El estado mundial de la pesca y la acuicultura 2022

Parte 2 Hacia la transformación azul

Intensificación y expansión de la producción acuícola sostenible

Objetivos y metas

Es innegable que la acuicultura ha contribuido crucialmente a la seguridad alimentaria y la nutrición a nivel mundial al reducir la brecha entre la oferta y la demanda de alimentos acuáticos3. Se espera que los efectos positivos del sector sobre los medios de vida y el empleo aumenten gracias a las mejoras de la productividad y la modernización, la intensificación y el mayor acceso económico y geográfico a los productos acuáticos3 cultivados. Para 2030 se prevé que la producción de alimentos acuáticos aumente otro 15 % (OCDE y FAO, 2021), crecimiento que, según una opinión generalizada, procederá principalmente de la acuicultura. Ese crecimiento no debe producirse en detrimento de la salud de los ecosistemas acuáticos, el bienestar de los animales, la biodiversidad o la igualdad social o en forma de aumento de la contaminación. Por lo tanto, es necesario adoptar nuevas estrategias sostenibles y equitativas de desarrollo de la acuicultura.

En consecuencia, el desarrollo de la acuicultura debe convertirse en máxima prioridad, sobre todo en aquellas regiones en las que el potencial de crecimiento del sector permanece en gran medida sin explotar. La transformación azul3 —que la FAO puso en marcha tras la Declaración de 2021 del Comité de Pesca en favor de la pesca y la acuicultura sostenibles (FAO, 2021a)— es una esfera programática prioritaria de la FAO con arreglo a su Marco estratégico para 2022-2031. Asimismo, en la Declaración de Shanghái se hace hincapié en la importancia de la acuicultura como reflejo de los resultados de la Conferencia Mundial sobre la Acuicultura (GCA, 2021) organizada por la FAO, la Red de centros de acuicultura de Asia y el Pacífico y el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de China. En virtud de estas oportunas declaraciones se reconoce la necesidad de intensificar los esfuerzos a fin de aprovechar al máximo las oportunidades al tiempo que se abordan los desafíos que la acuicultura todavía tiene que afrontar en materia de desarrollo con el fin de obtener resultados sostenibles y alcanzar su máximo potencial.

La transformación azul va dirigida a lo siguiente: i) aumentar el desarrollo y la adopción de sistemas acuícolas sostenibles; ii) garantizar que la acuicultura se integre en las estrategias de desarrollo y las políticas alimentarias de ámbito nacional, regional y mundial; iii) garantizar que la producción acuícola satisfaga la creciente demanda de alimentos acuáticos y fomente los medios de vida inclusivos; y iv) mejorar a todos los niveles capacidades que permitan desarrollar y adoptar tecnologías y prácticas de gestión innovadoras para una industria acuícola más eficiente y resiliente.

En esta sección se examinan con espíritu crítico algunos de los desafíos fundamentales que deben abordarse a fin de cumplir los compromisos de la transformación azul (Recuadro 8) en los sistemas de producción acuícola, los marcos de gobernanza, las innovaciones y las necesidades de creación de capacidad.

RECUADRO 8 TRANSFORMACIÓN DE LA ACUICULTURA ASIÁTICA

Las regiones del sur, el sureste y el este de Asia produjeron en conjunto el 88 % de la acuicultura mundial en 2021 (sin contar las plantas acuáticas), y correspondió a las pequeñas empresas más del 80 % de ese volumen; por ello, es preciso tomarla en consideración oportunamente dentro del desarrollo y la transformación de las políticas de los sistemas alimentarios mundiales.

Los últimos decenios se han registrado importantes avances en los ámbitos de la investigación, la tecnología, la bioseguridad, la planificación espacial, la digitalización, la educación y la capacitación en el ámbito de la acuicultura de Asia. El crecimiento de la acuicultura asiática es resultado de la política gubernamental de apoyo al desarrollo de infraestructuras, los estrechos vínculos empresariales y la colaboración constructiva entre las partes interesadas y los asociados. No obstante, también cabe extraer enseñanzas de los ejemplos de desarrollo no reglamentado, intensificación no sostenible y políticas reglamentarias deficientes en la región; además, el futuro plantea desafíos. La acuicultura asiática debe ponerse a la altura de los desafíos derivados de alimentar a una población cada vez más numerosa en un contexto de limitaciones de los recursos naturales y pérdida de biodiversidad. También debe adaptarse a las presiones del cambio climático y mejorar la resiliencia de los sistemas. Los cambios demográficos obligarán a la acuicultura a hacer frente al envejecimiento de la mano de obra rural y al éxodo hacia las ciudades atrayendo e incorporando una nueva generación de jóvenes cualificados y con competencia tecnológica.

ESFERAS PRIORITARIAS EN LA TRANSFORMACIÓN DE LA ACUICULTURA ASIÁTICA

FUENTE: FAO.
FUENTE: FAO.

Equilibrar los resultados sociales y la sostenibilidad ecológica será un gran desafío de la transformación de la acuicultura en Asia. En la actualidad, muchas innovaciones se dirigen únicamente a las especies de alto valor, pero para garantizar la equidad y que nadie se quede atrás, las innovaciones deben dirigirse también a las especies acuáticas de nivel trófico bajo y precio inferior. Los especialistas en acuicultura han tendido a centrarse en las tecnologías, pero la cadena de valor y las dimensiones socioeconómicas, como los seguros o la protección social de los más vulnerables, deben ser objeto de mayor atención en Asia. La transformación de la acuicultura en Asia puede agruparse en torno a nueve temas prioritarios (véase el cuadro).

La FAO ha creado una plataforma técnica regional sobre la acuicultura en Asia con el fin de presentar algunas de las innovaciones que pueden contribuir a la ampliación de la transformación de la acuicultura en Asia y, por ende, a la transformación azul en todo el mundo1.

Mejora de los sistemas de producción

La expansión de la acuicultura sostenible necesitará más innovaciones técnicas, apoyo normativo e incentivos a lo largo de toda la cadena de valor. Cabe mencionar al respecto el acceso al agua, la optimización de la capacidad de carga, la identificación y asignación de áreas dedicadas a la acuicultura, la simplificación de los procedimientos de concesión de licencias en asociación con buenas prácticas medioambientales y la supervisión, la disponibilidad de mano de obra capacitada y cualificada, la producción de semillas y piensos de calidad, la regulación del uso de productos químicos y antibióticos y protocolos de bioseguridad estrictos. A continuación, se presentan ejemplos de una serie de políticas e iniciativas técnicas emprendidas actualmente por la FAO para garantizar la transformación azul y mejorar los sistemas de producción acuícola.

Directrices para la acuicultura sostenible

A raíz de una solicitud de la novena reunión del Subcomité de Acuicultura del Comité de Pesca de la FAO (COFI:AQ), la FAO, en el marco de procesos consultivos mundiales y regionales, se ocupa desde 2017 de la identificación de iniciativas satisfactorias de apoyo a la acuicultura sostenible y su compilación en las Directrices para la acuicultura sostenible. En este proceso se han tenido en cuenta los avances en materia de políticas y ciencia, las innovaciones tecnológicas y las enseñanzas extraídas en diferentes regiones, países y contextos. Se han examinado las directrices nacionales e internacionales existentes al objeto de detectar deficiencias y velar por la actualización de la información, teniendo en cuenta a la vez las limitaciones, necesidades y expectativas específicas de cada Estado. El objetivo de las Directrices para la acuicultura sostenible es ayudar a los países a mejorar la aplicación del Código de Conducta para la Pesca Responsable (CCPR) y en particular el Artículo 9 (Desarrollo de la acuicultura), al tiempo que se fomenta la participación efectiva del sector en la aplicación de la Agenda 2030 y se construye colectivamente el futuro de la acuicultura sostenible.

Además, para responder a la petición de los miembros del COFI de proporcionar orientaciones prácticas en apoyo del desarrollo de la acuicultura sostenible aprovechando la gran cantidad de información e informes de expertos generados para la preparación de las Directrices para la acuicultura sostenible, la Secretaría del Subcomité de Acuicultura preparó el documento Transforming Aquaculture for Greater Contribution to Achieve the SDGs: Key Interconnected Actions to Guide Decision Makers and Practitioners, en el que se aborda la transformación de la acuicultura para lograr una mayor contribución al logro de los ODS y las principales acciones interconectadas que sirven de guía a los profesionales y los encargados de adoptar decisiones. Se trata de una guía práctica pensada para que la utilicen los responsables de la formulación de políticas y los profesionales de la acuicultura que trabajan en la totalidad de la cadena de valor acuícola en las actividades previas a la cría, de cría y posteriores a la captura. Está concebida como documento vivo que los países deben adaptar para satisfacer sus necesidades y prioridades particulares. Debe actualizarse periódicamente para reflejar los avances científicos, las innovaciones tecnológicas y las enseñanzas extraídas. Se espera que las Directrices para la acuicultura sostenible y la guía práctica se presenten en la 11.ª reunión del Subcomité de Acuicultura para que los Miembros de la FAO las examinen y formulen nuevas orientaciones.

Mejoramiento genético en los programas de crianza selectiva

El mejoramiento genético de las especies cultivadas representa un medio muy eficaz para aumentar la eficiencia de la producción acuícola y disminuir su huella ambiental (Houston et al., 2020), por ejemplo, reduciendo las necesidades de pienso, tierra y agua por unidad de producción. Las especies acuícolas de muy diversos taxones tienden a compartir dos características clave: elevados niveles de diversidad intraespecífica y alto grado de fecundidad. Estas características hacen posible la aplicación de altas intensidades de selección que generan grandes ganancias genéticas para los rasgos comercialmente importantes (FAO, 2019a). Sin embargo, al tratarse de una industria alimentaria relativamente joven, la acuicultura va muy a la zaga de otros sectores de producción de alimentos (ganadería y cultivos) en los que la integración regular de la genética en los programas de mejoramiento y los sistemas de suministro de semillas ha llevado al desarrollo y la producción de miles de razas y variedades mejoradas. En los sistemas de suministro de semillas para la acuicultura, la adopción más amplia de instrumentos genéticos se ve obstaculizada por diversos factores, como por ejemplo la escasa comprensión de las propiedades, los riesgos y los beneficios de las tecnologías tanto tradicionales como de nueva generación (moleculares), la limitada capacidad general de aplicación debido a la falta de infraestructura, inversiones o recursos humanos, las deficiencias de los programas de cría selectiva basados en datos científicos, bien gestionados y a largo plazo y la falta de una mayor participación del sector privado. Abordar estos desafíos debería ser esencial a la hora de elaborar estrategias y políticas nacionales y regionales de suministro de semillas. Acelerar el desarrollo y la adopción del mejoramiento genético de los tipos cultivados en acuicultura, centrándose en la cría selectiva, es una de las cuatro áreas prioritarias de un Plan de acción mundial para los recursos genéticos acuáticos para la alimentación y la agricultura (RGA) desarrollado por la FAO (Recuadro 9).

RECUADRO 9 PLAN DE ACCIÓN MUNDIAL PARA LOS RECURSOS GENÉTICOS ACUÁTICOS PARA LA ALIMENTACIÓN Y LA AGRICULTURA

En 2019, la Comisión de Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura (CRGAA) solicitó a la FAO que preparara un Plan de acción mundial para la conservación, la utilización sostenible y el desarrollo de los recursos genéticos acuáticos para la alimentación y la agricultura (RGA) en respuesta a las necesidades y los desafíos señalados en la primera evaluación mundial jamás realizada de la situación de los RGA1. El Plan de acción mundial es un marco que tiene por objeto optimizar la contribución de los RGA a la seguridad alimentaria y la mitigación de la pobreza a escala local, nacional e internacional, mediante una gestión racional y sostenible de este recurso clave. El Plan de acción mundial debería ser voluntario y colaborativo y ejecutarse en consonancia con las necesidades y prioridades de los Miembros de la FAO.

El Plan de acción mundial se preparó en consulta con los Miembros de la FAO, la CRGAA y el Comité de Pesca, así como con sus órganos auxiliares competentes. La CRGAA presentó y aprobó la versión definitiva del Plan en su 18.ª reunión ordinaria, celebrada en septiembre de 2021, tras lo cual el Consejo de la FAO lo aprobó en diciembre de 2021.

Las prioridades de los recursos genéticos acuáticos son distintas a las correspondientes a los recursos genéticos terrestres. Sobre la base de las características específicas de los RGA determinadas en la evaluación mundial, en el Plan de acción mundial se definen cuatro esferas prioritarias (véase la figura).

Cada esfera prioritaria tiene un objetivo a largo plazo y varias prioridades estratégicas; cada prioridad estratégica comprende un objetivo y diversas medidas específicas que deben adoptarse. En total, en el Plan de acción mundial se establecen 21 prioridades estratégicas y casi 100 medidas conexas.

Si bien la principal responsabilidad de la aplicación del Plan de acción mundial recae en los países, la FAO desempeñará un papel fundamental en la prestación de apoyo técnico para su aplicación y coordinará el seguimiento de los avances en el logro de sus objetivos. El seguimiento debe basarse principalmente en indicadores cuantificables, muchos de ellos generados a través de AquaGRIS, sistema mundial de la FAO de información sobre RGA2. Una aplicación amplia de medidas pertinentes para cada país en el marco del Plan de acción mundial que se sustente en la información más reciente disponible a través de AquaGRIS puede ser realmente transformadora para la ordenación a largo plazo de las especies cultivadas. El desarrollo y la adopción de estos instrumentos y de las directrices e instrumentos conexos son oportunos al objeto de promover intervenciones clave para garantizar la conservación de los RGA, así como un uso más sostenible y una aceleración del desarrollo de estos recursos esenciales.

LAS CUATRO ESFERAS PRIORITARIAS DEL PLAN DE ACCIÓN MUNDIAL PARA LOS RECURSOS GENÉTICOS ACUÁTICOS PARA LA ALIMENTACIÓN Y LA AGRICULTURA (RGA)

FUENTE: FAO.

Bioseguridad y control de enfermedades

La intensificación de la acuicultura y la globalización del comercio de productos acuáticos han provocado la aparición y reaparición de enfermedades infecciosas que representan un considerable desafío económico y ambiental para la sociedad. Habida cuenta de la dependencia del sector respecto de las semillas importadas (así como de las producidas localmente) y del fracaso de la certificación sanitaria, la inspección fronteriza y otros controles basados en el riesgo a efectos de proteger a las poblaciones acuáticas, ha sido necesario un cambio de paradigma para gestionar la sanidad y la bioseguridad acuáticas. La Senda progresiva de gestión para mejorar la bioseguridad en la acuicultura, que fue aprobada y recibió buena acogida en la 10.ª reunión del Subcomité de Acuicultura del COFI (FAO, 2019b), está basada en el riesgo, tiene carácter colaborativo y progresivo y aprovecha la capacidad de gestión utilizando enfoques ascendentes y descendentes (Recuadro 10). Se basa en datos objetivos y se sustenta en un examen transparente y constante; además, se puede adaptar para responder a la diversidad de los sistemas acuícolas, especies, ámbitos de producción y objetivos, así como a los cambios ambientales y antropogénicos que afectan a la producción acuícola (FAO, 2020c).

RECUADRO 10 SENDA PROGRESIVA DE GESTIÓN PARA MEJORAR LA BIOSEGURIDAD EN LA ACUICULTURA

La Senda progresiva de gestión para mejorar la bioseguridad en la acuicultura es una innovadora iniciativa que la FAO y sus asociados pusieron en marcha en 2018. Se elaboró como extensión del enfoque de la senda progresiva de control, adoptado a escala internacional con el fin de ayudar a los países a elaborar marcos sistemáticos para la planificación y el seguimiento de las estrategias de reducción de riesgos a fin de disminuir, eliminar y erradicar las principales enfermedades ganaderas y zoonóticas. Este enfoque gradual permite definir y alcanzar objetivos realistas de control de enfermedades.

La Senda progresiva de gestión para mejorar la bioseguridad en la acuicultura tiene como objetivo mejorar la capacidad en materia de bioseguridad de la acuicultura aprovechando los marcos, la capacidad y los instrumentos adecuados existentes mediante enfoques basados en el riesgo y asociaciones entre los sectores público y privado. En el contexto de la Senda progresiva de gestión, se entiende por bioseguridad la gestión eficaz en función de los costos de los riesgos que representan los agentes patógenos para la acuicultura a través de un planteamiento estratégico a escala empresarial, nacional e internacional con responsabilidades compartidas entre el sector público y el privado1. La Senda progresiva de gestión consta de cuatro etapas (véase la figura) cada una de las cuales tiene un objetivo, resultados clave e indicadores.

LAS CUATRO ETAPAS DE LA SENDA PROGRESIVA DE GESTIÓN PARA MEJORAR LA BIOSEGURIDAD EN LA ACUICULTURA

FUENTE: FAO.
FUENTE: FAO.

Los países, sea cual sea la etapa de desarrollo del sector (ya avanzada o de inicio reciente), tendrán la oportunidad y la flexibilidad de iniciar la Senda progresiva de gestión para mejorar la bioseguridad en la acuicultura. Por ejemplo, pueden presentarse uno o varios de los siguientes casos hipotéticos:

  • Caso hipotético 1: El país no cuenta con una estrategia nacional sobre bioseguridad en la acuicultura, pero dispone de un sector acuícola o se encuentra en las primeras etapas de desarrollo.
  • Caso hipotético 2: El país cuenta con una estrategia nacional sobre bioseguridad en la acuicultura con algún nivel de aplicación.
  • Caso hipotético 3: El país cuenta con una estrategia nacional sobre bioseguridad avanzada con plena aplicación.
  • Caso hipotético 4: Países que comparten masas de agua o cuencas hidrográficas transfronterizas, en las que existe una estrategia regional o subregional sobre bioseguridad en la acuicultura o se encuentra en desarrollo. La Senda progresiva de gestión para mejorar la bioseguridad en la acuicultura puede orientar a los países hacia la consecución de sistemas sostenibles de bioseguridad en la acuicultura y la gestión de la salud a través de procesos basados en el riesgo, progresivos y colaborativos de ámbito regional, nacional y local, tanto sectorial como empresarial. Además, promueve una firme participación de las partes interesadas, ayuda a mejorar la salud y la producción acuática y respalda la prevención o reducción de la propagación y las repercusiones de las enfermedades inscritas en las listas.

La Senda progresiva de gestión para mejorar la bioseguridad en la acuicultura está concebida como herramienta flexible, adaptable e inclusiva a fin de dar cuenta de la naturaleza diversa y compleja del sector de la acuicultura. La aplicación del enfoque puede corresponder a un país —para gestionar los riesgos en cualquier sector de la acuicultura, independientemente de la especie, el entorno, el sistema de producción, la estrategia de ordenación o el tamaño de la operación— o por una explotación con el fin de alcanzar un determinado grado de bioseguridad acuícola para una especie determinada.

Es importante adoptar un “pensamiento de puntos críticos de control” y una “mentalidad frente al riesgo” a lo largo de la cadena de valor para poder identificar los peligros y comprender y gestionar el riesgo en cada etapa de la producción, desde el origen de las semillas y las operaciones de cría hasta el mercado. Un decálogo de mejores prácticas en materia de bioseguridad proporciona un amplio panorama al respecto: conozca sus especies, conozca su sistema, conozca sus patógenos, conozca sus vías de contaminación, obtenga semillas sanas, mantenga buenas prácticas de cría, utilice antimicrobianos con prudencia, respete los requisitos en materia de inocuidad alimentaria, respete el medio ambiente y tenga un plan de bioseguridad.

La participación de las partes interesadas (incluidos los pequeños productores) refuerza el principio de colaboración. Las autoridades pesqueras y veterinarias (incluidos los expertos veterinarios y en salud acuícola) deben comunicarse y gestionar conjuntamente la salud de las especies acuáticas. De ese modo, se comparte ampliamente la responsabilidad en la gestión de riesgos4 con una participación activa y un compromiso a largo plazo. Las cuatro etapas de la Senda progresiva de gestión para mejorar la bioseguridad en la acuicultura permiten a cada país o sector acuícola evaluar el riesgo y las prioridades de su industria; los países pueden decidir hasta dónde y a qué ritmo conviene avanzar.

Uno de los mensajes clave de la Conferencia Mundial de Acuicultura 2020 es el antiguo proverbio: “prevenir es mejor que curar”. Centrarse en la prevención —incluida la resistencia a los antimicrobianos— es un indicio de que la industria está madurando. La utilización de semillas limpias con buenas prácticas de cría y estrategias de bioseguridad en un entorno acuático menos sometido a estrés y más saludable constituyen medidas básicas. Las medidas de bioseguridad son mucho menos caras si se aplican de forma proactiva y preventiva que las que se aplican en reacción a los brotes, y todos los países productores deberían integrarlas en el desarrollo acuícola. Si se quiere producir organismos cultivados sanos, nutritivos y resilientes, es importante contar con medidas eficaces en materia de bioseguridad, mejores prácticas ganaderas, genética adecuada y nutrición de calidad (FAO, 2020d).

Buena gobernanza para la expansión de la acuicultura

La transformación azul en la acuicultura debe sustentarse en marcos de gobernanza adecuados. La importancia de la gobernanza se subraya en el artículo 9.1.1 del CCPR, en el que se exige a los Estados “establecer, mantener y desarrollar un marco jurídico y administrativo adecuado que facilite el desarrollo de una acuicultura responsable”.

La buena gobernanza de la acuicultura es necesaria para mejorar la contribución del sector a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) conexos mediante la producción de alimentos acuáticos más nutritivos; la generación de empleo y medios de vida, aportando mayores ingresos al tesoro público en forma de impuestos y entradas de divisas; el aumento de su participación en las economías nacionales (directamente a través del PIB e indirectamente a través de su repercusión en otros sectores económicos), y el apoyo a una mejor gestión ambiental mediante la reducción de la presión sufrida por las poblaciones de peces salvajes y la promoción del uso responsable y la protección de recursos naturales como la tierra, el agua, los hábitats costeros y los recursos acuáticos vivos.

En los últimos decenios, varios países han puesto en práctica una buena gobernanza de la acuicultura a través de marcos jurídicos e institucionales previsibles, transparentes, equitativos y de fácil aplicación que engloban la totalidad de la cadena de valor de la acuicultura. Los incentivos económicos que fomentan mejores prácticas ayudando a los agricultores a elaborar, apoyar y hacer cumplir prácticas de ordenación autorreguladas y fomentando sistemas de producción favorables a la sostenibilidad han promovido la buena gobernanza de la acuicultura (Hishamunda, Ridler y Martone, 2014; FAO, 2017c). Además, el acceso a los lucrativos mercados internacionales y nacionales ha animado también a un número creciente de agricultores a cumplir los requisitos y normas de acceso al mercado, incluida la aplicación de esquemas de certificación en la acuicultura (Curtis et al., en prensa).

A pesar de las mejoras observadas en algunos países, la gobernanza de la acuicultura sigue siendo problemática en otros. La falta o escasez de rendición de cuentas por parte de los sectores público y privado, la deficiente aplicación de la legislación (en los casos en que existen reglamentos), la mala planificación (que provoca conflictos por los lugares de cría y derivan en brotes de enfermedades y el deterioro del ecosistema) y la incapacidad de abordar las repercusiones negativas para el medio ambiente y el bienestar público de algunos sistemas de acuicultura empañan la imagen y generan desconfianza pública en el sector. Ello se ve agravado por la falta de marcos de gobernanza específicos para la acuicultura. Los instrumentos de gobernanza de la acuicultura son a menudo composiciones fragmentarias adaptadas de diferentes departamentos, como los de pesca, agricultura, agua, silvicultura, medio ambiente, comercio o asuntos marinos. La gobernanza derivada de políticas y reglamentos fragmentados y de múltiples instituciones conduce a la ineficiencia, a la escasa o nula aplicabilidad y, con ello, a la ineficacia de los mecanismos de gobernanza. Además, el rápido crecimiento del sector plantea un desafío a los marcos institucionales y jurídicos de los países, obligados a mantener el ritmo del desarrollo, o, en algunas jurisdicciones, se presta atención limitada a la gobernanza de la acuicultura debido a la importancia secundaria del sector en las economías y la vida social. Por otro lado, los elevados costos que asumen los acuicultores para cumplir los reglamentos y requisitos, incluidas las normas para consumidores, se han convertido en un problema de gobernanza que en algunos casos ha llevado al incumplimiento, sobre todo entre los pequeños productores.

Los responsables de la formulación de políticas deben reflexionar sobre la manera de elaborar marcos jurídicos e institucionales sólidos que reconozcan la acuicultura como sector económico aparte. El cumplimiento es fundamental, por lo que las normas y reglamentos deben ser aplicables y asequibles para los acuicultores y otros actores. Asimismo, los sistemas de concesión de licencias deben ser eficientes y transparentes, y la acuicultura debe formar parte de los planes de utilización y desarrollo de los recursos. Además, la inocuidad y la calidad de los productos acuícolas deben ajustarse a las normas nacionales, regionales y mundiales. Por último, es esencial mejorar la ordenación de la acuicultura fomentando la expansión y el crecimiento sostenible al tiempo que se evitan repercusiones perjudiciales (Curtis et al., en prensa) y se potencia la contribución de la acuicultura a la consecución de las metas de los ODS. Estas consideraciones son especialmente importantes en vista de que la mejora de las normas de gobernanza en el último decenio, que se ha traducido en un mayor grado de productividad y de calidad de los productos, ha ido acompañada de un descenso de la tasa de crecimiento de la producción acuícola5.

La notable contribución al crecimiento sostenible de la producción acuícola de los productores en pequeña y mediana escala debe aumentar aún más si el sector quiere mejorar su contribución relativa a la consecución de los ODS; es preciso alentar a estos productores a que intensifiquen y amplíen la producción y permitirles actuar en consecuencia.

Para intensificar y ampliar la acuicultura es necesario contar con financiación e inversiones considerables (véase la sección “Inversión en acuicultura para lograr la transformación azul”). La gobernanza debería abordar las limitaciones de la financiación y las inversiones creando un entorno propicio y promoviendo incentivos atractivos para los inversores y las instituciones de crédito. La expansión de la acuicultura también obliga a disponer de recursos naturales adicionales, principalmente tierras y aguas, lo que puede provocar o agravar conflictos ambientales y sociales derivados de la competencia por el uso. La zonificación y la planificación integrada de las zonas costeras son instrumentos eficaces de colaboración entre los usuarios que compiten entre sí, y ayudan a evitar o aminorar los conflictos al tiempo que permiten el crecimiento del sector. En los países con recursos terrestres, de agua dulce y costeros limitados para la ampliación de la acuicultura continental y marina, el crecimiento depende de la adquisición de innovaciones tecnológicas como sistemas de cría en tierra, de recirculación y en mar abierto. La diversificación también es esencial para disminuir los riesgos derivados de los malos cultivos y mejorar la sostenibilidad de las explotaciones. Además, los productores acuícolas deben aprovechar los avances en materia de digitalización, tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y robótica (véase la sección “La digitalización en la acuicultura: gobernanza y tecnologías”).

Inversión en acuicultura para lograr la transformación azul

Es necesario realizar inversiones adecuadas y sostenibles para fomentar y facilitar el desarrollo, la intensificación y la expansión de la acuicultura. Solo se puede aprovechar el potencial del sector si se realizan inversiones adecuadas en la cadena de valor de la acuicultura (Aquatic Network, 2021), especialmente en las regiones donde la acuicultura está menos desarrollada, como el África subsahariana, América Latina y el Caribe y Asia meridional. Allí donde el sector de la acuicultura ya ha alcanzado la madurez (por ejemplo, en Asia oriental y sudoriental), la mayoría de las veces se necesitan inversiones sustanciales para que la acuicultura sea más ecológica y para aumentar su resiliencia frente a los riesgos climáticos, biológicos y financieros.

Las inversiones privadas son fundamentales para mejorar la producción y la productividad de las explotaciones, así como las prácticas posteriores a la captura, pero se precisan servicios financieros de fácil acceso, incluidos préstamos bancarios, que siguen siendo limitados y complejos en varios países en desarrollo. Entre los problemas recurrentes se encuentran la falta de garantías, los tipos de interés excesivamente altos, la percepción (entre los banqueros) de que la acuicultura conlleva un riesgo de fracaso especialmente elevado, el desconocimiento (entre los prestatarios) de las modalidades de solicitud de préstamos y la escasa información (entre los prestamistas) sobre las empresas acuícolas de éxito. Los gobiernos deben hacer frente a estas y otras dificultades para que los inversores obtengan los mayores beneficios posibles y los bancos reduzcan al mínimo los riesgos inherentes a los préstamos. Algunos países han adoptado con éxito estrategias “sin garantías” (por ejemplo, préstamos colectivos y cajas rurales), asociaciones entre los sectores público y privado, garantías alternativas (por ejemplo, tierras escrituradas, a menudo indicio de la necesidad de introducir reformas legales) y garantías de préstamos del Estado. De hecho, estas últimas, así como los tipos de interés incentivados, reducen el problema de los elevados tipos de interés y disminuyen el riesgo de los préstamos para las instituciones financieras.

Las inversiones estratégicas, resilientes frente a las perturbaciones, inteligentes desde el punto de vista climático, sostenibles y financieramente viables destinadas a la expansión de la acuicultura en aras de la transformación azul requerirán mecanismos de gobernanza eficaces y alentadores a todos los niveles. Un componente clave de estos mecanismos es un marco político y normativo eficiente que permita crear un entorno favorable a las inversiones en una acuicultura ambiental y socialmente sostenible que garantice la rentabilidad económica y el reparto justo de los beneficios (véase la sección “Buena gobernanza para la expansión de la acuicultura”). El cultivo de algas marinas ejemplifica la importancia de este tipo de marco. El sector cada vez recibe más atención como acuicultura restauradora (The Nature Conservancy, 2021) que aporta considerables servicios ecosistémicos y beneficios socioeconómicos (Cai et al., 2021). No obstante, las inversiones en este tipo de acuicultura favorable a la naturaleza se han visto obstaculizadas por procesos burocráticos a menudo engorrosos de concesión de licencias para las operaciones acuícolas y el escaso reconocimiento del valor real de los servicios ecosistémicos que proporcionan las actividades de cultivo de algas marinas.

La transformación azul de los sistemas alimentarios acuáticos exige servicios de financiación y seguros en los planos local, nacional, regional y mundial. Los mecanismos innovadores basados en el mercado, como los derechos de emisión de carbono y de nitrógeno, los bonos azules y la financiación verde, son esenciales para ayudar a recompensar las inversiones azules por los beneficios ambientales y los servicios ecosistémicos proporcionados por el cultivo de algas marinas y otros tipos de acuicultura restauradora (Jones, 2021). Con el objeto de proporcionar a las partes interesadas gubernamentales, no gubernamentales y de los sectores privado y público información, recursos y vías concretas para obtener servicios financieros, la FAO elaboró un conjunto de notas orientativas sobre financiación azul (FAO, 2020d) en las que se trataban temas como los seguros para la pesca y la acuicultura en pequeña escala, los bonos azules, la financiación combinada, la inversión de gran repercusión y la microfinanciación para la pesca en pequeña escala.

Si bien la inversión privada es un factor clave para el desarrollo mundial de la acuicultura (Brummett, Cai y Marttin, 2017), la inversión pública puede ayudar a los acuicultores que disponen de escasos recursos a dar curso rápido a sus aspiraciones en materia de acuicultura (FIDA, 2018) y es fundamental para subsanar los casos de ineficacia del mercado, como las inversiones privadas inadecuadas en bienes públicos (por ejemplo, infraestructuras, mejoras de los recursos genéticos, bioseguridad, innovación tecnológica y desarrollo del mercado). Sin embargo, la falta de mecanismos de mercado para orientar las inversiones públicas dificulta su eficiencia y su eficacia. A pesar de las grandes inversiones efectuadas en todo el mundo en infraestructuras y servicios acuícolas con el fin de apoyar los objetivos de crecimiento del sector, a menudo no se atienden las demandas y necesidades de las partes interesadas. Algunas infraestructuras, sobre todo en los mercados y los criaderos, han dejado de funcionar con el tiempo, han permanecido inactivas o nunca han llegado a funcionar, incapaces de satisfacer las necesidades específicas del desarrollo sostenible de la acuicultura.

La creación de riqueza a partir de empresas acuícolas sostenibles depende de todo un espectro de recursos y medidas de gestión. Además de los aspectos biológicos y ambientales esenciales, el desarrollo del sector requiere un entorno económico y social favorable con acceso a infraestructuras y servicios básicos. De hecho, la acuicultura en zonas remotas —carentes de acceso a mercados, carreteras y transporte público y de redes de comunicaciones, electricidad, agua potable, saneamiento y atención sanitaria— no puede prosperar. Al mismo tiempo, es importante evitar los conflictos por los recursos, ya que las comunidades o jurisdicciones con mayor acceso a infraestructuras también pueden ser propensas al predominio de diversos grupos de interés, especialmente los que tienen mayor acceso al capital, lo que puede dar lugar a problemas en la distribución de costos y beneficios. Por lo tanto, la planificación y la ampliación de las inversiones con fines de creación de riqueza deberían incluir consultas con todas las partes interesadas y una visión clara de quién invierte y dónde, respetando plenamente los intereses de las comunidades locales (Menezes, Eide y Raakjær, 2011) (Recuadro 11).

RECUADRO 11 ACUICULTURA EN ALTA MAR

Debido a la creciente competencia por el espacio marítimo costero, cada vez suscita mayor interés la expansión de la acuicultura en alta mar1 a aguas más profundas, más alejadas de la costa y, por lo general, con corrientes más fuertes2. La expansión de la acuicultura comercial en alta mar ya se ha iniciado en el caso de los peces marinos y los salmónidos de gran valor en países donde el sector acuícola está consolidado, como Noruega, Turquía y China, así como en países con sectores menos avanzados, como Panamá y los Estados Unidos de América. Los sistemas de cría en alta mar ofrecen posibilidades de lograr mejores economías de escala. Las operaciones ubicadas adecuadamente tienen repercusiones mucho menores en la calidad del agua, el sustrato y los organismos bentónicos conexos que viven sobre los sedimentos del fondo o dentro de ellos y conllevan menos riesgos operativos asociados a las actividades agrícolas. No obstante, ello exige una evaluación detenida.

La participación en la acuicultura en alta mar sigue siendo limitada a causa de la elevada inversión de capital necesaria para los equipos y los piensos que hacen falta para cumplir los requisitos correspondientes a las grandes cantidades criadas en alta mar. Por consiguiente, es necesario contar con una financiación bien estructurada que favorezca el crecimiento del sector. Además, el papel cada vez más destacado de la tecnología en las jaulas en mar abierto reduce las necesidades de mano de obra por tonelada de producción en comparación con la acuicultura costera o cercana a la costa. Ello, a su vez, disminuye las oportunidades de empleo de los trabajadores no cualificados o semicualificados. Sin embargo, la cría en alta mar de especies acuícolas no alimentadas en aguas ricas en nutrientes, como algas y bivalvos, podría ser más inclusiva para los pequeños y medianos operadores, ya que la alimentación no exige desembolsos y las estructuras de explotación son menos costosas.

La industria y los organismos de reglamentación deben velar por que las repercusiones ambientales y sociales de la cría de peces en alta mar sean objeto de un seguimiento3 y una gestión adecuados. Es necesario seguir analizando, no solo para apreciar los efectos del aumento de la escala de las operaciones en los sitios de aguas más profundas, sino también para mejorar el modelo de predicción de las repercusiones. También es imprescindible comprender plenamente los beneficios de la cría de especies no alimentadas a través de la absorción de nutrientes o partículas, la absorción de carbono o el aumento de la biodiversidad en virtud del aporte de estructuras adecuadas de cría en alta mar.

La expansión de la acuicultura en alta mar podría contribuir de forma significativa a la consecución de los objetivos mundiales en materia de producción de alimentos aumentando la disponibilidad de productos acuáticos para los consumidores y reduciendo los costos de producción y, por lo tanto, posiblemente los precios de mercado. Ello puede reportar amplios beneficios a la sociedad gracias a la mejora de la nutrición, la menor presión sufrida por las poblaciones de peces salvajes y la menor dependencia de la ganadería terrestre a efectos de satisfacer las crecientes necesidades de proteínas de origen animal.

El aumento de la resiliencia de las infraestructuras acuícolas y pesqueras frente a las perturbaciones climáticas y otras conmociones naturales y antropogénicas ha cobrado importancia para la transformación azul y, tanto si se trata de nuevas instalaciones como de la mejora de las ya existentes, las infraestructuras deben resistir a tormentas, tsunamis, marejadas gigantes e inundaciones. Las inversiones en infraestructuras acuícolas y pesqueras (instalaciones de producción de semillas, estanques agrícolas, rutas de acceso, mercados, etc.) deben ser firmes y sostenibles a largo plazo; por ello, en apoyo del proceso de adopción de decisiones, el Banco Mundial y la FAO desarrollaron el Fisheries Infrastructure Assessment Tool (FIAT), instrumento de evaluación de las infraestructuras pesqueras. Este instrumento, que puede emplearse tanto en el caso de las inversiones (públicas o privadas) destinadas a mejorar o rehabilitar las infraestructuras existentes como para nuevas inversiones en apoyo de las cadenas de valor de los alimentos acuáticos, se está poniendo a prueba en varios países.

Prácticas acuícolas innovadoras

Piensos acuícolas y alimentación innovadores

La expansión de la acuicultura en los últimos decenios, así como todo crecimiento ulterior como parte de las medidas mundiales relacionadas con la transformación azul, deben sustentarse en innovaciones en materia de nutrición de los animales acuáticos y en el desarrollo de piensos extruidos. La acuicultura de especies alimentadas ha seguido constituyendo una parte importante y en aumento de la producción del sector, lo que pone de manifiesto el papel esencial de los piensos en la industria (véase la sección “Producción acuícola”). El costo de los piensos ocupa sistemáticamente el primer lugar entre los insumos de cría de muchas especies comerciales de peces y crustáceos alimentados. Además, según análisis del ciclo biológico (ACB), los piensos acuícolas son a menudo el aspecto que más contribuye a los efectos ambientales no deseados asociados con las actividades de la acuicultura comercial. Las especies acuícolas de alto valor (por ejemplo, el salmón, la lubina y el camarón) requieren una alimentación rica en proteínas, que tradicionalmente ha dependido de la harina y el aceite de pescado extraídos de recursos pesqueros pelágicos silvestres, que también revisten importancia para la seguridad alimentaria.

Para 2050, se prevé que la acuicultura se expanda y se intensifique aún más llegando a casi duplicar su producción actual. Para mantener tales niveles de producción, se necesitarán grandes volúmenes de piensos en términos de proteínas asequibles, aminoácidos esenciales, aditivos, ácidos grasos omega-3, minerales esenciales, vitaminas y fuentes de energía. Ello requerirá la obtención de materias primas adicionales que actualmente no están disponibles o se utilizan con otros fines.

Numerosas investigaciones se han centrado en la sustitución de la harina y el aceite de pescado por ingredientes más baratos y potencialmente menos perjudiciales para el medio ambiente, como subproductos vegetales, microalgas y macroalgas6, insectos, subproductos de pescado y de animales terrestres y proteínas unicelulares (incluso de bacterias y levaduras). Además, se ha avanzado en la utilización de subproductos pesqueros y acuícolas para producir harina de pescado, así como en el uso de fuentes de proteínas agrícolas para reemplazar la harina de pescado y el aceite de pescado que se extraen de los recursos pelágicos silvestres. Si bien estos novedosos ingredientes alternativos entrañan sus propios inconvenientes en las cadenas de suministro de los piensos, la futura sostenibilidad del sector de la acuicultura de especies alimentadas sigue dependiendo en gran medida de la obtención de componentes de piensos nuevos y nutricionalmente equilibrados que reduzcan estos efectos.

Para que se consideren económica y ambientalmente viables, las fuentes alternativas de proteínas deben cumplir varios criterios: i) ser nutricionalmente adecuadas (es decir, digestibles y que no perjudiquen significativamente las funciones fisiológicas, el crecimiento y el estado de salud de las especies cultivadas); ii) ser apetecibles para el organismo cultivado; iii) obtenerse a partir de una producción sostenible cuya escala pueda ampliarse a niveles comerciales; iv) ser físicamente estables; v) ser fácilmente manipulables y almacenables, y, lo más importante, vi) ser nutritivas y tener menor repercusión ambiental y en el ciclo biológico.

Para la expansión del sector de la acuicultura de especies alimentadas es necesario desarrollar ingredientes adicionales y rentables que satisfagan la creciente demanda de piensos y dependan menos de los ingredientes marinos obtenidos tradicionalmente. A medida que crece la demanda, se intensifica la competencia por los ingredientes de los piensos, al igual que la conciencia sobre la sostenibilidad de la producción de piensos. De hecho, cada vez es más frecuente que los productores de ingredientes para piensos tengan que demostrar la sostenibilidad y la rastreabilidad de su producción, por ejemplo a través de sistemas de certificación como los del Aquaculture Stewardship Council (ASC), el Marine Stewardship Council (MSC) y el Marin Trust.

Ante la limitada disponibilidad de agua dulce, la disminución de las tierras cultivables y la falta de nutrientes esenciales, como los fosfatos, y teniendo en cuenta la intensa competencia por la mayoría de los recursos de proteína vegetal utilizados actualmente (tanto para el consumo humano como para la alimentación de animales terrestres), los productos cultivados en tierra no son la única respuesta. Al contrario, es vital desarrollar fuentes alternativas de proteínas y aceites no tradicionales, como algas marinas, algas y microalgas, proteínas unicelulares, la biomasa microbiana y los insectos, y reciclar los alimentos desperdiciados, a fin de satisfacer la futura demanda de piensos para la acuicultura (Glencross et al., 2021) y contribuir al crecimiento sostenible de la acuicultura (Cottrell et al., 2020).

En cuanto a las buenas prácticas de alimentación, la alimentación de precisión y la utilización de piensos formulados en función de las etapas de desarrollo de los animales acuáticos cultivados y de sus atributos nutricionales contribuirán a reducir en mayor medida los costos de los piensos y el desperdicio, garantizando así la eficiencia energética y de recursos en los sistemas de acuicultura transformados. Además, para satisfacer la futura demanda mundial de alimentos acuáticos, el sector debe trabajar también en la mejora de los piensos para especies como las carpas y las tilapias, que representan la mayor proporción de piensos acuícolas.

La digitalización en la acuicultura: gobernanza y tecnologías

Con la expansión de las tecnologías digitales —plataformas, programas informáticos e infraestructuras—, cada vez es mayor el uso de aplicaciones digitales en la acuicultura (aunque a un ritmo más lento en muchos países en desarrollo), sobre todo para mejorar la planificación y el emplazamiento de las empresas, la gestión de las existencias de las explotaciones, el control ambiental, la prevención de riesgos, la bioseguridad y la automatización inteligente de las actividades rutinarias de las explotaciones.

Las tecnologías digitales pueden servir para hacer frente a muchos de los desafíos ligados a la producción en el sector y para establecer sistemas de alerta temprana con el fin de advertir a los productores sobre acontecimientos intrínsecos o extrínsecos críticos que afecten a las instalaciones de producción. Las tecnologías de precisión en las explotaciones permiten reducir el uso y el desperdicio de piensos, mejorar la calidad del agua y reducir los costos de mano de obra, con lo que se mejora la sostenibilidad ambiental y económica de las explotaciones. Gracias al acceso a tecnologías aplicadas a la acuicultura fuera de las explotaciones mediante TIC (por ejemplo, teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos), las plataformas de comercio electrónico y los sistemas de pago digitales acortan las cadenas de suministro y reducen los costos de transacción en toda la cadena de valor.

La planificación espacial y el emplazamiento de la acuicultura han mejorado gracias a las tecnologías digitales. Por ejemplo, la disponibilidad de imágenes por satélite y la accesibilidad a datos oceanográficos, hidrológicos y meteorológicos (por ejemplo, la temperatura del agua, el régimen de lluvias, los niveles de salinidad, las frecuencias de las tormentas) mediante teledetección durante largos períodos de tiempo, junto con el uso de drones que captan imágenes digitales, no solo han mejorado la calidad y la velocidad de la planificación, sino que han permitido aplicar de forma más completa el enfoque ecosistémico de la acuicultura (EEA)7. Las aplicaciones del sistema de información geográfica (SIG) han facilitado la identificación y la asignación de áreas de oportunidad para la acuicultura, especialmente en las masas de agua compartidas.

El despliegue de tecnología digital (por ejemplo, sensores, robots y cámaras) en las operaciones de producción acuícola proporciona seguimiento en tiempo real y a distancia de los organismos cultivados y de las instalaciones de cultivo y mejora significativamente la eficiencia de la mano de obra, la precisión de la alimentación, la aireación, la calidad del agua y el control de patógenos. Estos avances tecnológicos permiten ofrecer una respuesta cada vez más rápida a las condiciones de cultivo adversas, reduciendo los costos de producción gracias al uso eficiente de los recursos aportados y a la reducción de las pérdidas debidas a una mala gestión o a errores humanos.

Ahora bien, el apoyo técnico y financiero es esencial para poner en marcha o hacer avanzar las tecnologías mencionadas, sin olvidar que los marcos de gobernanza propicios son imprescindibles. Por ejemplo, una plataforma electrónica para el debate interactivo, la planificación, la generación y transferencia de información, el intercambio de datos y la certificación puede facilitar los flujos de productos e información a lo largo de la cadena de suministro y evitar los conflictos entre usuarios derivados de la asimetría de la información; sin embargo, es de suma importancia la gobernanza para desarrollar y gestionar dicha plataforma. Además, es necesario armonizar las reglas y normas nacionales e internacionales si se quiere aumentar la transparencia, mejorar la ciberseguridad y reducir la brecha digital.

Acuicultura multitrófica integrada

En los sistemas de acuicultura multitrófica integrada (AMTI), los nutrientes procedentes de los piensos no consumidos y los residuos excretados por especies alimentadas se convierten en alimento para las especies extractivas, reduciendo así la liberación de nutrientes al medio ambiente y aumentando la productividad general. Existe un creciente interés por la AMTI como parte de los programas de transformación azul, lo cual, sin embargo, requiere la creación de una estructura considerable de instalaciones y equipos para combinar múltiples especies en un sistema integrado (por ejemplo, el cultivo de algas marinas y de moluscos bivalvos combinados con la cría de peces de aleta en jaulas) y conlleva una gestión adicional para producir y comercializar los múltiples cultivos. La AMTI, como sistema de biorremediación en el mar, ofrece una posible solución a los problemas que plantea la acuicultura de especies alimentadas marinas, que libera residuos orgánicos e inorgánicos en el medio ambiente.

Los sistemas de producción de agricultura-acuicultura integrada (AAI), en los que dos o más actividades acuícolas y agrícolas tienen lugar de forma simultánea o secuencial, existen desde hace siglos en Asia oriental y desde la década de 1960 en América Latina y África, aunque a menor escala. La AAI incluye sistemas de producción de ganado y peces (por ejemplo, cría de cerdos y peces), de aves y peces (cría de patos y peces) y de arroz, peces y camarones. Estos sistemas suelen ser extensivos o semi-intensivos; los desechos agrícolas se introducen en un sistema de siembra de peces —ya sea añadiendo estiércol o alojando ganado en recintos situados directamente encima del estanque— para potenciar la fertilización del agua y mejorar el crecimiento secundario del fitoplancton y el zooplancton como alimento para los peces. Por otro lado, en los sistemas de integración del riego y la acuicultura (IRA), la planta tiende a ser el cultivo principal y el pez un cultivo secundario que proporciona un efluente rico en nutrientes que beneficia el crecimiento de la planta. Asimismo, en la acuaponía —forma más reciente de AAI— el elemento vegetal es el principal cultivo comercial. Estos sistemas generan un importante beneficio ambiental: el uso óptimo de los recursos hídricos, así como de nutrientes disueltos que, de otro modo, se perderían en los efluentes de un sistema de acuicultura.

Todos los sistemas integrados de producción siguen siendo una esfera que suscita gran interés en todo el mundo, sobre todo en los sistemas de producción en pequeña y mediana escala, cuando son técnicamente viables y aportan beneficios económicos al empresario. La necesidad de utilizar eficazmente los recursos disponibles sin perjudicar al medio ambiente es el factor que impulsa la adopción de estos sistemas de cultivo.

Acuicultura de bivalvos

La acuicultura de bivalvos puede desempeñar un papel importante en los sistemas alimentarios acuáticos que tienen en cuenta la nutrición —es decir, sistemas integrados en la sociedad que proporcionan un conjunto de alimentos diversos y completos desde el punto de vista nutricional y contribuyen a la sostenibilidad de los medios de vida—, ya que los moluscos bivalvos proporcionan un equilibrio de nutrientes bioaccesibles para un estilo de vida saludable y activo, al tiempo que su cultivo mejora los medios de vida de las comunidades costeras. Por otra parte, cada vez se aprecian más los beneficios ecosistémicos generales de la acuicultura de bivalvos en las aguas costeras, incluidos sus servicios reguladores, como la fijación de carbono, la remediación de nutrientes y la protección del litoral.

El potencial de desarrollo de los subsectores de la acuicultura de bivalvos sigue siendo notable, sobre todo en el medio marino. Sin duda, la acuicultura de moluscos bivalvos es importante en las Américas, Europa, Asia y Oceanía. En cambio, en África la producción de bivalvos sigue siendo insignificante, aunque el interés aumenta constantemente en los casos en que los proyectos de la FAO se han centrado en la transferencia de tecnologías de cultivo (por ejemplo, el cultivo de almejas en Djibouti, el cultivo de mejillones en Marruecos) y en la diversificación de productos y la expansión del consumo local (por ejemplo, el cultivo de ostras en el Senegal)8. La captura de bivalvos silvestres se practica desde hace siglos en las comunidades costeras de África, sobre todo por parte de las mujeres. Lamentablemente, las poblaciones silvestres han sufrido sobreexplotación en muchos lugares, y la acuicultura se considera esencial para reducir la presión sobre las poblaciones silvestres y asegurar el sustento de las mujeres y las comunidades costeras.

Como especies de cultivo extractivo, los bivalvos son ideales para la acuicultura: no requieren alimentos artificiales y tanto la carga de inversión como los costos de explotación son significativamente menores que los de las operaciones de cría de especies carnívoras de peces de escama. Sin embargo, el desarrollo de la acuicultura de moluscos a nivel mundial es lento, en parte por los estrictos requisitos sanitarios de acceso a los mercados internacionales, que exigen el control de las aguas de captura y el cumplimiento de las normas de inocuidad del producto. Además, aunque las tecnologías de cultivo de bivalvos suelen ser accesibles y asequibles, el acceso a las larvas es complejo y los requisitos en materia de bioseguridad suelen ser muy estrictos, sobre todo en relación con los mercados de exportación.

En los dos últimos decenios, la producción mundial de peces de escama casi se ha triplicado, mientras que la cría de moluscos bivalvos apenas se ha duplicado; por lo tanto, es grande el potencial de expansión mediante iniciativas de transformación azul. Los ostiones y las almejas japonesas dominan la producción de bivalvos, seguidos de los pectínidos y los mejillones (véase la sección “Producción acuícola”). A escala mundial, en muchas regiones y para muchas especies, todavía se depende mucho de las larvas silvestres para la cría de moluscos bivalvos. En los últimos decenios, el diseño y la tecnología de los criaderos han experimentado importantes avances en materia de acondicionamiento, desove y cuidado y fijación de las larvas, acompañados de una mayor tasa de supervivencia de los animales. La producción de fitoplancton en los criaderos también ha avanzado con el seguimiento y la dosificación informatizados de los alimentos para las larvas de marisco, lo que también ha mejorado la supervivencia y el crecimiento. El desarrollo de procedimientos y equipos mejorados para la fijación de las larvas ha permitido a los acuicultores producir semillas adaptadas a sus necesidades específicas, mientras que una mejor manipulación de los materiales ha permitido avanzar en la fijación y siembra a gran escala, especialmente de ostras. Además, la acuicultura de moluscos se ha beneficiado de la cría selectiva y del desarrollo de estirpes resistentes a las enfermedades y de rápido crecimiento, así como de variedades con colores de concha únicos. Seguir investigando y desarrollando la tecnología del cultivo de bivalvos supone una nueva frontera para el apoyo de la expansión de la acuicultura sostenible en todo el mundo, especialmente respecto de la prevención de las floraciones perjudiciales de algas y sus repercusiones en la pesca, la acuicultura y la inocuidad alimentaria.

Creación de capacidad, investigación y asociaciones en la acuicultura

En el proyecto de Directrices para la acuicultura sostenible, elaborado recientemente, se evalúa también la necesidad de desarrollar capacidades como componente clave para garantizar un entorno propicio y respaldar la aplicación de las Directrices (Jolly y Menezes, en prensa). El proyecto de directrices respalda los principios generales de la acuicultura y las disposiciones del Código de Conducta de la Pesca Responsable, así como la consecución de los ODS mediante la transformación azul en el subsector. Según un estudio teórico realizado en 2021 sobre el entorno propicio al desarrollo de la acuicultura, en particular sobre los aspectos relacionados con la creación de la capacidad, la extensión y la investigación: i) es necesario mejorar significativamente la capacidad de las personas y las instituciones, las habilidades técnicas fundamentales (a nivel del agricultor y de los servicios de extensión/capacitación) y los recursos financieros; ii) es necesario educar mediante extensión para transferir información técnica a las comunidades productoras y cubrir las necesidades de los operadores; iii) persisten los bajos niveles de digitalización, ya que menos del 50 % de los educadores son competentes en materia de TIC; iv) muchas instituciones no son capaces de prestar servicios de extensión mediante TIC; v) las explotaciones de los pequeños productores todavía tienen un acceso limitado a Internet, y vi) la acuicultura se ha expandido sin suficientes conocimientos basados en la información científica derivada de la investigación. Teniendo en cuenta esta problemática, es necesario que los conocimientos y las competencias de las administraciones públicas, las instituciones de investigación, los servicios de extensión y la mano de obra mejoren considerablemente en el próximo decenio.

La capacidad y los servicios de formación, incluidos los de extensión, varían de un país a otro y comprenden modalidades de educación formal e informal. En países de Asia, Europa y las Américas donde la acuicultura es importante, la enseñanza en materia de acuicultura está consolidada en los niveles de licenciatura y posgrado. En África, algunas instituciones educativas ofrecen cursos especializados de acuicultura. Sin embargo, en todo el mundo, los reclutadores hacen hincapié en que se necesitan tanto conocimientos específicos en la materia como una serie de aptitudes genéricas para que quienes se titulan desempeñen su labor con eficacia (Pita et al., 2015) e impulsen la transformación azul. Entre los desafíos se encuentra la insuficiencia de personas con título académico o especialización que cumplan los requisitos de los empleadores (Blue Earth Consultants, 2020; Engle, 2021).

La formación profesional sigue siendo un mecanismo de importancia para el desarrollo de la capacidad humana. Asia ha invertido mucho en este ámbito para formar a personas en competencias especializadas. La estrategia Europa 2020 para un crecimiento inteligente, sostenible e inclusivo de la Comisión Europea se centra en dos elementos clave: la movilidad de los estudiantes y una agenda de nuevas competencias y empleos para atraer y retener a los jóvenes en diversos sectores, incluida la acuicultura. En el África subsahariana, la FAO ha colaborado con diversas instituciones, como el centro de excelencia en acuicultura y ciencias pesqueras de Malawi y universidades de Kenya, Nigeria y la República Unida de Tanzanía, WorldFish, el Organismo Noruego de Cooperación para el Desarrollo (NORAD) y gobiernos locales, al objeto de proporcionar creación de capacidad, servicios de extensión e investigación.

La creación de capacidad debe planificarse y aplicarse en estrecha asociación con el desarrollo de programas nacionales de investigación multidisciplinaria para mejorar la competitividad, la eficiencia de la producción, la viabilidad económica y la sostenibilidad social y ambiental a largo plazo del sector y para lograr avances en materia de genética, nutrición, salud y desarrollo tecnológico. También es importante apoyar la creación de consorcios de investigación aplicada funcionales (Little, Newton y Beveridge, 2016) y sistemas de desarrollo a nivel nacional y regional. Se alienta a los centros de investigación acuícola estatales y privados a que se dediquen a adoptar y difundir protocolos internacionales y mejores prácticas de cultivo, así como a utilizar debidamente los recursos hídricos y las especies locales. La investigación debe centrarse en la ordenación territorial aplicada, la cría y la genética, la producción de piensos y las aplicaciones tecnológicas digitales para lograr una mayor eficiencia en el funcionamiento y la ordenación de las explotaciones. Con el fin de ayudar a identificar los problemas y diseñar soluciones de investigación, los científicos deberían utilizar los conocimientos de campo y tradicionales de los agricultores y las comunidades, que a su vez se beneficiarían de los resultados y de la tecnología mejorada a través de los procesos de extensión.

Los programas nacionales de extensión acuícola deben seguir promoviendo modelos de acuicultura y tecnologías de producción de eficacia comprobada. La información sobre extensión acuícola es dinámica y debe evolucionar y generar cambios en el comportamiento de los productores para mejorar la producción sostenible. En la mayoría de los casos, el gobierno es el principal proveedor de servicios de extensión. Otros proveedores de servicios de extensión son las organizaciones gubernamentales internacionales, las organizaciones no gubernamentales (ONG), el sector privado (principalmente, proveedores de equipos, semillas y piensos), los programas de extensión entre productores y la autoeducación (por ejemplo, viajes de estudio y escuelas de campo para productores) (De, Saha y Radheyshyam, 2013) (Recuadro 12).

RECUADRO 12 ESCUELAS DE CAMPO DEDICADAS A LA ACUICULTURA EN ÁFRICA: EL EFECTO SOBRE LOS JÓVENES Y LAS MUJERES

El enfoque de las escuelas de campo dedicadas a la acuicultura procede de una adaptación del enfoque de aprendizaje innovador, participativo e interactivo de las denominadas escuelas de campo para agricultores que la FAO ha venido desarrollando en el sudeste asiático desde finales de los años ochenta del pasado siglo. Su éxito resultó notable, y el enfoque se extendió rápidamente a otros países de Asia, África, Cercano Oriente y América Latina. La demanda de programas de escuelas de campo para agricultores es cada vez mayor, y en varios países este enfoque se ha institucionalizado en los sistemas de extensión nacionales.

Sobre la base del principio de las escuelas de campo para agricultores, el sector acuícola ha ampliado la metodología con el propósito de aumentar la participación de los jóvenes y las mujeres en la acuicultura. Las escuelas de campo dedicadas a la acuicultura se proponen dar voz a las mujeres, los jóvenes y las personas vulnerables de las zonas rurales y contribuir a su empoderamiento social y económico mejorando sus competencias en materia de acuicultura, emprendimiento y gestión de empresas acuícolas y aumentando su acceso a los servicios y recursos acuícolas, como los insumos agrícolas y los servicios crediticios.

La FAO proporciona asistencia técnica a los gobiernos interesados en el enfoque de las escuelas de campo dedicadas a la acuicultura mediante la formación de instructores principales y ordinarios y de facilitadores. A continuación, cada facilitador capacita a un grupo de entre 25 y 30 personas con el fin de tutelar a las mujeres y los jóvenes en capacidades de liderazgo para la toma de decisiones en el ámbito de la acuicultura. Las comunidades beneficiarias seleccionan a los miembros del grupo que participará en la escuela de campo.

En diversos países de África oriental ha surgido un notable beneficio indirecto: muchas personas que no eran miembros de escuelas de campo dedicadas a la acuicultura se han interesado por sus actividades y han solicitado ayuda para formar nuevos grupos. El enfoque participativo en el aprendizaje de actividades acuícolas nuevas o mejoradas ha surtido efecto en muchos casos en que los participantes han generado recursos financieros a partir de la venta de sus productos; de este modo, han podido invertir los ingresos adicionales en la reparación y construcción de viviendas, el pago de las tasas escolares de sus hijos, etc. Al final del ciclo de producción se celebra una ceremonia de graduación en la que se otorgan diplomas a los participantes. Corresponde a la escuela de campo dedicada a la acuicultura o la piscicultura un papel fundamental en el ulterior desarrollo del sector de la acuicultura en las zonas rurales. El éxito del enfoque debería propiciar una ampliación y una mayor promoción de la labor de la FAO en el sector.

La FAO, en estrecha colaboración con instituciones gubernamentales, sigue ejecutando con resultados alentadores diversos proyectos del Programa de cooperación técnica inspirados en esta modalidad de escuela de campo. Por ejemplo, en Kenya, se centró la atención en 36 grupos de todo el país y finalmente se formaron 80 grupos (con aproximadamente 2 000 beneficiarios directos). Un proyecto subregional de Burundi, Rwanda y Etiopía se centra en la producción de pescado en los arrozales; además del aumento de la producción de arroz y pescado para mejorar la nutrición, también se perciben beneficios sociales, medioambientales y financieros.

Aunque sigue siendo insuficiente, el uso de TIC está reduciendo cada vez más la brecha en el acceso a la información y ha mejorado las capacidades de ordenación de los pequeños productores (Trendov, Varas y Zeng, 2019; Qiang et al., 2012). En la totalidad de África y Asia existen algunas iniciativas digitales que respaldan la prestación de servicios de extensión (Costopoulou, Ntaliani y Karetsos, 2016; Tsan et al., 2019). Gracias al desarrollo de la tecnología digital, la FAO está implantando una plataforma tecnológica regional dedicada a la acuicultura. La academia en línea (FAO, 2020e) tiene por objeto mejorar la accesibilidad y la inclusión en las prácticas acuícolas, así como facilitar el diálogo sobre políticas en general. Muchos gobiernos también han establecido plataformas digitales (EATIP, 2021) sobre la vigilancia de la bioseguridad acuática y han puesto en marcha aplicaciones móviles sobre la ordenación en las explotaciones y la rastreabilidad de los productos, así como una plataforma cooperativa para los productores, como el tablero de control de los criadores de camarón (g-nous, 2020).

Las asociaciones constituyen un elemento esencial en los esfuerzos de creación de capacidad dirigidos a la transformación azul. En los últimos decenios, las organizaciones intergubernamentales, los organismos financieros internacionales, las sociedades civiles y las diversas redes regionales de acuicultura de Asia y el Pacífico, África, Europa central y oriental, las Américas y los pequeños Estados insulares en desarrollo han realizado importantes avances en torno a la incorporación y adaptación de programas de creación de capacidad acuícola (Comité de Pesca de la FAO, 2015; Ahonen y Pirhonen, 2018). Se necesita establecer más asociaciones para fomentar la transferencia y el intercambio de tecnología entre países (Recuadro 13).

RECUADRO 13 ASOCIACIONES INTELIGENTES: MECANISMOS POTENTES DE PLANIFICACIÓN Y EJECUCIÓN EN TIEMPOS DE CRISIS – EJEMPLO DE UN PROYECTO EN MOZAMBIQUE

Las asociaciones pueden constituir instrumentos valiosos para ejecutar proyectos e introducir buenas prácticas durante las crisis. En junio de 2020, en pleno auge de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19), mientras las comunidades rurales de Mozambique se enfrentaban a diversos desafíos, la FAO atendió la solicitud de una organización nacional sobre el terreno, a saber, la “Fundação para o Desenvolvimento da Comunidade” (Fundación para el Desarrollo de la Comunidad [FDC]), para mejorar las prácticas agrícolas y acuícolas integradas de subsistencia tradicionales con el objetivo de crear medios de vida resilientes ante las perturbaciones relacionadas con el clima y la salud. La asociación entre la FAO y la FDC promovió prácticas mejoradas para incrementar la producción de alimentos y la seguridad nutricional al tiempo que se empoderaba a las mujeres y los jóvenes. Las actividades realizadas en el marco del proyecto constaban de:

  • la reintroducción de sistemas tradicionales de cultivo agrícola en las pequeñas y medianas empresas, con la piscicultura como actividad central;
  • la aplicación y adopción de la piscicultura integrada haciendo hincapié en la utilización eficiente de los recursos disponibles, el reciclaje de los residuos y el ahorro de energía al tiempo que se mantiene el equilibrio ecológico, y
  • la ejecución de programas de desarrollo de la capacidad para los jóvenes y las mujeres.

Al cabo de apenas un año, la iniciativa de acuicultura integrada en el marco del proyecto sobre el sitio histórico de Chilembene había aportado empleo y capacitación en el empleo a muchas personas, se habían llevado a cabo actividades de investigación y desarrollo, en particular evaluaciones de la cadena de valor del pescado en diversos distritos, se habían renovado instalaciones agrícolas, se habían producido 16 toneladas de pescado y cantidades considerables de pollos y conejos, se habían sembrado 8,5 hectáreas de maíz, frijoles y boniatos, y se procedía a la cría de cerdos y patos.

El proyecto puso de relieve tres enseñanzas importantes:

  1. Para lograr asociaciones sólidas, es necesario que todos los asociados se comprometan a perseguir objetivos comunes y a compartir riesgos, pero el componente esencial es la confianza mutua.
  2. Las asociaciones entre partes interesadas, como, por ejemplo, la de la FAO y la FDC, encierran posibilidades de atraer conocimientos especializados y recursos de ambas partes para aprovechar los desafíos y convertirlos en oportunidades para la economía en los planos nacional y local.
  3. Con el compromiso y la responsabilidad de todas las partes, se pueden superar las dificultades, tener éxito y lograr el desarrollo en cualquier sector. ¡La acuicultura es solo un ejemplo de ello!
FUENTE: FAO.
Jóvenes y mujeres desarrollan aptitudes en el sector de la acuicultura y mejores prácticas en el ámbito agrícola con el fin de incrementar la resiliencia y la diversificación de los medios de vida. Chilembebe (Mozambique) ©FAO/Telcinia Nhantumbo
Puede consultarse más información en: www.youtube.com/watch?v=XfrJEKLR3OE.
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