Los modelos climáticos predicen el incremento de la frecuencia, la intensidad y el volumen de las precipitaciones abundantes a medida que cambia el clima mundial. La mayor intensidad de las lluvias aumenta el riesgo de que se produzcan desprendimientos de tierras, erosión extrema e inundaciones repentinas. En el informe especial sobre el cambio climático y la tierra del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático se señala que los ciclones tropicales ya se están desplazando hacia los polos y la velocidad a la que se mueven se está ralentizando.
La mayor exposición de las áreas costeras a tormentas intensas y de larga duración dará lugar a la degradación de la tierra y afectará a la estructura y composición de los bosques del litoral. El aumento del nivel del mar ya afecta a la erosión y salinización de las costas, lo que hace que estas zonas sean vulnerables a fenómenos meteorológicos catastróficos. El ciclo de producción de los cultivos anuales de estas zonas está condicionado en gran medida por la inestabilidad climática, a saber, períodos prolongados de sequía sumados a precipitaciones más frecuentes e intensas y las consecuentes inundaciones.
Lejos de las zonas costeras hacia el interior, la inundación por desbordamiento forma parte del ciclo hidrológico natural. Ha sido y sigue siendo la responsable de aportar beneficios a los terrenos agrícolas (reposición de limo y nutrientes). Sin embargo, la capacidad de la tierra para recuperarse de la inundación y seguir los calendarios de cultivo es un elemento importante de la resiliencia de los sistemas de producción agrícola de regadío. El episodio de inundación que tuvo lugar entre julio y septiembre de 2010 en la cuenca del río Indo anegó al menos 3,7 millones de hectáreas de llanuras inundables destinadas a la producción de regadío, lo que alteró los sistemas de producción de arroz y cultivos industriales como el de algodón hasta bien entrado el año 2011. Por lo general, se designará la protección alimentaria de los perímetros de riego en el caso de fenómenos que se repiten cada 10-25 años, mientras que la principal infraestructura de embalse y almacenamiento de los ríos suele estar diseñada para soportar la mayor precipitación probable.
Sacrificar los perímetros de riego aguas arriba de los centros urbanos para contener los flujos de inundación excesivos ha sido una cuestión controvertida en Asia sudoriental, sobre todo en los casos de conversión de áreas aisladas de terrenos rurales en zonas industriales nuevas de alto valor.