El presente informe es prueba contundente de la importancia y urgencia de proteger los bosques y comunidades de los territorios de los pueblos indígenas y tribales. Da cuenta de que las amenazas para estos bosques y sus habitantes crecen de forma desproporcionada e insostenible, a pesar de que los pueblos indígenas y tribales han sido buenos guardianes de la naturaleza. Para hacer frente a dicha situación, propone un conjunto de inversiones y políticas que los financiadores climáticos y decisores gubernamentales, en coordinación con los pueblos indígenas y tribales, deben de adoptar con el propósito de contribuir a la generación de verdaderos procesos de desarrollo sostenible con identidad de este sector de la población.
Para el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), el derecho al territorio es un componente de los principios ordenadores de la vida de los pueblos indígenas que les permite reproducir, practicar, preservar y revitalizar sus propios sistemas políticos, económicos, sociales, jurídicos y culturales, en relación armónica con la naturaleza.
Por ello, nos parece destacable que el informe analice la importancia de los territorios haciendo hincapié en su:
La idea de compensar ahora para revertir la tendencia negativa producto del actual modelo de desarrollo – en el que a los pueblos indígenas y tribales les ha tocado la peor parte – es fundamental. El importante déficit de bienestar acumulado que arrastran los pueblos indígenas y tribales en América Latina y el Caribe empezó con el despojo de sus territorios y el sometimiento a la servidumbre y al trabajo forzoso y aún en la actualidad existen formas contemporáneas de esclavitud “que deben ser erradicadas de manera inmediata”, como sostuvo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en 2009 en relación con las comunidades indígenas guaraníes de la región del Chaco.
Tres cuartas partes del planeta están formadas por agua, y hace apenas dos décadas se creía que el líquido alcanzaría para todas y todos. En promedio, América Latina y el Caribe es la región con el mayor volumen de agua disponible: 33 580 metros cúbicos de agua por persona por año, sin considerar el gran acuífero subterráneo guaraní, entre Uruguay y Argentina. Cuenta con cuatro de los ríos más importantes del mundo (Amazonas, Paraná, Orinoco y Magdalena) y varios de los lagos más extensos. Sin embargo, la tala inmoderada y el despilfarro, entre otras acciones, han hecho que naciones enteras mueran, literalmente, de sed.
A partir de su concepción del buen vivir, nuestros pueblos indígenas protegen el agua, el aire, la tierra, el bosque, la vida; porque todos ellos en su interrelación son la casa de la vida.
Los últimos años se han caracterizado por la irrupción de los pueblos indígenas y tribales con la persistente reivindicación de sus derechos, desarrollo propio y defensa de sus territorios y recursos naturales. Al mismo tiempo se advierte el resurgimiento de la criminalización contra los movimientos indígenas, sus dirigentes y autoridades; y, últimamente, la propagación de indeseables prácticas de discriminación, racismo, persecución y asesinatos.
Un nuevo relacionamiento con los pueblos indígenas presupone orientar recursos para revitalizar los bienes intangibles e inmateriales en las culturas y sabidurías ancestrales que configuran un todo holístico en el sistema de vida comunitario de los pueblos indígenas, incluyendo la regeneración forestal asistida, el aprovechamiento selectivo y la reforestación y el crecimiento asistido de los árboles en los bosques existentes.
En los últimos años el FILAC ha aprendido varias lecciones, producto de la ejecución de proyectos de auto desarrollo comunitario sustentable. Con la emergencia global y los efectos de la pandemia del COVID-19, el FILAC está convencido de que deben existir estrategias y acciones específicas para los pueblos indígenas y tribales por tres razones fundamentales:
Por ello, ha llegado la hora de crear un futuro más inclusivo, resiliente y sostenible. Eso presupone un nuevo modelo de pensar y hacer el desarrollo para el “buen vivir” entre los pueblos y entre ellos y los demás seres vivos para lograr incidir sobre las amenazas y la destrucción acelerada de los bosques y hábitat en los territorios de los pueblos indígenas y tribales.
MYRNA CUNNINGHAM KAIN
Presidenta del Consejo Directivo del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe