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Factores que explican por qué los bosques en territorios indígenas y tribales se conservan mejor

©️FAO/ Ana Reyes
Mujer de la comunidad de Yurumanguí, lideresa en la gobernanza forestal, Valle del Cauca, Colombia.

Seis factores ayudan a explicar por qué los bosques en los territorios colectivos indígenas y tribales se han conservado mejor que otros bosques,16 a saber:

  1. factores culturales y los conocimientos tradicionales;
  2. el reconocimiento de los derechos territoriales colectivos;
  3. las políticas de incentivos forestales;
  4. las restricciones sobre el uso del suelo;
  5. la accesibilidad limitada y baja rentabilidad de la agricultura; y
  6. la baja disponibilidad de capital y mano de obra (Kaimowitz, 2015).

A continuación, se analiza la evidencia sobre el rol de cada uno de los factores en la preservación de los bosques, sin calcular su peso relativo. Cabe señalar que, hasta ahora, no existen estudios que comparen el peso, la influencia, de los seis factores. Además, estos factores están íntimamente relacionados entre sí; cualquier estudio tendría que tomar en cuenta las interacciones entre ellos.

En esta sección tampoco se discute qué sería recomendable hacer con relación a esos aspectos en el futuro. Esa discusión, más normativa, se aborda al final de este documento.

©ITINKUY.COM/ Miguel Arreátegui
Poblador indígena de la comunidad amazónica awajun. Loreto, Perú.

a. Los factores culturales y los conocimientos tradicionales

Las culturas y los conocimientos tradicionales indígenas y tribales han contribuido de varias formas a reducir la destrucción de los bosques.

Diversas culturas indígenas y tribales tienen patrones de uso del suelo que destruyen menos los ecosistemas forestales. Esta es una constatación empírica, sustentada en los datos, no una afirmación romántica o ideológica. Se sabe que hay marcadas diferencias étnicas en los sistemas de producción rurales del continente, tanto entre indígenas y mestizos como entre distintos pueblos indígenas (Eden y Andrade, 1988; Godoy, Franks y Alvarado, 1998; Atran et al., 1999; Sierra, 1999; Rudel, Bates y Machinguiashi, 2002; Frizzelle et al., 2005; Hvolkof, 2006; Gray et al., 2008; Killeen et al., 2008; Stocks, McMahan y Taber, 2008; Lu et al., 2010; Barsimantov y Kendall, 2012; Müller et al., 2012; Bonilla-Moheno et al., 2013; Paneque-Gálvez et al., 2013; Torres et al., 2018; Vasco, Bilsborrow y Griess, 2018; Gray y Bilsborrow, 2020; Ojeda-Luna, 2020).

Una de las causas que en parte explican este fenómeno son las disparidades étnicas en cuanto a acceso a recursos (naturales, humanos y de capital) y a mercados y servicios (Simmons, 1997; Sierra, 1999; Caviglia-Harris y Sills, 2005; Gray et al., 2007). Por ejemplo, los pueblos indígenas y tribales suelen emplear menos maquinaria e insumos agroquímicos porque tienen menor acceso a capital.17

Sin embargo, aun tomando en cuenta las diferencias en acceso a los recursos y servicios, la etnicidad todavía sigue siendo un factor significativo (Godoy, Franks y Alvarado, 1998; Chowdhury y Turner, 2006; Barsimantov y Kendall, 2012; Bonilla-Moheno et al., 2013; Vasco, Bilsborrow y Torres, 2015; Ellis et al., 2017a; Torres et al., 2018; Vasco, Bilsborrow y Griess, 2018).

El hecho de que dos grupos étnicos puedan producir de la misma forma no necesariamente implica que lo quieran hacer. Múltiples estudios históricos y etnográficos resaltan la importancia de las tradiciones, normas, preferencias y conocimientos culturales (Atran et al., 1999; Rudel, Bates y Machinguiashi, 2002; Hvolkof, 2006; Stocks, McMahan y Taber, 2008; Pérez y Smith, 2019). Cada cultura tiene su propia visión de qué significa el “buen vivir” y cómo lograrlo.

Las culturas de los pueblos indígenas y tribales han evolucionado a partir de una relación muy estrecha y de larga data con su entorno ecológico. Eso se refleja no solo en sus lenguas, sistemas alimentarios y medicinales, creencias espirituales, conocimientos ecológicos, sino también el manejo de sus bosques y paisajes.18

©FAO/ Rosana Martín
Productor indígena originario del pueblo Guna, territorio indígena de Púcuro, provincia del Darién, Panamá.

La característica que mejor distingue a los indígenas de los mestizos en cuanto al uso de suelo es el menor peso de la ganadería bovina extensiva en los territorios indígenas que en las fincas mestizas (Rudel, Bates y Machinguiashi, 2002; Carr, 2004; Killeen et al., 2008; Stocks, McMahan y Taber, 2008; Lu et al., 2010; Müller et al., 2012; Torres et al., 2018; Vasco, Bilsborrow y Griess, 2018).19 La ganadería bovina se asocia a la llegada de los colonizadores españoles y portugueses y siempre ha tenido mayor peso en los sistemas de producción y consumo de los mestizos que en los de la mayor parte de los pueblos indígenas o tribales. También ha sido una práctica común entre los mestizos establecer potreros como un mecanismo para demostrar posesión de – y adquirir derechos sobre – la tierra, pero no así entre los indígenas. Esas diferencias influyen mucho en la deforestación, ya que justamente la mayor parte de la pérdida de bosques en América Latina está ligada a la expansión pecuaria (de Sy, 2015; Graesser et al., 2015).20

El aprovechamiento de productos forestales no maderables – carne de monte, plantas medicinales, frutas silvestres y leña, entre otros – es una parte integral de las culturas indígenas y tribales de las zonas boscosas, y contribuye de forma notable a sus medios de vida (Toledo et al., 2003; Silva Crepaldi y Luna Peixoto, 2010). Lo anterior también es válido para algunas comunidades mestizas que llevan tiempo asentadas en zonas boscosas (Dufour, 1990; Caviglia-Harris y Sills, 2005). En cualquier caso, es probable que los productos forestales no maderables contribuyan más a los medios de vida de los pueblos indígenas y tribales, lo que les hace apreciar más los bosques.

El conocimiento tradicional de los pueblos indígenas y tribales sobre la fauna y la flora y sus usos, las plagas y las enfermedades, el fuego, el clima y los suelos y cómo todos ellos responden a las prácticas humanas, aportan al manejo, aprovechamiento, restauración y monitoreo de los bosques y a la adaptación a situaciones nuevas (Reyes-García, 2009; Douterlunge, 2012; Mistry y Berardi, 2016; Mistry, Bilbao y Berardi, 2016; Wilder et al., 2016; Rodríguez, 2017; Reyes-García et al., 2018; Schroeder y González, 2019; Sierra-Huelz et al., 2020). A los pueblos indígenas y tribales estos conocimientos les permiten no solo entender mejor los bosques, sino también sacarles mayor provecho, fortaleciendo así los incentivos para mantenerlos en buen estado.

El caso del pueblo indígena Tsimane en la Amazonía en el Estado Plurinacional de Bolivia, ofrece un ejemplo interesante en este sentido. Un estudio de ese caso demuestra que aquellas comunidades Tsimane que tienen mayor conocimiento ecológico tradicional, conservan más y mejor sus bosques que aquellas con un conocimiento más acotado (Paneque-Gálvez et al., 2018). Lo anterior sugiere que la gente que ha convivido más con los bosques y sabe aprovecharlos, los cuida mejor, incluso cuando los grupos pertenecen a la misma etnia.

Las culturas y conocimientos no son estáticos, evolucionan (Rudel, Bates y Machinguiashi, 2002) y tampoco conviene generalizar: cada pueblo indígena es distinto (Stocks, McMahan y Taber, 2008; Lu et al., 2010). Sin embargo, por lo menos hasta ahora, se puede afirmar que muchos pueblos indígenas y tribales han conservado sus bosques mejor que otros grupos sociales no indígenas o tribales.

  • 16 Incluye los territorios afrocolombianos. De hecho, Colombia es el único país en el que se logró identificar estudios que analizan las tasas de deforestación en los territorios tribales.
  • 17 Esto incide en la deforestación, debido a que una parte relevante de la misma está relacionada con la expansión del cultivo mecanizado de soya y cereales, sobre todo en Argentina, el Estado Plurinacional de Bolivia, Paraguay y la Ecorregión del Cerrado (De Sy, 2015; Graesser et al., 2015).
  • 18 Cuentan con muchos sitios sagrados en áreas forestales, los que conservan por razones espirituales (Tan, Tran y Bhattacharyya, 2019).
  • 19 En el mismo sentido, uno de los pocos estudios que no encontró diferencias en el uso del suelo entre indígenas y colonos fue uno sobre una zona en Panamá en la cual hay poco ganado (Simmons, 1997).
  • 20 Se calcula que, entre 1990 y 2005, el 71% del área deforestada en Sudamérica se utilizó para potreros (De Sy, 2015).