discriminatorias, sino que también deben ser transparentes y no deben restringir el comercio innecesariamente. Los reglamentos relativos a las MNA en virtud del Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio y el Acuerdo sobre la aplicación de medidas sanitarias y fitosanitarias, muchos de los cuales se aplican a los productos alimentarios y agrícolas, tienen que ir acompañados de datos científicos (en el caso de las MSF) y deberían seguir buenas prácticas reglamentarias. Para garantizar que los reglamentos no creen obstáculos innecesarios al comercio, lo ideal es que se basen en normas internacionales258, 259.

Aunque los acuerdos de la OMC, incluido el Acuerdo sobre la Agricultura, han conseguido fomentar el comercio haciéndolo más libre, justo y predecible, no se han logrado muchos más avances en la mejora de estas reglas. La última ronda de negociaciones multilaterales, la Ronda de Doha, que se puso en marcha en 2001, se estancó a finales de la primera década del siglo XXI por muchos motivos, entre ellos la divergencia de opiniones entre los miembros que participaban en las negociaciones acerca de cuestiones relacionadas con la agricultura (véase el Recuadro 4.1)260, 261.

RECUADRO 4.1La economía política de la protección de la alimentación y la agricultura

Si bien los gobiernos protegen la agricultura por diversos motivos, garantizar la seguridad alimentaria y mantener un nivel de ingresos agrícolas que siga el ritmo de las tendencias de los ingresos en otros sectores económicos hace que la política comercial agrícola y la ayuda interna sean temas extremadamente delicados. La posición de la agricultura en la transformación estructural de un país —es decir, la reasignación de las actividades económicas de la agricultura a la industria y los servicios que promueve el crecimiento económico— también determina la demanda y la prestación de servicios de protección en las diferentes fases del proceso de desarrollo.

En la vía de la transformación estructural, la importancia relativa de la agricultura disminuye a medida que crece la economía. El aumento de la productividad agrícola per cápita supone que un número menor de personas puede producir más alimentos. Los trabajadores, en busca de mejores oportunidades económicas, se desplazan de la agricultura a los sectores no agrícolas de la economía que muestran un crecimiento acelerado, como la industria manufacturera y los servicios, y la proporción del empleo total que corresponde a la agricultura disminuye. A medida que la sociedad va urbanizándose y las personas van acumulando riqueza, crece su consumo de productos elaborados y servicios y aumenta, aunque a un ritmo menor, la demanda de alimentos. Esto hace que disminuya la proporción del PIB que corresponde a la agricultura. Al final del proceso de transformación, la agricultura representa una pequeña proporción de la economía y su productividad per cápita se asemeja a la de otros sectores.

Para los países de ingresos altos de hoy en día, la transformación estructural duró más de 100 años. Para otros países, como la República de Corea, la transformación de una economía basada en la agricultura a otra basada en la industria y los servicios llevó mucho menos tiempo343. Los economistas sugieren que la protección de la agricultura no es eficiente y que puede obstaculizar la transformación estructural en las economías de rápido crecimiento con sectores no agrícolas caracterizados por una ventaja comparativa. En efecto, de acuerdo con los datos, el libre comercio contribuyó en el siglo XIX a la transformación estructural del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, como se lo conocía entonces, ya que las importaciones de alimentos más baratos facilitaron la migración del campo a la ciudad. Entre 1965 y 2015, la República de Corea pudo transformar su economía también gracias a las importaciones de alimentos. Si el país no hubiera protegido su sector agrícola, el mayor nivel de importaciones de alimentos habría acelerado aún más su transformación estructural344.

Sin embargo, cuando los sectores no agrícolas de la economía no crecen con rapidez, la transformación estructural puede empeorar la distribución de los ingresos entre las economías rurales y urbanas, especialmente cuando la migración del campo a la ciudad va quedando rezagada. El crecimiento relativamente lento de los ingresos agrícolas durante el proceso de transformación estructural genera grandes retos sociales para los encargados de la formulación de políticas. Aunque la pobreza absoluta disminuye a medida que crece la economía, la brecha cada vez mayor entre los ingresos rurales y los urbanos provoca tensiones políticas. En algunos casos puede aumentar la pobreza, sobre todo cuando la economía crece lentamente y las personas tienen dificultades para abandonar la agricultura.

La solución sería aumentar las inversiones, promover la educación e introducir medidas para que los mercados laborales funcionen bien y ayuden a las personas a desplazarse de la agricultura a otros sectores económicos. No obstante, esto lleva tiempo e, históricamente, la respuesta a estos retos ha sido proteger al sector agrícola de la competencia internacional y apoyar los ingresos agrícolas345. Por ejemplo, en los Estados Unidos de América, la integración de la agricultura en la economía no agrícola no terminó de completarse hasta la década de 1980346. En efecto, las políticas comerciales, cuando se analizan en el contexto de la transformación estructural, pueden considerarse el resultado de un proceso político que establece un equilibrio entre las preferencias de distintos grupos sociales.

Hoy en día, a medida que los países en desarrollo avanzan en sus vías de transformación estructural, y dependiendo de la diferencia de ingresos entre sus medios rural y urbano, el tamaño de su sector agrícola, la pobreza y las consideraciones en materia de seguridad alimentaria, aumenta la demanda de proteger la agricultura y apoyar a los agricultores. En este contexto, es difícil abordar la distribución desigual de los ingresos entre las zonas urbanas y rurales y garantizar la seguridad alimentaria a través de apoyo interno y políticas comerciales. Por ejemplo, el uso que algunos países en desarrollo hacen de los precios administrados para la constitución de existencias públicas de alimentos con fines de seguridad alimentaria se ha convertido en una cuestión polémica.

Mientras que algunos países sostienen que recurrir a precios administrados distorsiona el comercio y, por tanto, debería definirse como tal en consonancia con las reglas de la OMC, otros, especialmente los que ejecutan programas de ayuda alimentaria de gran envergadura, consideran que las disciplinas de la OMC restringen el conjunto de instrumentos de política del que disponen para proporcionar bienes públicos y llevar a cabo una redistribución de los ingresos347, 348.

Las preferencias sociales van cambiando en la vía del desarrollo y también lo hace la demanda de políticas. Los encargados de la formulación de políticas se enfrentan a la necesidad de encontrar soluciones para equilibrar esas preferencias, alcanzar múltiples objetivos y abordar los retos mundiales. Hoy en día, la mayoría de las personas son cada vez más conscientes de la conectividad entre las economías, el medio ambiente y el bienestar social, y conceden gran importancia a los efectos directos de la globalización. Como sucede con todas las actividades económicas, con el comercio habrá quien salga ganando y quien salga perdiendo, lo cual puede tener repercusiones importantes. También pueden generarse externalidades ambientales o sociales negativas. En el ámbito de la alimentación y la agricultura, aunque con las políticas comerciales y la ayuda interna se haga frente a un amplio abanico de objetivos, fundamentalmente económicos, también se considera que son herramientas para lograr beneficios ambientales349 o dietas más saludables350.

Las deliberaciones actuales sobre la adaptación de la ayuda agrícola y las políticas comerciales aportan una dimensión adicional al debate sobre cómo aprovechar los mercados mundiales para contribuir al desarrollo sostenible. No obstante, es posible que utilizar únicamente el actual conjunto de instrumentos de política comercial resulte costoso e insuficiente para alcanzar todas las metas de sostenibilidad, especialmente cuando la política comercial no afecta directamente a la fuente de las externalidades. Desafíos como la mitigación del cambio climático o la mejora de la nutrición deberían abordarse mediante políticas específicas que actúen en el margen correspondiente, esto es, mediante políticas que influyan directamente en las decisiones que toman los productores y los consumidores351.

Los miembros de la OMC acordaron que eliminarían las subvenciones a la exportación de productos agrícolas en la Conferencia Ministerial celebrada en Nairobi en 2015 y establecieron el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, que entró en vigor en febrero de 2017. Sin embargo, varias esferas relacionadas con la agricultura, como el acceso a los mercados, el tratamiento de la constitución de existencias públicas de alimentos y las ayudas nacionales a la agricultura, siguen siendo objeto de debate. El tamaño y la diversidad de la OMC —que abarca la mayor parte de los países del mundo—, sumados a los desplazamientos del poder económico de sus miembros, han generado dificultades para alcanzar un consenso, especialmente a medida que las cuestiones que se han ido planteando en la mesa de negociación se han vuelto más complejas, como las preocupaciones relacionadas con los efectos del comercio en la sostenibilidad ambiental y social, por ejemplo262, 263.

La proliferación de acuerdos comerciales regionales

Con el estancamiento de las negociaciones comerciales multilaterales, los ACR han surgido aún con mayor rapidez264. Al limitar el número de países participantes y centrarse en sus intereses estratégicos, los ACR pueden ser más específicos y concertarse con más facilidad que las negociaciones multilaterales, en las que un gran número de países y opiniones divergentes dan lugar a una falta de consenso. Si bien la OMC ha adoptado algunas medidas importantes en aras de la convergencia de los reglamentos dentro de las fronteras, numerosos ACR contemplan niveles mucho más profundos de integración entre sus signatarios265, 266.

Si bien el número de ACR en vigor ha aumentado con rapidez (véase el Recuadro 1.2)267, al mismo tiempo, el promedio de esferas normativas con disposiciones (jurídicamente vinculantes) contenidas en los ACR también ha aumentado de forma constante, pasando de un promedio de unas ocho esferas normativas en la década de 1990 a más de 17 en el período comprendido entre 2010 y 2015268. El sector agrícola parece incluirse cada vez más en los ACR. En un estudio reciente en el que se analizaron 54 ACR se observó que gradualmente la agricultura iba recibiendo un trato similar al de otros sectores, aunque muchos acuerdos seguían excluyendo algunos productos agrícolas de disposiciones específicas269. En el ámbito de la agricultura, los ACR pueden facilitar una mayor integración al armonizar las MNA, incluidas las normas técnicas y de inocuidad alimentaria y los reglamentos internos, en esferas en las que las negociaciones multilaterales han avanzado poco debido a la gran divergencia de las preferencias entre los países de todo el mundo270. Sin embargo, los ACR no suelen abordar la ayuda interna a la agricultura (que podría distorsionar el comercio)271.

Los ACR, por definición, implican concesiones entre los signatarios, excluyendo a otros. Esto ha suscitado preocupación por la erosión del principio de no discriminación, uno de los principios más fundamentales del sistema multilateral de comercio de la OMCay, 272, 273. Los ACR dan preferencia a los miembros, lo que puede crear comercio entre los signatarios y desviar el comercio de los no signatarios. Esto, a su vez, puede dar lugar a resultados ineficientes o incluso a la fragmentación del comercio mundial en bloques competidores y, por tanto, obstaculizar la integración mundial274, 275.

Su proliferación y el hecho de que muchos ACR se solapen (véase un ejemplo de ello en el Recuadro 4.3) ha dado lugar a la afirmación de que los ACR también pueden ser la base para una reforma comercial multilateral. Sin embargo, este solapamiento puede plantear importantes dificultades para el cumplimiento y la transparencia debido a la multiplicidad de reglas en lo que respecta a aranceles, MNA y reglas de origenaz, 276, que pueden diferir en función del acuerdo, el socio comercial y el producto e incluso dar lugar a una incompatibilidad entre las normas reglamentarias de los distintos bloques comerciales, lo que aumenta los costos comerciales277, 278, 279, 280. La negociación y la aplicación de un ACR exigen recursos considerables, lo que podría estar fuera del alcance de muchos países281.

En los estudios realizados se han observado datos contradictorios sobre los efectos de los ACR en el comercio282, 283. En un estudio, basado en más de 60 acuerdos, sobre los efectos de los ACR en el comercio agrícola, se concluyó que el aumento del comercio entre los signatarios era mucho mayor en el sector agrícola en comparación con otros sectores. Los analistas lo atribuyeron a los mayores beneficios derivados de la liberalización debido a los niveles relativamente altos de protección de la agricultura antes de la entrada en vigor del ACR. También se constató que los efectos variaban en función de los acuerdos específicos y estaban sujetos a la duración de los períodos de introducción gradual de estos284.

Los efectos de los ACR en el comercio dependen de las disposiciones del acuerdo en cuestión y de las características de los países participantes285. Los acuerdos comerciales más recientes ya no hacen hincapié en el acceso a los mercados, sino que se centran en las cuestiones de reglamentación dentro de las fronteras, como la coordinación de las políticas nacionales en un sentido mucho más amplio286, 287. Muchos ACR persiguen una integración más profunda en el sentido de que van mucho más allá del somero programa tradicional de liberalización comercial. Estos acuerdos suelen ser mucho más complejos, ya que tienden a perseguir objetivos económicos y a añadir disposiciones dirigidas a lograr resultados en materia de sostenibilidad social y ambiental (véase la Parte 3)288,289.

Los datos sobre los efectos en el comercio de los ACR profundos son contradictorios. De un estudio se desprende que los acuerdos comerciales de mayor profundidad pueden crear más comercio y ser menos propensos a desviar el comercio que los acuerdos regionales tradicionales, debido a las mejoras introducidas en las políticas nacionales, como las políticas sobre la competencia y las instituciones, que revisten particular pertinencia en presencia de las cadenas de valor mundiales290.

De acuerdo con un análisis de los efectos que unos acuerdos comerciales más profundos tuvieron en un grupo de 96 países durante el período 2002-2014, el comercio de mercancías entre los signatarios puede aumentar hasta un 44 %, porcentaje mucho mayor al de un somero acuerdo comercial tradicional basado únicamente en aranceles preferenciales. Se ha constatado que la desviación del comercio que provocan los aranceles preferenciales se ve compensada por las modificaciones a los reglamentos de los países signatarios que intensifican la competencia y mejoran los procedimientos aduaneros, lo que también beneficia a los países no signatarios291, 292. Aunque tanto las disposiciones comerciales de los ACR que también forman parte del mandato de la OMC como las que mejoran la calidad institucional normalmente fomentan el comercio, esto no tiene por qué ser así en el caso de las disposiciones de mayor profundidad que van más allá del alcance de la OMC293. Asimismo, son motivo de preocupación las consecuencias para el bienestar de los intereses especiales y los grupos de presión que participan en las negociaciones de los ACR de mayor profundidad (Recuadro 4.2).

RECUADRO 4.2Los acuerdos comerciales profundos

Con la creación de la OMC en 1995 se redujeron los niveles arancelarios, se fomentó el comercio y se proporcionó un conjunto de reglas que configuraron el sistema comercial internacional. Junto con el proceso de liberalización, el número de ACR aumentó notablemente, lo que suscitó preocupación por el futuro del multilateralismo (véase en la Parte 1 el Recuadro 1.2 y la Figura 1.12). La liberalización del comercio se aceleró y la mayoría de los ACR se centraron en el acceso a los mercados y en la reducción de las tarifas de importación entre los signatarios. En aquella época, pocos acuerdos, como el TLCAN, firmado en 1994, iban más allá del acceso a los mercados e incluían cuestiones de carácter ambiental o laboral. Los acuerdos comerciales más recientes no se limitan al acceso a los mercados y tienen por objeto lograr una integración más profunda del comercio, centrándose en armonizar las MNA y los reglamentos nacionales.

Esta transición de acuerdos comerciales relativamente superficiales a otros más profundos responde a múltiples motivos. Los países pueden creer que se han agotado los beneficios derivados de los acuerdos comerciales tradicionales tras décadas de globalización progresiva. Cuando se trata de cadenas de valor mundiales importantes, adoptando acuerdos comerciales más profundos se pueden reducir los costos comerciales relacionados con el cumplimiento de múltiples normas diferentes. Otra consideración importante es el nivel cada vez mayor de concienciación de los consumidores acerca de los efectos de sus decisiones de compra sobre los países extranjeros. La creciente preocupación ambiental y social da lugar a normas ambientales y laborales estrictas para los productos nacionales, que estarían sometidos a la competencia extranjera de las importaciones procedentes de países con normas menos estrictas (véase la Parte 3). Los países pueden firmar acuerdos comerciales más profundos con objeto de facilitar reformas económicas nacionales352.

En los acuerdos comerciales más profundos se presta más atención a las MNA y, en general, se promueve la armonización de prácticas y procesos entre los signatarios, con la finalidad de reducir los costos comerciales353. Estos acuerdos se establecen “dentro de las fronteras” y promueven la cooperación en un amplio conjunto de esferas, como, por ejemplo, las relativas a las inversiones, la facilitación del comercio, las normas, la política en materia de competencia, las cuestiones ambientales y los derechos laborales. De este modo, amplían las disciplinas de la OMC o extienden su alcance más allá del conjunto de reglas de la OMC. En algunos acuerdos recientes se establecen instituciones que supervisan la coordinación de los organismos de reglamentación en los países signatarios, como el Foro de Cooperación en materia de Reglamentación del Acuerdo Económico y Comercial Global entre el Canadá y la Unión Europea (véase también la Parte 3). Debido a la influencia que ejercen en las políticas nacionales, los acuerdos comerciales más profundos han desencadenado una fuerte oposición popular en algunos casos; en un estudio reciente se examina la forma en que las perturbaciones derivadas de la globalización despertaron un sentimiento anticomercio e influyeron en las preferencias de los votantes contra la apertura de los mercados354.

Apenas existen datos sobre los efectos en el bienestar de los acuerdos comerciales más profundos en los ámbitos de la alimentación y la agricultura a escala mundial. No obstante, las consecuencias de dichos acuerdos para el bienestar son difíciles de medir. Es posible que muchos países de ingresos bajos no tengan la capacidad de participar en negociaciones complejas ni de reformar las políticas nacionales, elaborar instrumentos de aplicación o cumplir las normas reglamentarias de las economías desarrolladas.

El proceso de negociación de las MNA, como las normas, también es importante. En las negociaciones de los acuerdos comerciales superficiales que se centran en el acceso a los mercados se suele diluir la influencia de los intereses especiales, ya que los grupos de presión de los exportadores actúan como contrapesos de los grupos de presión que compiten con las importaciones, lo cual puede dar lugar a un aumento del bienestar. En el caso de los acuerdos comerciales de mayor profundidad, es preciso prestar mucha atención al grado de armonización de los intereses especiales de los distintos países signatarios. Cuando los acuerdos comerciales profundos promueven la convergencia de las normas para los productos, el resultado dependerá de si los intereses especiales de los países signatarios están armonizados o se contraponen. Por ejemplo, los intereses de la industria pueden estar armonizados en todos los países, ya que todas las empresas se beneficiarían con una menor reglamentación, lo que puede tener consecuencias negativas para el bienestar355, 356. De acuerdo con los analistas, en el contexto de las negociaciones de la Asociación Transatlántica sobre Comercio e Inversión (que concluyó sin llegar a un acuerdo), la participación de los grupos de interés especial fue muy diferente a su participación en los acuerdos comerciales tradicionales357.

La agricultura sigue siendo un sector polémico cuando de negociaciones comerciales se trata. Sus vínculos directos con la seguridad alimentaria, la inocuidad alimentaria y la salud y con la cultura y el patrimonio sirven para explicar el porqué de este hecho. Además de las implicaciones para los costos de producción, las diferencias en las normas para la alimentación y la agricultura también suscitan preocupación respecto de la calidad y la inocuidad alimentaria en los países importadores.

Por ejemplo, según un análisis de la información presentada para las consultas del Representante de los Estados Unidos de América para el Comercio realizadas en el contexto de las negociaciones para la Asociación Transatlántica sobre Comercio e Inversión, los intereses de la industria prácticamente no ofrecieron oposición a las negociaciones y únicamente se observaron contradicciones en el ámbito de la agricultura, donde los intereses empresariales no estaban armonizados358.

Las deliberaciones en curso sobre un acuerdo comercial entre los Estados Unidos de América y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte tras la salida de este último de la Unión Europea ilustran las opiniones divergentes sobre las normas en materia de alimentación y agricultura. Los productores y consumidores británicos expresaron su preocupación por la posibilidad de permitir importaciones de productos alimentarios y agrícolas procedentes de productores que deben cumplir reglamentos menos estrictos en los Estados Unidos de América. Estas preocupaciones guardan relación con los costos de producción, la calidad de los alimentos y la inocuidad alimentaria. Los productores estadounidenses, por su parte, perciben los reglamentos adicionales como una carga innecesaria e injustificable para sus procesos de producción359.

Antes del Brexit, la mayor parte de las necesidades británicas de importación de carne de cerdo y aves de corral estaban cubiertas por los miembros de la Unión Europea, y la posibilidad de abastecerse de aves de corral de los Estados Unidos de América para suplir el déficit de importaciones es un ejemplo de las preocupaciones de los productores y los consumidores. En los Estados Unidos de América es obligatorio que todos los productores traten a los pollos con enjuagues antimicrobianos, conocidos como tratamientos de reducción de patógenos, con el fin de eliminar los patógenos potencialmente nocivos. Existe la preocupación de que esta práctica sea un desincentivo para mantener estándares elevados a lo largo de la cadena de suministro, ya que se supone que el enjuague al final garantiza la inocuidad alimentaria. Esto, sumado a las economías de escala, puede reducir los costos de producción360. Aunque las importaciones de pollo de los Estados Unidos de América podrían tener efectos negativos en los ingresos de los agricultores, los consumidores británicos se beneficiarían con el pollo de menor precio. No obstante, los consumidores británicos perciben que el pollo importado de los Estados Unidos de América es de menor calidad y les preocupa consumir pollo tratado con enjuagues antimicrobianos. La práctica del enjuague antimicrobiano es segura, pero garantizar la inocuidad alimentaria a través de un único punto de control en la cadena de valor podría aumentar los riesgos en materia de inocuidad alimentaria a los que se exponen los consumidores si ese control llegara a fallar361.

El grado en que los gobiernos negocian acuerdos comerciales de amplio alcance y mayor profundidad parece guardar una relación positiva con su nivel de desarrollo económico, es decir, cuanto más rico sea un país, más profundos serán sus acuerdos comerciales. Los ACR también son más profundos cuando hay más miembros de la OMC que participan en el acuerdo, ya que las disposiciones contenidas en los ACR suelen basarse en las políticas vigentes de la OMC. Efectivamente, los miembros de la OMC parecen utilizar los ACR no para socavar o eludir las reglas, sino más bien para aprovechar las políticas de fomento del comercio integradas en el sistema multilateral294, 295.

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