El estado de los bosques del mundo 2024

Capítulo 2 Aunque la deforestación se está ralentizando, los bosques están bajo presión debido a factores de estrés relacionados con el clima y con el aumento de la demanda de productos forestales

2.2 El cambio climático está haciendo que los bosques sean más vulnerables a factores de estrés abióticos y bióticos como incendios forestales y plagas

Incendios forestales

Se calcula que entre 340 y 370 millones de ha de la superficie terrestre se ven afectadas anualmente por incendios (lo que equivale a algo menos de la mitad de la superficie del continente australiano)26, 27. Se calcula que en 2023 se quemaron 383 millones de ha (según los datos del espectrorradiómetro de formación de imágenes de resolución moderada [MODIS]j), de las cuales más de 26 millones de ha eran bosques28. Cabe señalar, sin embargo, que es probable que superficie quemada real haya superado esta cifra, y que las mediciones sean incompletas debido a las limitaciones y dificultades asociadas a la detección de incendios pequeños, la cobertura temporal y la cobertura nubosa. En el África subsahariana, por ejemplo, los datos del Sentinel-2 (con una resolución espacial de 20 m) indicaron una superficie total quemada en 2019 un 120 % mayor que la estimada a partir de los datos del MODIS (con una resolución de 500 m). Esto confirma que los incendios no cartografiados por el MODIS aún no se han tenido en cuenta en los análisis mundiales29.

El fuego es una herramienta de ordenación de tierras muy utilizada para diversos fines socioecológicos30, pero los incendios incontrolados —incendios forestales— pueden tener importantes repercusiones negativas a escala local, nacional y mundial. La frecuencia e intensidad de los incendios forestales está aumentando, incluso en zonas que antes no se veían afectadas, sobre todo debido al cambio climático y al cambio del uso de la tierra. Por ejemplo, hasta ahora, los incendios boreales eran responsables de alrededor del 10 % de las emisiones mundiales de dióxido de carbono debidas a incendios forestales; sin embargo, en 2021, estos incendios alcanzaron un nuevo nivel máximo (impulsados en gran medida por la prolongada sequía, que provocó un aumento de la gravedad de los incendios y del consumo de combustible) y representaron casi un cuarto de las emisiones totales de los incendios forestales31. En 2023 se registró un aumento sin precedentes de la actividad de incendios en el hemisferio norte32. En el Canadá, se estima que 6 868 incendios quemaron 14,6 millones de ha33, o más de cinco veces veces el promedio de los últimos 20 años.

El aumento de la frecuencia e intensidad de los incendios forestales, consecuencia en gran medida del cambio climático, puede acelerar los circuitos de retroalimentación positivos en el ciclo del carbono, lo que supone un desafío para los esfuerzos mundiales de mitigación del cambio climático34. Las observaciones por satélite indican que, en 2023, los incendios emitieron 6 687 megatoneladas de dióxido de carbono a escala mundialk, 28, lo que supuso más del doble de las emisiones de dióxido de carbono estimadas por la Unión Europea debidas a la quema de combustibles fósiles en ese año (2 600 millones de toneladas)35. La combinación de enfoques indígenas y otros enfoques tradicionales del manejo del fuego con tecnologías y conocimientos modernos es una innovación emergente en diversos territorios de todo el mundo.

Plagas

El cambio climático está haciendo que los bosques sean más vulnerables a las especies invasoras, provocando cambios en su distribución geográfica y fenología estacional y en aspectos de la dinámica de la población36. Las plagas de insectos y los patógenos de enfermedades pueden reducir el crecimiento y la supervivencia de los árboles, la calidad de la madera y la prestación de servicios ecosistémicos como el almacenamiento de carbono. Los bosques de todo el mundo son vulnerables a las invasiones de especies de una amplia variedad de taxones37. El cambio climático y las malas prácticas de gestión forestal también están provocando un aumento de los brotes de plagas de insectos nativos, como los escarabajos de la corteza38.

La amenaza que suponen las plagas para los bosques es considerable: por ejemplo, el nematodo de la madera de pino ha causado importantes daños en los bosques de pino nativos de China, el Japón y la República de Corea. El Servicio Forestal de Corea informó la pérdida de 12 millones de pinos a causa del nematodo entre 1988 y 202239. En los Estados Unidos, se prevé que 25 millones de ha de bosques sufrirán pérdidas superiores al 20 % del área basal de árboles hospederos debido a insectos y enfermedades de aquí a 202740.

FILIPINAS
Plantar manglares aumenta la resiliencia de las comunidades costeras.
© FAO/Benjo Salvatierra

El seguimiento de la degradación forestal, incluidos brotes de plagas de insectos y enfermedades, se encuentra en una fase incipiente a escala mundial. También es difícil cuantificar el costo económico de los daños, que incluye pérdidas de madera, el costo de sustitución de los árboles y los efectos en los servicios ecosistémicos y los resultados socioeconómicos para las comunidades locales39. Se necesitan innovaciones tecnológicas y en materia de políticas para comprender y abordar más adecuadamente las causas interrelacionadas de las perturbaciones en los bosques, como los incendios, las plagas y las enfermedades —y los efectos del cambio climático sobre ellos—, y adoptar enfoques más integrados para su gestión, así como aumentar la resiliencia de los bosques y de las personas que dependen de ellos40.

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