Parte 3 Factores que aumentan el riesgo de desastres y repercusiones en cadena

3.2 Pandemia y epidemia: la COVID-19 y la peste porcina africana

En esta subsección se presentan y analizan las repercusiones en la agricultura y la seguridad alimentaria de dos desastres biológicos recientes, a saber, la pandemia de la COVID-19 y la peste porcina africana. Estos desastres no solo tuvieron repercusiones de gran alcance en la salud humana y animal, sino que también tuvieron repercusiones en cadena en los sistemas agroalimentarios y agravaron el riesgo de desastres en la sociedad en general. En esta sección se presenta una visión general de las repercusiones en la agricultura y los productores agrícolas en 19 paísest considerados en situación de crisis alimentariau; posteriormente se expone un análisis que abarca 11 países expuestos a la inseguridad alimentaria a fin de reflexionar sobre el modo en que las restricciones impuestas para detener la propagación de la pandemia afectaron a la situación ya precaria de la producción agrícola y la seguridad alimentaria en esos países. Haciendo referencia a la literatura disponible sobre las repercusiones de la pandemia en el sector agrícola y partiendo de esta base, las conclusiones de esta sección se derivan de las encuestas del DIEM llevadas a cabo entre 2020 y 2022 en más de 44 000 hogares agrícolas en 19 paísesv. Los resultados ofrecen información y recomendaciones sobre el modo en que los responsables de la formulación de políticas y los profesionales pueden incorporar las lecciones aprendidas en los futuros planes de respuesta y de reducción del riesgo de desastres con múltiples amenazas, así como en estrategias y mecanismos de financiación del riesgo de desastres.

Los datos relativos a las graves consecuencias de las enfermedades transfronterizas de los animales en las economías y la seguridad alimentaria se presentan en la sección sobre la epidemia de la peste porcina africana. Se trata de una enfermedad vírica de los cerdos domésticos y silvestres considerada uno de los mayores peligros contra la sanidad animal que hayan existido. La propagación de la peste porcina africana en 2019 y 2020 tuvo amplias repercusiones negativas a escala mundial, al causar importantes pérdidas socioeconómicas en toda la cadena de valor porcina; amenazar la producción, la seguridad alimentaria y los medios de vida; y afectar a los mercados mundiales. Aunque no es transmisible a los seres humanos, la peste porcina africana entraña grandes amenazas para la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible. En esta sección se ofrecen también soluciones y formas de avanzar para abordar y gestionar las enfermedades transfronterizas de los animales mediante enfoques de prevención y anticipación fundamentados en el riesgo, como la adopción del enfoque de “Una sola salud” en los planos mundial, regional, nacional y local.

3.2.1 REPERCUSIÓN DE LAS RESTRICCIONES RELACIONADAS CON LA COVID-19 EN LA PRODUCCIÓN DE CULTIVOS

Se estima que en 2022 padecieron hambre en todo el mundo entre 691 y 783 millones de personas, 122 millones de personas más que en 2019, es decir, antes de la irrupción de la pandemia mundial de la COVID-19148. Las poblaciones de los países en situación de crisis alimentaria se vieron sumamente afectadas por las restricciones impuestas en 2020, cuyas repercusiones se dejaron sentir en los ingresos de los hogares de todos los sectores económicos. Si bien la pandemia de la COVID-19 fue principalmente una crisis sanitaria, tuvo repercusiones en cadena en los medios de vida, los sistemas agroalimentarios, los insumos, los servicios y la producción.

A pesar de las exenciones aplicadas al sector agrícola de las restricciones impuestas en muchos países, las evaluaciones iniciales de las encuestas del DIEM indican que las medidas relacionadas con la pandemia afectaron negativamente a los medios de vida de los agricultores. La pandemia perturbó los sistemas alimentarios debido a la escasez de mano de obra e impidió los movimientos de mano de obra estacional, especialmente en sistemas de producción que requerían mucha mano de obra. Las perturbaciones en los servicios de transporte y logística de los productos agrícolas también hicieron descender los precios en las explotaciones, al tiempo que los precios al por menor aumentaron, lo que mermó los ingresos de los agricultores, ya que el costo de la vida subió.

En los informes sobre las encuestas del DIEM se señaló que las repercusiones inmediatas de la pandemia de la COVID-19 en la agricultura habían afectado negativamente a los medios de vida de los agricultores a pesar de las exenciones de las restricciones aplicadas al sector agrícola. En Bangladesh, los precios del arroz y los alimentos aumentaron más de un 35 %, mientras que los precios en las explotaciones bajaron debido a la aplicación de restricciones en el transporte y el acceso a los mercados, especialmente en el caso de los productos con poco tiempo de conservación149. En el Níger, los hogares informaron de dificultades excepcionales para comercializar sus productos debido al aumento de los costos de transporte, los bajos precios de venta en las explotaciones para los agricultores y la baja demanda de los comerciantes, que no podían desplazarse hasta las explotaciones150. En la India se observaron tendencias similares151.

En un análisis de varios países realizado por la FAO sobre el sector agrícola en 11 países expuestos a la inseguridad alimentariaw se constató que la pandemia de la COVID-19 había causado una perturbación a la seguridad alimentaria y los medios de vida comparable a la de los conflictos o los desastres provocados por amenazas naturales152. A partir de los datos recopilados entre junio y noviembre de 2020, el estudio reveló que, dentro del sector agrícola, las restricciones afectaron a los subsectores de diferente manera. Las vías para producir un impacto dependieron en gran medida de la frecuencia con la que los hogares tenían que asegurar los insumos de producción, las limitaciones de la cadena de suministro y la capacidad para almacenar o guardar el producto agrícola cuando se producían demoras en el acceso a los mercados.

Los productores de ganado y cultivos comerciales fueron algunos de los grupos más afectados e informaron de dificultades para acceder a insumos, vender sus productos, acceder a pastizales debido a las restricciones de la circulación y acceder a los mercados internacionales. Los mecanismos de supervivencia, como demorar la venta o recurrir a la venta en condiciones desfavorables si resultaba demasiado costoso alimentar a los rebaños, ayudaron a los productores a evitar las pérdidas totales. Para los pequeños comerciantes y productores de pescado y hortalizas, la incapacidad para acceder a los mercados causó una pérdida completa de productos muy perecederos y una perturbación inmediata en los ingresos. En otros informes de las encuestas de seguimiento del DIEM se constató la presencia de obstáculos en el acceso a insumos en casi todos los países encuestados153, 154, 155, 156, 157, 158, 159, 160, 161, 162, 163.

Otras evaluaciones de los confinamientos aplicados por la pandemia de la COVID-19 en distintos países confirmaron que se habían producido una contracción en el suministro de insumos agrícolas y una escasez de mano de obra, así como una reducción en la prestación de servicios veterinarios164. La gran mayoría de los pequeños agricultores encuestados en 2021 en Sudáfrica no pudo comprar semillas y plántulas y más del 75 % se enfrentó a limitaciones en el acceso a equipos mecanizados para el ciclo del cultivo de 2020/21165. Los agricultores en Bangladesh, la India y el Pakistán se vieron afectados por una escasez de mano de obra y de insumos intermedios como fertilizantes, plaguicidas, semillas, alimento para ganado e incluso el suministro eléctrico, especialmente para la temporada kharif166. En Bangladesh, más del 90 % de los agricultores tuvieron problemas para obtener insumos agrícolas, mano de obra y maquinaria para la siembra de arroz, la cosecha y la trilla, y más del 60 % afrontaron dificultades para comercializar sus productos, lo que provocó un aumento de los precios de los alimentos167. En la India, más del 50 % de los agricultores informaron de alteraciones en los suministros de un insumo agrícola, más de un tercio registró una subida de los precios de los fertilizantes y los agricultores que se enfrentaron a precios más bajos en las explotaciones y costos de producción más elevados tuvieron dificultades para pagar sus deudas, lo que agravó las tensiones en las cadenas de suministro y menoscabó su capacidad de afrontamiento151.

A medida que se flexibilizaban las restricciones, se fue reduciendo el encarecimiento de los precios de los alimentos en todos los países y los precios se estabilizaron168, 169, pero no volvieron a los niveles anteriores a la pandemia y las perturbaciones en los ingresos causadas por la reducción de los precios en las explotaciones o las pérdidas de producción afectaron a la seguridad alimentaria al reducir el poder adquisitivo de los agricultores. La pandemia de la COVID-19 tuvo repercusiones persistentes en el sector agrícola, al causar crisis en las cadenas de suministro que siguieron presionando los precios al alza pese a la recuperación económica mundial en 2021.

Si bien los trastornos ocasionados al transporte dentro de los países se normalizaron al final de los confinamientos, las restricciones aplicadas a la circulación internacional afectaron al comercio altamente concentrado de fertilizantes. Esto provocó un aumento de los precios de los insumos agrícolas, por lo que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos advirtió de que la situación “podría afectar a los rendimientos y la producción de cultivos en 2020 y 2021, especialmente en los países en desarrollo”170. Las sucesivas oleadas de epidemias de subvariantes de la COVID-19 también dieron lugar a restricciones adicionales en los países, particularmente en las regiones donde el acceso a las vacunas siguió siendo limitado. Como se muestra en la FIGURA 35, en 2020 se presentaron grandes dificultades para acceder al transporte, que alcanzaron su nivel máximo en 2021 y en general disminuyeron en 2022. Por otra parte, el acceso a insumos aumentó de forma acusada en 2021 y 2022 en muchas regiones.

FIGURA 35 PORCENTAJE DE AGRICULTORES QUE INFORMARON DE DIFICULTADES PARA TRANSPORTAR PRODUCTOS Y ACCEDER A INSUMOS

Fuente: Metaanálisis de datos de seguimiento sobre situaciones de emergencia (DIEM) (FAO, septiembre de 2022). FAO. 2022. Datos en emergencias (DIEM). Seguimiento: seguimiento de las perturbaciones y los medios de vida agrícolas en países prioritarios. En: FAO. Roma. [Consultado en julio de 2023]. https://data-in-emergencies.fao.org/pages/monitoring
Fuente: Metaanálisis de datos de seguimiento sobre situaciones de emergencia (DIEM) (FAO, septiembre de 2022). FAO. 2022. Datos en emergencias (DIEM). Seguimiento: seguimiento de las perturbaciones y los medios de vida agrícolas en países prioritarios. En: FAO. Roma. [Consultado en julio de 2023]. https://data-in-emergencies.fao.org/pages/monitoring

En 2022, después de haberse levantado las restricciones relacionadas con la COVID-19, los agricultores de muchos países siguieron informando de dificultades para acceder a insumos químicos y semillas. En Myanmar, las dificultades existentes dieron lugar a una menor superficie sembrada y un descenso de la producción158. La reducción del acceso a fertilizantes fue el principal motivo por el que se disminuyó la superficie sembrada con trigo en el Pakistán171. En el Cercano Oriente, las dificultades para acceder a insumos se vieron agravadas por la devaluación de las monedas nacionales en el Iraq y el Líbano172, 173.

La COVID-19 y la superficie sembrada

Los resultados de las regresiones indican que era más probable que la superficie sembrada se redujera en el caso de los cereales y cultivos de hortalizas que respecto de las frutas o los cultivos comerciales, ya que estos últimos se producen por su valor comercial más que para su uso por parte de los agricultores. En los modelos se tuvieron en cuenta las repercusiones de las anomalías en las precipitaciones, el género del jefe o de la jefa del hogar y el conflicto. Como era de esperar, los modelos constataron que estos factores contribuyeron a la reducción de la superficie sembrada.

Los resultados ponen de manifiesto que, cuando se impusieron restricciones relacionadas con la pandemia de la COVID-19 durante la principal temporada de siembra, hubo una clara reducción de la superficie sembrada. El coeficiente del logaritmo de posibilidades de las restricciones a las reuniones de personas es –0,157, con un intervalo de confianza del 95 % x, lo que se traduce en una probabilidad media pronosticada de que los agricultores informaran de una superficie sembrada menor o mucho menor de un 22 % sin restricciones de los encuentros a aproximadamente un 50 % si las restricciones eran muy estrictas (cuando estaban prohibidos los grupos de 10 personas o menos). Las repercusiones negativas de las restricciones impuestas a las reuniones se prolongaron al período de crecimiento cuando el cultivo producido era el arroz, que debe trasplantarse después del primer período de siembra.

Al incluir la variable de control de cierre de empresas además de las órdenes de quedarse en casa y mantener constantes las restricciones a las reuniones, las probabilidades de que se redujera la superficie sembrada aumentaban de aproximadamente un tercio sin órdenes de quedarse en casa al 50 % cuando era obligatorio permanecer en casa, con un coeficiente del logaritmo de posibilidades de -0,127; por otra parte, el cierre de empresas duplicaba con creces las probabilidades de reducir la superficie sembrada (del 29 % al 64 %) manteniendo constante el nivel de las demás restricciones, ya que privaba a los agricultores del acceso a insumos y equipos o animales para la preparación de la tierra.

La COVID-19 y el cambio percibido en la cosecha

En consonancia con los resultados del análisis de los cambios en la superficie sembrada, los productores de frutas y cultivos comerciales se vieron comparativamente menos afectados que los productores de alimentos básicos (cereales y legumbres). Muchos de los cambios negativos en las cosechas se explican por los cambios en la superficie sembrada, con una probabilidad media pronosticada del 97 % de que los agricultores afectados por el cierre del lugar de trabajo durante el período de siembra informaran de una reducción de la cosecha (frente al 40 % sin las restricciones relacionadas con el cierre de empresas).

Durante el período de cosecha, se observó que los confinamientos estaban asociados a una probabilidad de que se informara de cambios positivos en las cosechas en solo el 73 % de los agricultores que no estaban sometidos a restricciones. En otras palabras, manteniendo constantes otros factores, la probabilidad media pronosticada de que se informara de cambios negativos en las cosechas era del 55 % cuando los agricultores no estaban sometidos al confinamiento durante el período de siembra y alcanzaba el 75 % si estaban sometidos a las restricciones derivadas del confinamiento durante ese período crítico.

Asimismo, las restricciones impuestas a las reuniones están asociadas a una probabilidad de solo el 56 % de que se informara de un incremento en la cosecha en comparación con lugares que no estaban sujetos a estas restricciones durante la cosecha. Manteniendo constantes otros factores, esto implica que las restricciones a las reuniones durante el período de cosecha casi duplicaron la probabilidad de que se informara de cambios negativos en las cosechas, con una probabilidad del 77 %. El cierre del lugar de trabajo durante la cosecha también está asociado a una probabilidad un 64 % menor de que se notificaran cambios positivos en las cosechas, lo que aumenta las probabilidades de que los agricultores informaran de una reducción de su cosecha de entre cerca del 50 % y el 84 % manteniendo constantes otros factores.

Las restricciones derivadas de la COVID-19 y el acceso a insumos

Por último, el análisis muestra las asociaciones entre las restricciones relacionadas con la pandemia de la COVID-19 y la probabilidad de que los agricultores informaran de dificultades para acceder a insumos agrícolas. Los productores de cereales y legumbres eran quienes más probabilidades tenían de verse afectados por las dificultades para acceder a los insumos agrícolas, mientras que los productores de frutas y cultivos comerciales tenían muchas menos probabilidades de indicar haberse encontrado con estas dificultades, especialmente los productores de cultivos comerciales.

Los resultados indican que las restricciones a los desplazamientos internos durante el período de crecimiento aumentaron considerablemente la probabilidad de que se informara de tales dificultades, probablemente porque el período de crecimiento supone un momento en que los pequeños agricultores de los países en desarrollo también obtienen ingresos de fuentes secundarias, que se vieron más afectadas por las restricciones derivadas de la COVID-19.

Mediante el control de la variable del precio del arroz, se observa cómo el acceso a insumos de los pequeños agricultores (que representan la mayoría de los encuestados) está condicionado al acceso a los mercados de alimentos. Este es un recordatorio fundamental de que las restricciones relacionadas con la COVID-19 afectaron al acceso a los insumos no solo debido a las perturbaciones en el suministro, sino también a causa de sus repercusiones inmediatas negativas en las fuentes de ingresos, ya que se obstaculizó el acceso de los agricultores a los alimentos y los mercados de trabajo174y.

Las órdenes de permanecer en casa, así como las restricciones al comercio internacional durante la temporada de siembra, fueron las medidas que más afectaron al acceso a los insumos en este subconjunto de países, lo que aumentó las probabilidades de que se notificaran dificultades para obtener insumos en un 33 % y un 53 %, respectivamente. Las restricciones a los desplazamientos internos durante el período de siembra también redujeron la probabilidad de que los agricultores se quejaran del acceso a los insumos, algo que puede explicarse fácilmente por la reducción en la superficie sembrada asociada a esta restricción.

Recuadro 11 Metodología para estimar las repercusiones de la pandemia de la COVID-19 en la agricultura mediante el DIEM

A partir de datos de las encuestas del DIEM e informes de estas encuestas de 11 países que padecen inseguridad alimentaria, se procede a la caracterización de los canales de repercusión de la pandemia en la producción agrícola. La producción agrícola se vio afectada por la reducción del acceso a insumos o la escasez de mano de obra. Las perturbaciones en el transporte y la logística de los productos agrícolas dieron lugar a un descenso de los precios en la explotación. Mientras tanto, los precios al por menor aumentaron, lo que afectó a los ingresos de los agricultores, ya que el costo de la vida subió.

Se utilizan regresiones logísticas ordinales para evaluar la correlación entre las restricciones relacionadas con la COVID-19 y las variaciones de la superficie sembrada, los cambios percibidos en las cosechas y el acceso a los insumos. Se evalúan los efectos diferenciales en los productores de cereales, hortalizas, frutas y cultivos comerciales. En los modelos se tuvieron en cuenta las repercusiones de las anomalías en las precipitaciones, el género del jefe o jefa de familia y el conflicto. Se estiman las repercusiones de las restricciones relacionadas con la COVID-19 en función de su momento de aplicación (período de siembra, período de crecimiento y cosecha) y sus tipos (cierre de empresas, órdenes de permanecer en casa, restricciones a los desplazamientos internos y restricciones a las reuniones).

Fuente: Elaboración de los autores.

En particular, los agricultores necesitaban acceso a insumos tales como semillas durante la temporada de siembra, cuando las restricciones fueron más perjudiciales, y la falta de tales insumos tiene el efecto más perjudicial en la producción agrícola. Los informes de numerosas encuestas individuales respaldan esta conclusión. En Sierra Leona, por ejemplo, se informó de que las semillas, en particular las semillas de hortalizas, fueron difíciles de suministrar debido a las restricciones de la COVID-19. En Somalia, en 2021, los agricultores que redujeron su superficie sembrada explicaron que, en gran medida, estas reducciones eran el resultado de la incapacidad para controlar las plagas y enfermedades, así como de las dificultades para acceder a semillas y unos precios de los insumos por lo general más elevados175. La imposibilidad de importar piezas de repuesto de maquinaria esencial para la preparación de la tierra, según se informó, también redujo el acceso a este tipo de maquinaria, lo que causó la reducción de la superficie sembrada.

Durante el período de siembra, las medidas más perjudiciales para la agricultura fueron, en orden de magnitud, el cierre de empresas, las órdenes de quedarse en casa, las restricciones a las reuniones y las restricciones a los desplazamientos internos. Durante el período de cosecha, la disponibilidad de mano de obra, las prohibiciones a las reuniones y los cierres de los lugares de trabajo dificultaron la producción agrícola, en particular al impedir que los agricultores llegaran a los campos donde se necesitaba mano de obra adicional.

Los factores mencionados se asociaron a una reducción de la superficie sembrada y a una menor producción agrícola. Esto resulta especialmente preocupante en países de ingresos bajos y medianos bajos, donde una gran proporción de la población depende de la agricultura de subsistencia, y en los países en los que la seguridad alimentaria puede verse fácilmente afectada por las fluctuaciones en la producción agrícola.

Los resultados presentados anteriormente deben considerarse conjuntamente con las conclusiones de otras evaluaciones de varios países sobre las repercusiones de la pandemia de la COVID-19 en el sector agrícola. Si bien se necesitan más investigaciones para evaluar las repercusiones duraderas que han tenido en la salud las crisis de seguridad alimentaria en comparación con las enfermedades y las muertes causadas por la COVID-19, resulta esencial mantener las operaciones para la producción agrícola y la seguridad alimentaria.

3.2.2 EPIDEMIA: LA PESTE PORCINA AFRICANA COMO EJEMPLO DE LAS ENFERMEDADES TRANSFRONTERIZAS DE LOS ANIMALES

Las enfermedades transfronterizas de los animales, como la peste porcina africana, pueden tener repercusiones catastróficas en el desarrollo sostenible, al afectar a los medios de vida y la seguridad alimentaria de las personas que participan en la cadena de valor de la ganadería y repercutir en los mercados mundiales. Aunque históricamente se trata de una enfermedad endémica de África oriental176, entre enero de 2020 y marzo de 2022 se notificó la presencia de la peste porcina africana en África, las Américas, Asia, Europa y Oceanía. Afectó a más de un millón de cerdos domésticos y provocó la pérdida de 1,8 millones de animales como consecuencia de la muerte de animales afectados y de animales sacrificados y eliminados como medida de control177.

La peste porcina africana es una de las enfermedades víricas más complejas que afectan a los cerdos domésticos y salvajes. Considerada uno de los mayores peligros mundiales contra la sanidad animal de la historia, la peste porcina africana tiene una tasa de mortalidad clínica cercana al 100 % y no existe actualmente una vacuna o tratamiento comercial eficaz y seguro178 . La transmisión puede producirse a través del contacto directo con un cerdo infectado, la ingestión de carne porcina u otros productos porcinos contaminados, fómites, vehículos, calzado y a través de otros vectores competentes, por ejemplo, vectores artrópodos como el argásido del género Ornithodoros179. Las principales vías de propagación de la peste porcina africana son el desplazamiento de los cerdos debido al comercio, la venta de carne infectada, la propagación a través de fómites como herramientas agrícolas o veterinarias y la cría libre de cerdos.

La transmisión de la peste porcina africana causada por el ser humano es el principal factor de propagación mundial, con transmisiones a larga distancia seguidas de la persistencia endémica y la propagación a zonas y países vecinos. Desde enero de 2020, se ha notificado la presencia de la peste porcina africana en 35 países de cinco continentesz. Las consecuencias mundiales de su propagación han sido más evidentes desde su llegada a Asia, ya que el mercado de carne porcina de China es el más grande del mundo. Dado que este mercado representa aproximadamente el 45 % de la producción y el consumo de carne de cerdo a escala mundial, la introducción de la peste porcina africana en China provocó perturbaciones en el suministro que afectaron a los mercados mundiales de cerdos180. Entre 2018 y 2019, se sacrificaron más de 1,2 millones de cerdos por motivo del brote de peste porcina africana en China181.

Las repercusiones de la peste porcina africana en la producción y los mercados de China y a escala mundial

Entre el primer brote de peste porcina africana en China el 3 de agosto de 2018 y el 1 de julio de 2022 se notificaron 218 brotes en total al Sistema Mundial de Información Sanitaria de la Organización Mundial de Sanidad Animal. Se ha demostrado que el sacrificio reduce en un 99 % el valor máximo y el número total acumulado de casos de esta enfermedad, lo que, combinado con mejoras en la tasa de detección de cerdos infectados y de la difusión de la bioseguridad, es una medida eficaz contra la peste porcina africana en China182. No obstante, el sacrificio de 1,2 millones de cerdos desde 2019 ha generado enormes pérdidas económicas181.

Aunque el precio promedio nacional de los cerdos vivos no varió sustancialmente en 2018 (12,2 RMB/kg a fecha de 1 de agosto de 2018, en comparación con 13,1 RMB/kg a fecha de 28 de diciembre de 2018), la diferencia de los precios entre provinciasaa aumentó de 2,01 RMB/kg a 8,1 RMB/kg durante el mismo períodoab.

Para fines de 2019, se hizo patente que no se podría satisfacer la demanda nacional de cerdo, como muestra la drástica subida de los precios medios de los cerdos y de la carne de cerdo, con un aumento del 161 % y el 141 % en relación con los niveles anteriores a la peste porcina africana, respectivamente. Las repercusiones de la peste porcina africana y la pandemia de la COVID-19 se sumaron e hicieron que en 2020 la producción de carne de cerdo en China disminuyera en un 25,8 %, en comparación con 2017183.

En términos de volumen, la producción de carne de cerdo en China registró una contracción del 22 % entre 2017 y 2019184. Sin embargo, durante el mismo período, la población de cerdas reproductoras se contrajo en un 35 %. La liquidación de las piaras como medida de precaución contra la peste porcina africana aumentó temporalmente la oferta de carne cerdo a escala nacional en aproximadamente un 25 %.

Aunque el Gobierno de China trató de estabilizar los precios de la carne de cerdo liberando reservas de este producto al mercado, la brecha que se cubrió con las reservas no fue suficiente para repercutir sustancialmente en los precios. Por ejemplo, las reservas liberadas por el Gobierno en 2019 y 2020 representaron solo el 0,4 % y el 1,8 % de la producción nacional de carne de cerdo, respectivamente.

China trató de cubrir parcialmente la brecha mediante la importación de carne de cerdo, que aumentó de 1 501 000 a 5 281 000 toneladas. Las importaciones de carne de cerdo pasaron de representar el 20 % del comercio mundial de este producto en 2017 al 45 % en 2020. En relación con la producción nacional, las importaciones aumentaron del 2,8 % en 2017 al 14,5 % en 2020, en parte debido a la contracción de la producción nacional descrita anteriormente. El aumento de las importaciones tuvo consecuencias mundiales, y los precios de la carne de cerdo en el mercado internacional subieron drásticamente. Esto creó nuevas oportunidades para los países exportadores, pero afectó a los importadores, que tuvieron que competir con China para adquirir carne de cerdo.

Como se demostró en Asia, la peste porcina africana se puede propagar rápidamente en las regiones fuertemente interconectadas debido a la constante circulación de personas y mercancías. Desde que se detectó la peste porcina africana en Haití y la República Dominicana, se han llevado a cabo iniciativas de colaboración en las Américas185. En una reciente evaluación de riesgos realizada por la FAO se constató que, si la enfermedad se propagara por la mayor parte de las Américas, podrían perderse más de 48 millones de cerdos, lo que generaría pérdidas directas de 7 800 millones de USD, incluidas las repercusiones en la tasa de mortalidad, la producción, el comercio y los precios de mercado de la carne de cerdo, así como en el empleo186. Estas pérdidas se producirían principalmente en los cuatro países con grandes industrias porcinas, a saber, el Brasil, el Canadá, los Estados Unidos de América y México. En 2019, estos cuatro productores exportaron carne de cerdo a más de 100 países, lo que representaba el 27 % de las exportaciones mundiales de carne de cerdo187.

Más allá de lo costos directos, la peste porcina africana puede tener enormes repercusiones en la seguridad alimentaria de los países donde la carne de cerdo constituye una importante fuente de proteínas. En las Américas, este es el caso de Belice, Cuba, el Ecuador, Haití y el Paraguay, que presentan un nivel de inseguridad alimentaria por encima de la media regional. En Haití, Jean-Pierre, Hagerman y Rich informaron de que la subida de los precios provocada por la peste porcina africana dio lugar a un aumento de las pérdidas en cuanto al gasto de los consumidores de hasta el 200 % durante el período del brote188. En función de la magnitud de la epidemia, también puede provocarse un aumento en el precio de otras proteínas de origen animal, ya que sube la demanda de productos sustitutivos por parte de los consumidores. Esto se observó en 2019 en China, donde los precios de la carne de pollo y vacuno experimentaron un incremento interanual de más del 20 %, lo que planteó desafíos adicionales para la seguridad alimentaria y la nutrición. La repercusión de la llegada de la peste porcina africana a las Américas se ha analizado y debatido ampliamente en la evaluación de riesgos de la FAO186.

La estimación generada con OutCosT del costo provocado por los brotes de peste porcina africana en la provincia de Lao Cai en Viet Nam en 2020 asciende a 826 911 USD, lo que supone 234 de USD por cerdo perdido. En la misma provincia, el número de cerdos perdidos en 2019 fue 10 veces mayor que en 2020. Utilizando los resultados del instrumento OutCosT en 2020, se puede estimar que el costo de los brotes de peste porcina africana en la provincia de Lao Cai en 2019 ascendió a 8,6 millones de USDac. La diferencia entre el costo de 2019 y de 2020 refleja la rápida propagación de la peste porcina africana en sus etapas iniciales y la eficacia de las medidas de control adoptadas posteriormente.

En Filipinas, 10 provincias se vieron afectadas por la peste porcina africana en 2019, pero para fines de 2020 la enfermedad había perjudicado a 32 provincias. El costo por cerdo perdido a causa de la peste porcina africana en 2019 ascendió a 281 USD189, lo que puede utilizarse para evaluar el costo de los brotes de peste porcina africana en 2020, esto es, utilizando la proporción más probable de la reducción del número de cerdos sacrificados (enfoque A) y el límite más alto de la proporción de la reducción del número de cerdos sacrificados (enfoque B). Los detalles son los siguientes:

  1. Calcular el número de cerdos perdidos debido a la peste porcina africana como la proporción más probable de la reducción del número de cerdos sacrificados (38 %)ad, utilizando 2019 como el año de referencia. Aplicando este método, el número de cerdos perdidos fue de 689 000ae.

  2. El límite superior de la proporción de la reducción del número de cerdos sacrificados puede estimarse utilizando la contracción del volumen de cerdos sacrificados entre 2019 y 2020, esto es, 1,8 millones de cabezas. Sin embargo, esta contracción puede verse influida por factores distintos de la peste porcina africana que no podemos cuantificaraf.

A partir de estas estimaciones, el costo aproximado de los brotes de peste porcina africana en 2020 en Filipinas fue de entre 194 millones y 507 millones de USD, esto es, entre 3,3 y 8,7 veces mayor que el costo de 2019. El elevado costo no resulta sorprendente si se tiene en consideración la amplia distribución geográfica en 2020. En Viet Nam y Filipinas, las pérdidas estimadas se debieron principalmente a los cerdos domésticos y los costos nacionales, mientras que en Alemania el brote se produjo en jabalíes salvajes y se debieron a las pérdidas en el mercado de exportación.

Los instrumentos como OutCosT pueden ayudar a los países a evaluar los costos de los brotes en diferentes hipótesis de propagación y brindar orientación para la adopción de decisiones, entre ellas la asignación de recursos para controlar la enfermedad y evitar que siga propagándose. Si bien los resultados pueden extrapolarse, es importante calibrar adecuadamente el instrumento a fin de que los resultados sean coherentes con las condiciones de los mercados locales y las políticas en vigor.

Estimación de las pérdidas indirectas

Evaluar las repercusiones indirectas de la peste porcina africana requiere la adopción de enfoques como el análisis de la cadena de valor, ya que las perturbaciones en un eslabón concreto (en este caso, el de la producción) tienen repercusiones indirectas en las fases anteriores y posteriores. Existen datos que muestran las importantes repercusiones que tiene la peste porcina africana para los proveedores de piensos, pese a la compensación parcial asociada al cambio a otras especies de ganado190. Las repercusiones indirectas en etapas posteriores son más evidentes debido al uso menos eficiente de los activos productivos, lo que reduce la disponibilidad de recursos productivos e insumos para los agentes de las etapas posteriores de la cadena de valor. En Viet Nam, menos del 35 % de las pérdidas de puestos de trabajo asociadas a la peste porcina africana se produjeron en el sector porcino, mientras que el resto se distribuyeron en otros sectores relacionados, como la venta al por mayor y al por menor, los piensos y los servicios veterinarios191.

En los sistemas muy intensivos, los costos indirectos de los brotes de enfermedades animales de declaración obligatoria, como la peste porcina africana, a menudo superan con creces los costos directos, pero siguen estando escasamente caracterizados debido a su complejidad. En una reciente iniciativa de elaboración de modelos, Savioli et al.192 informó de que las medidas más importantes para controlar la peste porcina africana en caso de que se produjera un brote en Suiza estaban relacionadas con los aspectos logísticos del transporte y el sacrificio de los cerdos para su consumo, la demanda de los consumidores y la prevención del contacto entre jabalíes salvajes y cerdos domésticos. Los mayores costos asociados a la prevención del contacto obedecían a la supuesta despoblación parcial o total de explotaciones porcinas para reducir el tamaño de las piaras y así cumplir las normas de control simuladas.

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