Organización Panamericana de la Salud

Prólogo

En un contexto global de condiciones humanitarias adversas, América Latina y el Caribe enfrenta notables desafíos para erradicar el hambre y la malnutrición en todas sus formas. A pesar de los avances logrados en la región para reducir la desnutrición infantil en las últimas décadas, el hambre y la inseguridad alimentaria han ido en aumento desde 2014, alcanzando su nivel más alto durante la pandemia de la COVID-19. Otras formas de malnutrición, como el sobrepeso y la obesidad, también han aumentado en la región en las dos últimas décadas.

Las estadísticas muestran que la prevalencia del hambre en la región aumentó desde un 5,8% en 2015 a un 8,6% en 2021. Esta prevalencia está por debajo del promedio mundial del 9,8% en 2021; sin embargo, el aumento de la proporción de personas que padecieron hambre en la región durante la pandemia fue mayor que el incremento a nivel global. Entre 2019 y 2021, la prevalencia del hambre en la región aumentó un 28%, frente a un incremento del 23% a nivel mundial.

En 2021, la inseguridad alimentaria afectaba al 40% de la población de América Latina y el Caribe, en comparación con la prevalencia mundial del 29,3%. Además, las disparidades específicas de género existentes en la inseguridad alimentaria, donde las mujeres se ven más afectadas que los hombres, muestran una brecha mayor en esta región que en el mundo. Estas preocupantes tendencias en materia de inseguridad alimentaria podrían explicarse, en parte, por el hecho de que la región tiene el mayor nivel de desigualdad del mundo, sumado a que fue fuertemente impactada por la pandemia, la cual afectó desproporcionadamente a las mujeres.

El sobrepeso y la obesidad son especialmente preocupantes en América Latina y el Caribe. La prevalencia del sobrepeso en niños y niñas menores de cinco años y de la obesidad en adultos está muy por encima de los promedios mundiales y afecta a personas de todos los niveles de ingresos, tanto en zonas rurales como urbanas, incluidos los Pueblos Indígenas. Si esta problemática no se aborda con políticas eficaces, se podrían experimentar efectos de largo alcance, dejando atrás a una gran proporción de la población.

América Latina y el Caribe no sólo registra altos niveles de desigualdad, sino también el mayor costo de una dieta saludable. Este indicador es calculado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), e identifica la dieta saludable de menor costo disponible en cada momento y lugar, y que cumple con las recomendaciones de las guías alimentarias basadas en alimentos (GABA). En 2020, 131 millones de personas no podían permitirse una dieta saludable en la región. La inasequibilidad de dietas saludables afecta gravemente a la nutrición y la salud de las poblaciones más vulnerables, incluidos los niños, las niñas y las mujeres; está asociada con el hambre, el retraso del crecimiento en niños y niñas menores de cinco años y la anemia en mujeres de 15 a 49 años.

Es importante señalar que estas tendencias no tienen en cuenta los efectos del conflicto en curso en Ucrania, que ha influido en los precios de la energía y los fertilizantes, afectando especialmente a los agricultores familiares, así como en los precios de los alimentos. Esta situación afecta de manera desproporcionada a quienes viven en situaciones más vulnerables, con consecuencias que podría llevar a un deterioro de la seguridad alimentaria y nutricional de la población de América Latina y el Caribe, especialmente en los países de menores ingresos, con mayores niveles de desigualdad y conflictos. Los riesgos son particularmente altos para grupos vulnerables como la población rural, las mujeres, los pueblos indígenas y los afrodescendientes.

En la primera parte de esta edición del Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe 2022 se presentan datos actualizados sobre el costo y la asequibilidad de dietas saludables en la región. Se examina la relación de estos datos con factores socioeconómicos, como la pobreza y la desigualdad de ingresos, e indicadores de nutrición para apoyar la toma de decisiones relativas a las políticas alimentarias y agrícolas. En la segunda parte, se presenta un enfoque de sistema agroalimentario para implementar y reformular tres categorías de políticas: (i) orientadas a los productores, a fin de apoyar y promover la diversificación de la producción de alimentos nutritivos; (ii) orientadas al comercio y mercado de alimentos, para la transparencia de precios y la eficiencia a través de la digitalización; y (iii) políticas orientadas a los consumidores, para apoyar los ingresos y promover dietas saludables entre las poblaciones más vulnerables. Por último, se presentan casos de políticas que se han implementado en la región y que han contribuido a que las dietas saludables sean más asequibles.

Desde luego, no existe una política que pueda proporcionar la solución a esta problemática por sí sola. Lo que se necesita es un conjunto de acciones multisectoriales, cooperación internacional e integración regional, que involucre a todos los sectores y actores del sistema agroalimentario. Los gobiernos nacionales deben liderar la transformación de los sistemas agroalimentarios de la región, promoviendo y garantizando el acceso a dietas saludables para toda la población. Para avanzar en este esfuerzo, el Decenio de las Naciones Unidas de Acción sobre la Nutrición y la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios han sido importantes foros para la integración global y regional de los Estados Miembros, ratificando su compromiso y mostrando la urgente necesidad de avanzar en esta transformación.

Reconocemos las dificultades sociales, económicas y ambientales que afectan a los países de América Latina y el Caribe, así como las restricciones de los escasos recursos públicos, y el limitado financiamiento internacional. Reiteramos nuestro compromiso de apoyar a los actores gubernamentales y no gubernamentales para implementar políticas e inversiones que fomenten sistemas agroalimentarios eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, para reducir el costo y aumentar la asequibilidad de las dietas saludables.

A través de esta publicación, invitamos a los actores gubernamentales y no gubernamentales a llevar a la práctica la teoría sustentada en la evidencia para garantizar el derecho a una alimentación adecuada para toda la población de América Latina y el Caribe y acelerar, con más compromiso que nunca, el cumplimiento de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Mario Lubetkin
Representante Regional para América Latina y el Caribe Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)

Rossana Polastri
Directora Regional del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe

Carissa F. Etienne
Directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS)
Directora Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (OMS)

Youssouf Abdel-Jelil
Director Regional, a.i., del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) para América Latina y el Caribe

Lola Castro
Directora Regional del Programa Mundial de Alimentos (WFP) de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe