Los encargados de formular las políticas tienden a tratar la innovación como algo intrínsecamente bueno, considerando que “más es mejor”. Pero la innovación puede dar lugar a ganadores y perdedores, y puede ir acompañada de pérdida de sectores completos, quiebra de empresas y pérdida de puestos de trabajo. Además, las transformaciones provocadas por las innovaciones pueden perjudicar a los grupos y comunidades más vulnerables190, que a menudo son quienes tienen menos capacidad para adaptarse a los rápidos cambios resultantes191. Por ejemplo, las tecnologías y técnicas mejoradas de teledetección, cuyo acceso y uso resultan difíciles para algunos, en el peor de los casos, pueden facilitar a actores sin escrúpulos la localización de los objetivos de sus nefastas actividades, como árboles de gran valor. Las mejoras de los bienes de consumo, y su menor costo, pueden dar lugar a un aumento del consumo (que puede considerarse indeseable en muchos contextos)192.
Por lo tanto, es importante que las innovaciones promuevan la sostenibilidad económica, social y ambiental (o que, como mínimo, sean compatibles con ella); es necesario ejercer esfuerzos para evitar consecuencias no deseadas y repercusiones potencialmente perjudiciales. El concepto de “innovación responsable” es un enfoque aspiracional que implica un proceso transparente e interactivo en el que diversos actores e innovadores tratan de garantizar mutuamente la aceptabilidad (ética), la sostenibilidad y la conveniencia social del proceso de innovación y sus productos comercializables193. También implica inclusión, lo que significa tener en cuenta e integrar las diversas realidades, perspectivas, necesidades y derechos de todas las partes interesadas, incluidas las comunidades locales, los Pueblos Indígenas, las mujeres, la juventud y los grupos pobres y marginados. Para garantizar que los nuevos desarrollos se ajusten a las necesidades de los usuarios y reduzcan al mínimo los posibles efectos perjudiciales, es esencial que las personas tradicionalmente excluidas puedan expresar su opinión.
La integración de puntos de vista y perspectivas diversos, incluso ajenos al sector forestal, conduce a un pensamiento diferencial derivado, por ejemplo, de diferentes bases de conocimiento, estilos de pensamiento y experiencias194. En otras palabras, la diversidad de las partes interesadas —y las diferencias de poder entre ellas— determinarán, en parte, la diversidad de ideas y posibles asociados que surjan. Además, la aceptación de la innovación entre grupos diversos es mucho más probable si esos grupos han participado en la creación de la innovación de una forma realmente inclusiva. El potencial de innovación, y su asimilación, aumenta a medida que la red de interacciones se amplía y diversifica. Una cultura favorable y propicia es un factor determinante para innovar de forma responsable.
Independientemente de si las innovaciones proceden de dentro o fuera del sector forestal, o de si implican nuevas tecnologías y procesos o la adaptación de soluciones comprobadas en un nuevo contexto, es necesario tratar de evitar repercusiones perversas. Entre los posibles medios para evitar los escollos que plantea la innovación pueden mencionarse el aprendizaje de otras experiencias, la adopción de principios de mejores prácticas y el establecimiento de salvaguardias. Innovar de forma responsable ofrece un camino a seguir para crear un sector forestal más resiliente y sostenible.
