Los bosques tienen potencial para ofrecer soluciones a varios desafíos socioeconómicos y ambientales cada vez más acuciantes que afectan a todo el planeta. En este capítulo se presentan tres vías basadas en los bosques y los árboles en el entendimiento de que todas las soluciones tienen consecuencias económicas, sociales y ambientales que deben abordarse de forma integral. Las tres vías son las siguientes: 1) detener la deforestación y conservar los bosques; 2) restaurar las tierras degradadas y ampliar la agroforestería, y 3) utilizar los bosques de manera sostenible y crear cadenas de valor verdes. Todas exigen integrar y equilibrar las preocupaciones ambientales con las necesidades sociales y económicas, en particular en las actividades de recuperación y desarrollo sostenible; incorporar soluciones encaminadas a aprovechar las sinergias, y reducir las ineficiencias a fin de forjar un futuro mejor y más inclusivo, resiliente y sostenible.
3.1 Detener la deforestación y conservar los servicios ecosistémicos forestales reportaría beneficios para el clima, la biodiversidad, la salud y la seguridad alimentaria a largo plazo
- ➔ Detener la deforestación puede ser una de las medidas más eficaces en función de los costos para mitigar el cambio climático si se intensifican los esfuerzos. Según una estimación reciente, detener la deforestación podría evitar la emisión de 3,6 +/– 2 Gt de CO2 equivalente (GtCO2e) al año entre 2020 y 2050 de forma eficaz en función de los costos, lo que equivale al 14% de la mitigación adicional necesaria para 2030 a fin de mantener el calentamiento del planeta por debajo de 1,5 °C. La utilización de los marcos de REDD+ podría facilitar la ejecución y financiación de estas medias.
- ➔ Es fundamental que los sistemas agroalimentarios sean más eficientes, productivos y sostenibles para satisfacer las necesidades futuras de alimentos y, al mismo tiempo, reducir la demanda de terrenos agrícolas, conservar los bosques y garantizar los múltiples beneficios que los bosques proporcionan a los sistemas de cultivo. Se prevé que la población mundial ascienda a 9 700 millones de personas para 2050; teniendo en cuenta los cambios en las dietas y otros factores, este crecimiento demográfico conlleva un incremento en la demanda de alimentos de entre el 35% y el 56%, lo que podría aumentar la demanda de tierras y la presión sobre los bosques.
- ➔ Se calcula que el costo de las estrategias mundiales de prevención de pandemias que se basan en reducir el comercio ilegal de especies silvestres, evitar el cambio en el uso de la tierra y aumentar la vigilancia oscila entre 22 000 millones de USD y 31 000 millones de USD. Esto es una pequeña parte de los gastos ocasionados por una pandemia.
- ➔ La participación de múltiples partes interesadas es fundamental para avanzar en la detención de la deforestación. Las iniciativas conjuntas de los sectores público y privado pueden ofrecer soluciones eficientes, y combinar los enfoques territoriales con la gobernanza de las cadenas de suministro puede dar respuesta a los desafíos relacionados con el uso sostenible de la tierra.
Casi una tercera parte de la superficie del planeta se ha transformado en los últimos 60 años y casi el 90% de la deforestación producida entre 2000 y 2018 guardaba relación con la agricultura
Cada vez se entienden mejor los factores que impulsan el cambio en el uso de la tierra a escala mundial, a medida que se dispone de datos e instrumentos socioeconómicos y ambientales más adecuados, en particular conjuntos de datos de alta resolución. La importancia relativa de las causas de la deforestación presenta diferencias considerables a lo largo del tiempo y entre regiones geográficas97,98,99,100, si bien se considera que la agricultura es la causa directa más significativa. En un estudio de teledetección reciente, la FAO concluyó que, entre 2000 y 2018, casi el 90% de la deforestación guardaba relación con la agricultura (el 52,3% se derivaba de la ampliación de las tierras de cultivo y el 37,5%, de la ampliación de las tierras de pastoreo de ganado)101. Las tierras de cultivo provocaron más del 75% de la deforestación de África y Asia. La causa más importante en América del Sur y Oceanía fue el pastoreo de ganado y, en Europa, la infraestructura y la expansión urbana102. En otros informes recientes se ha investigado la importancia de las causas subyacentes; por ejemplo, Dummet y Blundell (2021) estimaron que alrededor del 40% de la deforestación en zonas tropicales entre 2000 y 2012 se debió a la conversión ilegal de las tierras forestales en favor de la agricultura comercial103, y Pacheco et al. (2021) pusieron de relieve el papel subyacente del acaparamiento de tierras en algunos casos de deforestación104.
También es importante considerar la dinámica de los factores futuros. Por ejemplo, se prevé que la población mundial ascienda a 9 700 millones de personas para 2050105; teniendo en cuenta los cambios en las dietas y otros factores, este crecimiento demográfico conlleva un incremento en la demanda de alimentos de entre el 35% y el 56%106, lo que podría aumentar la demanda de tierras y la presión sobre los bosques.
Algunas prácticas comerciales relacionadas con productos agrícolas y forestales podrían estimular la deforestación107. Aunque la superficie forestal ha aumentado en varias regiones del mundo, la deforestación asociada a algunas de sus importaciones ha aumentado108. En un estudio de teledetección llevado a cabo por la FAO se observó que hasta el 7% de la deforestación mundial entre 2000 y 2018 se debía solamente a plantaciones de palmas aceiteras109, cuya producción se destina en gran medida (aproximadamente el 75%) al comercio internacional110.
Los bosques son decisivos para que el mundo pueda cumplir los ODS, en particular los relacionados con la conservación de la biodiversidad, los medios de vida, la seguridad alimentaria, la mitigación de los riesgos naturales, y la adaptación al cambio climático y mitigación de sus efectos. Si no se detiene, la deforestación tendrá consecuencias significativas que, sin embargo, son difíciles de cuantificar, tanto por la existencia de múltiples incertidumbres como por los posibles puntos de inflexión, umbrales y reacciones. Por ejemplo, los modelos muestran que el bioma amazónico podría cruzar un punto de inflexión si la deforestación supera el 40% de la superficie forestal original, lo que desencadenaría una transición hacia ecosistemas de sabana y tendría consecuencias y costos difíciles de evaluar111.
Detener la deforestación podría ser una de las medidas más rentables para adaptarse al cambio climático, mitigar sus efectos y reducir la pérdida de biodiversidad
Cambio climático. El sexto informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático dejó claro que el cambio climático se estaba intensificando de forma generalizada y rápida y que solo se puede evitar el colapso climático reduciendo rápida y drásticamente los GEI en este decenio112. Todas las trayectorias establecidas por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático acordes con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura media a menos de 1,5 ºC en comparación con el período preindustrial exigen que las actividades humanas sean neutras en relación con las emisiones de carbono para 2050. Del análisis se desprende que, además de la descarbonización rápida de las distintas economías, se necesitará una labor importante de mitigación a partir de opciones basadas en la tierra113. La detención de la deforestación, que entrañará la adopción de medidas encaminadas a proteger, gestionar de forma sostenible y restaurar los ecosistemas naturales y modificados, reporta importantes beneficios tanto climáticos como de otro tipo, en particular por lo que hace a la adaptación y la resiliencia. Detener la deforestación evitaría las emisiones directas causadas por la pérdida de biomasa y mantendría la capacidad de los bosques para absorber el carbono y respaldar la resiliencia y los medios de vida sostenibles.
Los bosques son tanto una fuente como un sumidero de GEI. Entre 2007 y 2016, las emisiones antrópicas netas procedentes de los bosques y del uso de la tierra (que, en la práctica, se deben en su mayoría a la conversión de los bosques y turberas) fueron de 5,8 +/–2,6 GtCO2e, es decir, alrededor del 11% de las emisiones mundiales de CO2e114. Por otro lado, los bosques han retardado el cambio climático al absorber una parte importante de las emisiones de CO2 provocadas por las actividades humanas115, a saber, aproximadamente 11,2 +/–2,6 GtCO2 al año entre 2007 y 2016116. Esta capacidad de amortiguación se ve amenazada por la deforestación y la degradación forestal (en especial, cuando viene provocada por el cambio climático). Habida cuenta de que actualmente no existen otras tecnologías probadas para la captación de carbono a escala, la conservación y la restauración de los bosques son la única manera de eliminar cantidades significativas de CO2 de la atmósfera.
En algunos casos, la deforestación es irreversible (y, en otros, la recuperación podría ser muy lenta), lo que también suscita preocupación y refuerza la necesidad de detener la deforestación como medio de lucha contra el cambio climático. A escala mundial, los ecosistemas en riesgo de deforestación o degradación contienen al menos 260 Gt de carbono irrecuperable o difícil de recuperar, especialmente en turberas, manglares, bosques maduros y marismas117. A menos que se adopten más medidas, se estima que 289 millones de hectáreas de tierras boscosas se desforestarían entre 2016 y 2050 solamente en los trópicos, lo que conllevaría la emisión de 169 GtCO2e118. En consecuencia, detener la deforestación y prevenir la degradación forestal es una de las medidas más importantes para reducir las emisiones de GEI y eliminar CO2 de la atmósfera.
En un análisis reciente de múltiples estudios se observó que existe un potencial técnico de reducción de la deforestación de entre 3,1 GtCO2 y 8,9 GtCO2 al año y un potencial de rentabilidad de mitigación del cambio climático de entre 1,6 GtCO2 y 5,6 GtCO2 (promedio 3,6 GtCO2) al año (Cuadro 4)119. El potencial técnico es aquello que puede lograrse con la tecnología actual, independientemente del costo, y el potencial de rentabilidad es la capacidad estimada con un costo máximo de 100 USD por tonelada de CO2 equivalente (tCO2e), lo que se considera dentro del margen de los valores necesarios para cumplir los objetivos del Acuerdo de París; el potencial de rentabilidad es más pertinente para la formulación de las políticas y la planificación nacional. Por lo tanto, al detener la deforestación se podría obtener un potencial de rentabilidad considerable para las opciones de mitigación en otros sectores120. En el ámbito forestal, dos terceras partes del potencial de rentabilidad corresponderían a la reducción de la deforestación en zonas tropicales, una de las tres opciones de mitigación del sector forestal (junto con la mejora global de la gestión forestal y la forestación o reforestación a escala mundial)121. También se ha señalado que la inversión en medidas de mitigación basadas en los bosques, que tienen un costo comparativamente inferior, reduciría en general el costo asociado al cumplimiento de las metas relativas al clima a nivel mundial y podría liberar fondos que permitirían adoptar otras medidas de mitigación122.
CUADRO 4POTENCIAL TÉCNICO Y DE RENTABILIDAD ANUALES DE LAS PRINCIPALES OPCIONES DE MITIGACIÓN DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN EL ÁMBITO FORESTAL A ESCALA MUNDIAL, 2020-2050

FUENTES: Cálculos de la FAO basados en Roe et al. (2021), así como en Austin et al. (2020) y Busch et al. (2019).
Roe, S., Streck, C., Beach, R., Busch, J., Chapman, M., Daioglou, V., Deppermann, A. et al. 2021. Land-based measures to mitigate climate change: potential and feasibility by country. Global Change Biology, 27(23): 6025-6058. Disponible en inglés en: https://doi.org/10.1111/gcb.15873.
Austin, K.G., Baker, J.S., Sohngen, B.L., Wade, C.M., Daigneault, A., Ohrel, S.B., Ragnauth, S. et al. 2020. The economic costs of planting, preserving, and managing the world’s forests to mitigate climate change. Nature Communications, 11(1): 5946. Disponible en inglés en: https://doi.org/10.1038/s41467-020-19578-z.
Busch, J., Engelmann, J., Cook-Patton, S.C., Griscom, B.W., Kroeger, T., Possingham, H. y Shyamsundar, P. 2019. Potential for low-cost carbon dioxide removal through tropical reforestation. Nature Climate Change, 9(6): 463-466. Disponible en inglés en: https://doi.org/10.1038/s41558-019-0485-x.
Biodiversidad. Como se indica en FAO (2019), la biodiversidad es indispensable para la seguridad alimentaria, el desarrollo sostenible y la prestación de servicios ecosistémicos123. Se estima que el 75% de los 115 cultivos alimentarios más importantes a escala global —que en conjunto representan el 35% de la producción mundial de alimentos— se beneficia de la polinización de los animales124, muchos de los cuales habitan en los bosques. Sin embargo, la biodiversidad sigue disminuyendo en todo el mundo y las medidas que se están adoptando actualmente no bastan para asegurar su conservación y utilización sostenible y para alcanzar el desarrollo sostenible125. Para invertir la tendencia de pérdida de biodiversidad, es necesario introducir un cambio transformador que aborde sus causas profundas, es decir, las causas indirectas de carácter económico, sociocultural, demográfico, político, institucional y tecnológico interrelacionadas que determinan las causas directas126. La deforestación plantea una grave amenaza para la biodiversidad, ya que perjudica de manera desproporcionada a la distribución de las especies, lo que aumenta el riesgo de extinción127.
Para mejorar las medidas de conservación y utilización sostenible de la biodiversidad se precisan importantes inversiones. La protección de los bosques, junto con su gestión más sostenible, es uno de los componentes de la respuesta combinada. Por ejemplo, en un análisis de Waldron et al. (2020) se indicó que el costo de proteger los bosques y manglares en el 30% de la superficie de la Tierra requeriría una inversión anual de 140 000 millones de USD128; si bien es considerable, esta cuantía equivaldría aproximadamente a tan solo una cuarta parte de las subvenciones gubernamentales a escala mundial que se destinan hoy en día a actividades perjudiciales para los bosques (y, por tanto, para la biodiversidad) (véase el Capítulo 4). No obstante, en las conversaciones intergubernamentales no se han alcanzado conclusiones sobre la viabilidad o conveniencia de aumentar las zonas forestales protegidas a nivel mundial debido a las complejas compensaciones recíprocas a ese respecto.
Servicios hidrológicos. Los ecosistemas forestales gestionados de forma sostenible ayudan a regular los ciclos hidrológicos y pueden reducir la probabilidad de pérdidas agrícolas derivadas de la sequía, la erosión del suelo, los corrimientos de tierras y las inundaciones129. La capacidad de los bosques para prestar servicios relacionados con la calidad, la cantidad y el calendario del agua está estrechamente vinculada a los cambios en el uso y la gestión de la tierra, así como a las escalas espacial y temporal de las interacciones entre los bosques y el agua. En un análisis de 230 de las cuencas hidrográficas más importantes del mundo se calculó que las que habían perdido más del 50% de su cubierta de árboles original (en 2015) se enfrentaban a un riesgo de erosión, incendios forestales y estrés hídrico entre medio y alto (88%, 68% y 48% respectivamente)130. Los bosques situados en cuencas hidrográficas altas regulan los flujos de agua y contribuyen a la recarga de las aguas subterráneas, así como a la conservación del suelo. Las cuencas hidrográficas boscosas proporcionan tres cuartas partes del agua dulce accesible131, incluidos los recursos de muchas zonas regadas. La conservación forestal puede ayudar a reducir el costo del tratamiento del agua132.
La inversión en el sector forestal podría ser una medida de gestión del agua eficaz en función de los costos133,134. En Bombay (India), por ejemplo, la turbidez del agua aumentó un 8,4% por cada punto porcentual de pérdida de cubierta forestal, lo que incrementó en aproximadamente un 1,6% el costo de potabilización del agua135. En Zambia, se estima que la gestión forestal encaminada a reducir la sedimentación en los embalses ha permitido ahorrar entre 123 millones de USD y 247 millones de USD anuales (esto es, de 1,2 USD a 2,9 USD por hectárea al año), dependiendo del tipo de presa136. Reducir la sedimentación en los embalses también aumenta la duración, la utilidad y la sostenibilidad de la infraestructura, por lo que podría ser necesario construir menos presas137,138,139.
Desastres. Los bosques pueden mitigar los desastres de forma eficaz en función de los costos. Por ejemplo, se estima que los manglares protegen bienes por valor de 65 000 millones de USD y a unos 15 millones de personas frente a fenómenos meteorológicos extremos140. La pérdida de la cubierta de manglares existente podría incrementar el número de personas afectadas en un 28%, la superficie de tierras inundadas en un 29% y el valor de los bienes dañados en un 9%; los beneficios de los manglares para la reducción de riesgos tienden a aumentar con la intensidad de las inundaciones141.
Enfermedades infecciosas emergentes. El análisis de la configuración espacial de las EIE en sus orígenes sugiere que tanto la deforestación como la reforestación guardan correlación con un mayor riesgo de aparición de enfermedades a escala mundial. En particular, los puntos críticos que suscitan preocupación son las regiones de bosques tropicales con cambios rápidos en el uso de la tierra, crecimiento demográfico y biodiversidad de mamíferos alta (Figura 8)142; podría ser conveniente realizar las actividades de prevención en origen y de preparación en estas zonas problemáticas. La alteración de los ecosistemas forestales es una causa importante de la aparición de enfermedades a escala territorial143. En general, el riesgo de enfermedades aumenta cuando se producen transiciones entre contextos forestales, como la conversión de los bosques en terrenos agrícolas, la construcción de carreteras, la minería y otras actividades industriales. En un estudio llevado a cabo en el Senegal se concluyó que los altos niveles de anticuerpos en humanos contra el virus chikungunya transmitido por mosquitos guardaban una estrecha relación con el hecho de vivir cerca de zonas forestales y con las actividades de extracción de oro, que a menudo conllevan una mayor presencia de personas en las explotaciones mineras, además de cambios ecológicos144.
FIGURA 8MAPA DE PUNTOS CRÍTICOS QUE MUESTRA LA PREVISIÓN GEOGRÁFICA DEL RIESGO DE APARICIÓN DE ENFERMEDADES ZOONÓTICAS PROCEDENTES DE LA FAUNA SILVESTRE

FUENTE: Allen, T., Murray, K.A., Zambrana-Torrelio, C., Morse, S.S., Rondinini, C., Di Marco, M., Breit, N. et al. 2017. Global hotspots and correlates of emerging zoonotic diseases. Nature Communications, 8(1): 1124. https://doi.org/10.1038/s41467-017-00923-8.
Cada vez es más evidente que la transmisión, amplificación y propagación de patógenos se deben en gran parte a los hábitos de consumo implantados por la producción y el comercio globalizados, que impulsan la ocupación de los sistemas tropicales, en particular en las regiones boscosas (por ejemplo, para la producción agrícola y ganadera, el sector maderero, la minería y la fabricación de bienes)145. Se calcula que el costo de las estrategias mundiales de prevención de pandemias que se centran en reducir el cambio en el uso de la tierra y el comercio ilegal de especies silvestres y en aumentar la vigilancia se sitúa entre 22 000 millones de USD y 31 000 millones de USD, pero podría ser menor (entre 17 700 millones de USD y 26 900 millones de USD) si se tuvieran en cuenta los beneficios de la reducción de la deforestación en cuanto a la fijación de carbono146. Estas estimaciones de costos están dos órdenes de magnitud por debajo del gasto provocado por una pandemia, lo que constituye un fuerte incentivo económico para introducir cambios transformadores encaminados a reducir el riesgo de pandemias147. Entre otras cosas, es necesario fortalecer la dimensión del enfoque Una Salud relativa a los ecosistemas forestales para abordar las causas subyacentes de la aparición de enfermedades (Recuadro 6).
RECUADRO 6UNA SALUD
Los beneficios de los bosques para la salud humana, y las necesidades de las personas, varían según el contexto, en especial entre las zonas rurales y urbanas. Una Salud es un enfoque integrado en el que se reconoce que la salud de las personas está estrechamente relacionada con la salud de los animales y el entorno que compartimos; su objetivo es garantizar que los expertos, los encargados de formular las políticas y las partes interesadas de múltiples sectores trabajen juntos para hacer frente a las amenazas para la salud de los animales, los seres humanos, las plantas y el medio ambiente. El enfoque Una Salud podría reducir los riesgos de transmisión de enfermedades y mejorar la salud y el bienestar de las personas, la fauna y flora silvestres, el ganado y los ecosistemas. Hasta la fecha, la mayoría de las iniciativas relacionadas con el enfoque se han centrado en los sectores de la salud pública, seguidos del sector veterinario; sin embargo, se ha puesto de manifiesto que reviste la misma importancia abordar la dimensión de la salud de los ecosistemas mediante una planificación responsable del uso de la tierra y una mayor participación del sector forestal, el sector de la fauna y flora silvestres y los gestores de recursos naturales148. Las actividades de seguimiento y vigilancia continuos, el intercambio de datos y la toma de decisiones basadas en pruebas objetivas son fundamentales para reducir al mínimo las repercusiones y ajustar las políticas a medida que transcurra el tiempo y cambien las condiciones.
RECUADRO 7EL PROGRAMA DE IMPACTO SOBRE SISTEMAS ALIMENTARIOS, USO Y RESTAURACIÓN DE LA TIERRA DEL FONDO PARA EL MEDIO AMBIENTE MUNDIAL
El objetivo del Programa de Impacto sobre Sistemas Alimentarios, Uso y Restauración de la Tierra del Fondo para el Medio Ambiente Mundial, puesto en marcha en noviembre de 2021, es reducir las repercusiones negativas de los sistemas de producción de alimentos a través de 27 proyectos nacionales dedicados a la producción y las cadenas de valor de ocho productos, a saber, la carne de vacuno, el cacao, el maíz, el café, el aceite de palma, el arroz, la soja y el trigo. Para alcanzar los logros previstos, se crearán sistemas sostenibles de uso de la tierra y suministro agroalimentario que eviten o reduzcan la deforestación a escala. Todos los proyectos siguen un enfoque programático que abarca tres componentes clave: 1) la elaboración de sistemas de gestión integrada del territorio; 2) la promoción de prácticas de producción alimentaria sostenibles y cadenas de valor de productos básicos responsables, y 3) la restauración de los hábitats naturales.
FUENTE: Banco Mundial. 2021. Página de inicio | Folur. En: FOLUR - food, land use, restoration [en línea]. [Consultado el 31 de marzo de 2022]. https://folur.org.
La detención de la deforestación y la conservación de los bosques proporcionarían múltiples beneficios, a escala local y mundial y a corto y largo plazo, en particular la posibilidad de fomentar una recuperación verde tras la pandemia de la COVID-19. Una parte considerable de este objetivo puede lograrse de forma eficaz en función de los costos. Al establecer conjuntamente las prioridades respecto de los objetivos de fijación del carbono y de protección de la biodiversidad, el agua y otros valores, se podrían detectar solapamientos importantes entre estos objetivos y, con ello, se crearían oportunidades para aumentar la eficiencia en función de los costos. Por ejemplo, en un ejercicio conjunto de establecimiento de prioridades se estimó que el primer 30% de las esferas prioritarias a escala mundial conservaría alrededor de dos terceras partes de las existencias de carbono, agua limpia y especies149.
Las respuestas normativas para detener la deforestación generalmente consisten en crear incentivos para la conservación forestal, abordar los posibles conflictos con las vías de desarrollo, la seguridad alimentaria y las necesidades económicas, e invertir en condiciones que propicien la toma de decisiones más eficientes en relación con el uso de la tierra. En esta sección se destacan algunas respuestas normativas disponibles para promover la vía de detención de la deforestación.
REDD+. Los programas REDD+ (reducción de las emisiones debidas a la deforestación y la degradación forestal y la función relativa a la conservación, la gestión sostenible de los bosques y el aumento de las existencias forestales de carbono) ofrecen un marco creado en virtud de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) para orientar y recompensar los resultados de las políticas y medidas que reducen las emisiones debidas a la deforestación y la degradación forestal y fomentar tanto la gestión sostenible de los bosques como la conservación y el aumento de las existencias forestales de carbono en los países en desarrollo; podría ser un mecanismo fundamental para detener la deforestación y cumplir los objetivos climáticos, así como para que los países reciban pagos basados en los resultados. Basándose en el marco de REDD+, los países pueden cumplir y aumentar sus contribuciones determinadas a nivel nacional a la mitigación del cambio climático de conformidad con el Acuerdo de París; muchos países han reconocido el potencial de mitigación de los bosques en sus contribuciones recientes. Las medidas de REDD+ también pueden vincularse a las oportunidades de financiación relacionada con el carbono previstas en el artículo 6 del Acuerdo de París (véase el Capítulo 4) y complementan los esfuerzos de los países encaminados a poner en marcha sus planes nacionales de adaptación.
Los procesos participativos y el fomento de la capacidad inherentes a las actividades de preparación y ejecución de REDD+ han creado condiciones propicias para la acción, si bien todavía se necesita una aplicación a escala. A nivel nacional, podría resultar imprescindible conectar en mayor medida las estrategias de REDD+ con las políticas agrícolas para abordar las causas de la deforestación, que en muchos casos están relacionadas con la producción de productos básicos. Los pagos basados en los resultados de REDD+ que se han recibido en respuesta a la reducción de las emisiones pueden invertirse en sistemas agroalimentarios que sean más favorables para los bosques, de modo que se alimenta un círculo virtuoso entre el desarrollo rural sostenible y los logros climáticos.
Facilitación e implantación de una gestión sostenible e integrada de la tierra. Los enfoques integrados de gobernanza del territorio son intrínsecamente intersectoriales. Su objetivo es unir a los asociados, proporcionar orientación y facilitar la adopción de medidas en una jurisdicción o territorio específicos a escala subnacional150. Estos enfoques son complejos y pueden adoptar muchas formas en función del contexto local. Hay cinco componentes clave que están cobrando importancia como requisitos mínimos para propiciar la reducción localizada de la deforestación derivada de la ampliación agrícola, a saber: 1) la creación de asociaciones entre múltiples partes interesadas en torno a un programa común; 2) el apoyo técnico y el fomento de la capacidad con neutralidad y coherencia; 3) la planificación integrada del uso de la tierra; 4) los sistemas conjuntos de seguimiento e información, y 5) la financiación de la transformación hacia territorios favorables a los bosques151,152.
Además, se requieren la colaboración entre los órganos públicos y la participación activa de las partes interesadas, en particular las mujeres y las comunidades marginadas, para que los planes se basen en los intereses y las necesidades de estos distintos grupos; la tenencia clara y segura de la tierra es otro fundamento necesario para la coordinación y la inversión sostenible a largo plazo (véase el Capítulo 5). Los gobiernos pueden desempeñar una función importante al crear las condiciones jurídicas y técnicas necesarias para que los pueblos indígenas, las comunidades locales, los pequeños productores, las mujeres, los jóvenes y otros grupos vulnerables y sus organizaciones sociales locales puedan gestionar territorios más grandes.
Fortalecimiento de la gobernanza. La legalidad en las actividades económicas, en particular la producción forestal y agrícola, es fundamental para la gestión sostenible de la tierra, y el fortalecimiento de la planificación y gobernanza del uso de la tierra y el apoyo a los procesos de aplicación de la ley y rendición de cuentas pueden ser clave para reducir las compensaciones negativas entre la agricultura y los bosques. Para ello, deben promoverse enfoques innovadores en favor de la rastreabilidad, la rendición de cuentas y el desarrollo de la capacidad en el contexto de las cadenas de valor de la agricultura y la madera (así como los PFNM).
Adaptación al cambio climático. Cada vez es más evidente que la pérdida y degradación de los ecosistemas, y en especial de los bosques, aumenta la vulnerabilidad de las personas ante el cambio climático, en especial de las poblaciones indígenas y las comunidades locales153. Los servicios ecosistémicos forestales incrementan la capacidad de adaptación y la resiliencia de las personas y los ecosistemas por conducto, por ejemplo, de la regulación del agua y la temperatura, la mitigación del riesgo de inundación, el ciclo de los elementos nutritivos, la polinización, la provisión de recursos y los servicios culturales. Los enfoques de adaptación basada en los ecosistemas pueden atenuar los riesgos que supone el cambio climático para las personas, la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, pero su eficacia disminuye a medida que aumenta el calentamiento de la Tierra, lo que pone de relieve la importancia de buscar sinergias de mitigación-adaptación en la acción por el clima. La contribución de los bosques y los árboles a la adaptación de las personas ante el cambio climático y a la mayor resiliencia de los sistemas de cultivo, otros sectores económicos y la infraestructura humana se reconoce e incluye cada vez más en los planes nacionales de adaptación154.
Aumentar la productividad agrícola en las tierras existentes, sobre todo en el caso de la pequeña agricultura, es esencial para detener la deforestación
La competencia por la tierra entre la agricultura (tierras de cultivo y de pastoreo), los bosques y otros ecosistemas naturales está estrechamente relacionada con las características técnicas de los sistemas agroalimentarios, en especial con sus rendimientos y mercados. La producción agrícola se triplicó con creces entre 1960 y 2015155, mientras que la superficie agrícola solo aumentó un 27% aproximadamente durante el mismo período156. A escala mundial, para producir la misma cantidad de cultivos que en 1961, en 2014 solo se necesitó el 30% de la superficie cultivable157, lo que pone de manifiesto el gran impacto del aumento de la productividad en cuanto a limitar la demanda de tierras adicionales.
Las tecnologías de mejora de la productividad han contribuido en parte a desvincular el incremento en la producción agrícola de la expansión agrícola, aun cuando también pueden tener repercusiones ambientales no deseadas (por ejemplo, la degradación del suelo, la pérdida de biodiversidad, la contaminación del agua, los brotes de plagas y las emisiones de GEI) debido a la dependencia excesiva del monocultivo, los fertilizantes y los plaguicidas158. No obstante, Byerlee et al. (2014) observaron que la intensificación puede ayudar a reducir al mínimo la expansión de las tierras de cultivo y ralentizar la deforestación a nivel local, en especial si se lleva a cabo lejos de la frontera forestal, está impulsada por los conocimientos y las tecnologías y no por los mercados y se adapta al ámbito local, según procedae,159. El incremento de los rendimientos también puede actuar como incentivo de la deforestación en el futuro al elevar los ingresos que podrían obtenerse de la tierra deforestada en ausencia de otras medidas que limiten el cambio de los bosques.
El aumento del rendimiento ha sido diferente según el sistema de cultivo y de ganadería y según el país. El menor progreso en el incremento de la productividad agrícola en muchos países de África subsahariana (debido en parte a la escasa capacidad de los pequeños productores como consecuencia de, por ejemplo, la falta de acceso a recursos y tecnologías) ha provocado que se utilice una mayor superficie de tierra para la producción de cereales160, entre otros cultivos clave. En esos países, mejorar el rendimiento de los cultivos y los alimentos básicos más extendidos161,162 podría ser una forma de reducir la presión sobre los bosques. Mosnier et al. (2015; sin fecha) analizaron empíricamente los efectos que ejerce el aumento del rendimiento de los principales cultivos sobre la deforestación en el Camerún y la República Democrática del Congo y observaron una reducción en la deforestación (en comparación con los datos de referencia) del 33% y el 27% respectivamente163,164.
Algunos escenarios posibles en el plano mundial creados a partir de modelos de equilibrio parcial prevén que la expansión de las tierras de cultivo disminuya en 2030 y 2050 debido al aumento del rendimiento. Entre estas hipótesis, cabe destacar las dos siguientes: expansión neta cero a nivel mundial en 2030 cuya velocidad de aumento del rendimiento de los cultivos por hectárea duplica la media histórica en los países emergentes y en desarrollo (2% anual y 2,3% anual, respectivamente)165, y reducción del 21% en la expansión de las tierras de cultivo en 2050 con un incremento del rendimiento del 20% respecto de la hipótesis de referencia y con una mejor adaptación al cambio climático166. En varios estudios se ha demostrado que el aumento de la productividad de las tierras de cultivo y la cría bovina en granjas, combinado con políticas públicas y de mercado adecuadas, podría ayudar a estabilizar la frontera forestal en el Amazonas brasileño167,168. García et al. (2017) evaluaron la viabilidad económica y ambiental de la intensificación ganadera sosteniblef en una frontera de deforestación del Amazonas brasileño y concluyeron que la conversión era viable desde el punto de vista económico en medianas y grandes explotaciones agrícolas de ese municipio169. Resulta difícil calcular el costo de alcanzar el rendimiento que podría limitar la ocupación de los bosques a escala mundial; Krause et al. (2013) elaboraron modelos de las repercusiones económicas de priorizar la conservación forestal en la agricultura y observaron que los costos de producción subirían un 4% como máximo, debido principalmente al aumento de las inversiones en productividad agrícola170.
Sin embargo, las pruebas científicas de que la intensificación agrícolag es una forma de limitar la futura deforestación todavía son escasas171. Pueden observarse sinergias positivas o compensaciones negativas, dependiendo de la naturaleza de la intensificación, como el mercado de destino de los productos obtenidos, la distancia entre el lugar de aplicación y las fronteras de deforestación172 y la eficacia de la gobernanza de la tierra.
En consecuencia, si bien la mejora de la tecnología de producción agrícola no puede ser una solución aislada, se necesitan inversiones en investigación y desarrollo y en asistencia técnica con miras a aumentar la productividad agrícola como contribución fundamental y eficaz en función de los costos a la reducción de la deforestación173. Para que sea transformador, el progreso técnico debe formar parte de enfoques integrados, que incluyan una gobernanza sólida de las tierras y los bosques, un marco jurídico adecuado y la aplicación de la legislación conexa, además de medidas complementarias como el apoyo firme a los sistemas de áreas protegidas y la existencia de cadenas de valor que distribuyan los beneficios de manera justa y garanticen que los productores obtienen suficientes ingresos para vivir174.
Cada vez más empresas se comprometen a lograr cadenas de valor que no provoquen deforestación, pero se requieren más medidas
Un número creciente de empresas está asumiendo compromisos relacionados con la deforestación, si bien los progresos en la obtención de resultados son más lentos de lo previsto. Cada vez más conjuntos de datos y estudios han destacado el vínculo entre la expansión de los terrenos agrícolas y la deforestación, y tanto la sensibilización sobre la importancia de abordar esta compensación negativa como los compromisos público-privados al respecto han crecido paralelamente. En los últimos años, los países, los gobiernos subnacionales, la sociedad civil y el sector privado han adoptado de manera generalizada el objetivo de reducir, detener y revertir la pérdida de bosques, por ejemplo, a través de iniciativas como la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, el Foro de Bienes de Consumo, las Declaraciones de Amsterdam, la iniciativa del Secretario General de las Naciones Unidas para invertir la tendencia de la deforestación y, más recientemente, la Declaración de los Dirigentes reunidos en Glasgow sobre los Bosques y el Uso de la Tierra. La mayoría de estos instrumentos definen objetivos específicos para desvincular la producción agrícola de la deforestación.
Muchas empresas han adoptado medidas destinadas a garantizar la sostenibilidad de sus cadenas de suministro175, como códigos de conducta, marcos de diligencia debida, sistemas de certificación, la exclusión de proveedores o zonas de suministro específicos, sistemas de seguimiento espacial e instrumentos de rastreabilidad176,177. Asimismo, se han emprendido algunas iniciativas relacionadas con productos concretos, como la moratoria de la soja en el Amazonas, firmada en 2006, en virtud de la cual el 90% de las empresas del mercado brasileño de la soja se comprometieron a no adquirir soja cultivada en zonas recientemente deforestadas del Amazonas brasileño. Actualmente, alrededor de 500 grandes minoristas, comerciantes y elaboradores de alimentos tienen directrices o compromisos sobre la reducción del riesgo de deforestación o degradación forestal en sus cadenas de valor178. La cuota de mercado de las empresas que se han comprometido de alguna manera a eliminar la deforestación varía según los productos, desde el 12% aproximadamente en el caso de la soja, la ganadería y la pasta y el papel hasta el 65% en el caso del aceite de palma179.
Cientos de empresas han detectado riesgos comerciales relacionados con la deforestación y, en consecuencia, han adoptado medidas para reducirlos. Entre ellas, 151 empresas estimaron las repercusiones financieras de tales riesgos en 53 100 millones de USD y el costo de responder a ellos en poco más de 6 600 millones de USD. Unas 131 empresas consideraron que garantizar que sus cadenas de valor no están relacionadas con la deforestación representa una oportunidad de negocio que podría alcanzar los 35 600 millones de USD180.
También están apareciendo iniciativas encaminadas a evaluar el riesgo de deforestación. Por ejemplo, en 2019 la organización benéfica CDP181 solicitó, en nombre de sus inversionistas, que más de 1 400 empresas presentaran informes sobre cinco productos que entrañaban riesgos forestales (madera, aceite de palma, ganado vacuno, caucho y soja) y el 21% de ellas (a saber, 300 empresas) atendieron a la petición. A través de su iniciativa sobre la cadena de suministro, CDP también solicitó a empresas que entrañaban altos riesgos forestales, en nombre de las empresas que adquirían sus productos, que facilitaran información sobre el impacto climático de sus operaciones en las cadenas de suministro; respondieron a la petición alrededor del 60% de las empresas interpeladas (esto es, 399 proveedores).
A pesar de estos esfuerzos, los progresos de las empresas cuyas cadenas de suministro entrañan riesgos forestales son lentos. En una evaluación reciente de las 350 empresas más influyentes del mundo en relación con la deforestación en las cadenas de suministro se concluyó que 252 de ellas —esto es, el 72%— no habían asumido el compromiso de detener la deforestación respecto de todos los productos de sus cadenas de suministro que suponían riesgos para los bosques, 117 no habían contraído ningún compromiso en absoluto y muchas de las empresas que habían asumido compromisos no podían demostrar su cumplimiento182.
En la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, celebrada en septiembre de 2021, se abordó la desvinculación de los productos agrícolas y la deforestación. Se formularon diversos anuncios relacionados con la deforestación durante la 26.ª Conferencia de las Partes (COP26) en la CMNUCC, como promesas de contribución financiera importantes (Recuadro 8; véase también el Capítulo 4).
RECUADRO 8LA CUMBRE DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE LOS SISTEMAS ALIMENTARIOS DE 2021 Y LOS DIÁLOGOS SOBRE LOS BOSQUES, LA AGRICULTURA Y EL COMERCIO DE PRODUCTOS BÁSICOS
La cuestión de la desvinculación de los productos agrícolas y la deforestación se abordó durante la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios, celebrada en septiembre de 2021, en el marco de la Vía de Acción 3 (Impulsar la producción favorable a la naturaleza)183; se ocupará de su seguimiento la Halting Deforestation and Conversion from Agricultural Commodities.
En el contexto de la COP26 en la CMNUCC, 11 países y entidades filantrópicas donantes prometieron asignar 1 500 millones de USD a la protección de los bosques en la cuenca del río Congo. Veintiocho gobiernos firmaron la declaración Forest, Agriculture and Commodity Trade con miras a lograr el comercio sostenible y reducir la presión sobre los bosques, en particular brindando apoyo a los pequeños agricultores y mejorando la transparencia de las cadenas de suministro. Diez de las mayores empresas del sector privado, que administran más de la mitad del comercio mundial de los principales productos que entrañan riesgos para los bosques, como el aceite de palma y la soja, anunciaron que elaborarían una hoja de ruta para mejorar las medidas relacionadas con las cadenas de suministro antes de la COP 27.
A fin de contribuir al impulso del sector privado hacia una mayor responsabilidad social, un número creciente de gobiernos de todo el mundo está incorporando la Guía OCDE-FAO para las cadenas de suministro responsable en el sector agrícola —un documento de referencia mundial sobre los riesgos y el desarrollo en el sector agrícola— a sus políticas en materia de sostenibilidad empresarial, estableciendo un nexo entre la inversión, las empresas, la agricultura y el desarrollo.
Los gobiernos pueden participar de forma decisiva en la detención de la deforestación, en particular por medio de enfoques basados en la colaboración entre los sectores público y privado
La participación de los sectores público y privado es importante para aumentar los efectos positivos de las iniciativas empresariales dirigidas a limitar la deforestación y la degradación forestal en las cadenas de suministro. Los gobiernos de los países productores pueden elaborar marcos jurídicos propicios; orientar la planificación del uso de la tierra; establecer áreas protegidas184,185; garantizar la coherencia de los incentivos fiscales y las políticas forestales y agrícolas; mejorar la aplicación y supervisión de la legislación; aclarar los derechos colectivos de los pueblos indígenas y las comunidades locales, que se han relacionado con una mejora de la administración forestal (véase también el Capítulo 5)186,187,188; respaldar el fomento de la capacidad, en especial de los pequeños agricultores y las pequeñas y medianas empresas; brindar orientación sobre los instrumentos de rastreabilidad y cadena de custodia; introducir requisitos específicos en la compra pública de bienes y servicios; crear sistemas de información fiables y accesibles, y poner en marcha mecanismos adecuados para evitar el riesgo de que las pequeñas y medianas empresas pierdan el acceso a los mercados debido a requisitos estrictos relacionados con el riesgo de deforestación. El empleo de sistemas sólidos de seguimiento e información para la toma de decisiones facilita la mejora de la gobernanza y la toma de decisiones fundamentadas sobre el uso de la tierra, por ejemplo, la utilización de alertas de deforestación casi en tiempo real189.
Cada vez existen más iniciativas relacionadas con enfoques integrados basados en la colaboración entre los sectores público y privado cuyo objetivo es abordar la deforestación y la degradación forestal; por ejemplo, los compromisos con la deforestación cero contraídos en Colombia para cinco productos básicos y la Iniciativa Cacao y Bosques en Côte d’Ivoire y Ghana (Recuadro 9). En el Brasil, la reducción de la tasa de deforestación en más del 80% lograda entre 2004 y 2014 se ha atribuido a una combinación de políticas gubernamentales (por ejemplo, la aplicación más estricta de la legislación), intervenciones relacionadas con las cadenas de suministro (en particular los compromisos del sector privado respecto de la soja y el ganado bovino) y cambios en las condiciones del mercado190,191. Los gobiernos también pueden emprender acciones legales para prevenir la deforestación provocada por productos específicos. Por ejemplo, Indonesia aprobó una moratoria temporal (vigente de septiembre de 2019 a septiembre de 2021) a la expansión de las plantaciones de palmas aceiteras y, en 2019, prohibió con carácter permanente el desmonte de bosques primarios y turberas —lo que afecta tanto a las plantaciones de palmas aceiteras como a las plantaciones maderables— en 66,2 millones de hectáreas de estos ecosistemas estratégicos.
RECUADRO 9COLABORACIÓN ENTRE LOS SECTORES PÚBLICO Y PRIVADO PARA EL LOGRO DE CADENAS DE VALOR SIN DEFORESTACIÓN
Acuerdos Cero Deforestación en Colombia. El Gobierno de Colombia incluyó en su Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 el objetivo de establecer acuerdos de deforestación cero para cinco cadenas de valor agrícolas, a saber, el aceite de palma, la carne de vacuno, los productos lácteos, el café y el cacao. La finalidad es garantizar una deforestación bruta cero en estas cadenas de valor para 2025. Los acuerdos abarcan una parte importante y cada vez mayor del mercado nacional de esos productos, por ejemplo, 15 empresas productoras de café que representan el 90% del mercado nacional y seis empresas que controlan el 85% del mercado del cacao. Las plataformas de múltiples partes interesadas son el elemento central de la iniciativa, que se basa en un esfuerzo colectivo en el que participan todas las categorías de actores a lo largo de las cadenas de valor, a saber, entidades gubernamentales y otras entidades públicas, empresas de distintos tamaños y con diferentes funciones, organizaciones de agricultores, asociaciones profesionales basadas en productos, centros de investigación, organizaciones no gubernamentales e iniciativas internacionales.
Fuente: R. Rodríguez, Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, comunicación personal, 22 de septiembre de 2021.
Iniciativa Cacao y Bosques. La producción de cacao es una de las fuentes de ingresos más importantes de África occidental y a ella se dedican alrededor de 2 millones de pequeños productores cuyos medios de vida dependen directamente de este cultivo. El Camerún, Côte d’Ivoire y Ghana producen aproximadamente el 68% del cacao de todo el mundo, pero su cultivo también provocó la deforestación de unos 2,3 millones de hectáreas entre 1998 y 2007. En estos países se están creando asociaciones entre los sectores público y privado con miras a ampliar la producción sin deforestación y aumentar la rastreabilidad y el abastecimiento responsable aprovechando los marcos de REDD+192. Desde 2017, los gobiernos de Côte d’Ivoire y Ghana y 35 de las mayores empresas del cacao y el chocolate trabajan de forma conjunta para eliminar la deforestación relacionada con el cacao y restaurar las zonas forestales, comprometiéndose a armonizar sus medidas en cuatro esferas de trabajo, con responsabilidades compartidas. Côte d’Ivoire ha puesto en marcha un sistema nacional de seguimiento por satélite de la deforestación en apoyo de la Iniciativa. Las empresas del cacao y el chocolate alcanzaron niveles de rastreabilidad del 82% (Ghana) y 74% (Côte d’Ivoire) en el abastecimiento directo en 2020. Se ha ofrecido capacitación sobre buenas prácticas agrícolas a unos 620 000 agricultores para cultivar “más cacao en menos tierra” y “cacao climáticamente inteligente” y se han elaborado modelos financieros innovadores, como los pagos por servicios ecosistémicos (PSA) a los agricultores de Côte d’Ivoire y mecanismos colectivos como las asociaciones de ahorro y préstamo de las aldeas.
FUENTE: Iniciativa Cacao y Bosques. Sin fecha. Annual report Cocoa & Forests Initiative 2020. (También disponible en inglés en: https://www.idhsustainabletrade.com/uploaded/2021/05/NUM_ANG_RAPPORT_ICF_VF1.pdf).
El costo de oportunidad que entraña la detención de la deforestación respecto de los ingresos agrícolas es considerable: se calcula que casi alcanza los 800 USD por hectárea al año en el Amazonas brasileño
El costo de oportunidad que entraña la conservación de los bosques respecto de los ingresos agrícolas obtenidos de las tierras deforestadas es un factor clave para evaluar el potencial de los instrumentos formulados con el objetivo de añadir valor a los bosques. Por ejemplo, utilizando datos relativos al censo y la deforestación por municipios de la región brasileña de la Amazonia Legal, de Figueiredo Silva et al. (2018) estimaron que el precio “teórico” de reducir la deforestación en términos de ingresos agrícolas no percibidos era de 797 USD por hectárea de bosque conservado, que se restarían del PIB agrícola anual193. El mayor valor económico de los bosques para los actores locales puede ser un incentivo para detener la deforestación, junto con el incremento sostenible de la producción agrícola; además, es necesario luchar contra las limitaciones a las que se enfrentan los pequeños productores a la hora de acceder a incentivos y aumentar la productividad. Algunas medidas posibles de incentivación relativas a los costos de oportunidad son los PSA194,195 y las reformas de las subvenciones196. Los incentivos de mercado deben estar en consonancia con la conservación forestal y asegurar el apoyo a lo largo de las cadenas de suministro197,198. Según un análisis llevado a cabo por Börner et al. (2020), si bien la protección de las tierras indígenas y los planes de PSA han mostrado una eficacia relativamente alta a la hora de conservar los bosques, es importante tener en cuenta el contexto de las intervenciones199.
Los datos empíricos sobre los costos y beneficios de detener la deforestación son fragmentarios. En un examen de la bibliografía, Rakatama et al. (2017) valoraron el costo de oportunidad medio en 11,13 USD por tonelada de CO2e (tCO2e), los costos de transacción y ejecución en 3,39 USD por tCO2e y los costos totales en 24,87 USD por tCO2e200. Los beneficios monetarios directos estimados eran considerables (17,37 USD por tCO2e) y, por tanto, constituían un factor de peso para justificar la protección de los bosques. Estos cálculos varían bastante según el lugar, el momento y las condiciones socioeconómicas; por ejemplo, el incremento de la demanda mundial de productos agrícolas aumentaría el costo de oportunidad de la conservación forestal201. Sin embargo, en general es probable que sea más barato detener la deforestación que restaurar posteriormente las tierras degradadas.
Pueden ser necesarios más incentivos. Según un informe reciente sobre los progresos hacia el logro de las metas fijadas en la Declaración de Nueva York sobre los Bosques de 2014, todos los indicadores de la evaluación muestran que, o bien no se han realizado progresos suficientes para poner fin a la pérdida de bosques y las correspondientes emisiones de GEI antes de 2030, o bien nos estamos alejando aún más de las metas202. Por ejemplo, el informe indica que la pérdida de bosque primario tropical húmedo está muy por encima de los niveles anteriores a la Declaración, a saber, la pérdida anual tras la firma de la Declaración ha aumentado, en promedio, un 41% anual en comparación con el período anterior203. Aunque numerosas empresas están asumiendo compromisos de deforestación, es necesario acelerar los progresos hacia la obtención de resultados.
Se están creando planes de incentivos para la prestación de servicios ecosistémicos forestales, centrados principalmente en el carbono. El mercado voluntario del carbono forestal tiene un gran potencial, pero ha crecido con lentitud a pesar del entusiasmo inicial. Habida cuenta de la intensificación de los esfuerzos mundiales por descarbonizar las economías, se prevé que la financiación climática crezca hasta los 60 billones de USD para 2050 (véase el Capítulo 4). Probablemente esto creará enormes oportunidades relacionadas con los créditos de carbono forestal debido al aumento previsto de la demanda y los precios de los créditos de compensación. Los mecanismos de REDD+ también ofrecen opciones para que los países obtengan financiación basada en los resultados.
En algunos contextos, el turismo forestal puede ser un importante generador de oportunidades económicas y laborales para las mujeres, los jóvenes y otros grupos vulnerables. La armonización de los incentivos creados por las políticas y la prestación de otro tipo de apoyo para reconocer la función de los bosques podrían contribuir a detener la deforestación; estas medidas se examinan en el Capítulo 4.