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BANGLADESH. Un hombre cosecha tomates en un pequeño huerto urbano en Dhaka.
© FAO/Saikat Mojumder

Conclusión

La edición de 2023 de El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo ha ofrecido información actualizada sobre los progresos realizados a nivel mundial hacia la consecución de las metas de poner fin tanto al hambre (meta 2.1 de los ODS) como a todas las formas de mal nutrición (meta 2.2 de los ODS). El hambre a nivel mundial no empeoró entre 2021 y 2022, pero va en aumento en muchos lugares del mundo donde las personas todavía están luchando por recuperar las pérdidas de ingresos a raíz de la pandemia de la COVID-19 o se han visto afectadas por el aumento de los precios de los alimentos, los insumos agrícolas y la energía, o donde las vidas y los medios de vida se han visto perturbados por conflictos o fenómenos meteorológicos extremos. Los progresos realizados en relación con importantes indicadores de nutrición infantil son alentadores, y algunas regiones van camino de alcanzar algunas de las metas de nutrición para 2030. Sin embargo, el aumento del sobrepeso en los menores de cinco años en muchos países presagia una creciente carga de enfermedades no transmisibles.

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible plantea la visión de un mundo más sano, más justo y más equitativo, un mundo libre de pobreza, hambre y malnutrición. Si bien puede parecer que estos objetivos son inalcanzables, el hecho de que no haya aumentado el hambre puede ser indicio del comienzo de un cambio de tendencia, y cualquier mejora en la nutrición infantil es un buen augurio para el futuro. Cumplir los objetivos en materia de seguridad alimentaria y nutrición es positivo no solo para aquellos que padecen inseguridad alimentaria y malnutrición sino para todas las personas. Un mundo más sano, más justo y más equitativo es un mundo mejor para todos.

Desde su edición de 2017, este informe ha ofrecido un análisis temático en profundidad de las causas subyacentes y los factores de las tendencias observadas en cuanto a la inseguridad alimentaria y la malnutrición y de la manera en que las metas del ODS 2 sobre seguridad alimentaria y nutrición se relacionan con otras metas de los ODS. En el informe, se ha destacado en repetidas ocasiones que la intensificación y la interacción de los conflictos, los fenómenos climáticos extremos y las situaciones de desaceleración y debilitamiento de la economía, combinados con una elevada inasequibilidad de los alimentos nutritivos y una creciente desigualdad, nos están alejando de cumplir las metas del ODS 2. Aunque se han ofrecido recomendaciones en materia de políticas destinadas a aumentar la resiliencia frente a estas adversidades, en el informe de este año se subraya la importancia de considerar también otras megatendencias importantes.

Se ha seleccionado la urbanización como el tema del informe de este año. Dado que se prevé que casi siete de cada 10 personas vivan en ciudades en 2050, esta megatendencia está configurando los sistemas agroalimentarios y, en consecuencia, su capacidad de ofrecer dietas asequibles y saludables para todos y contribuir a erradicar el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición. La urbanización también resulta pertinente en relación con el ODS 11 (Ciudades y comunidades sostenibles), sino también el ODS 1 (Fin de la pobreza), el ODS 2 (Salud y bienestar), el ODS 10 (Reducción de las desigualdades) y el ODS 12 (Consumo y producción responsables). Por lo tanto, las conclusiones y recomendaciones en materia de políticas que surgen del análisis de la urbanización que se presenta en este informe puede aportar información para los esfuerzos relacionados con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, así como para otras iniciativas en curso, en particular aquellas emprendidas en el marco de la Nueva Agenda Urbana aprobada por la Asamblea de las Naciones Unidas y las coaliciones de acción establecidas tras la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios.

Una de las principales conclusiones es que las maneras en que la urbanización está conformando los sistemas agroalimentarios pueden comprenderse únicamente con una perspectiva del continuo rural-urbano; el concepto simple de la división entre el medio rural y el urbano ya no es útil para comprender los crecientes vínculos entre las zonas urbanas, periurbanas y rurales. Esta conectividad en aumento a lo largo del continuo rural-urbano es hoy un aspecto esencial para entender el funcionamiento de las cadenas de valor. Solo entonces podrán traducirse con claridad los desafíos y las oportunidades que la urbanización crea para los sistemas agroalimentarios en soluciones adecuadas en materia de políticas, tecnología e inversiones, como se muestra en la Figura 37. La puesta en práctica de estas soluciones requiere que los mecanismos e instituciones de gobernanza de los sistemas agroalimentarios traspasen los límites sectoriales y administrativos y se apoyen en los gobiernos subnacionales y locales. Los gobiernos locales, en particular, son actores fundamentales a la hora de impulsar mecanismos en distintos niveles y de múltiples partes interesadas que, como se muestra con ejemplos concretos en este informe, han demostrado su eficacia en la puesta en práctica de políticas y soluciones esenciales para conseguir que todas las personas tengan a su disposición dietas asequibles y saludables.

FIGURA 37 Desafíos y oportunidades para los sistemas agroalimentarios derivados de la urbanización, proyectados sobre políticas a lo largo del continuo rural-urbano

FUENTE: Elaboración propia de los autores (FAO).x
NOTAS: En los recuadros azules se muestran políticas para aprovechar la transformación de los sistemas agroalimentarios en favor de dietas saludables a lo largo del continuo rural-urbano, que se analizan en el Capítulo 5. Los recuadros verde y naranja indican las oportunidades y desafíos para acceder a dietas asequibles y saludables, que se señalan en el Capítulo 3. La idoneidad de las políticas para aprovechar oportunidades concretas y abordar desafíos específicos se indica con letras y números, respectivamente.
FUENTE: Elaboración propia de los autores (FAO).

Los nuevos datos empíricos que se presentan en este informe para 11 países de África austral, occidental y oriental también cuestionan la opinión tradicional y revelan importantes patrones de consumo de alimentos, incluida la convergencia de la dieta a lo largo del continuo rural-urbano. Por ejemplo, pone en duda la idea tradicional de que los agricultores de las zonas rurales de África producen en gran medida sus propios alimentos. De hecho, se señala que la asequibilidad de una dieta saludable es un problema crítico para los hogares rurales de estos países porque dependen más, o quizá son los que más dependen, de la compra de alimentos. Los nuevos datos también cuestionan la idea convencional de que las pautas de compras en las zonas urbanas y las zonas rurales difieren notablemente entre sí, al menos en lo que respecta a algunos grupos de alimentos.

En estos países, la difusión de alimentos procesados, en particular alimentos altamente procesados, que se asocia con las zonas urbanas, ahora puede observarse también en las zonas rurales. Lamentablemente, los hogares de ingresos bajos situados en las zonas periurbanas y rurales de estos países necesitarían duplicar con creces lo que gastan en alimentación para asegurarse una dieta saludable. Además, la seguridad alimentaria ya no es un problema predominantemente rural, dado que se determinó que los niveles tanto de la inseguridad alimentaria grave y moderada como de la inseguridad alimentaria grave en las zonas urbanas (ciudades y localidades grandes, medianos y pequeños) y periurbanas (a menos de una hora de viaje de ciudades grandes, medianas y pequeñas) alimentaria grave son similares o en ocasiones incluso superiores a aquellas de las zonas rurales en algunos de los países analizados. También pueden observarse importantes variaciones en la prevalencia del retraso del crecimiento, la emaciación y el sobrepeso en menores de cinco años a lo largo del continuo rural-urbano.

Lamentablemente, mediante este informe hemos aprendido que no resulta posible repetir actualmente este valioso análisis detallado de los patrones de consumo de alimentos, la asequibilidad de las dietas saludables y la inseguridad alimentaria y la malnutrición a lo largo del continuo rural-urbano para más países y regiones del mundo, y que se requieren renovados esfuerzos de recopilación y análisis de datos sobre la seguridad alimentaria y la nutrición. El análisis se ha basado en el nuevo conjunto disponible de datos mundiales sobre zonas de influencia urbanas-rurales (URCA), que ofrece una cartografía georreferenciada de la conectividad espacial y funcional entre las zonas urbanas, periurbanas y rurales, utilizando datos latitudinales y longitudinales de los hogares de las encuestas de hogares más recientes. Esta combinación ha permitido trabajar con diferentes categorías de zonas de influencia definidas a lo largo del continuo rural-urbano para los 11 países de África mencionados. Lamentablemente, en la actualidad hay datos de encuestas de hogares representativos a nivel nacional disponibles únicamente para un puñado de conjuntos de datos con información de latitud y longitud que están públicamente disponibles, y todos ellos se refieren a África. Por lo tanto, redundará en el mejor interés de los gobiernos de otros países y regiones que esos datos estén disponibles para uso público o bien, si se carece de datos, que los gobiernos inviertan en desarrollo de datos a fin de colmar esta importante laguna. Solo entonces podrán los responsables de la toma de decisiones de esos países y regiones contar con un análisis, similar al que se presenta en este informe, para fundamentar sus políticas e inversiones de maneras que aprovechen la urbanización para acelerar la transformación de los sistemas agroalimentarios con miras a garantizar dietas asequibles y saludables, la seguridad alimentaria y una nutrición adecuada para todas las personas a lo largo del continuo rural-urbano.

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