Parte 4 Soluciones de reducción del riesgo de desastres en la agricultura

4.2 Rendimiento de la inversión de las intervenciones relacionadas con la acción preventiva

La acción preventiva se define como actuar antes de que se presenten las amenazas previstas a fin de prevenir o reducir las repercusiones humanitarias graves antes de que se desarrollen por completo. Existe la posibilidad de aplicar la acción preventiva entre la activación de una alerta temprana (el momento en que las previsiones muestran que una amenaza tiene probabilidad de materializarse en el futuro) y el momento en que la repercusión real de la amenaza se siente en las vidas y los medios de vida. Se desarrolla un sistema de activación y se preasignan fondos específicos para su rápida liberación cuando se alcanzan los umbrales acordados. El sistema de activación se basa en previsiones pertinentes (por ejemplo, las precipitaciones, la temperatura, la humedad del suelo, las condiciones de la vegetación y otros indicadores en el caso de las amenazas relacionadas con el clima) y en observaciones estacionales e información sobre vulnerabilidad.

La acción preventiva es una medida probada y eficaz en función de los costos para mitigar las repercusiones de los desastres con dividendos de resiliencia considerables. Al prestar apoyo antes de que ocurra una crisis, la acción preventiva eficiente y oportuna puede disminuir la inseguridad alimentaria, reducir las necesidades humanitarias y aliviar las presiones sobre los limitados recursos humanitarios. Activada por sistemas de alerta temprana específicos de cada contexto, la acción preventiva consiste en intervenciones a corto plazo que tienen por objeto proteger los logros en materia de desarrollo frente a la repercusión inmediata de las perturbaciones previstas229.

El apoyo a los medios de vida agrícolas en previsión de las perturbaciones es una inversión directa en la seguridad alimentaria de los agricultores, pastores y pescadores y, por extensión, en la resiliencia del sector agrícola. Se ha demostrado que, cuando se presentan amenazas, las intervenciones relacionadas con la acción preventiva ayudan a las comunidades a mantener la diversidad alimentaria y un elevado aporte calórico y a no tener que recurrir a mecanismos de afrontamiento negativos. El efecto dominó de la acción anticipatoria también puede permitir a los hogares crear y diversificar las oportunidades económicas y su capacidad financiera.

En esta sección se ofrece una cuantificación concreta de los daños y la pérdidas evitados y los beneficios añadidos mediante intervenciones relacionadas con la acción preventiva. Desde 2016 y en coordinación con los gobiernos y asociados, la FAO ha llevado a cabo más de 50 intervenciones relacionadas con la acción preventiva en diversos contextos de varias regiones, como África, América Latina y el Caribe, Asia y el Cercano Oriente. Estas intervenciones tuvieron como objetivo anticipar y mitigar las repercusiones de la sequía prevista, la ola de frío (conocida como dzud), la pandemia de la COVID-19, las plagas de plantas y las enfermedades de los animales, entre otras amenazas y perturbaciones. Los resultados que se presentan en esta sección corresponden a 10 intervenciones de este tipo.

Una manera utilizada para cuantificar los beneficios económicos directos de la acción preventiva es el rendimiento de la inversión. El principal resultado del rendimiento de la inversión es la relación beneficio-costo, que ofrece un resumen de la eficacia en el uso de los recursos destinados a la adopción de medidas antes de que se materialice una amenaza prevista a fin de prevenir o mitigar sus repercusiones en los medios de vida de las comunidades afectadas. Se recopilaron datos a través de entrevistas estructuradas con beneficiarios y hogares del grupo de control en el marco de las 10 intervenciones analizadas. Las situaciones contrafactuales entre las dos muestras se utilizan para conformar la base de los resultados de las intervenciones relacionadas con la acción preventiva, que siguen los cálculos de los beneficios añadidos y las pérdidas evitadas gracias a la intervención.

Los resultados de la relación beneficio-costo de las 10 intervenciones estudiadas han sido en su mayoría positivos, de hasta 7,1, como se muestra en el CUADRO 6. En los casos de Etiopía y Mongolia, en los que la relación beneficio-costo es mayor, con la inversión de 1 USD en acción preventiva se evitaron pérdidas y se obtuvieron beneficios añadidos para los beneficiarios de más de 7 USD. Se calcularon diversos beneficios, entre otros los relacionados con la salud y la mortalidad del ganado, la producción de cultivos y los productos animales como la producción de lácteos. Si bien las relaciones beneficio-costo permiten comprender la eficacia en función de los costos de las intervenciones relacionadas con la acción preventiva, es importante desglosar las repercusiones de estos beneficios en los hogares.

CUADRO 6 RELACIONES BENEFICIO-COSTO DE LAS INTERVENCIONES RELACIONADAS CON LA ACCIÓN PREVENTIVA DE LA FAO

Fuente: Cálculos de los autores.
Fuente: Cálculos de los autores.

Las relaciones beneficio-costo en Bangladesh y Viet Nam son considerablemente más bajas que las de otras acciones preventivas aplicadas. Estos fueron los únicos análisis de las repercusiones realizados por la FAO que se centraron en la acción preventiva relacionada con amenazas de aparición súbita, que suele tener repercusiones inmediatas y más difíciles de prevenir en comparación con las amenazas de evolución lenta. Las diferencias en las relaciones beneficio-costo obedecen a los mayores costos operacionales asociados a la distribución de productos a comunidades de difícil acceso en zonas remotas en un período de tiempo corto, o a los tipos de beneficios calculados. Por ejemplo, la distribución de bidones impermeables antes de que se presenten amenazas de aparición súbita puede brindar años de beneficios futuros que no se incluyen en el cálculo. Por consiguiente, las diferencias en el rendimiento de la inversión no deberían verse como el resultado de una mayor o menor preparación.

La acción preventiva destinada a proteger el ganado frente a las amenazas previstas ha demostrado ser especialmente eficaz para reducir la mortalidad animal y mantener las condiciones físicas y la productividad de los animales, así como la capacidad reproductiva de los rebaños. En el caso de Colombia, Kenya, Mongolia y el Sudán, la distribución de piensos y las campañas de sanidad animal antes de una sequía u ola de frío tuvieron importantes repercusiones en la salud y la productividad del ganado, con repercusiones positivas en cadena en la nutrición.

En Mongolia, la distribución temprana de piensos antes del dzud del invierno permitió evitar pérdidas al reducir la mortalidad animal por el valor equivalente de cuatro cabezas de ganado por hogar y aumentó al mismo tiempo la producción de leche, que es fundamental para la nutrición de los niños230. En Colombia, el valor cuantitativo de la reducción de la mortalidad animal fue equivalente al valor de 11 ovejas o cabras por hogar231.

Al actuar antes de que se registrara la sequía en el Sudán, se logró una repercusión considerable en la reducción de las tasas de mortalidad del ganado, de un 11 % en el caso de las cabras232. En Kenya, la acción preventiva centrada en la protección de los activos ganaderos de las comunidades de pastores seminómadas reportó importantes beneficios para la sanidad animal y la producción de leche. Las vacas produjeron casi un litro más de leche por día, el 80 % de la cual se utilizó para el consumo doméstico, principalmente para niños menores de cinco años233. En el Afganistán, la distribución de piensos y las campañas de sanidad animal antes de que se registrara la sequía causada por La Niña en 2021 mejoraron la sanidad animal e incrementaron la producción de leche. El porcentaje de ganado que mostró un deterioro de las condiciones físicas fue menor en las vacas, las ovejas y las cabras; a su vez, se registró una reducción de la tasa de mortalidad de recién nacidos. La producción lechera aumentó en casi 10 litros de leche de vaca y 3,3 litros de leche de oveja por hogar. Según señalaron varios beneficiarios, la mejora de la sanidad animal les permitió vender su ganado a precios más altos.

También se registraron resultados positivos para las intervenciones relacionadas con la acción preventiva centradas en los cultivos. Dependiendo del contexto, entre ellas pueden figurar semillas resistentes a los factores adversos, la recolección anticipada, la protección fitosanitaria frente a plagas y enfermedades provocadas por amenazas, semillas de cultivo de ciclo corto y pequeños equipos de riego, entre otras intervenciones.

Históricamente, el fenómeno de El Niño ha tenido efectos devastadores en la producción agrícola en Filipinas. Por ejemplo, durante el episodio de El Niño de 2015/16, los agricultores filipinos perdieron 1,5 millones de toneladas de cultivos y más de 400 000 personas necesitaron asistencia. Como resultado de las enseñanzas extraídas, en 2019 se adoptaron acciones preventivas en previsión de la sequía que se esperaba que El Niño ocasionara en Mindanao. Gracias a ello, las familias perdieron menos cultivos y pudieron cultivar parcelas de tierra más grandes y una mayor variedad de hortalizasaq. Los agricultores pudieron mantener una dieta aceptable y vender hortalizas en los mercados locales para subsistir durante la sequía, y fueron menos propensos a recurrir a estrategias de afrontamiento negativas.

En Colombia, actuar antes de que se presentara la sequía permitió a los beneficiarios ampliar el cultivo e incrementar los rendimientos agrícolas. Entre las medidas se incluyen el establecimiento de campos comunitarios para la producción rápida de cultivos, la distribución de semillas y herramientas, la prestación de apoyo para la sanidad animal y la rehabilitación de infraestructuras hídricas. Sin estas acciones preventivas, la inseguridad alimentaria y las dificultades económicas probablemente habrían aumentado, ya que la migración proveniente del país vecino, la República Bolivariana de Venezuela, siguió ejerciendo mayor presión sobre los hogares e incrementó la escasez de recursos231.

En previsión de la sequía en Madagascar se aplicaron acciones preventivas, como la distribución de semillas de hortalizas y equipos de microrriego. Las intervenciones tuvieron efectos significativos en el aumento de la producción de hortalizas y la disminución de la pérdida de cultivos. La producción de algunas hortalizas fue hasta seis veces mayor234.

Uno de los beneficios adicionales de las intervenciones relacionadas con la acción preventiva fue que algunos hogares evitaron el círculo vicioso de la deuda. En Filipinas, por ejemplo, la distribución de semillas tolerantes a la sequía evitó que los beneficiarios compraran semillas a crédito con altas tasas de interés de hasta un 15 %. Los ahorros logrados con las semillas ayudaron a los agricultores a mantener a sus hijos escolarizados y evitar posibles consecuencias negativas.

También se registran repercusiones positivas de las medidas de prevención en cuanto a la mejora de la seguridad alimentaria en una gran variedad de proyectos y geografías. Ayudan a las familias y comunidades a mantener la diversidad alimentaria y un elevado aporte calórico en presencia de amenazas y evitar mecanismos de afrontamiento negativos, como saltarse comidas. Aunque se han observado resultados positivos, no son uniformes a lo largo de las distintas intervenciones.

En Madagascar, el apoyo a la producción de hortalizas a través de la acción preventiva ayudó a impulsar la producción local de alimentos y protegió a los agricultores frente a las sequías234. Alrededor del 16 % de los beneficiarios informaron de un consumo deficiente de alimentos, en comparación con más del 40 % de los hogares que no recibieron apoyo de la intervención relacionada con la acción preventiva234. En Bangladesh, un 10 % más de beneficiarios de medidas de prevención antes de que hubiera inundaciones registraron un consumo aceptable de alimentos en comparación con los grupos de control, pero no se registró una diferencia significativa en la adopción de estrategias de afrontamiento negativas.

En el Afganistán las intervenciones relacionadas con la acción preventiva que se emprendieron en 2021 comprendían la entrega de efectivo, la capacitación y el apoyo a la ganadería y la agricultura. Las familias beneficiarias mostraron un incremento significativo en el consumo de alimentos: las familias con niveles aceptables de consumo se incrementaron de un porcentaje de referencia del 6 % a más del 50 % tras la intervención.

Se indicaron conclusiones similares en el Sudán en 2017 y 2018 después de una sequía como consecuencia de una intervención relacionada con la acción preventiva235. Las distribuciones de piensos y las campañas de sanidad animal tuvieron un efecto importante en la producción de leche de los hogares. En promedio, cada hogar consumió otros 0,8 litros de leche por día, lo que representaba 528 kcal más por día. Solo medio litro de leche por día aporta a un niño o niña de cinco años el 25 % de las calorías y el 65 % de las proteínas que necesita para tener un desarrollo y crecimiento saludables. En términos generales, los hogares beneficiarios tenían un 12 % menos de probabilidades de haber reducido la cantidad de alimentos ingeridos en cada comida o el número de comidas al día. De modo similar, en Mongolia las vacas lecheras de los beneficiarios produjeron seis veces más leche al día que los no beneficiarios durante el dzud230.

En Viet Nam se distribuyeron bidones impermeables en previsión de la llegada del tifón Noru en septiembre de 2022. Se utilizaron con el fin de guardar productos valiosos para el hogar. Concretamente, el 57 % de los beneficiarios señaló que se utilizaron bidones impermeables para guardar productos alimentarios con un valor de mercado promedio de unos 9 USD por hogar.

EFECTOS EN LA RESILIENCIA

Si bien las mediciones cuantitativas de la resiliencia están limitadas en el contexto de las intervenciones relacionadas con la acción preventiva, hay datos cualitativos que indican mayores niveles de resiliencia de los hogares tras estas intervenciones. Algunos ejemplos de cómo las acciones preventivas ayudan a aumentar la resiliencia incluyen abstenerse de vender animales en condiciones desfavorables debido a la falta de piensos o estabilidad económica, no tener que contraer préstamos, guardar las semillas para futuras cosechas e impulsar los ingresos que pueden utilizarse para comprar activos o incrementar la productividad.

En Filipinas, las intervenciones relacionadas con la acción preventiva antes de que se registrara la sequía de 2019 ayudaron a las familias a evitar la venta de activos valiosos o la desescolarización de sus hijosar. Durante la sequía del Cuerno de África de 2016 y 2017, los beneficiarios de las intervenciones relacionadas con la acción preventiva gastaron fondos adicionales —en particular los procedentes de la mayor producción de leche— en educación, cuidados sanitarios, alimentos y piensos, y algunos hogares informaron de que habían podido ahorrar parte de sus ingresos.

Las intervenciones relacionadas con la acción preventiva también pueden reducir el riesgo existente y proteger los medios de vida más allá de la amenaza inicial. Por ejemplo, los bidones impermeables distribuidos antes de las inundaciones en Bangladesh o antes de los tifones en Viet Nam pueden utilizarse durante más de 10 años, incluido en futuras inundaciones. En Colombia, los beneficiarios señalaron que los sistemas y técnicas de riego por goteo les permitían producir múltiples cosechas al año y aumentar así su nivel de producción de alimentos.

Las actividades de capacitación realizadas durante las intervenciones relacionadas con la acción preventiva brindaron la oportunidad de concienciar y desarrollar habilidades para la reducción del riesgo de desastres. En Colombia, la capacitación sobre gestión del agua que se impartió como parte de las acciones preventivas ayudó a fomentar la capacidad de adaptación a las sequías en el ámbito comunitario. Se necesita más investigación para evaluar las maneras en que las comunidades han desarrollado y utilizado nuevas habilidades y activos.

Lo ideal en el futuro sería revisar las esferas que han sido objeto de intervenciones relacionadas con la acción preventiva a fin de evaluar el modo en que las comunidades han desarrollado y utilizado sus nuevas habilidades y activos, a fin de obtener información sobre cómo estos programas pueden haber mejorado la resiliencia de las comunidades. Esto debería constituir un elemento central de los futuros aprendizajes y análisis para entender mejor los efectos duraderos de las intervenciones relacionadas con la acción preventiva.

HACIA LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE UN SISTEMA DE ACCIÓN PREVENTIVA

Los sistemas de alerta temprana eficaces pueden dar lugar a intervenciones oportunas, y una mayor incorporación de la acción preventiva en las políticas, planes y marcos financieros de reducción del riesgo de desastres y en los marcos humanitarios y de desarrollo permitirá a los países aumentar la resiliencia y reducir el riesgo de desastres236,237. Otra medida para reforzar la capacidad institucional pasa por integrar las intervenciones relacionadas con la acción preventiva en las leyes sobre gestión del riesgo de desastres y en los distintos sectores.

Añadir pruebas de los beneficios de la programación basada en la acción preventiva, como la eficacia en función de los costos de estas medidas y las pérdidas que pueden evitarse si la intervención se aplica sobre el terreno de manera oportuna, también puede ser clave para incrementar la aceptación por parte de los gobiernos, así como para mostrar que estos beneficios pueden tener repercusiones positivas a largo plazo en las personas y comunidades. Es importante que las organizaciones internacionales y las partes interesadas clave trabajen con los gobiernos para crear estas instituciones y políticas internas a fin de proporcionar una plataforma para lograr una mayor institucionalización de la acción preventiva que sea administrada y dirigida por los órganos locales.

La eficacia de la acción preventiva implica que este enfoque debería ampliarse, especialmente dado que la frecuencia y la intensidad de las amenazas está aumentando a consecuencia del cambio climático238. Hasta la fecha, la acción preventiva se ha aplicado principalmente para las amenazas naturales239, 240. Sin embargo, la inseguridad alimentaria aguda suele ser el resultado del agravamiento de las perturbaciones, como conflictos, conmociones económicas, amenazas naturales y crisis de la cadena alimentaria, entre otras. La acción preventiva ofrece una excelente oportunidad para gestionar de manera proactiva los riesgos residuales y, en algunos casos, reducir los riesgos existentes.

Para ampliar de manera sostenible la escala y el alcance del enfoque preventivo de las crisis, la acción preventiva no puede concebirse únicamente como una medida de respuesta proactiva relacionada con los actores humanitarios. Más bien, se trata de una oportunidad para mejorar la coordinación con otros actores de los distintos programas y marcos de financiación relacionados con la acción humanitaria, el desarrollo, la paz, el clima y otros ámbitos conexos241. Un enfoque de financiación estratificado que combine diferentes instrumentos con los mismos objetivos ofrece una oportunidad sin precedentes para proteger a un gran número de personas vulnerables frente a las perturbaciones. Las asociaciones con el sector privado podrían reforzar las capacidades de cara a la adopción de medidas oportunas y eficaces antes de que se registren perturbaciones242.

Una esfera del desarrollo especialmente prometedora en el ámbito de la acción preventiva, con un notable potencial para salvar las diferencias entre las actividades de ayuda humanitaria y las de ayuda al desarrollo, es el creciente interés en los vínculos entre la protección social, en particular los sistemas de protección social adaptables o reactivos frente a emergencias, y los enfoques basados en la acción preventiva. Los ejemplos a gran escala de Etiopía, Kenya, Somalia y recientemente Malawi están contribuyendo a ampliar la base empírica sobre la posible función de los sistemas de protección social para canalizar la asistencia relacionada con la acción preventiva a poblaciones determinadas en previsión de una perturbación prevista. En efecto, los progresos en este ámbito se están promoviendo como un posible cambio fundamental respecto del modo en que el sector aborda los riesgos a los que se enfrentan las poblaciones vulnerables al clima.

Por encima de todo, la sostenibilidad de la acción preventiva requiere crear un sentido de pertenencia y capacidad a escala nacional. Esto implica ayudar a los gobiernos a integrar la acción preventiva en las políticas, procesos e instrumentos financieros nacionales de gestión del riesgo de desastres, así como empoderar a los asociados locales, las comunidades y todos los equipos de respuesta inicial para que apliquen la acción preventiva mediante los recursos y mecanismos necesarios. Varios países carecen de políticas, marcos jurídicos y protocolos sobre la forma de acceder a fondos para adoptar la acción preventiva. Generar datos empíricos sobre las repercusiones y beneficios de la acción preventiva es esencial para mejorar la calidad de la programación y promover la institucionalización de este enfoque. A tal efecto, los datos generados deben ser precisos y transparentes y basarse en metodologías sólidas. En términos generales, es fundamental conocer mejor los desincentivos políticos y los obstáculos a la participación gubernamental en la acción preventiva.

Hay más posibilidades de colaboración y un mayor reconocimiento de la superposición mutuamente beneficiosa entre los actores y las actividades del ámbito del desarrollo, la acción humanitaria, el clima y la paz. Para ampliar la acción preventiva, esta deben integrarse sistemáticamente en el fomento de la gestión de los riesgos climáticos y de desastres a fin de reforzar la resiliencia de las personas y de los países a las crisis.

back to top