Las evaluaciones de las necesidades después de desastres están disponibles en línea y se descargaron de PreventionWebav, ReliefWebaw, el Servicio mundial para la reducción y recuperación de desastresax y el Banco Mundialay. Las evaluaciones que se utilizaron en el presente informe como fuentes de datos abarcan desde 2007 hasta 2022.
En particular, se recogieron datos de 88 evaluaciones posteriores a desastres realizadas en 60 países de siete regiones y subregiones: África, 30; América del Sur, 5; Asia, 24; Caribe, 10; Cercano Oriente, 1; Europa oriental, 8; y Oceanía, 10. Los datos abarcan ocho tipos de amenazas: ciclón, 4; sequía, 7; terremoto, 9; inundación, 32; múltiples amenazas, 6 (incluida La Niña, 1); tormenta, 23; tsunami, 1; y actividad volcánica, 3. En este conjunto de evaluaciones de las necesidades después de desastres se incluyeron distintos tipos de evaluaciones, en particular evaluaciones de daños, pérdidas y necesidades; evaluaciones de las necesidades después de desastres, y evaluaciones rápidas de los daños y las necesidades.
Las evaluaciones de las necesidades después de desastres generan estimaciones de los daños y las pérdidas por sector económico, lo que permite comparar las repercusiones en toda la economía. Todos los valores de daños y pérdidas notificados se convirtieron a USD de 2017 (de USD actuales o de la moneda local) utilizando datos del índice de precios al consumidor del Banco Mundial.
Se sumaron y agruparon los valores de los daños y las pérdidas notificados por categoría de amenaza para calcular las pérdidas agrícolas totales causadas por tipos de desastres. Los accidentes industriales notificados no incluyeron los valores de las repercusiones en el sector agrícola y, por lo tanto, no se muestran como una categoría en los resultados.
La proporción de las pérdidas agrícolas en las pérdidas de los sectores productivos corresponde a los daños y las pérdidas notificados en la agricultura correspondientes a todas las evaluaciones de las necesidades después de desastres divididos entre los daños y las pérdidas totales notificados en todos los sectores productivos de todas las evaluaciones de las necesidades después de desastres (incluidas la agricultura, la industria, el comercio y el turismo) por categoría de desastre.
De modo similar, la proporción de las pérdidas agrícolas respecto de las pérdidas totales se calcula dividiendo los daños y las pérdidas en la agricultura notificados en todas las evaluaciones de las necesidades después de desastres entre los daños y las pérdidas totales de todas las evaluaciones por categoría de desastre.
Se incluyó un desglose subsectorial de los daños y las pérdidas notificados en 50 evaluaciones de las necesidades después de desastres, que representa el 56 % de la muestra. En esta submuestra se agruparon los daños y las pérdidas por subsector agrícola en USD de 2017, a fin de calcular los respectivos porcentajes.
Se elaboraron estimaciones de las pérdidas ocasionadas por desastres en los cultivos y la ganadería de 1991 a 2021 a partir de una hipótesis de producción contrafactual específica de los años en los que se produjeron desastres. Esta hipótesis luego se comparó con la producción notificada a fin de evaluar las repercusiones de los desastres.
Para calcular los diferentes parámetros de los modelos se pueden utilizar cuatro fuentes de datos.
La producción en la hipótesis contrafactual correspondiente a los años de desastres genera valores de producción en el supuesto de que los desastres no se hubieran producido. Los valores del rendimiento se calculan a partir de la serie cronológica del rendimiento por país de más de 12 700 productos procedentes de FAOSTAT. Los valores del rendimiento en los años en los que se produjeron los desastres se sustituyen por valores contrafactuales basados en los sucesos registrados en la EMDAT.
En el análisis se utiliza principalmente una lista de matrices que contienen una serie cronológica del rendimiento con el valor registrado de los años en que no hubo desastres y se elimina el rendimiento de los años en que sí los hubo, Yield (rendimiento) (j, t, i,·d) donde j son los países o zonas, t son los años (1991-2021), i son los productos y d = 0, que son los años en que no se registraron desastres. Se utilizan tres técnicas de interpolación para calcular los rendimientos contrafactuales de los años en los que se produjeron desastres, en función del número de años sin desastres de cada serie cronológica.
Con α como el vector de las variables de estado m de dimensión (m x 1), Ft y St son matrices de coeficientes fijos de las dimensiones N x m y N x r, siendo r las dimensiones del vector de perturbación, y un vector r x 1 con una media de 0 y una matriz de covarianza.
El vector de estado puede entonces describirse en una ecuación de estado:
Donde Gt es una matriz m x m y Rt es una matriz m x g de coeficientes fijos, siendo g las dimensiones del vector de perturbación, y ηt, un vector g x 1 de media igual a 0 y matriz de covarianza.
El filtro recursivo de Kalman permite estimar el modelo de manera iterativa con la siguiente ecuación:
La ganancia Kalman (Kt) equilibra la incertidumbre entre las observaciones anteriores y la nueva información. Si las observaciones anteriores son inciertas, Kt se aproxima más a 1 para dar más importancia a la información nueva. Si la diferencia entre las variables observadas y estimadas es inestable, Kt se aproxima a 0.
• Para las series cronológicas con menos de cinco años sin desastres entre 1991 y 2021:
Aquí v es el valor de la variable k, de las variables de los 10 componentes principales, para el país j del grupo c.
Para cada grupo c, cada producto i, y cada año t, se calcula una tasa anual media de variación en el rendimiento:
Empezando por los rendimientos de 1990, esta tasa de variación se aplica posteriormente a cada país y artículo para crear una serie cronológica de 1991 a 2021. El rendimiento contrafactual estimado se calcula de la siguiente manera para el producto i, el país j y el año t:
rendimientoijt es el rendimiento del producto i, país j, en el momento t agTFPjt es la PTF del país j, en el momento t Uijt es el término de error
Se utilizan indicadores estimados para calcular la serie cronológica del rendimiento contrafactual:
Una vez que se ha estimado la situación contrafactual, se calcula una desviación de rendimiento por la diferencia entre el rendimiento contrafactual estimado y el valor del rendimiento indicado en FAOSTAT.
Para determinar la variabilidad de los efectos no relacionados con los desastres y eliminar el ruido de fondo en la variación del rendimiento, se calculan distribuciones nulas por país y por producto. Se realizaron simulaciones en 10 000 matrices de desastres simuladas para crear distribuciones de desviaciones de rendimiento estimadas. Se eliminaron de las pérdidas estimadas las desviaciones de rendimiento por debajo del percentil 5 de la distribución.
Desde las pérdidas de rendimiento hasta las pérdidas de producción, los rendimientos de un año determinado se multiplican por el número de hectáreas cosechadas, el número de animales sacrificados para la producción de productos cárnicos o el número de animales de puesta o de ordeño.
Las pérdidas de producción en valores se obtienen mediante la multiplicación de las toneladas por los precios al productor en FAOSTAT, expresados en términos de paridad del poder adquisitivo en USD al valor de 2017. Surgieron dificultades relacionadas con el primer período de la serie cronológica de la década de 1990 cuando la comunicación de los precios era menos fiable que en la actualidad. Al no disponerse de precios nacionales, se utilizaron medianas subregionales, regionales o mundiales (el 12 % de los precios no disponibles). Cuando los precios locales eran tres veces mayores que la mediana mundial, se utilizaba la mediana mundial.
Las pérdidas se estiman por año y país y se desglosan por producto. Sin embargo, el 85 % de los años de desastres se consideran años de múltiples desastres. Para atribuir estas pérdidas a diferentes amenazas que se producen en el mismo año, se utiliza un modelo de regresión de repercusiones diversas, con las pérdidas de producción positivas de cada producto en cada país en cada año como la variable dependiente, el año y el número de cada tipo de desastre como efectos fijos y el producto y el país como efectos aleatorios:
Donde yijt es la pérdida de producción del producto i en el país j y el año t; βi son los parámetros de los efectos fijos; xt es el año t con t de 1991 a 2021; x2jt es el número de sequías en el país j y el año t; x3jt es el número de inundaciones en el país j y el año t; x4jt es el número de tormentas en el país j y el año t; x5jt es el número de terremotos en el país j en el año t; x6jt es el número de temperaturas extremas en el país j y el año t; x7jt es el número de corrimientos de tierras en el país j y el año t; x8jt es el número de incendios forestales en el país j y el año t; yi es el efecto aleatorio para el producto i; yj es el efecto aleatorio para el país j; y eijt son los valores residuales, que son independientes y tienen una distribución normal. Los parámetros del modelo se estiman utilizando la máxima verosimilitud restringida.
Las infestaciones por insectos, los desprendimientos de tierras y las erupciones volcánicas se eliminaron del ejercicio de atribución porque había muy pocas observaciones (38, 19 y 151, respectivamente) en la EMDAT en comparación con los otros tipos de fenómenos. Sin embargo, estos tipos de desastres se incluyeron en la estimación de las pérdidas empleando los modelos contrafactuales que figuran en el Anexo técnico 2. Los parámetros de cada tipo de fenómeno se utilizaron como factores de ponderación para atribuir las pérdidas de producción de cada producto en cada país durante cada año a cada tipo de desastre que tuviera lugar en el país en ese año:
Donde wdt es el factor de ponderación del tipo de desastre d en el país j y el año t; es el parámetro del modelo (1) para el tipo de desastre d, y Xdjt es el número de desastres del tipo d en el país j y el año t. Posteriormente, las pérdidas del producto i en el país j en el año t provocadas por el tipo de desastre d se calcularon de la siguiente manera:
Donde Lijt son las pérdidas totales del producto i en el país j y el año t.
Esas pérdidas se añadieron a los productos, países y años para obtener las pérdidas totales por tipo de desastre:
lo cual se dividió por el número total de desastres de ese tipo, para obtener la pérdida media por desastre de cada tipo:
Por último, esta pérdida media por desastre de cada tipo ad se calculó como porcentaje pd de las pérdidas totales medias de todos los tipos de desastres:
Los detalles completos de los cuatro estudios de casos (los rendimientos de la soja en la Argentina, del trigo en Kazajstán y Marruecos y del maíz en Sudáfrica) se publican en un documento técnico complementario. En esta sección se presentan los datos y métodos utilizados para la Sección 3.1.
Los resultados de la atribución que se presentan están basados en la comparación de los registros de los rendimientos observados con las distribuciones estimadas contrafactuales y factuales de los rendimientos de los cultivos. Los rendimientos factuales son los rendimientos simulados con respecto al clima en su evolución real, mientras que los rendimientos contrafactuales son aquellos simulados en relación con cómo podría haber sido el clima si no se hubiesen producido aumentos de gases de efecto invernadero y otros factores antropogénicos de forzamiento climático. A tal efecto, creamos un modelo estadístico del rendimiento de los cultivos de múltiples variables y basado en los datos del rendimiento de los cultivos observados en la longitud total de su registro disponible245 y los datos climáticos derivados de la observación (20CRv3–W5E5)246,247.
El enfoque de modelización se elabora para que pueda aplicarse de manera general a los países o cultivos de los distintos estudios de casos. Para ello, se determina un conjunto de índices climáticos que pueden ser pertinentes (CUADRO 8). Esta selección se fundamenta en las opiniones de expertos, que incluyen factores biofisiológicos y experiencia en modelos de cultivos estadísticos, y en aportes de la bibliografía248,249,250. Estos índices se calculan para temporadas de crecimiento específicas de la subregión y el cultivo con la producción más elevada siguiendo la escala de la cuadrícula de los datos climáticos disponibles (resolución de 1,4 × 1,4 grados). De todos los datos (índices climáticos basados en la observación y el rendimiento de cultivos), se registran las anomalías con respecto a una tendencia no lineal para explicar la influencia confusa de los cambios en la gestión agrícola, como la aplicación de fertilizantes. A continuación, las variables que deben utilizarse para el modelo de regresión lineal se seleccionan en un proceso de dos etapas similar al de Laudien et al.251. En primer lugar, la interdependencia entre las variables de regresión se elimina descartando aquellas correlacionadas por +/–0,7 o más con otra variable que tenga una mayor correlación con los datos de rendimiento. El conjunto reducido de variables se transfiere a una regresión de Lasso en la que se seleccionan hasta cinco variables que explican mejor los datos de rendimiento. Un ajuste lineal aporta los parámetros del modelo, y se lleva a cabo una validación fuera de la muestra.
El modelo estadístico de rendimiento se aplica posteriormente a un conjunto de datos climáticos factuales y contrafactuales, extraídos del componente del Proyecto de Intercomparación de Modelos de Detección y Atribución (DAMIP)252 de la fase 6 del Proyecto de Intercomparación de Modelos Acoplados (CMIP6). Un conjunto de simulaciones históricas abarca cambios históricos de factores de forzamiento climático tanto antropogénicos (los gases de efecto invernadero, el ozono, los aerosoles, el uso de la tierra, etc.) como naturales (la irradiación solar, el aerosol volcánico). Un conjunto de simulaciones históricas naturales (hist-nat) incluye solo cambios históricos de los factores naturales, mientras que los antropogénicos se mantienen en niveles preindustriales. Las 50 simulaciones históricas y las 50 simulaciones hist-nat del único conjunto grande del DAMIP con disponibilidad diaria de datos, la sexta versión del Modelo para la Investigación Interdisciplinaria sobre el Clima (MIROC6)253, se corrigen en función del sesgo con el método ISIMIP3 (v3.0.2)254. La evaluación del modelo255, 256 no muestra sesgos evidentes más allá de lo comúnmente aceptado en los estudios de modelización sobre las repercusiones del clima. En las regiones de los estudios de casos en particular, se ha demostrado que el modelo representa adecuadamente las precipitaciones en el norte de Kazajstán257; lo mismo cabe decir en relación con las precipitaciones en Marruecos, al menos en la costa y en el norte258, que es la región de interés en este caso. Se han utilizado versiones anteriores del mismo modelo para proporcionar conjuntos de datos específicamente para estudios de atribución de las repercusiones con anterioridad259,260 y para la atribución en la agricultura261,262.
La sensibilidad climática en equilibrio de MIROC6 y la respuesta climática transitoria son con 2,60 °C y 1,58 °C en la parte inferior de la diferencia de CMIP6 de 3,78 °C +/–1,12 °C (ECS) y 1,98 °C +/–0,48 °C (TCR) (media +/– una desviación típica)263. Lo que es más importante, se encuentra en el rango probable de sensibilidad climática en equilibrio del IPCC de 2,5 °C a 5,1 °C (valor central: 3,4 °C; rango muy probable: 2,1 °C a 7,7 °C) que es la mejor estimación hasta la fecha, basada en múltiples líneas de pruebas. Se encuentra apenas por debajo del rango probable evaluado de 1,6 °C a 2,7 °C (valor central: 2,0 °C), pero dentro del rango muy probable de 1,3 °C a 3,1 °C. El forzamiento radiativo efectivo total causado por los aerosoles según el modelo esde –0,99 W/m2 dentro de la dispersión de CMIP6 de –1,23 W/m2 +/–0,48 W/m2 (media +/–5-95 % de margen de confianza), así como dentro del rango evaluado del IPCC de 2,0 W/m2 a 0,6 W/m2 (valor central: -1,3 W/m2) (confianza media)264. Juntos, estos números implican que la respuesta del modelo a los gases de efecto invernadero y otros factores de forzamiento es plausible. La respuesta de la temperatura mundial en el extremo inferior implica también que los resultados de la atribución obtenidos podrían presentar un sesgo hacia abajo y no hacia arriba, lo que significa que ofrecen estimaciones más conservadoras.
Las 50 simulaciones en cada experimento varían entre sí en términos de la variabilidad climática interna, es decir, presentan distintas condiciones meteorológicas, y juntas brindan un panorama del clima con y sin gases de efecto invernadero y otros factores de forzamiento climático antropogénicos. Los datos climáticos factuales del modelo se procesan de la misma manera que los datos climáticos derivados de observaciones. Los datos climáticos contrafactuales del modelo se procesan del mismo modo, pero teniendo en cuenta que en los umbrales basados en percentiles estos umbrales para el cálculo de los índices se obtienen de los respectivos datos climáticos factuales, y también que las anomalías de los índices contrafactuales se calculan con respecto a la tendencia no lineal en los respectivos datos factuales y no contrafactuales. Al utilizar la selección variable y los parámetros del modelo estadístico derivado de la observación, se obtienen las distribuciones de los rendimientos factuales y contrafactuales.
Esta nota tiene como objetivo presentar los distintos métodos de cálculo utilizados para la sección de la Parte 4 sobre el análisis de costos y beneficios y demostrar que los tres enfoques —preventivo y de reducción de riesgos, acción preventiva y medidas fundamentadas en los riesgos para reducir la propagación de la langosta del desierto (combinación de las dos)— se complementan entre sí para fomentar la resiliencia. La FAO ha elaborado metodologías para calcular el beneficio de las buenas prácticas de reducción del riesgo de desastres en las explotaciones agrícolas y las intervenciones relacionadas con la acción preventiva en varios de sus programas. Si bien estas metodologías todavía se están elaborando con miras a incluir una variedad más amplia de actividades programáticas, ofrecen un panorama de las etapas y las estructuras de los métodos de análisis de costos y beneficios de la FAO para analizar las buenas prácticas de reducción del riesgo de desastres en las explotaciones agrícolas y las intervenciones relacionadas con la acción preventiva.
Resumen: En el proceso de análisis de costos y beneficios se calculan y comparan los beneficios y los costos de las tecnologías de buenas prácticas sugeridas en materia de reducción del riesgo de desastres en la agricultura (cultivos, ganadería, pesca y silvicultura) y las tecnologías locales existentes a lo largo del tiempo basadas en datos primarios procedentes de las explotaciones recopilados de forma estacional. En cada explotación, se hace un seguimiento de la tecnología de buenas prácticas sugerida en materia de reducción del riesgo de desastres y la tecnología local existente, en parcelas adyacentes y de manera simultánea. Las parcelas que no se vieron afectadas por amenazas durante el período de seguimiento constituyen la hipótesis sin amenazas, mientras que las parcelas afectadas por amenazas durante el período de seguimiento forman parte de la hipótesis con amenazas. Entre los datos recopilados en las explotaciones agrícolas para el análisis de costos y beneficios figuran los costos relativos a los insumos, la mano de obra, los costos de mantenimiento y capital y los beneficios, es decir, el valor bruto de la producción. El análisis de costos y beneficios compara los beneficios netos, es decir, el rendimiento neto de la inversión en la tecnología de buenas prácticas sugerida en materia de reducción del riesgo de desastres y la tecnología local existente en un período de observación, para después extrapolarlos a un período más largo (en este contexto, 11 años).
Se llevó a cabo un proceso de tres etapas para evaluar los beneficios de las buenas prácticas de reducción del riesgo climático y de desastres, que comprende la recopilación de datos, la evaluación sobre el terreno y el análisis de su ampliación.
La primera etapa consistió en recopilar determinados datos de referencia, lo que incluyó realizar actividades de investigación documental de antecedentes en las aldeas seleccionadas, los hogares y sus actividades de producción agrícola, además de información sobre la exposición a amenazas y los fenómenos meteorológicos extremos y desastres que les han afectado durante los últimos cinco años. También incluyó la selección de prácticas de reducción del riesgo de desastres, que fueron determinadas por un equipo de especialistas que también determinaron los lugares de la preselección inicial y las aldeas que participarían en el estudio, sobre la base de las zonas agroecológicas locales. Estas luego se validaron, lo que incluyó la determinación de los hogares interesados en participar en la realización de pruebas sobre el terreno.
Las parcelas de campo de los agricultores participantes seleccionadas para el estudio se dividieron en dos partes; una de ellas se utilizó para probar la buena práctica de reducción del riesgo de desastres innovadora, mientras que la otra se utilizó como parcela de control, sobre la que se aplicó la práctica agrícola utilizada anteriormente, sin cambios. En algunos casos, debido a la falta de disponibilidad de tierras o cuando se trataba de cultivos perennes, la parcela de control se estableció en un campo cercano, que presentaba las mismas condiciones que la parcela de prueba sobre la reducción del riesgo de desastres a fin de garantizar que hubiera las mismas condiciones para evaluar la práctica tradicional y la buena práctica.
Los resultados de las parcelas de prueba y de control se analizaron estación por estación durante los años sin amenazas (cuando no hubo amenazas) y se compararon con los resultados en condiciones con amenazas (cuando hubo una o más amenazas). De esta manera, se determinaron prácticas que:
La segunda etapa consistió en crear el análisis de costos y beneficios, con el que se evaluaron cuantitativamente los beneficios netos (viabilidad y eficacia) derivados de la nueva buena práctica de reducción del riesgo de desastres en comparación con la práctica utilizada anteriormente, en condiciones con y sin amenazas. El análisis de costos y beneficios incluyó la asignación de un valor monetario a los costos, los beneficios añadidos y los costos evitados asociados con la aplicación de la buena práctica y de la práctica utilizada anteriormente, en condiciones con y sin amenazas. La valoración de los bienes o servicios sin precio, como la mano de obra familiar o los recursos hídricos de acceso abierto, se estimó a partir de los precios de bienes comercializados a modo de sustitución. El CUADRO 9 muestra que los tipos de costos y beneficios variaban en función del tipo de práctica.
La relación beneficio-costo se utilizó para comparar las prácticas e indicar la relación entre los costos y beneficios, que se expresa como relación entre el valor actual descontado de los beneficios y el valor actual descontado de los costos.
Los beneficios netos también se evaluaron mediante el cálculo del valor actual neto de la buena práctica y la práctica común o utilizada anteriormente, que luego se comparó para evaluar los beneficios añadidos (como el aumento de la productividad) y los daños y las pérdidas evitados gracias a la buena práctica. Se utilizó un período de valoración de 11 años, aplicando una tasa de descuento del 10 % con un control de sensibilidad del 5 % y el 15 %. En términos generales, por una parte, un valor actual neto positivo indica que el valor actual de los beneficios superó el valor actual de los costos durante el período evaluado. Por otra parte, un valor actual neto negativo muestra que los costos iniciales y de funcionamiento no se recuperan con los beneficios acumulados en el tiempo. Se considera que una práctica es más rentable cuando el valor actual neto es mayor.
Además del análisis cuantitativo de la evaluación sobre el terreno, se llevó a cabo un análisis cualitativo de los beneficios sociales y ambientales conjuntos de la buena práctica según la percepción de los agricultores. Esta información se recopiló mediante entrevistas semiestructuradas y, en la medida de lo posible, en debates por grupos especializados. Entre los temas abarcados figuraban la viabilidad socioeconómica de la práctica, su sostenibilidad y los beneficios sociales y ambientales asociados. Estos beneficios comprendían la reducción de la vulnerabilidad, el aumento de los ingresos y las oportunidades de medios de vida, el potencial para aliviar la escasez de alimentos durante los desastres y después de ellos y la mejora de la nutrición. En los debates también se estudió si estos beneficios ayudaban a mitigar las repercusiones ambientales adversas. De esta manera, se determinaron y evaluaron cualitativamente los beneficios adicionales, los efectos imprevistos y los obstáculos, de los que quizá no se tendría conocimiento si se realizara solo la evaluación cuantitativa.
La tercera etapa se llevó a cabo como parte del estudio de 2019 de la FAO, y consistió en evaluar el potencial de ampliación de las buenas prácticas seleccionadas. Para ello, se utilizaron modelos de simulación personalizados mediante la metodología sobre la dinámica de los sistemas para simular las posibles repercusiones de la ampliación de tres buenas prácticas muy prometedoras. Mediante la metodología sobre la dinámica de los sistemas, las variables biofísicas pueden integrarse en modelos monetarios y viceversa. Esto ayuda a entender mejor el comportamiento no lineal dinámico de los sistemas complejos a lo largo del tiempo a partir de las principales relaciones causales y los bucles de retroalimentación entre sus indicadores. Los modelos de simulación que se elaboraron estaban basados en los resultados de las evaluaciones sobre el terreno y también se tuvieron en cuenta los posibles obstáculos específicos del contexto (por ejemplo, las limitaciones agroecológicas y socioeconómicas).
Los modelos de simulación se establecieron para dos hipótesis principales: i) la hipótesis de ampliación de la buena práctica, en la que se supone los agricultores adoptan de forma generalizada la buena práctica de reducción del riesgo de desastres evaluada y ii) se introduce una hipótesis sin cambios durante el período de simulación de 11 años, que funciona como si la única práctica utilizada anteriormente por los agricultores se empleara sin ninguna otra práctica de reducción del riesgo de desastres. Además, se simularon tres hipótesis de frecuencia de amenazas: i) una frecuencia de amenaza baja, en la que las amenazas se repiten cada tres años; ii) una frecuencia de amenaza media-alta, en la que se considera que las amenazas reaparecen cada dos años, y iii) una frecuencia de amenaza alta, en la que se supone que las amenazas se repiten cada año.
En esta nota se presentan los métodos de cálculo utilizados para el análisis beneficio-costo de la aplicación de las intervenciones relacionadas con la acción preventiva. La FAO ha elaborado marcos para calcular los beneficios directos de las intervenciones relacionadas con la acción preventiva en varios de sus programas. Si bien estas metodologías todavía se están elaborando con miras a incluir una variedad más amplia de actividades programáticas, esta metodología ofrece un panorama de las etapas y las estructuras de los métodos de análisis beneficio-costo de la FAO referentes a la acción preventiva.
El principal resultado del análisis beneficio-costo es la relación beneficio-costo de la intervención relacionada con la acción preventiva. La relación beneficio-costo mide la relación entre los beneficios directos derivados de las acciones preventivas y los costos de diseño y ejecución de las acciones preventivas, expresados en valores monetarios actuales. Por lo tanto, la relación beneficio-costo ofrece un resumen de la eficacia en el uso de los recursos destinados a la adopción de medidas antes de que se presente una amenaza prevista a fin de prevenir o mitigar sus repercusiones en los medios de vida de las comunidades afectadas. Para llevar esto a cabo, la FAO recopila datos cuantitativos mediante entrevistas estructuradas con beneficiarios y hogares de control; a su vez, las situaciones contrafactuales entre las dos muestras se utilizan para conformar la base de los resultados de las intervenciones relacionadas con la acción preventiva que siguen una serie de fórmulas con las que se calculan los beneficios añadidos y las pérdidas evitadas gracias a la intervención. A continuación se resumen las etapas fundamentales para calcular la relación beneficio-costo de un proyecto de acción preventiva.
El análisis beneficio-costo de los proyectos de acción preventiva se basa en datos primarios recogidos en los hogares para las muestras de control y de beneficiarios. Las diferencias entre estas dos muestras de poblaciones conforman la base del cálculo de beneficios del análisis.
Hay varias medidas que se aplican para garantizar la precisión de los datos recogidos.
La valoración de los costos de los proyectos por hogar beneficiario es una etapa fundamental en el cálculo de la relación beneficio-costo de las acciones preventivas. Se tienen en cuenta todos los costos relacionados con las actividades analizadas, incluidos los costos directos (por ejemplo, compras), así como los costos administrativos, de logística y otros costos de apoyo. Los costos de los proyectos se calculan basándose en los gastos de los proyectos señalados en los sistemas de información financiera de la FAO disponibles en el Sistema de información sobre gestión del Programa de campo.
Se consideran dos categorías de costos:
El análisis beneficio-costo solo se centra en los beneficios directos de las acciones preventivas, es decir, los beneficios derivados directamente de la asistencia brindada por la FAO.
Deberían analizarse dos tipos de beneficios directos:
Los beneficios se calculan analizando las diferencias en las variables de los resultados entre los grupos de beneficiarios y de control. Se realizan pruebas estadísticas para evaluar la importancia de las diferencias observadas.
Cabe destacar que también se recopilan datos cualitativos —mediante debates por grupos especializados y entrevistas a informantes clave— que se analizan a fin de conocer en profundidad las percepciones de las comunidades afectadas, triangular los resultados cuantitativos, evaluar los puntos fuertes y débiles de los procedimientos de adopción de decisiones y operacionales que se han seguido para vincular las alertas tempranas a las acciones preventivas y obtener información fundamental para mejorar la futura programación.
Ejemplo: metodología empleada para calcular las pérdidas evitadas de mortalidad animal
En el presente ejemplo se describen las medidas adoptadas para calcular las pérdidas evitadas de mortalidad animal.
Calcular el número total de cabras que posee cada hogar. El número debería incluir las cabras que se tenían antes del inicio de las intervenciones de los proyectos más las cabras compradas durante los proyectos.
Para cada hogar, calcular la tasa de mortalidad (TM) de las cabras dividiendo el número de cabras que murieron debido a la sequía entre el número total de cabras que se poseían:
Calcular la tasa de mortalidad media de las cabras correspondiente a toda la muestra de beneficiarios y a toda la muestra de control. Nota: los hogares que no poseen cabras no deberían incluirse en el cálculo de tasas de mortalidad media de las cabras.
Calcular la diferencia entre las tasas medias de mortalidad de las cabras de las muestras de beneficiarios y de control.
Calcular el número total adicional de cabras que sobrevivieron (o murieron) a lo largo de la duración del proyecto. Multiplicar por el número total de cabras que poseen los hogares beneficiarios.
Calcular el valor del número adicional de cabras que sobrevivieron (o murieron) a lo largo de la duración del proyecto utilizando el precio medio del mercado de cabras durante el período de ejecución del proyecto.
Calcular el valor de los animales salvados por hogar.
La relación beneficio-costo se calcula como la relación entre los costos totales por hogar beneficiario y la suma de todos los beneficios añadidos y pérdidas evitadas calculados a partir de las respuestas indicadas por los hogares beneficiarios y de control. Se realiza el análisis de sensibilidad mediante la modificación de algunos de los principales supuestos adoptados en los cálculos de la relación beneficio-costo y la evaluación de la variación de los resultados. En particular, se simulan las hipótesis más pesimistas y más optimistas.
En el CUADRO 10 se ofrece un ejemplo de cómo se calcularía esto a partir de los costos de un proyecto, los beneficios acumulados totales y las pérdidas evitadas.
Sobre la base de la experiencia adquirida con la ejecución de la operación para combatir la plaga de la langosta del desierto, se elaboró una nueva metodología para calcular el rendimiento de la inversión de las intervenciones de la FAO fundamentadas en los riesgos, a partir de diversas consideraciones y supuestos. Se consultaron el manual de la FAO sobre la langosta y el manual de pronóstico de la langosta del desierto de la FAO a fin de conocer las necesidades alimentarias de la langosta del desierto y la densidad media de los enjambres y bandas. El perfil de las operaciones de control derivado de estas fuentes se utilizó para determinar el tamaño de los enjambres, las zonas infestadas, las zonas tratadas y las pérdidas evitadas de materia verde/vegetación gracias a las zonas protegidas.
Necesidades alimentarias de la langosta del desierto (manual de la FAO sobre la langosta y manual de pronóstico de la langosta del desierto de la FAO):
Considerando la densidad media de los enjambres y bandas (manual de pronóstico de la langosta del desierto y Directrices de la FAO sobre la langosta del desierto, biología y comportamiento), se estima que las necesidades de consumo por hectárea son:
Perfil de las operaciones de control
En los informes sobre el terreno se proporcionaron detalles sobre la naturaleza de la operación de control (en el aire y el suelo) y la relación saltón-enjambre. En los informes sobre los dos años de operación de control se indicó que el 80 % de las hectáreas tratadas se infestó con enjambres maduros e inmaduros, mientras que el 20 % de las zonas tratadas se infestó con ninfas en distintas etapas (del primer estadio al quinto).
A partir de esta información, cada vez que se trata una hectárea, hay unas 30 toneladas de materia verde y vegetación que no son consumidas por las langostas del desierto (protegidas).
La materia verde productiva
A fin de estimar las pérdidas y repercusiones que afectan a los medios productivos de los agricultores, los agropastores y los pastores, es necesario introducir (adoptar) el concepto de materia verde y vegetación productiva. Consideramos vegetación productiva cualquier especie apetitosa (para los animales) presente en el terreno de pasto o las explotaciones y las especies utilizadas directamente como alimento (para los seres humanos).
Del consumo de langostas del desierto a la pérdida de terrenos de pasto y cultivos
A partir de estos supuestos y de las consideraciones que seguirán, es posible calcular cuántos terrenos de pasto y tierras agrícolas puede destruir una hectárea de langostas del desierto (ninfas y enjambres) a lo largo de su ciclo biológico.
Consideración 1. Valor de productividad media de los terrenos de pasto situado en 0,75 t/ha en África oriental265.
Consideración 2. Tierras de cultivo protegidas en el Cuerno de África, aplicando 3 t/ha como relación del rendimiento medio del forraje verde y considerando una relación hoja-tallo de 0,49.
Consideración 3. Producción media de cereales (principales cultivos de las zonas áridas y semiáridas): 1,3 toneladas y una reducción aproximada del 50 % del rendimiento debido a la langosta del desierto.
Consideración 4. Capacidad de carga de una unidad ganadera tropical por hectárea de terrenos de pasto y una reducción aproximada del 60 % de la capacidad de carga debido a las langostas del desierto. Se estima una reducción del 60 % (en el caso de una infestación de langostas del desierto) tomando en consideración las observaciones sobre el terreno.
Consideración 5. Se utiliza el número de 4,5 unidades ganaderas tropicales por hectárea como media de la región.
Consideración 6. Se utiliza el valor de 300 USD como precio promedio por tonelada de cereales.
Consideración 7. Se utiliza 150 kg como la necesidad media de cereales por persona y año.