3 Desafíos profundos
Algunas de las conclusiones clave de esta sección...
- Los riesgos están profundamente arraigados: Los riesgos de aparición lenta relacionados con la degradación de la tierra provocada por el ser humano, la erosión del suelo, la salinización y la contaminación de las aguas subterráneas no se consideran urgentes, pero están profundamente arraigados y son persistentes.
- La degradación de la tierra es reversible: Una gestión correctiva de la tierra es posible, pero solo cuando la gobernanza de la tierra y el agua se haya sometido a una reforma considerable. La planificación para escapar de esta espiral de degradación de la tierra resulta prometedora cuando se combina con una financiación prospectiva para la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo.
- La seguridad alimentaria se ve amenazada por la escasez de agua: El agotamiento freático afecta a las poblaciones vulnerables del medio rural y a la seguridad alimentaria nacional.
- La sensibilización sobre los riesgos es clave: Los agricultores y los gestores de los recursos deben ser mucho más conscientes de los riesgos y colaborar con los responsables de la planificación para fijar sus respuestas y planes de contingencia.
Los riesgos se multiplican: Las presiones sobre los recursos de tierras y aguas proceden de la propia agricultura y el sistema alimentario en general como consecuencia de las pérdidas y el desperdicio de alimentos, sumados a la incertidumbre del clima, que provoca la proliferación de nuevos contaminantes en los suelos y el agua (véase el mapa de la página 32).
El riesgo de degradación de la tierra inducido por el hombre afecta principalmente a las tierras de cultivo. Casi un tercio de las tierras de cultivo de secano y casi la mitad de las tierras de regadío están sujetas al riesgo de degradación de la tierra inducida por el hombre.
©FAO/Yasuyoshi Chiba