La idoneidad de la tierra para el cultivo no es una característica estática; se prevé que se produzcan cambios en la idoneidad y la superficie a medida que cambie el clima. El empleo de instrumentos de planificación del uso de la tierra, como la metodología relativa a las ZAEM, junto con modelos climáticos, proporcionará información inestimable sobre la forma en que estos cambios redistribuirán la tierra disponible para la producción de distintos tipos de cultivos y ganado, además de determinar los posibles efectos sobre la productividad y las brechas de rendimiento.
En el Mapa S.14 se ilustran los cambios en la superficie apta para el cultivo de trigo de secano en una hipótesis de abundantes emisiones y alta temperatura para la década de 2080 (RCP 8,5), en la que la temperatura aumentaría 4.2 °C. La producción de trigo crecería en la Argentina, Australia, el Canadá, Chile y Eurasia septentrional, y disminuiría en la mayor parte de África central y en zonas del Brasil, Asia central y la India. Los resultados relacionados con otros cultivos varían; en algunos casos se prevén aumentos y en otros, una reducción de las zonas con posibilidades de cultivo.
En el Mapa S.15 se muestra el cambio en las oportunidades relativas a las zonas de cultivo múltiple previsto para la década de 2080 poniendo de manifiesto los efectos del cambio climático. El riego suplementario también podría alargar la temporada de crecimiento y añadir valor. Sin embargo, introducir el riego plantea otra serie de problemas, como el acceso a equipos y al agua, los costos y las capacidades necesarias para llevar a cabo prácticas eficientes de riego.
En el Cuadro S.7 se presentan las variaciones absolutas y porcentuales del potencial de los cultivos múltiples de secano entre los datos climáticos de referencia (1981-2010) y los correspondientes a la década de 2080 (ENS-RCP 4,5).
El cambio climático ocasionará problemas para muchas personas, y beneficios para algunos. En algunas regiones, como África central y Europa oriental, la superficie apta para el cultivo disminuirá, lo que exigirá cambiar las prácticas agrícolas, ganaderas y de ordenación de la tierra y el agua para que se adapten mejor a las nuevas condiciones de crecimiento. Se prevé que los trópicos y subtrópicos se beneficien del cultivo múltiple. A escala mundial, el intercambio de semillas y germoplasma entre zonas ecológicamente homogéneas y la mayor inversión en mejoramiento de cultivos en favor de rasgos de tolerancia serán fundamentales para desarrollar cultivos y variedades que puedan resistir a futuros cambios en la temperatura, la salinidad, el viento y la evaporación.