Prólogo

Los desastres están causando niveles sin precedentes de destrucción en todo el mundo, lo que exige nuevos enfoques para reducir los riesgos, reforzar las capacidades de respuesta y fomentar la resiliencia.

El año 2023 ha batido todos los récords de las temperaturas más altas registradas en nuestro planeta, afectado por el calentamiento global, y los episodios extremos de inundaciones, tormentas, sequías, incendios forestales y brotes de plagas y enfermedades están pasando a ocupar los titulares de las noticias en el mundo. A medida que se extiende el efecto de la crisis climática, también están aumentando la frecuencia y la intensidad de los desastres relacionados con el clima, que pasan una elevada factura a las comunidades y a los hogares en todo el mundo. La agricultura es uno de los sectores más expuestos y vulnerables en el contexto del riesgo de desastres, dada su gran dependencia de los recursos naturales y las condiciones climáticas. Los desastres recurrentes pueden menoscabar los logros en materia de seguridad alimentaria y minar la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios.

En este informe, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presenta datos novedosos sobre las repercusiones mundiales de los desastres en la agricultura y la seguridad alimentaria durante los tres últimos decenios. Tomé la decisión de elevar el nivel de este informe al de publicación principal a fin de mostrar nuestro compromiso de invertir en soluciones de reducción del riesgo de desastres basadas en datos objetivos, así como de promover sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles en aras de un futuro mejor para todas las personas de todo el mundo.

Las conclusiones del informe son impactantes. Se calcula que en los últimos 30 años se ha perdido una producción agrícola y ganadera por valor de 3,8 billones de USD debido a los desastres. Esto equivale a más del 5 % del producto interno bruto agropecuario mundial anual, porcentaje que sería considerablemente mayor si se dispusiera de datos sistemáticos sobre las pérdidas en los subsectores de la pesca y la acuicultura, y de la actividad forestal. Necesitamos urgentemente contar con mejor información acerca de las repercusiones de los desastres en todos los subsectores de la agricultura a fin de crear sistemas de datos que sirvan de base para articular y fundamentar medidas eficaces y de cumplir los requisitos de seguimiento del Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

En cierto sentido, los desastres son la punta del iceberg. Las condiciones sociales y ambientales dan lugar a desafíos y vulnerabilidades subyacentes más profundos cuyos resultados son nefastos y tienen repercusiones en cascada en los sistemas agroalimentarios. Tanto la pobreza como el acceso desigual a los recursos y las estructuras de gobernanza contribuyen decisivamente a determinar las repercusiones de los desastres y las crisis. Entre estas, la crisis climática está teniendo un efecto significativo al amplificar los riesgos existentes, sin olvidar las recientes pandemias y los conflictos armados, que también han contribuido a las pérdidas que se han registrado en el sector agroalimentario. Reducir las repercusiones de los desastres requerirá no solo comprender sus efectos directos, sino que también será necesario desentrañar las condiciones generales que determinan los riesgos y la forma en que sus repercusiones se propagan en cadena a los distintos sectores, sistemas y regiones geográficas.

En un mundo con recursos limitados, debemos incrementar la inversión en resiliencia adoptando soluciones creativas, innovadoras y escalables que puedan evitar y reducir las pérdidas provocadas por los desastres. Aprovechando el conocimiento técnico especializado de la FAO, en esta publicación se exponen las oportunidades para abordar proactivamente los riesgos existentes en los sistemas agroalimentarios y se muestran maneras de integrar la reducción de riesgos de desastres en las prácticas y políticas agrícolas. Se aboga por un mejor entendimiento del contexto en que se aplican estas soluciones y se insta a reforzar las asociaciones y la colaboración con todos los asociados pertinentes.

Como parte de la labor de la FAO para respaldar sistemas agroalimentarios basados en riesgos, el presente informe es una valiosa contribución al conjunto de conocimientos necesarios para adoptar y ampliar los enfoques innovadores de la agricultura resiliente y sostenible, permitiendo así una mejor producción, una mejor nutrición, un mejor medio ambiente y una vida mejor sin dejar a nadie atrás.

Qu Dongyu
Director General de la FAO

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