El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2022

Capítulo 4 REPERCUSIONES Y OPORTUNIDADES SOCIOECONÓMICAS DE LA AUTOMATIZACIÓN AGRÍCOLA

Un proceso inclusivo de automatización agrícola

El presente informe ve en la automatización agrícola tanto una oportunidad como una responsabilidad de incluir a quienes sufren un mayor grado de vulnerabilidad, exclusión y marginación a través de sus medios de vida en los sistemas agroalimentarios. Entre estos figuran pequeños productores, pastores, pescadores y silvicultores y comunidades forestales en pequeña escala, trabajadores agrícolas asalariados, microempresas y trabajadores informales, personas sin tierra y migrantes2.

Estas personas se encargan de una gran parte de la producción de alimentos y son custodios de recursos naturales y biodiversidad. Pese a ello, siguen estando marginados, carecen de un acceso equitativo a los recursos, no tienen derechos de tenencia de la tierra, no participan en los procesos de formulación de políticas y toma de decisiones y se ven afectados de forma desproporcionada por el cambio climático y fenómenos climáticos extremos. Son los más expuestos a carecer de alimentos inocuos y nutritivos, recursos, mercados, servicios públicos y sociales básicos, infraestructura, herramientas y tecnologías, protección social y oportunidades de generación de ingresos2. Abordar los múltiples obstáculos y limitaciones que afrontan estos agentes es esencial para lograr un proceso de automatización agrícola inclusivo, que dé lugar a una agricultura en pequeña escala sostenible, resiliente, productiva y eficiente.

La pobreza y la pobreza extrema deberían ser un objetivo clave de este proceso, ya que abarca todos los grupos de población antes mencionados. Cuatro de cada cinco personas que viven por debajo del umbral internacional de la pobreza residen en zonas rurales y dependen, al menos en parte, de los sistemas agroalimentarios para obtener sus medios de vida50. La mayoría se ven privados de muchos aspectos del bienestar y derechos humanos fundamentales tanto individuales como colectivos. Los marcos jurídicos desempeñan una importante función para garantizar que se reconozcan, se protejan y se promuevan los derechos humanos de todos. Los gobiernos deberían incluir medidas para representar a los grupos marginados y vulnerables, como por ejemplo los pueblos indígenas y las personas con discapacidad, en la toma de decisiones; determinar los efectos potencialmente desfavorables de la automatización en los derechos humanos, sobre todo los de estos grupos; aplicar medidas especiales para prevenir, erradicar o mitigar los efectos negativos de la automatización.

El género y la juventud son otros dos temas de importancia crucial para la inclusión. Dentro del Marco estratégico de la FAO para 2022-2031, el género y la juventud se tratan como temas transversales independientes a fin de poner de relieve su importancia y velar por que estos programas reciban especial atención2. Las políticas, la legislación y las inversiones deberían garantizar enfoques de seguimiento basados en los derechos humanos, incluida la recopilación de datos desglosados para medir los efectos en los medios de vida, derechos y oportunidades de los jóvenes y las mujeres. El género y la juventud se examinan por separado en las secciones siguientes. Hay también muchos otros que se ven excluidos y marginados de la automatización agrícola por motivos de raza, sexo, pobreza y condición socioeconómica, idioma, origen étnico, religión, edad, discapacidad, casta u otros motivos. Los pueblos indígenas y las personas con discapacidad son un caso concreto (véase el Recuadro 22).

Recuadro 22Inclusión de personas con discapacidad

Las personas con discapacidad suelen verse excluidas de los procesos de desarrollo sobre la base de las discapacidades psicosociales, físicas o sensoriales e intelectuales, lo que impide un acceso justo y equitativo a oportunidades sociales y económicas. La discapacidad se puede deber a la pobreza, la inseguridad alimentaria y la malnutrición, en tanto que las personas con discapacidad presentan un riesgo mayor de pobreza, hambre y malnutrición. La agricultura es uno de los tres sectores más peligrosos para trabajar, con exposición a una gran variedad de riesgos, largas horas y condiciones laborales deficientes, sin que haya muchas veces unas políticas o legislación adecuadas en materia de seguridad y salud en el trabajo.

La automatización puede contribuir a garantizar oportunidades de trabajo decente que eliminan riesgos laborales y rompen la relación entre la pobreza, la malnutrición y la discapacidad. La inclusión de personas con discapacidad también puede conllevar lo siguiente: i) adaptar y mejorar las tecnologías de automatización agrícola actuales, o desarrollar otras nuevas, que atiendan sus necesidades especiales, mediante medios alternativos de comunicación (por ejemplo, impresión en gran tamaño, braille, lengua de signos) y utilizar formatos de imágenes, audios (grabaciones en cintas o discos) y electrónicos, y ii) reforzar las competencias técnicas de las personas con discapacidad en el sector de la agricultura y los sistemas agroalimentarios más amplios.

Es particularmente importante facilitar que los jóvenes con discapacidad sean independientes y activos. La FAO ha aprovechado sus escuelas de campo y de vida para jóvenes agricultores con el fin de abordar la brecha en cuanto al acceso a educación, así como el estigma y la falta de oportunidades económicas que afrontan las personas con discapacidad, basándose en tecnologías innovadoras. Esto conlleva una metodología simple, pero eficaz, para educar a niños y jóvenes vulnerables sobre la agricultura, incorporando al mismo tiempo aptitudes para la vida.

FUENTE: FAO, 20222, 51.

Implicaciones en materia de género de la automatización agrícola

Las repercusiones en materia de género de la automatización en las explotaciones agrícolas son complejas y diversas. Dependen de la distribución previa por género para la realización de las tareas agrícolas manuales que se acaban de automatizar y de la división de la mano de obra entre géneros en los sistemas agroalimentarios, así como dentro de los hogares (por ejemplo, la distribución de los bienes). En muchos lugares, existen divisiones por sexos bastante rígidas en las explotaciones agrícolas. Por ejemplo, en Marruecos, el cultivo de flor de Crocus, de la que se extrae el azafrán, es una actividad predominantemente masculina, mientras que la elaboración de las flores, que supone una labor tediosa e intensiva en mano de obra, es realizada casi exclusivamente por mujeres52. Así pues, la automatización del cultivo de flores liberaría sobre todo mano de obra masculina. Asimismo, si diese lugar a la expansión de la producción de flores, se produciría un aumento de la demanda de mano de obra femenina. Aunque estas podrían ser noticias positivas para las trabajadoras asalariadas, son malas noticias para la mano de obra femenina familiar.

En un estudio de casos en Zambia, los hombres y las mujeres compartían tareas que requieren mucha mano de obra, como por ejemplo el deshierbe. Cuando se empezaron a usar servicios de tractores para la preparación de la tierra, el cultivo aumentó, pero esto no supuso una carga adicional desproporcionada para las mujeres o los niños. Al contrario, la totalidad de miembros de los hogares pudo disfrutar de más tiempo libre35. Otros datos de África oriental y meridional muestran que, en muchos casos, la mecanización de la preparación de la tierra sustituye mano de obra tanto masculina como femenina —pero especialmente femenina, pues las mujeres son las principales encargadas del deshierbe, que es un trabajo considerablemente pesado38. En Kenya occidental, la adopción de la mecanización motorizada también hizo que hombres y mujeres dispusieran de más tiempo libre y los hogares pudieron aumentar su inversión en la educación de los hijos53. Estos ejemplos subrayan cómo la evaluación de los efectos de la automatización en las mujeres debe incluir la comprensión de las funciones específicas de cada sexo; es importante no hacer generalizaciones poco fundadas acerca de que la automatización beneficia únicamente a los hombres solo porque esta automatiza principalmente las actividades que estos realizan. En el Recuadro 23 pueden verse otros ejemplos satisfactorios de tecnologías de automatización agrícola utilizadas por mujeres y jóvenes.

Recuadro 23Inclusión de mujeres y jóvenes: datos objetivos procedentes de estudios de casos

En varios de los estudios de casos del Capítulo 3 se presta especial atención al empoderamiento de las mujeres y los jóvenes a través del desarrollo de tecnologías. Entre algunos ejemplos exitosos figuran los proveedores de servicios siguientes:

Igara Tea. Aproximadamente un 18 % de los usuarios son mujeres, de las que un 4 % son cabeza de familia. En el plano de las explotaciones agrícolas, el 65 % de la fuerza de trabajo son jóvenes. En la elaboración de las hojas de té, las mujeres y los jóvenes constituyen más de la mitad del total de mano de obra.

TraSeable Solutions. Las mujeres y los jóvenes representan aproximadamente un 40 % y un 15 % de los usuarios registrados, respectivamente.

Tun Yat. Aproximadamente un 30 % de los usuarios son mujeres y entre el 25 % y el 30 % son jóvenes de menos de 30 años. Esto también es consecuencia de la migración masculina interna, donde los hombres se desplazan a las zonas urbanas para trabajar, dejando que las mujeres realicen las tareas agrícolas. Al centrarse en el empleo de mujeres y jóvenes (locales), Tun Yat incentiva el empoderamiento de la mujer en las zonas rurales. La empresa emplea mujeres y jóvenes en la elaboración de alimentos y la inocuidad de los alimentos, y para trabajar como operadores y mecánicos de tractores.

FUENTE: Ceccarelli et al., 202254.

A pesar del potencial de la automatización en las explotaciones para aliviar la carga de tiempo y trabajo de las mujeres, mejorando a la vez la productividad, los ingresos y el bienestar, las investigaciones indican que las mujeres van por detrás de los hombres en la adopción de tecnologías agrícolas debido a los obstáculos para acceder a capital, insumos y servicios (información, extensión, crédito, fertilizantes), las limitaciones de accesibilidad física y las normas culturales55. A modo de ejemplo, según el Instituto de Gestión y Administración Pública de Ghana, el 78,6 % de las agricultoras en la zona costera no puede acceder a los servicios de tractores56. Las mujeres son a menudo incapaces de adoptar tecnologías de automatización y no pueden asumir trabajos que requieren competencias en funcionamiento y gestión de explotaciones agrícolas debido a su nivel más bajo de alfabetización, la falta de herramientas o equipo adecuados, la ausencia de infraestructura y la falta de fondos suficientes para programas de extensión para mujeres56.

Por lo general son los hombres quienes realizan las transacciones comerciales de servicios de automatización agrícola a nivel de las explotaciones. En consecuencia, son ellos quienes toman las decisiones y controlan los recursos necesarios para invertir en automatización, especialmente capital56. El equipo y las herramientas agrícolas suelen diseñarse para adaptarse a las características ergonómicas de los hombres y apenas se presta atención a las de las mujeres57. En Bangladesh, las mujeres no utilizan bombas de riego debido a su complejidad tecnológica, la exigencia física para manejarlas y la dificultad de contratar y supervisar trabajadores58. Resulta evidente la necesidad de proyectar y proporcionar acceso a tecnologías de automatización que tengan en cuenta las cuestiones de género. De hecho, en un examen reciente de la bibliografía se pone de relieve la necesidad de incorporar, en futuras investigaciones y políticas, las diferencias en cuestión de género relativas al diseño, el fomento y la adopción de las tecnologías de automatización a fin de reducir la carga de trabajo de las mujeres y mejorar los resultados en cuanto al bienestar55.

Deben superarse estas limitaciones relativas al género para aumentar la productividad, la seguridad y la comodidad y reducir el trabajo pesado como parte del desarrollo sostenible íntegro de la sociedad57. Para favorecer la adopción de tecnologías por parte de las mujeres, los responsables de la formulación de políticas y los asociados locales en la ejecución deben asimismo determinar el entorno propicio y fomentar el desarrollo, la difusión y la provisión de servicios de tecnologías que tengan en cuenta las cuestiones de género. Las tecnologías que tienen en cuenta las cuestiones de género son aquellas que se adaptan a las características físicas tanto de hombres como de mujeres59. Las políticas, la legislación y las inversiones deberían también fomentar la capacidad y la autonomía de las mujeres, así como la igualdad de género en lo que respecta a la propiedad o el control de activos productivos fundamentales60. Las estrategias y medidas específicas que abordan de forma simultánea las limitaciones a la adopción de tecnologías que afrontan las mujeres en el plano de los hogares, servicios y políticas pueden generar resultados positivos. Los datos obtenidos de Ghana, por ejemplo, demuestran que la provisión de capacitación para las mujeres en nudos de la cadena de valor donde normalmente predominan los hombres puede tener una repercusión positiva no solo en las mujeres sino también en la comunidad en general (véase el Recuadro 24)56.

Recuadro 24Mujeres al volante: promover el empoderamiento de las mujeres mediante tractores

El programa de capacitación sobre tractores Mujeres al volante pretende derribar las barreras que existen para las mujeres en la automatización agrícola, un ámbito tradicionalmente dominado por los hombres. El objetivo de este programa de capacitación consiste en impulsar de forma sostenible la participación y el liderazgo de las mujeres en el manejo de maquinaria agrícola en Ghana.

Como resultado del programa, 182 operadoras de tractor han obtenido su certificación desde 2018. La exitosa tasa de finalización ha demostrado que las mujeres pueden sobresalir en el manejo y mantenimiento de tractores. Las tituladas crearon la Asociación de mujeres en el manejo de tractores para organizarse y apoyarse entre ellas.

La participación de las mujeres en la automatización ha ayudado a cambiar la mentalidad, no solo de las mujeres, sino de los profesionales, los empleadores y la sociedad en general. Estas nuevas trabajadoras contribuyen ahora a la seguridad de un entorno familiar estable y toman decisiones esenciales para los hogares sobre recursos e ingresos. La actividad ha fomentado así la igualdad de género en el lugar de trabajo y en el hogar.

FUENTE: GIZ, 202056.

En un examen de las diferencias de participación entre mujeres y hombres en mercados emergentes para servicios de máquinas segadoras y cosechadoras en Bangladesh también se pone de relieve el potencial de los servicios de alquiler58. En concreto, las mujeres se beneficiaron de la gestión y en ocasiones posesión de servicios de maquinaria, así como de las consecuencias directas e indirectas de contratar estos servicios para cosechar sus cultivos. Las iniciativas que promueven servicios de alquiler deberían centrarse en atraer a las mujeres, tanto en calidad de propietarias de negocios como de usuarias de maquinaria.

La participación de los jóvenes rurales: oportunidades y desafíos

Los agricultores jóvenes parecen ser los primeros en acoger la innovación agrícola. Se consideran pues decisivos en el cambio generacional y la transformación agrícola54. La automatización agrícola presagia nuevos tipos de empleo que difieren de los empleos tradicionales en el sector de la agricultura, los cuales suelen asociarse con condiciones de trabajo peores, más peligrosas y mal retribuidas. Estos nuevos empleos implican tecnologías innovadoras para las que son necesarias habilidades diferentes a fin de hacer un uso productivo de ellas, dando lugar a salarios decentes y condiciones laborales más seguras.

En un documento reciente sobre la opinión de partes interesadas respecto de temas de gran relevancia para la transformación agrícola en África se señala que, en general, existe un gran optimismo respecto de que la agricultura pueda atraer a los jóvenes, manifestándose de acuerdo con esta afirmación entre un 78 % y un 98 % de las partes interesadas. Sin embargo, una gran parte de los encuestados considera que los jóvenes no participan lo suficiente en los procesos de políticas (entre el 72 % y el 97 %) y una parte significativa señaló que los jóvenes carecían de modelos de referencia en la agricultura (entre el 48 % y el 79 %). Existe asimismo la percepción de que los sistemas educativos no preparan adecuadamente a los jóvenes para el mercado laboral, en particular en Benin (70 %) y Kenya (63 %)61. Los trabajos altamente especializados están fuera del alcance de la mayoría de jóvenes rurales62 y, por tanto, es fundamental que los jóvenes adquieran las competencias necesarias. En las políticas e inversiones públicas debería priorizarse un programa firme en materia de desarrollo del capital humano y fomento de la capacidad que haga especial hincapié en los jóvenes54.

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