- ➔ La calidad de la dieta es un eslabón fundamental entre la seguridad alimentaria y la nutrición. Una dieta de mala calidad puede dar lugar a diferentes formas de malnutrición, como desnutrición y carencias de micronutrientes, así como a sobrepeso y obesidad.
- ➔ Los efectos de la inflación en los precios de los alimentos al consumidor derivados de las repercusiones económicas de la pandemia de la COVID-19 y las medidas adoptadas para contenerla han incrementado los costos de una dieta saludable y aumentado la inasequibilidad en todo el mundo.
- ➔ En 2020, el fuerte aumento de los precios de los alimentos al consumidor a nivel mundial en el segundo semestre del año se tradujo directamente en un aumento del costo medio de las dietas saludables en todas las regiones y casi todas las subregiones del mundo. El costo medio de una dieta saludable a escala mundial en 2020 fue de 3,54 USD por persona y día, lo que supone un 3,3% y un 6,7% más que en 2019 y 2017, respectivamente.
- ➔ La región con el mayor costo de una dieta saludable en 2020 fue América Latina y el Caribe (3,89 USD por persona y día), seguida de Asia (3,72 USD), África (3,46 USD), América septentrional y Europa (3,19 USD) y Oceanía (3,07 USD).
- ➔ Entre 2019 y 2020, Asia registró el incremento más elevado del costo de una dieta saludable (4,0%), seguida de Oceanía (3,6%), América Latina y el Caribe (3,4%), América septentrional y Europa (3,2%) y África (2,5%).
- ➔ Casi 3 100 millones de personas no podían permitirse una dieta saludable en 2020 (112 millones de personas más que en 2019). Esta cifra refleja el mayor costo de una dieta saludable en 2020 y se explica principalmente por Asia, donde 78 millones de personas más no podían permitirse esta dieta, seguida de África (25 millones más) y, en menor grado, América Latina y el Caribe y América septentrional y Europa, donde se registraron 8 millones y 1 millón de personas más, respectivamente.
- ➔ Es probable que el costo de una dieta saludable siga aumentando, ya que los precios de los alimentos han sufrido un fuerte aumento en 2021 y a principios de 2022, pero no se dispone de datos completos para ofrecer estimaciones actualizadas al respecto. La tendencia probable respecto a la asequibilidad de una dieta saludable en 2021 y en 2022 es menos clara debido a las diferencias en el crecimiento de los ingresos.
La calidad de la dieta es un eslabón fundamental entre la seguridad alimentaria y la nutrición. Una dieta de mala calidad puede dar lugar a diferentes formas de malnutrición, como desnutrición y carencias de micronutrientes, así como a sobrepeso y obesidad3,15. En la edición de 2020 de este informe se incluyeron, por primera vez, estimaciones mundiales del costo y la asequibilidad de una dieta saludable. Se trata de indicadores útiles del acceso económico a alimentos nutritivos y dietas saludables, que es uno de los principios fundamentales incluidos en la definición de seguridad alimentaria.
La información sobre el costo y la asequibilidad de una dieta saludable ha llamado la atención sobre el hecho de que, tanto en los países ricos como pobres, los ingresos bajos disponibles respecto al elevado costo de los productos alimentarios eran uno de los impedimentos más graves al acceso a alimentos nutritivos indispensables para una vida saludable y activa. En la edición de 2020 de este informe, el análisis mostró que más de 3 000 millones de personas no podían permitirse ni siquiera el costo medio de la dieta saludable más barata3.
Los indicadores del costo y la asequibilidad de una dieta saludable proporcionan información útil para que los gobiernos nacionales, los organismos internacionales, la sociedad civil y el sector privado trabajen juntos para mejorar el acceso económico de las personas a una dieta saludable y alcanzar los objetivos de larga data respecto de la seguridad alimentaria y una buena nutrición a escala mundial. Como se mencionó en la Sección 2.2, durante el último decenio se ha prestado cada vez mayor atención al acceso a dietas saludables, en particular después de la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición (CIN2) en 2014 y durante el Decenio de las Naciones Unidas de Acción sobre la Nutrición (2016-2025).
La FAO continúa realizando un seguimiento sistemático de estos nuevos indicadores e informando sobre ellos cada año en este informe. Las estimaciones del informe de este año están actualizadas hasta el año 2020 (véase el Anexo 2E). Además, se llevarán a cabo revisiones periódicas de la serie de datos completa con el objeto de perfeccionarla y mejorar su precisión, a medida que se disponga de nuevos datos y que avancen las metodologías, como es práctica habitual para todos los indicadores de seguridad alimentaria y nutrición de los que se hace un seguimiento periódicamente en este informe. La revisión de la serie de datos sobre el costo y la asequibilidad de las dietas saludables de este año incluye la información actualizada para dar cuenta de las nuevas distribuciones de ingresos, la revisión del porcentaje medio de ingresos que puede reservarse de forma plausible a la alimentación, y una mejora metodológica respecto al costo medio de la dieta, que es más sólida, proporciona una mayor transparencia y contribuye al seguimiento a largo plazo utilizando los datos de precios comunicados anualmente. En el Recuadro 6 se presenta un breve resumen de estas revisiones y sus implicaciones (para obtener una descripción completa de las fuentes de datos y las notas metodológicas, véase Herforth et al. [en prensa]54).
Recuadro 6La información actualizada y el perfeccionamiento de la metodología aumentan la precisión de las estimaciones del costo y la asequibilidad de una dieta saludable a escala mundial54
La serie del costo y la asequibilidad de una dieta saludable se actualiza este año a fin de dar cuenta de la información actualizada que la FAO ha recibido desde la publicación de las ediciones anteriores, así como de un perfeccionamiento del enfoque metodológico que respalda los objetivos de seguimiento a largo plazo. Estas actualizaciones se aplican a toda la serie del costo y la asequibilidad de una dieta saludable, sustituyendo los datos presentados en las ediciones anteriores de este informe; por lo tanto, se aconseja a los lectores que se abstengan de comparar las series de las distintas ediciones de este informe. Deberán remitirse siempre a la edición más reciente del informe, incluso para los valores de los años anteriores al año más reciente para el que se presentan los datos. En el Anexo 3 (Cuadro A3.1) pueden verse las series de datos actualizadas de los indicadores del costo y la asequibilidad de una dieta saludable por país de 2017 a 2020.
REVISIONES BASADAS EN NUEVOS DATOS ACTUALIZADOS
Los nuevos datos utilizados para llevar a cabo las revisiones de las series de indicadores se reflejan en dos variables que informan sobre la asequibilidad de una dieta saludable: las distribuciones de ingresos específicas de cada país y el porcentaje de ingresos que puede reservarse de forma plausible a la alimentación.
En esta edición del informe, para revisar el indicador de asequibilidad de una dieta saludable de 2017, se utilizaron las distribuciones de ingresos actualizadas específicas de cada país según la Plataforma de Pobreza y Desigualdad (PIP) del Banco Mundial51. Este indicador de asequibilidad compara el menor costo medio de una dieta saludable con la distribución de ingresos estimada en un país determinado, utilizando las distribuciones de ingresos de la PIP del Banco Mundial. Se utiliza para contabilizar el número de personas con ingresos insuficientes para permitirse una dieta saludable y también artículos no alimentarios. Actualmente se dispone de las distribuciones de ingresos de 2017 para todos los países, que se utilizaron para actualizar la estimación de 2017 del número y el porcentaje de personas que no pueden permitirse una dieta saludable en cada país. Dado que los indicadores de asequibilidad de una dieta saludable se presentaron por primera vez en la edición de 2020 del presente informe, concretamente para el año 2017, parecía lógico definir este año como el primer año (o año de referencia) de la serie.
Las series de 2017 a 2020 también se han revisado con datos actualizados sobre el porcentaje de ingresos que puede reservarse de forma plausible a la alimentación, teniendo en cuenta que las personas deben poder permitirse comprar tanto alimentos como artículos no alimentarios. En la edición de 2020 de este informe, utilizando los datos de la base de datos mundial sobre el consumo del Banco Mundial52, se estimó que ese porcentaje era del 63%, basándose en la observación de que ese es el porcentaje medio de los ingresos que gasta en alimentos el quintil más pobre de la población de los países de ingresos bajos. En una consulta con el Banco Mundial, se ha informado de que esta base de datos no se actualizará con regularidad. La mejor alternativa son los datos de gasto de las cuentas nacionales procedentes de la base de datos del Programa de Comparación Internacional (PCI) del Banco Mundial53. Este programa informa de los gastos agregados de cada país junto con los precios de los artículos utilizados para otros cálculos del costo y la asequibilidad de una dieta saludable, de forma que se pueda calcular fácilmente la proporción media de los ingresos de los hogares que se gasta en alimentos a escala nacional. Considerando la información de esta base de datos, se estima ahora que el porcentaje medio de ingresos que se gasta en alimentos en los países de ingresos bajos es del 52%54.
PERFECCIONAMIENTO DEL ENFOQUE METODOLÓGICO EN FAVOR DE UN SEGUIMIENTO ANUAL MÁS SÓLIDO
Para estimar el costo medio de una dieta saludable se aplica una novedad metodológica que es más sólida, ofrece mayor transparencia y contribuye al seguimiento a largo plazo gracias a los datos de precios que se comunican anualmente54. En las ediciones de 2020 y 2021 de este informe, el indicador del costo de una dieta saludable se calculó sobre la base del costo de cumplir lo establecido en las 10 guías alimentarias nacionales basadas en alimentos de diferentes regiones, que representan una mayoría de la población mundial, tomando el costo mediano de las 10 dietas saludables3,54. Con la utilización de este método se trató de asegurar que el cálculo del costo de la dieta se basara directamente en las guías alimentarias adoptadas por los gobiernos nacionales, incorporando las características específicas de los países, el contexto cultural, los alimentos disponibles localmente y los hábitos alimentarios. Este método mostró un costo medio, pero no una cesta tangible de grupos de alimentos y productos alimentarios.
La aclaración de las cantidades y los tipos de alimentos representados en el indicador del costo de una dieta saludable es importante por motivos de transparencia y para que los usuarios entiendan mejor el indicador, así como para simplificar el seguimiento del costo de una dieta saludable a lo largo del tiempo. Por lo tanto, como actualización del método original, en lugar de tomar el costo medio de cada una de las guías, se calcula el costo de las cantidades medias de los grupos de alimentos recomendadas en cada guía54. Esta mejora metodológica para el cálculo del costo es importante porque es más transparente y tangible en cuanto a lo que está incluido en el costo de la dieta (es decir, qué grupos de alimentos y las cantidades de cada uno), simplifica el cálculo y lo hace más sólido (aproximándose a una mayor cantidad de guías alimentarias basadas en alimentos, sin limitarse a solo 10) y minimiza las necesidades de datos sobre precios para el seguimiento del indicador a lo largo del tiempo.
IMPLICACIONES DE TRES ACTUALIZACIONES EN LA SERIE DE DATOS
Cuando se aplica exclusivamente el método de costo actualizado, el número de personas que no pueden permitirse una dieta saludable disminuye. Sin embargo, las otras dos actualizaciones que afectan a los ingresos tienen el efecto contrario: aumentan el número de personas que no pueden permitirse una dieta saludable. Si se aplican tanto el nuevo método de costo como los datos actualizados de distribución de ingresos y de proporción del gasto de los hogares procedentes de las cuentas nacionales, la estimación revisada para 2017 indica que 3 050 millones de personas no pudieron permitirse una dieta saludable, un número solo ligeramente superior a la estimación de 2017 comunicada en la edición de 2020 de este informe (3 020 millones de personas en 2017).
Los intervalos de los indicadores de asequibilidad que se muestran en el Cuadro 5, con límites inferiores y superiores que reflejan diferentes supuestos sobre la proporción de los ingresos reservada para la alimentación por grupos de países por nivel de ingresos, se presentan en el Anexo 3 (Cuadro A3.2).
El costo y la asequibilidad de una dieta saludable en 2020
En el Cuadro 5 se presentan las últimas estimaciones del costo y la asequibilidad de una dieta saludable actualizadas hasta 2020, lo cual representa la primera evaluación mundial desde el año en que la pandemia de la COVID-19 se extendió rápidamente por todo el mundo. Sin embargo, aunque las estimaciones de la asequibilidad en 2020 reflejan las perturbaciones de los precios de los alimentos ocasionadas por la COVID-19, las perturbaciones de los ingresos todavía no se reflejan debido a que los datos de distribución de los ingresos de 2020 no están disponibles en la PIP del Banco Mundial. Por lo tanto, el número estimado de personas que no podían permitirse una dieta saludable podría aumentar aún más una vez que se disponga de las distribuciones de ingresos de 2020 y, de esa manera, se puedan contabilizar los efectos combinados de la inflación en los precios de los alimentos al consumidor y de las pérdidas de ingresos, derivados de las repercusiones económicas de la pandemia de la COVID-19 y las medidas aplicadas para contenerlas.
Cuadro 5Casi 3 100 millones de personas no podían permitirse una dieta saludable en 2020 debido al incremento de su costo
Aunque los precios de los alimentos al consumidor a escala mundial no empezaron a aumentar hasta mayo de 2020, a finales de ese año estaban más altos que en cualquier mes de los seis años anteriores. Ese fuerte aumento en la segunda mitad de 2020 se tradujo directamente en un incremento del costo medio de las dietas saludables ese año para todas las regiones y casi todas las subregiones del mundo (Cuadro 5). A escala mundial, el costo medio de una dieta saludable en 2020 fue de 3,54 USD por persona y día, lo que supone un aumento del 3,3% respecto a 2019, y del 6,7% respecto a 2017.
Entre 2019 y 2020, Asia registró el incremento más elevado del costo de una dieta saludable, con un 4,0%, seguida de Oceanía, con un 3,6% (Figura 16a). En Asia, este incremento elevó el costo medio de una dieta saludable a 3,72 USD por persona y día. Dos subregiones de Asia tuvieron incrementos anuales aún más elevados entre 2019 y 2020: Asia oriental (6,0%) y Asia sudoriental (4,2%).
Figura 16El costo de una dieta saludable aumentó y la dieta fue más inasequible en todas las regiones del mundo en 2020
América Latina y el Caribe fue la tercera región donde más aumentó (3,4%) el costo medio de una dieta saludable en el mismo período, y registró el costo más elevado en 2020 (3,89 USD por persona y día). En América septentrional y Europa, el costo aumentó un 3,2%, y el costo medio de una dieta saludable fue de 3,19 USD por persona y día. El menor incremento en el costo de una dieta saludable entre 2019 y 2020 (2,5%) se dio en África, donde alcanzó un costo medio de 3,46 USD por persona y día en 2020. El aumento fue más elevado en dos subregiones del África subsahariana: África oriental y África austral (con incrementos del 3,4% y 3,3%, respectivamente).
La asequibilidad de una dieta saludable mide el costo medio de la dieta en relación con los ingresos; por tanto, las variaciones a lo largo del tiempo pueden ser el resultado de cambios en el costo de la dieta, en los ingresos de las personas o en ambos factores. El aumento del costo de los alimentos, si no va acompañado de un aumento de los ingresos, dará lugar a que más personas no puedan permitirse una dieta saludable. Si el costo de los alimentos aumenta al mismo tiempo que disminuyen los ingresos, se produce un efecto combinado que puede hacer que una cantidad aún mayor de personas no pueda permitirse una dieta saludable.
En 2020, el número de personas que no podían permitirse una dieta saludable ese año se incrementó a nivel mundial y en todas las regiones del mundo (Cuadro 5). Asimismo, esa cifra aumentó en todas las subregiones, a excepción de África septentrional y Asia occidental.
Entre 2019 y 2020, el número de personas en el mundo que no podían permitirse una dieta saludable aumentó un 3,8% (Cuadro 5). Dos regiones registraron los mayores aumentos: América Latina y el Caribe (6,5%) y América septentrional y Europa (5,4%). Sin embargo, el porcentaje de la población que no podía permitirse una dieta saludable rondaba el 22% en la primera de ellas y era solo del 2% en la segunda. En cambio, esas cifras eran del 80% en África y casi del 44% en Asia (Cuadro 5).
Como resultado de los incrementos registrados solo en 2020, casi 3 100 millones de personas no podían permitirse una dieta saludable, un incremento de 112 millones de personas respecto a 2019 (Figura 16B). Asia, donde se observaron mejoras en la asequibilidad entre 2017 y 2019 (Figura 16B) representa el aumento más elevado en el número absoluto de personas para quienes una dieta saludable está fuera del alcance (78 millones). Todas las subregiones, excepto Asia occidental, muestran un incremento: Asia meridional (35 millones), Asia oriental (27 millones)h, Asia sudoriental (16 millones) y Asia central (0,5 millones). En Asia occidental, se produjo una reducción de 0,4 millones de personas. En África, eran, de media, 25 millones de personas más las que no podían permitirse una dieta saludable en 2020. Específicamente, esta dieta estaba fuera del alcance de 27 millones de personas más en el África subsahariana —de las cuales 21 millones viven en África oriental y occidental—, mientras que en África septentrional un millón de personas más pudieron permitirse una dieta saludable. En América Latina y el Caribe, donde 8 millones de personas más no pudieron permitirse una dieta saludable en 2020, el incremento se registró casi exclusivamente en los países de América Latina, mientras que en los países del Caribe hubo un incremento de 0,5 millones. La asequibilidad se mantuvo estable en Oceanía, mientras que empeoró en América septentrional y Europa, donde un millón de personas más no pudieron permitirse una dieta saludable.
La asequibilidad de una dieta saludable en 2021 y 2022
Los efectos prolongados de la pandemia de la COVID-19 siguen ejerciendo una presión inflacionaria sobre los alimentos y contribuyen a un panorama desigual en la recuperación económica de los países. A ello se añade la presión debida a la guerra en Ucrania, que perturba las cadenas de suministro y afecta a los precios mundiales de los cereales, los fertilizantes y la energía, provocando escasez y un aumento aún mayor de las tasas de inflación. Los precios mundiales de los alimentos y la energía se están disparando y han alcanzado niveles que no se habían visto en décadas. Las perspectivas de crecimiento económico mundial en 2022 ya se han reducido.
Aunque en estos momentos no es posible actualizar las estimaciones más allá de 2020, pues aún no se dispone de los datos básicos necesarios, es probable que el costo de las dietas saludables haya seguido aumentando, puesto que los precios de los alimentos siguieron subiendo en 2021 y continúan en alza en 2022. En diciembre de 2021, el último índice mundial de precios de los alimentos al consumidor (IPC de los alimentos) disponible, que es la medida de precios de los alimentos más pertinente para el costo de una dieta, había aumentado un 11% respecto a diciembre de 2020. Suponiendo que los precios de los alimentos nutritivos sigan la misma tendencia general que los precios de los alimentos en su conjunto, es posible que una dieta saludable ya haya quedado fuera del alcance de muchas personas.
Se prevé que la tendencia alcista de la inflación se mantenga durante 2022. Sin embargo, se esperan notables diferencias regionales en el aumento de los precios de los alimentos al consumidor, debido a las diferentes estructuras de producción y comercio, así como al ritmo de recuperación económica. Por ejemplo, el IPC de los alimentos de América Latina y el Caribe es el que presenta un mayor incremento, del 23,5% entre diciembre de 2020 y diciembre de 2021, mientras que en África fue del 15,5% y en Asia del 14,8%. En cambio, este fue de un 6,4% en América septentrional, un 4,4% en Europa y un 2,5% en Oceanía.
La tendencia probable de la asequibilidad de las dietas saludables es relativamente menos clara, ya que depende no solo del costo de una dieta saludable, sino también de los cambios en los ingresos. Mientras que la recesión económica que comenzó en 2020 en muchos países se extendió hasta principios de 2021, otros dieron un giro a su situación económica. Como se ha visto en la Sección 2.1, la recuperación económica ha sido muy desigual en los distintos países, ya que los países de ingresos medios bajos y bajos han experimentado un ritmo de crecimiento económico mucho más lento que aquellos de ingresos altos. Dentro de los países, las poblaciones vulnerables han sufrido de manera más acusada y prolongada los efectos de la pandemia de la COVID-19, lo cual ha agravado las desigualdades existentes. La pobreza extrema ha aumentado a escala mundial11, así como ha aumentado la desigualdad de ingresos9. Entre aquellas poblaciones que ya no podían permitirse una dieta saludable, los aumentos de precios, junto con las reducciones de los ingresos, habrán profundizado la brecha de asequibilidad, poniendo una dieta saludable —y, para muchos, incluso solo satisfacer las necesidades alimentarias básicas— más fuera del alcance aún.
La comparación del costo y la asequibilidad a lo largo del tiempo revela el importante papel que desempeñan los cambios en los ingresos y los precios a la hora de determinar la asequibilidad. El aumento o la disminución del número de personas que pueden permitirse una dieta saludable en 2021 y 2022 dependerá fundamentalmente de la magnitud del aumento del costo medio de las dietas saludables, de si los ingresos crecen o disminuyen y en qué medida, y de si las desigualdades de ingresos aumentan o se reducen. Sin embargo, cabe recordar que muchos otros factores pueden contribuir a mejorar el acceso a una dieta saludable. Es mucho lo que los gobiernos pueden hacer para promover unos ingresos más elevados y estables, proteger las fuentes no comerciales de suministro de alimentos y disminuir el costo efectivo de los alimentos nutritivos.