Mensajes principales

  • Los desastres, definidos como perturbaciones graves del funcionamiento de una comunidad o sociedad, están ocasionando niveles sin precedentes de daños y pérdidas en la agricultura en todo el mundo. Su creciente gravedad y frecuencia, de 100 por año en la década de 1970 a unos 400 por año en los últimos 20 años, afectan a los sistemas agroalimentarios en múltiples dimensiones y, al mismo tiempo, ponen en peligro la seguridad alimentaria y socavan la sostenibilidad del sector agrícola.
  • Los datos para describir las repercusiones de los desastres en la agricultura y los sistemas agroalimentarios son parciales e incoherentes, especialmente los de los subsectores de la pesca y la acuicultura y la actividad forestal. Es urgente mejorar los instrumentos y sistemas de recopilación de datos para apoyar las políticas, prácticas y soluciones basadas en datos objetivos destinadas a reducir el riesgo y fomentar la resiliencia en la agricultura. Pese a las limitaciones mencionadas, esta nueva publicación principal presenta la primera estimación mundial de las repercusiones de los desastres en la agricultura.
  • Se estima que en los últimos 30 años se ha perdido una producción agrícola y ganadera por valor de 3,8 billones de USD debido a los desastres, lo que corresponde a una pérdida media de 123 000 millones de USD al año, o el 5 % del PIB agrícola mundial anual. En términos relativos, la cuantía total de las pérdidas a lo largo de 30 años equivale aproximadamente al PIB del Brasil en 2022.
  • En los últimos 30 años, los desastres han causado las pérdidas relativas más elevadas en los países de ingresos bajos y medianos bajos, que oscilaron entre el 10 % y el 15 % de su PIB agrícola total, respectivamente. Los desastres también han tenido una repercusión significativa en los pequeños Estados insulares en desarrollo, ya que han ocasionado la pérdida de casi el 7 % de su PIB agrícola.
  • Para crear sistemas agroalimentarios resilientes es fundamental entender los riesgos interrelacionados y sistémicos y los factores subyacentes del riesgo de desastres. El cambio climático, las pandemias, las epidemias y los conflictos armados afectan a la producción agrícola, las cadenas de valor y la seguridad alimentaria. Por consiguiente, lograr una mejor comprensión de sus interacciones es esencial para adquirir una visión completa del panorama actual de los riesgos.
  • Las investigaciones que buscan comprender las repercusiones del cambio climático en la agricultura indican que es probable que este se traduzca en un aumento de la frecuencia de las anomalías en los rendimientos y en una disminución de la producción agrícola. Las crisis mundiales, como la pandemia de la enfermedad por el coronavirus (COVID-19) y los actuales conflictos armados, han tenido repercusiones en la producción agrícola mundial y en los mercados de insumos y productos, con los consiguientes efectos negativos para el sistema agroalimentario y la seguridad alimentaria en general.
  • Las intervenciones proactivas y oportunas pueden fomentar la resiliencia mediante la prevención y reducción de los riesgos en la agricultura. La información disponible indica que invertir en buenas prácticas de reducción del riesgo de desastres en las explotaciones agrícolas reporta beneficios cuantificables. Las acciones preventivas adoptadas en varios países a través de los sistemas de alerta temprana, como el control preventivo combinado para combatir el brote de langosta del desierto en el Cuerno de África durante 2020 y 2021, demostraron que la inversión en la prevención de los desastres y en la resiliencia tenía una relación beneficio-costo favorable.
  • Es necesario adoptar medidas urgentes que prioricen la integración de estrategias multisectoriales de reducción del riesgo de desastres con múltiples amenazas en las políticas y los programas agrícolas. Esto se puede lograr mejorando los datos disponibles, fomentando la adopción de las innovaciones existentes, facilitando la creación de soluciones de gestión de riesgos en las explotaciones agrícolas que sean más ampliables y reforzando los sistemas de alerta temprana que conducen a la acción anticipatoria.

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