1 Estado de la tierra, el suelo y el agua

1.1 Presiones sobre los recursos de tierras en el contexto de cambio climático

1.1.1 Uso de los terrenos agrícolas en relación con el clima

La agricultura utiliza alrededor de 4 750 millones de hectáreas de tierras para el cultivo y la ganadería. Los cultivos temporales y permanentes que se producen ocupan más de 1 500 millones de hectáreas, mientras que los prados y pastos permanentes ocupan casi 3 300 millones de hectáreas. El cambio general en la superficie de tierra agrícola desde el año 2000 es pequeño, si bien han aumentado las tierras destinadas a cultivos de regadío permanentes, mientras que los prados y pastos permanentes han disminuido considerablemente. El rápido crecimiento de las zonas urbanas ha desplazado todos los tipos de usos de los terrenos agrícolas (Cuadro S.1) (Mapa S.1).

MAPA S.1 CATEGORÍAS PREDOMINANTES DE CUBIERTA TERRESTRE
Fuente: FAO y IIASA, 2021 modificado conforme UN, 2021.
Nota: Tierras de cultivo incluye cultivos herbáceos y leñosos.
Fuente: FAO y IIASA, 2021 modificado conforme UN, 2021.
CUADRO S.1 CAMBIO EN LA CLASE DE USO DE LA TIERRA, 2000–2019 (millones de ha)
Fuente: FAO, 2020a.
Fuente: FAO, 2020a.

El contexto agroclimático relativo a la pauta de utilización de la tierra está cambiando rápidamente. Las empresas agrícolas se están adaptando a nuevos regímenes de temperaturas que pueden alterar las etapas de crecimiento de los cultivos y los ecosistemas edáficos que las respaldan, lo que tendría repercusiones específicas en cuanto a la propagación de enfermedades y plagas de los cultivos (Mapa S.2). Los cambios fundamentales sufridos en el ciclo del agua, en especial los regímenes de lluvias y los períodos de sequía, están obligando a realizar ajustes en la producción de secano y de regadío. En el marco del cambio climático, los períodos de crecimiento pueden hacerse más largos en las regiones boreal y ártica, si bien puede que se acorten en las zonas afectadas por períodos prolongados de sequía si se compara con las actuales duraciones de referencia (Mapa S.3).

MAPA S.2 CAMBIO EN LA TEMPERATURA MEDIA, 1961-2020 (ºC)
Source: FAO, 2021a, modified to comply with UN, 2021.
Fuente: FAO, 2020a modificado conforme UN, 2021.
MAPA S.3 DURACIÓN DE REFERENCIA DEL PERIODO DE CRECIMIENTO, 1981-2010
Fuente: FAO y IIASA, 2021 modificado conforme UN, 2021.
Fuente: FAO y IIASA, 2021 modificado conforme UN, 2021.

Se prevé que los efectos del cambio climático sobre el ciclo del agua afecten notablemente a la producción agrícola y el comportamiento ambiental de los sistemas de tierras y aguas productivos. Los modelos climáticos predicen una disminución de los recursos hídricos renovables en algunas regiones (regiones subtropicales secas y de latitudes medias) y un aumento en otras (principalmente latitudes altas y regiones húmedas de latitudes medias). Incluso cuando se prevén incrementos, pueden darse situaciones de escasez a corto plazo debido a los cambios los caudales fluviales causados por la mayor variabilidad de las lluvias.

1.1.2 Cubierta forestal

Como parte del ciclo mundial del carbono, la cubierta forestal es un indicador valioso de la salud climática. La cubierta forestal mundial abarca algo más de 4 millones de hectáreas, lo que supone alrededor del 30% de la superficie total (Mapa S.4). Se estima que la pérdida anual neta de cubierta forestal entre 2010 y 2020 fue de 4,7 millones de ha/año en comparación con 5,2 millones de ha/año entre 2000 y 2010 y 7,8 millones de ha/año entre 1990 y 2000, teniendo en cuenta la expansión del bosque a través de la regeneración y la forestación (Figura S.1).

MAPA S.4 DISTRIBUCIÓN MUNDIAL DE LOS BOSQUES POR ZONA CLIMÁTICA, 2020
Fuente: FAO, 2020b modificado conforme UN, 2021.
Fuente: FAO, 2020b modificado conforme UN, 2021.
FIGURA S.1 SUPERFICE FORESTAL MUNDIAL EN 2020 Y CAMBIOS NETOS POR DÉCADA, 1990-2020
Fuente: FAO, 2020b.
Fuente: FAO, 2020b.
©FAO/Vasily Maksimov
©FAO/Vasily Maksimov

1.1.3 La función de los suelos

Los suelos desempeñan una función decisiva de amortiguación o “regulación” del cambio climático. Los suelos destinados a la agricultura convencional siguen constituyendo una fuente de emisiones de dióxido de carbono (CO2), pero las técnicas de conservación pueden detener y, en algunas ocasiones, revertir la pérdida de carbono orgánico del suelo (Mapa S.5). La degradación y el drenaje de los suelos de turba liberan grandes cantidades de carbono al descomponerse. Los incendios en turberas drenadas representan aproximadamente el 4% de las emisiones totales de los incendios entre 1997 y 2016. Las prácticas agrícolas también hacen que los suelos emitan otros gases de efecto invernadero (GEI) además de CO2, y el cambio climático exacerba estas emisiones. Los suelos emiten óxido nitroso cuando se aplican fertilizantes y cuando se plantan cultivos fijadores de nitrógeno. También emiten metano cuando se inundan para el cultivo de arroz.

MAPA S.5 CARBONO ORGÁNICO DEL SUELO EN EL MUNDO, 2019 (toneladas/ha)
Fuente: FAO, 2019, modificado conforme UN, 2021.
Nota: Los tres mayores reservorios de COS correspoden a las regiones boreales húmedas (130.5 Pg de carbono), las zonas tempadas húmedas (98.8 Pg de carbono) y las zonas tropicales húmedas (80.4 Pg de carbono).
Fuente: FAO, 2019, modificado conforme UN, 2021.
©FAO/Stefanie Glinski
©FAO/Stefanie Glinski

La distribución mundial de los suelos contaminados por sales (Mapa S.6) muestra los suelos naturalmente salinos y sódicos y la acumulación de sales como consecuencia de procesos antropógenos relacionados con el agua del suelo. Se estima que, debido a la salinidad de los suelos, hasta 1,5 millones de hectáreas de tierras de cultivo dejan de destinarse a la producción cada año. Se prevé que los niveles más elevados de evapotranspiración aumenten la acumulación de sales en los horizontes superficiales, si bien el grado de salinidad del subsuelo a un rango de profundidad de 30-100 cm es mucho mayor.

MAPA S.6 SUELOS CONTAMINADOS POR SALES, 30–100 cm, 2021
Fuente: FAO, 2021a, modificado conforme UN, 2021.
Fuente: FAO, 2021a, modificado conforme UN, 2021.

1.1.4 Acumulación de presiones

Las presiones sobre la tierra y los recursos hídricos nunca han sido tan intensas, y su acumulación está llevando la capacidad productiva de los sistemas de tierras y aguas al límite. La superficie de tierras de cultivo aumentó un 4% —esto es, 63 millones de hectáreas— entre 2000 y 2019. El crecimiento de las tierras arables destinadas principalmente a cultivos de regadío se duplicó, mientras que en el caso de los cultivos de secano el incremento fue de solo un 2,6% durante el mismo período. Debido al aumento de la población, los terrenos agrícolas disponibles per cápita para el cultivo y la ganadería han disminuido un 20% entre 2000 y 2017, hasta llegar a 0,19 ha/cápita en 2017.

©FAO/Lou Dematteis
©FAO/Lou Dematteis
©FAO/Truls Brekke
©FAO/Truls Brekke

Los efectos del cambio climático, desde inundaciones y sequías graves hasta cúpulas de calor, están produciendo tanto cambios previstos como inesperados. Se prevé que aumente la evapotranspiración de las tierras de cultivo, así como la variabilidad de las lluvias, lo que provocará cambios en la idoneidad de las tierras y los cultivos y reducirá el rendimiento en los lugares en que el estrés térmico reduce la asimilación del carbono. También están previstas mayores variaciones en la descarga de los ríos y la recarga de las aguas subterráneas, lo que afectaría a la agricultura de secano y de regadío. La amortiguación de las inundaciones extremas en terrenos agrícolas previamente drenados presenta un dilema para la planificación ante desastres causados por inundaciones en zonas urbanas y rurales cuando se adoptan soluciones basadas en la naturaleza.

En 2019, las emisiones antrópicas mundiales fueron de 54 000 millones de toneladas equivalentes de CO2, de las cuales 17 000 millones de toneladas equivalentes de CO2 —esto es, el 31%— procedían de los sistemas agroalimentarios. En términos de gases individuales, los sistemas agroalimentarios generaron el 21% de las emisiones de CO2, el 53% de las emisiones de metano y el 78% de las emisiones de óxido nitroso. Las emisiones de las tierras agrícolas (en la explotación agrícola) constituyeron el mayor componente de los sistemas agroalimentarios con aproximadamente 7 000 millones de toneladas equivalentes de CO2, seguidas de los procesos anteriores y posteriores a la producción (6 000 millones de toneladas equivalentes de CO2) y el cambio en el uso de la tierra (4 000 millones de toneladas equivalentes de CO2). Si bien a escala mundial las emisiones de los sistemas agroalimentarios aumentaron un 16% entre 1990 y 2019, su proporción en las emisiones totales se redujo del 40% al 31%, así como las emisiones per cápita, que pasaron de 2,7 a 2,1 toneladas equivalentes de CO2 per cápita (Figura S.2).

FIGURA S.2 EMISIONES MUNDIALES DE GEI DE LOS SISTEMAS AGROALIMENTARIOS POR ETAPA DEL CICLO DE VIDA Y EMISIONES CÁPITA
Fuente: FAO, 2021b
Fuente: FAO, 2021b

1.1.5 Repercusiones en la productividad agrícola

Las hipótesis sobre el cambio climático en el futuro señalan la necesidad de modificar los modelos de cultivo y las prácticas de ordenación para adaptarse a los cambios en la idoneidad de los cultivos y la tierra. Los sistemas agrícolas ya se están adaptando haciendo un uso más preciso de la tecnología y los insumos, en parte como respuesta al cambio climático, pero principalmente para atender a las demandas más sofisticadas del sistema alimentario mundial. De ahí que la medición tradicional de la productividad de la tierra y el agua haya perdido importancia a medida que se tienen en cuenta más factores de producción. De hecho, si bien el crecimiento en el uso de los terrenos agrícolas y en la superficie regada se ha estancado, la productividad total de los factores en la agricultura ha aumentado un 2,5% cada año durante los últimos decenios, lo que refleja una mayor eficiencia en la utilización de los insumos agrícolas. La productividad total de los factores ha sustituido la intensificación del uso de los recursos como principal fuente de crecimiento en la agricultura mundial (Figura S.3). Esta mejora ha aumentado la sensibilización acerca de la necesidad de adoptar prácticas agrícolas sostenibles y utilizar de forma eficiente los limitados recursos naturales. Mientras el uso de insumos agrícolas se ha intensificado para satisfacer la demanda actual, las repercusiones ambientales consiguientes se han acumulado hasta el punto de afectar a una gran diversidad de servicios ecosistémicos, lo que limita la capacidad de respuesta de la agricultura. Al mismo tiempo, la competencia intersectorial por las tierras y los recursos hídricos es intensa, por lo que el margen para ampliar la superficie regada y destinar nuevas tierras a la agricultura es sumamente limitado.

FIGURA S.3 CRECIMIENTO DE LA PRODUCTIVIDAD TOTAL DE LOS FACTORES EN LA AGRICULTURA MUNDIAL, 1961–2010
Fuente: USDA, 2021.
Fuente: USDA, 2021.
©FAO/Giulio Napolitano
©FAO/Giulio Napolitano