5.3 Manera de lograr una mejor armonización con distintas fuentes de financiación y una mayor sinergia al respecto

Complejidad del entorno de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición

En la actualidad, los sistemas agroalimentarios no están produciendo los resultados necesarios para alcanzar la seguridad alimentaria y poner fin a todas las formas de malnutrición; asimismo, generan varios costos ambientales, sociales y económicos. En el Capítulo 4 de este informe se señaló que no subsanar el déficit de financiación para alcanzar las metas 2.1 y 2.2 de los ODS puede tener un costo del orden de billones de USD, por lo que resulta crucial adoptar prácticas de inversión que tengan en cuenta los riesgos climáticos, sanitarios, sociales y ambientales.141 Sin embargo, ello no será posible a menos que la arquitectura de la financiación se diseñe para convertirse en una herramienta esencial que facilite el logro de estos objetivos de desarrollo.

La actual arquitectura de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición se encuentra muy fragmentada: la falta de consenso en torno a lo que debería financiarse y a los diferentes objetivos han hecho proliferar agentes dado que a menudo exceden su mandatos en lugar de colaborar entre sí.34 Por motivos geopolíticos, los donantes bilaterales a menudo deciden emprender sus propias actividades de asistencia en vez de encauzar sus esfuerzos a través de organizaciones multilaterales. Consecuencia de ello es una gran cantidad de pequeñas actividades de ayuda no coordinadas que son impulsadas principalmente por donantes bilaterales. Por ejemplo, en 2018, el 73 % de la asistencia oficial para el desarrollo destinada a la agricultura era bilateral, mientras que la ayuda multilateral representaba el 27 % restante (lo que suponía un descenso de 3 puntos porcentuales respecto de 2013); estas diferencias, a menos que haya una coordinación adecuada entre los agentes, pueden ser fuente de competencia y de ineficiencias35 (pueden consultarse más detalles en el Capítulo 3). En el período comprendido entre 2000 y 2020, en particular desde 2010, se ha observado la aparición de AOD multibilateral (fondos reservados para fines específicos cuya gestión es confiada por los donantes bilaterales a las instituciones multilaterales) a la par que se ha reducido gradualmente la AOD bilateral.142

Cuando se considera un objetivo complejo y multisectorial como lograr la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición, la falta de coordinación puede ser todavía más importante. Muchas inversiones sectoriales pueden influir en el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición, pero a menudo se pasa por alto esta posibilidad. Por ejemplo, las medidas humanitarias y de desarrollo son dos esferas clave para alcanzar las metas 2.1 y 2.2 de los ODS cuya planificación, financiación y ejecución a menudo tienen lugar por separado.34 En un entorno financiero en el que varios objetivos de desarrollo compiten entre sí por los escasos flujos de financiación, la actual arquitectura de financiación no está logrando incorporar la seguridad alimentaria y la nutrición en los objetivos de desarrollo más generales.

A nivel nacional, el elevado número de proyectos descoordinados está generando grandes costos de transacción y obstaculizando la búsqueda de objetivos de los ODS en común. Es perjudicial que muchos actores con mandatos semejantes compitan entre sí por los fondos ofrecidos por un pequeño grupo de donantes, a diferencia de la situación que se da cuando hay menos actores y tienen mandatos diferenciados.35 Por ejemplo, mientras que en 2009 la mayoría de los países colaboraba con 61 a 100 donantes distintos, en 2019 la mayoría colaboraba al menos una vez con más de 100 donantes. El número de donantes bilaterales pasó de 25 en el período comprendido entre 2000 y 2004 a 43 en el período 2015-2019, y el número de organismos de esos donantes bilaterales también aumentó, pasando de 145 a 411 en el mismo período. El número de donantes multilaterales también ha crecido, pasando de 46 a 91 organismos, bancos, fondos y otras instituciones. En total, aumentó el número de cada tipo de donante, que pasó de 191 en 2000 a 502 en 2019.142

De acuerdo con algunos estudios, la fragmentación de la financiación del desarrollo puede ir ligada a menores tasas de crecimiento económico143, 145 y a niveles inferiores de rendición de cuentas que podrían propiciar la corrupción en los países receptores.146 Por otro lado, la fragmentación también puede dar lugar a aumentos de eficiencia al alentar la especialización de los fondos y organismos, al promover la competencia entre donantes por mejorar la eficiencia y al incentivar la innovación, mientras que esta competencia también puede fortalecer el poder de negociación de los países receptores (ya que podría haber varios donantes interesados en un único problema o país).142

La fragmentación también puede conllevar un cambio de prioridades y competencia —en vez de cooperación— entre donantes, dispersión de los datos entre diferentes fuentes y metodologías, falta de sintonía con los planes y prioridades de los países y una acusada preferencia por la financiación de proyectos en vez de programas, lo que supone un gran número de pequeños proyectos bilaterales en los países receptores, que a su vez pueden entrañar elevados costos de transacción e ineficiencias.35

Evidentemente, los donantes (que comprenden los gobiernos, las instituciones financieras internacionales, los bancos de desarrollo multilaterales y las fundaciones filantrópicas) desempeñan un papel fundamental en la actual arquitectura de la financiación. Por ejemplo, participan en la mayoría de las operaciones de financiación combinada y ofrecen a las organizaciones intermediariasax fondos para que los inviertan en proyectos en pequeña escala.148

Entre los donantes destacan las fundaciones filantrópicas como partes interesadas en la arquitectura de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. En comparación con los inversores privados, las fundaciones filantrópicas tienden a centrarse más en los efectos que en los rendimientos financieros y muestran más tolerancia a los riesgos que suele formar parte de la financiación para el desarrollo. Utilizar el capital pacienteay procedente de fundaciones filantrópicas es un enfoque que puede producir un cambio fundamental a la hora de brindar apoyo a las empresas sociales, crear soluciones a los problemas del hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición y hacer las inversiones en infraestructura necesarias en los países de ingresos bajos y medianos bajos con el fin de corregir algunos de los principales factores que determinan la inseguridad alimentaria y la malnutrición. Las fundaciones filantrópicas se hallan en una posición inigualable para funcionar como catalizadores adelantándose a los demás donantes en la toma de riesgos y demostrando que invertir en seguridad alimentaria y nutrición no entraña tantos riesgos como aparenta. Mientras que el creciente interés que muestran las fundaciones filantrópicas por instrumentos de financiación tales como la financiación combinada resulta alentador, la forma en que se organizan muchas fundaciones puede reducir su papel a la mera concesión de ayudas y ejecución de proyectos de desarrollo. Por ejemplo, son pocas las fundaciones que están organizadas para ofrecer capital de participación, activo importante en las primeras fases de una asociación, o que están preparadas para recibir reintegros del dinero.148

No obstante, una de las mayores dificultades estriba probablemente en hacer frente a la actual fragmentación que caracteriza la arquitectura de la financiación para la seguridad y la nutrición. Debe fomentarse la coordinación entre las partes interesadas pequeñas, medianas y grandes, pues a veces los grandes donantes no se coordinan con las actividades dirigidas por otros agentes de menor tamaño o no las cofinancian, al no existir incentivos para ello. Además, existe una necesidad crucial de que los donantes hagan coincidir sus prioridades de gasto con las prioridades de los países: en vista de que la actual arquitectura se ve dominada en sumo grado por países de ingresos altos y por grandes organismos de desarrollo, no siempre se tienen en cuenta las prioridades de los países y comunidades beneficiarios.34

Una dificultad importante con que se encuentran muchos países receptores de AOD, de otros flujos oficiales y de otros flujos de financiación para el desarrollo es el papel relativamente secundario que se les reserva en la planificación y la aplicación de la financiación para el desarrollo.az De hecho, las conversaciones sobre la manera de transformar la arquitectura de la financiación han revelado las diferencias que existen entre los planteamientos de algunos países de ingresos altos que venían dirigiendo los debates sobre la financiación para el desarrollo y los de algunos países de ingresos medianos y bajos. Por ejemplo, de un análisis de las posiciones expresadas en la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, celebrada en Addis Abeba en 2015 se desprendía que, si bien algunos países de ingresos altos habían abogado por un mayor papel del sector privado y por la función de los gobiernos nacionales como “facilitadores” de la movilización de flujos de financiación privada, algunos países de ingresos medianos y bajos habían defendido que se reforzara el papel de los gobiernos en la adopción de decisiones soberanas sobre sus estrategias de desarrollo.ba, 152 Las divergencias en cuanto a la forma de hallar soluciones podrían afectar a la coordinación y la integración de los agentes, que son necesarias para conseguir una menor fragmentación de la arquitectura de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición, por lo que resulta fundamental alcanzar acuerdos entre todos los tipos de agentes, independientemente de su tamaño.

Sin duda, para esta mayor coordinación entre los agentes y una integración más equitativa de los países de ingresos medianos y bajos en la arquitectura de la financiación haría falta que los gobiernos —que, en cualquier caso, se enfrentan a varias dificultades— demostraran mayor fortaleza y solidez. Las cuestiones de economía política y la imprevisibilidad en la adopción de decisiones por parte de los gobiernos pueden afectar a la capacidad de armonización entre las fuentes de los flujos de financiación y las prioridades de un país y crear entre los inversores privados una percepción de mayor riesgo. La baja capacidad de absorción también constituye un problema que podría limitar las posibilidades de aumentar los flujos de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición (véase el Capítulo 4); además, la debilidad de los mecanismos de gobernanza, de las instituciones y del estado de derecho no solo afectan a la capacidad de los países de acceder a financiación, sino que también pueden dar lugar a una concentración extrema de mercados nacionales que podría socavar la posición de actores importantes de los sistemas agroalimentarios, como son los pequeños agricultores y las pymes.34

También es importante asegurarse a nivel nacional de que el aumento de los flujos de financiación se traduce en soluciones de política eficaces para poner fin al hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición. La capacidad de absorción y la eficiencia técnica del gasto (que entrañan posibles ganancias espectaculares para algunos países, como se observa en el Recuadro 11 del Capítulo 4) son importantes, pero también son necesarias la buena gobernanza y la existencia de instituciones nacionales sólidas. Por ejemplo, en algunos países que dependen en gran medida de la AOD y de otros flujos oficiales, los datos apuntan a la posibilidad de que las élites nacionales hayan estado captando sumas del dinero recibido y depositándolas en centros financieros situados en paraísos fiscales.153

El sector comercial privado es, sin duda, el agente más importante en cuanto al nivel de flujos de financiación dirigidos a la seguridad alimentaria y la nutrición. A menudo son agentes privados los que crean nuevas tecnologías e instrumentos de financiación innovadores concebidos y listos para su utilización en los mercados agroalimentarios. La financiación por gobiernos y donantes puede ayudar a poner en marcha los proyectos, pero sin capital privado estos no serán sostenibles a la larga.87 Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria y la nutrición, las empresas multinacionales de bebidas y alimentos pueden aportar inversiones, así como nuevas tecnologías y prácticas empresariales. Por un lado, esto puede inducir a la competencia a influir en los precios que se fijan para los productos alimentarios, y, por el otro, puede propiciar el desarrollo de industrias nacionales de bebidas y alimentos altamente procesados.154

De hecho, en los últimos decenios se ha observado un aumento de la disponibilidad y variedad de alimentos altamente procesados, así como de su consumo, en todos los países sin importar su nivel de ingresos o de desarrollo, pero especialmente en los países de ingresos medianos y bajos que tienen una gran población, lo cual ha contribuido en gran medida a la transición alimentaria. No obstante, el auge de las ventas de bebidas y alimentos altamente procesados no obedece únicamente a la demanda. La inversión extranjera directa, que tiene como propósito desarrollar las economías, también se ha puesto en relación con las transiciones alimentarias y al aumento de la prevalencia del sobrepeso y la obesidad en todo el mundo. En cambio, no existen pruebas claras de que esas inversiones hayan favorecido la desnutrición.155 Hasta la fecha, la mayoría de las inversiones de capital privado en nutrición se han centrado en proyectos aislados que no solo no consiguen corregir los factores sistémicos y estructurales que determinan la malnutrición, sino que también hacen que los recursos y las capacidades de los gobiernos y las partes interesadas se desvíen de la aplicación de políticas públicas de gran repercusión.156 La globalización de los sistemas agroalimentarios, impulsada en gran medida por la liberalización del comercio y la desregulación de los mercados nacionales, ha facilitado a las empresas multinacionales de bebidas y alimentos entrar en los mercados emergentes y fomentar el consumo.

El auge de los mercados de alimentos altamente procesados ha coincidido con un aumento tanto de la producción de los productos agrícolas que son ingredientes clave de bajo costo para dichos alimentos como de la concesión de subvenciones a dichos productos, entre ellos los aceites vegetales (palma, soja y colza), los azúcares y los cultivos cerealeros (trigo), ya que una proporción considerable de estos se destina a la producción de este tipo de alimentos.154 Incluso las empresas que no se dedican principalmente a la manufactura de alimentos altamente elaborados tienen a menudo un interés creado en el suministro de ingredientes básicos que se utilizan en dichos productos. Estas prácticas también contribuyen a desplazar a los productores más pequeños de alimentos, lo cual acarrea repercusiones negativas para la economía local, la biodiversidad y el acceso a dietas saludables.

Con frecuencia, las reglamentaciones desincentivan la financiación por el sector privado de inversiones de alto riesgo, como las relacionadas con la seguridad alimentaria y la nutrición, puesto que los inversores privados tratan de proteger el valor de sus activos a largo plazo. Sin embargo, los cambios reglamentarios dirigidos a estimular los flujos de financiación hacia las inversiones con beneficios para el desarrollo pueden aumentar el atractivo de las inversiones148 y reducir el riesgo de “lavado de imagen verde”.100 Por ejemplo, incluso si no es obligatoria, la taxonomía de la Unión Europea ofrece orientaciones para discernir las inversiones sostenibles desde el punto de vista ambiental, y se la considera un primer paso para alentar la orientación de la financiación hacia actividades que contribuyen al logro de los objetivos climáticos y ambientales de la Unión Europea.157

Además, es importante cerrar la brecha entre el riesgo que perciben todas las partes financieras interesadas —especialmente los inversores del sector privado—, a menudo es muy alto, y la probabilidad efectiva de que se produzca ese riesgo. Esta percepción de alto nivel de riesgo también desincentiva la financiación de iniciativas que podrían generar nuevas oportunidades de desarrollo.148 Incluso determinadas partes interesadas que aceptan niveles de riesgo más altos, como las instituciones filantrópicas, los gobiernos donantes o las organizaciones de financiación del desarrollo, tienen sus propios criterios, calendarios y normas de presentación de informes para la concesión de ayudas financieras, lo que puede obstaculizar la participación de agentes privados comerciales.83 Es fundamental tomar en consideración los factores ambientales y sociales y los relacionados con la seguridad alimentaria y la nutrición en el marco de la evaluación del riesgo para reducir la aversión al riesgo que las partes financieras interesadas sienten respecto de la seguridad alimentaria y la nutrición y los sistemas agroalimentarios.34

Al hacer hincapié en el desarrollo y partir de un enfoque propio del sector privado, las empresas socialesbb han cobrado importancia progresivamente como partes interesadas en la financiación de la seguridad alimentaria y la nutrición, especialmente en el respaldo a las inversiones a nivel local. Dado su amplio alcance, las empresas sociales son vehículos importantes para lograr el desarrollo económico inclusivo; pueden crear oportunidades de ingresos en las zonas donde es escaso el acceso a la financiación, como las zonas urbanas afligidas o las comunidades rurales remotas.158 Estas circunstancias pueden ser pertinentes para una esfera de inversión como la seguridad alimentaria y la nutrición, que, como ya se ha señalado, rara vez es prioritaria para los inversores privados. Sin embargo, dado que las empresas sociales tienden a orientarse más hacia las repercusiones sociales que hacia los beneficios económicos sin más, la mayoría de sus recursos proceden de la financiación en condiciones favorables facilitada por donantes. Estas empresas necesitan inversiones de capital a largo plazo que toleren bien el riesgo, las cuales no son fáciles de encontrar en los inversores privados, orientados hacia la obtención de beneficios.159

Por último, la falta de datos, de transparencia y de rendición de cuentas es otra característica destacada del actual panorama financiero que alimenta efectivamente la percepción de riesgo financiero. La financiación del sector privado se mueve por datos, por lo que necesita una infraestructura de datos fiable. Se necesita transparencia respecto de las metodologías y las hipótesis, así como datos oportunos. Por ejemplo, utilizando parámetros “tradicionales” de evaluación, las intervenciones en materia de seguridad alimentaria y nutrición se suelen considerar inversiones de riesgo, ya que necesitan más tiempo para generar beneficios y estos son más bajos que los procedentes de la inversión en otros sectores. Ello aumenta la percepción de riesgo y hace que la inversión sea inasequible para los beneficiarios. Además, esta dificultad no se limita solo al sector privado, ya que la percepción de que las intervenciones en materia de alimentación necesitan mucho tiempo antes de que se observen en la población beneficios para la salud puede que no case bien con los ciclos políticos o presupuestarios, que tienden a ser más cortos.160, 161 Aumentar la fiabilidad y la disponibilidad de los datos financieros (incluidos los relativos a la seguridad alimentaria y la nutrición, la agricultura, el medio ambiente y la salud, así como los de cualquier otro tipo) podría robustecer la propuesta de inversión para las intervenciones en materia de seguridad alimentaria y nutrición, como ya está ocurriendo en esferas como la agricultura regenerativa.34

Rumbo a una arquitectura de la financiación para acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición

Para hacer frente a las cuestiones que se han señalado en la sección anterior habrá que poner en práctica varias reformas, que se resumen en la Figura 34. Por ejemplo, antes incluso de efectuar cambios estructurales en la arquitectura de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición, un primer paso esencial para ampliar esa financiación consiste en dar prioridad al objetivo de lograr las metas 2.1 y 2.2 de los ODS en el programa de políticas internacional, lo cual, según los análisis presentados en el Capítulo 4, aparentemente no ocurre en la actualidad, al menos si nos atenemos a las prioridades de los donantes en cuanto a los flujos de AOD y otros flujos oficiales. Por ejemplo, las prioridades establecidas por el G7 podrían tener efecto en las prioridades de los donantes: cuando el G7 da prioridad a una esfera de políticas, suelen dirigirse hacia ella más flujos de financiación.162 Por lo tanto, el papel de la promoción es fundamental: aunque los flujos de financiación estén disponibles y sea posible determinar los instrumentos más adecuados para movilizarlos, las partes financieras interesadas, como los países donantes, las fundaciones filantrópicas o los agentes del sector privado, deberían entender mejor las inversiones en seguridad alimentaria y nutrición, qué es lo que conllevan desde el punto de vista tanto financiero como del desarrollo y cuáles son las consecuencias y el costo a largo plazo de la inacción, como se examinó en el Capítulo 4. La seguridad alimentaria y la nutrición a menudo se asocian únicamente con la agricultura, que, a juicio de la mayoría de las partes financieras interesadas, supone una inversión tradicional y demasiado arriesgada de rendimiento escaso.34 La adopción de la óptica de la seguridad alimentaria y la nutrición, la consideración de su carácter intersectorial (como se señala en la definición de “financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición a largo plazo” que figura en el Capítulo 3) y la atención prioritaria al rendimiento a corto y a largo plazo de las inversiones en aspectos como la nutrición163 son condiciones esenciales para el éxito de la reforma de la arquitectura de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición.

FIGURA 34 RECOMENDACIONES PARA HACER FRENTE A LA FRAGMENTACIÓN DE LA ACTUAL ARQUITECTURA DE LA FINANCIACIÓN PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA NUTRICIÓN A FIN DE ACABAR CON EL HAMBRE, LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA MALNUTRICIÓN

FUENTE: Elaboración de los autores (FAO).

En lo que respecta a los gobiernos nacionales, por otro lado, la seguridad alimentaria y la nutrición deberían integrarse en planes más amplios de desarrollo e inversión para romper la compartimentación sectorial, ofrecer señales claras de compromiso con el fin del hambre y la malnutrición y mandar a todas las partes financieras interesadas el mensaje de que la inversión en la seguridad alimentaria y la nutrición es, más que un proyecto en una esfera sectorial y tradicional, un objetivo de alto nivel cuyos beneficios trascienden los sistemas agroalimentarios. Los gobiernos también pueden establecer taxonomías financieras que tengan en cuenta la seguridad alimentaria y la nutriciónbc y que puedan servir para informar a los actores financieros sobre las actividades de inversión capaces de contribuir a la seguridad alimentaria y la nutrición o de ayudar a la creación de resiliencia ante los principales factores determinantes.100 Por ejemplo, el Gobierno de Etiopía emitió en 2015 la Declaración de Seqota, orientada a la movilización de recursos para aplicar la estrategia nacional de seguridad alimentaria y nutrición. Si bien estaba dirigida en un principio a 40 woredas,bd recientemente se amplió a 700, e incluye un compromiso financiero anual del gobierno central por valor de 3 000 millones de EBR (birr etíopes),be más otros 3 000 millones de EBR de los gobiernos locales. Se prevé movilizar otros 6 000 millones de EBR aportados por asociados en la financiación para así invertir un total de 12 000 millones de EBR anuales a fin de alcanzar los objetivos de la Declaración.165

Acabar con la compartimentación sectorial en el diseño y la aplicación de las políticas en materia de seguridad alimentaria y nutrición también comporta un cambio en nuestra concepción del asunto. La definición de “financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición” (presentada en el Capítulo 3) es un llamamiento por entender de forma integral lo que con frecuencia se ha entendido como dos conceptos aparte: la seguridad alimentaria, por un lado, y la seguridad nutricional, por otro. Se ha empleado la expresión “seguridad alimentaria y nutrición” para poner de relieve el logro de las cuatro dimensiones de la seguridad alimentaria y su estrecho vínculo con el logro de la seguridad nutricional, así como la necesidad de adoptar medidas complementarias para hacer efectivas la seguridad alimentaria y la nutrición.166 No obstante, puede que sea hora de reconocer el objetivo general de alcanzar “la seguridad alimentaria y la nutrición” como meta de política única e indivisible que también conlleva la efectividad del derecho a una alimentación adecuada. Desde luego, la tendencia al estancamiento en la reducción del hambre y la inseguridad alimentaria, junto a la lentitud de los avances hacia el logro de los objetivos mundiales de nutrición, entre ellos la prevalencia cada vez mayor de la obesidad en adultos en el mundo,bf son argumentos sólidos para adoptar esa decisión, y pueden justificar sobradamente la necesidad de que todas las partes financieras interesadas entiendan mejor la importancia que tiene el logro de las metas 2.1 y 2.2 de los ODS.

El aumento del compromiso político con el logro de las metas 2.1 y 2.2 de los ODS debería ir seguido, desde el punto de vista de los donantes, por la creación de un nexo más estrecho entre la financiación humanitaria, climática y para el desarrollo. Por ejemplo, los organismos que se ocupan de cuestiones humanitarias son, en la mayoría de los casos, distintos de los que gestionan las actividades de desarrollo, y tienen fuentes de financiación y plazos diferentes; puede hacerse la misma distinción entre los gobiernos nacionales y los subnacionales. Las inversiones a largo plazo deberían fomentar el desarrollo sostenible en contextos de crisis alimentaria para que la asistencia humanitaria pueda satisfacer las necesidades inmediatas sin verse desbordada por las emergencias prolongadas. Este enfoque debería garantizar una coordinación adecuada entre la financiación humanitaria y la destinada al desarrollo, de modo que las inversiones se orienten a abordar las causas fundamentales de la inseguridad alimentaria aguda y crónica. En países que están sufriendo crisis en la actualidad y que corren con frecuencia el riesgo de padecer hambrunas en medio del predominio de la ayuda humanitaria y de una financiación del desarrollo limitada, resulta crucial contar con mayor coherencia para generar resiliencia a los factores principales que determinan la inseguridad alimentaria y la malnutrición.167

Además, los agentes de la financiación relacionada con el cambio climático apenas han dado prioridad a los sistemas agroalimentarios; entre 2021 y 2022, menos del 4 % de la financiación para el clima se destinó a la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra.34 Sin embargo, de acuerdo con otro estudio, aunque la financiación relacionada con el cambio climático y dirigida a los sistemas agroalimentarios esté disminuyendo, la proporción destinada a la seguridad alimentaria había aumentado ligeramente hasta 2021168. Respecto de la nutrición, en cambio, de acuerdo con un informe reciente el clima y la nutrición a menudo no están bien conectados, si bien son muchas las excepciones que revelan, a su vez, vínculos sólidos entre el clima y la nutrición que pueden racionalizarse para mejorar la coordinación y los resultados.1 Ambas situaciones crean oportunidades de fortalecimiento de los vínculos entre el clima, la seguridad alimentaria y la nutrición y refuerzo de los acuerdos vigentes. Por ejemplo, en 2017, en el 23. período de sesiones de la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, los países establecieron la Labor conjunta de Koronivia sobre la agricultura en reconocimiento del importante papel de la agricultura para hacer frente al cambio climático. En 2022, en el 27.o período de sesiones de la Conferencia de las Partes, los países acordaron un plazo de cuatro años (2022-2026) para consolidar los debates sobre los vínculos entre el clima, la agricultura y la seguridad alimentaria —la labor conjunta de Sharm el-Sheikh sobre la aplicación de la acción climática en la agricultura y la seguridad alimentaria— a efectos de propugnar de forma explícita el paso de las deliberaciones técnicas a la práctica.169, 170 Durante el 27.o período de sesiones de la Conferencia de las Partes, la presidencia egipcia, en asociación con la OMS, la FAO, la Alianza Mundial para la Mejora de la Nutrición, el Movimiento SUN para el fomento de la nutrición y la Secretaría de ONU-Nutrición, puso en marcha la Iniciativa Acción por el clima y la nutrición, proyecto emblemático mundial, multisectorial y de múltiples partes interesadas que se centra en fomentar la colaboración para acelerar las medidas de transformación dirigidas a hacer frente al nexo clima-nutrición,171 de importancia crucial.

Para consolidar el objetivo de integrar la seguridad alimentaria y la nutrición en todos los sectores y todas las partes financieras interesadas, será imprescindible una nueva gobernanza de las finanzas para promover la consonancia de los flujos de financiación con las prioridades colectivas de los sistemas agroalimentarios, como alcanzar las metas 2.1 y 2.2 de los ODS.172 Para crear esta nueva gobernanza haría falta reconocer el papel que han desempeñado todas las partes interesadas en el ecosistema financiero de la seguridad alimentaria y la nutrición a efectos de crear la fragmentación actual, y estudiar incentivos más potentes para evitarla. No obstante, cabe observar que, desde hace al menos dos décadas, la cuestión de la fragmentación ha formado parte de los programas de los foros políticos de alto nivel. Por ejemplo, el Consenso de Monterrey de 2002bg hizo hincapié en la necesidad de que los donantes, los países y los organismos internacionales de desarrollo redoblaran los esfuerzos por armonizar sus procedimientos a nivel nacional y tuvieran en cuenta las necesidades y objetivos de los países. Aunque, en teoría, los principios de coordinación están bien definidos, ha resultado difícil ponerlos en práctica, especialmente en el caso de esferas de actividad complejas, como la seguridad alimentaria y la nutrición o la transformación de los sistemas alimentarios.173 Para que la coordinación de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición surta efecto, será fundamental que las múltiples partes interesadas ejerzan a nivel internacional un liderazgo más resoluto.

Una medida esencial en pro de la coordinación eficaz consiste en poner en primer plano a los actores nacionales y locales y sus prioridades. Sin embargo, no siempre resulta sencillo, debido a dificultades como, entre otras, el desequilibrio de poder y de capacidad entre los agentes, la descoordinación entre los donantes a escala mundial —que entorpece los esfuerzos de coordinación de ámbito nacional— y la falta de datos, que podría dificultar la justificación de la reorientación de las prioridades de los donantes.173 No obstante, se están realizando esfuerzos por superar dichas dificultades. Por ejemplo, el G20 ha apoyado la creación de organismos de coordinación de ámbito nacional para objetivos de desarrollo específicos (como el Grupo de coordinación de asociados para el desarrollo en Rwanda)35 La experiencia de financiación conjunta de programas a nivel regional (por ejemplo, la Alianza por una revolución verde en África) o mundial (por ejemplo, el Programa Mundial de Agricultura y Seguridad Alimentaria y la Plataforma Global de Donantes para el Desarrollo Rural) ofrece ejemplos interesantes de mancomunión de recursos procedentes de distintas fuentes que se orientan a prioridades de ámbito nacional.173 Por lo tanto, un requisito para que funcione la coordinación es integrar los flujos de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición, aunque procedan de distintas partes interesadas con intereses diferentes, en los objetivos definidos por los organismos provistos de mayor legitimidad a nivel regional, nacional y subnacional.142

Existen otros sectores de los que pueden extraer enseñanzas las partes interesadas en la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. Un ejemplo importante de mecanismo de coordinación es el de Una sola salud, enfoque integrado y unificador cuya finalidad es mejorar la salud de las personas, los animales y los ecosistemas, así como lograr un equilibrio entre las tres dimensiones. Dicho enfoque reconoce que la salud de las personas y la de los animales, las plantas y el medio ambiente en general están estrechamente relacionadas entre sí y representa una forma de hacer frente a las amenazas conexas para la interfaz entre animales, humanos y ecosistemas mediante la colaboración y la coordinación de todos los sectores y partes interesadas pertinentes implicados.174 Este enfoque permite aprovechar e integrar los conocimientos y los recursos de todo el abanico de especialidades dentro de la salud y otras disciplinas, y ha demostrado su eficacia como enfoque en la formulación de políticas y la colaboración intersectorial para impedir brotes y rebrotes tanto de enfermedades zoonóticas como de enfermedades de transmisión vectorial, gracias a lo cual se garantiza la inocuidad alimentaria y se mantiene la producción sostenible de alimentos, se reducen las infecciones resistentes a los antimicrobianos y se abordan cuestiones ambientales para mejorar colectivamente la salud humana, la sanidad animal y la salud ambiental, entre otras muchas esferas. Además de salvar vidas y promover el bienestar, las iniciativas del enfoque Una sola salud reportan importantes beneficios económicos. Según cálculos de la FAO y el Banco Mundial, las actividades de Una sola salud podrían reportar como mínimo 37 000 millones de USD al año para la comunidad mundial, mientras que invertir en este enfoque apenas requiere menos del 10 % de esa cifra. En un momento en que los países estudian la posibilidad de invertir en seguridad sanitaria y otros objetivos (como la producción agrícola y la seguridad alimentaria o la salud de los ecosistemas), Una sola salud puede ser un concepto de particular pertinencia para la asignación de las partidas presupuestarias nacionales entre los ministerios responsables de la seguridad, así como de la salud humana, la sanidad animal y la salud ambiental (por ejemplo, para las decisiones que tomen los ministros de finanzas, los órganos parlamentarios o los primeros ministros).175

Además de reforzar la coordinación, las partes financieras interesadas deberían adoptar medidas dirigidas a mejorar su papel en la ampliación de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. Como se ha señalado en el curso de este documento, para los actores comerciales privados, la seguridad alimentaria y la nutrición representan una inversión arriesgada. En consecuencia, asociados para el desarrollo como los donantes, con inclusión de las instituciones financieras internacionales, los bancos multilaterales de desarrollo y las organizaciones de financiación del desarrollo, deberían ponerse al frente de las actividades de reducción de los riesgos, por ejemplo aumentando la asignación de AOD orientada a la movilización de inversiones privadas mediante financiación combinada o instrumentos financieros de otro tipo.35, 81 Teniendo en cuenta, por un lado, que los países que adolecen de una capacidad limitada de acceder a la financiación dependen sobre todo de la financiación en condiciones favorables y, por otro lado, que estos flujos de financiación no bastan para subsanar el déficit de financiación con el fin de alcanzar las metas 2.1 y 2.2 de los ODS, la reorientación de los flujos de AOD para movilizar financiación privada podría ser una solución eficaz dirigida a ampliar la financiación en estos países, que a menudo se ven afectados por uno o varios de los factores determinantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición. La asistencia oficial para el desarrollo puede aplicarse de forma estratégica en los países de ingresos medianos altos para incentivar el aumento gradual de la aportación por los gobiernos de fondos internos, así como la transición hacia préstamos más orientados al comercio, con el objeto de dirigir las donaciones y la financiación en condiciones favorables a los países de ingresos bajos y a los de ingresos medianos bajos.35

Los bancos multilaterales de desarrollo se enfrentan al problema de aumentar la tolerancia al riesgo respecto de las inversiones en seguridad alimentaria y nutrición, y han de poner en perspectiva la contribución que hacen al logro de los objetivos generales de desarrollo. De acuerdo con investigaciones recientes, las agencias encargadas de la calificación crediticia de los bancos multilaterales de desarrollo habían sobrestimado los riesgos financieros, por lo que estos bancos habían actuado con más cautela en cuanto a los mercados de alto riesgo.34 De hecho, las organizaciones de financiación del desarrollo se rigen por estatutos y normas de prudencia que les impiden conceder préstamos a proyectos de alto riesgo. Las organizaciones de financiación del desarrollo y los bancos multilaterales de desarrollo reciben su capital de gobiernos accionistas y se benefician de garantías gubernamentales. El respaldo que les brindan los gobiernos les permite recibir calificaciones crediticias de “grado de inversión” y, de ese modo, recaudar dinero de los mercados internacionales de capital y ofrecer financiación en condiciones competitivas. Las organizaciones de financiación del desarrollo y los bancos multilaterales de desarrollo plantean las inversiones en modalidad de carteras y, por lo tanto, invierten en proyectos con una gama variada de riesgos y rendimientos.58

Hay en todo el mundo voces que piden un programa de reforma de los bancos multilaterales de desarrollo conforme al cual se considere la posibilidad de aumentar la movilización de recursos, no solo hacia los países de ingresos medianos con una capacidad alta o moderada de acceder a la financiación, sino también hacia los países de ingresos bajos176 que adolecen de un acceso limitado a la financiación, mayor prevalencia de la subalimentación, la inseguridad alimentaria y la malnutrición y menos oportunidades de crear resiliencia ante los principales factores que las determinan. Dado que se considera que la alimentación y la agricultura entrañan un riesgo particular y reportan rendimientos financieros más bajos, las organizaciones de financiación del desarrollo y los bancos multilaterales de desarrollo se han visto disuadidas de invertir en estos sectores, y, cuando lo hacen, tienden a adoptar posiciones de exigencia del pago de la deuda prioritaria en vez de ofrecer la financiación de la primera pérdida que tanto se necesita.bh, 58

Los bancos multilaterales de desarrollo pueden desempeñar un papel central en la movilización de la financiación privada hacia países que tienen un acceso a la financiación limitado, pero, desafortunadamente, no siempre ha sido así. Sin embargo, en 2020, estos bancos movilizaron fondos por un valor total de 168 900 millones de USD, de los cuales tan solo 15 600 millones de USD se destinaron a países de ingresos bajos. En 2021, el total de recursos movilizados aumentó (un 44 %), pero la cantidad destinada a los países de ingresos bajos se cifró ese mismo año en tan solo 5 200 millones de USD.177 Los bancos multilaterales de desarrollo pueden utilizar su capacidad de acceso a los flujos de financiación para movilizarlos a continuación a tipos de interés más bajos (o mediante instrumentos de financiación en condiciones favorables) hacia países que adolecen de limitaciones en el acceso a la financiación. Además, los bancos multilaterales de desarrollo pueden brindar asistencia técnica a los bancos públicos de desarrollo nacionales, que, a su vez, pueden poner estos flujos de financiación a disposición de las partes interesadas del sector agroalimentario, como los pequeños agricultores o las pymes agroalimentarias.34 Recientemente, 10 bancos multilaterales de desarrollo aprobaron un documento en el que pedían mayor coordinación entre este tipo de entidades para lograr una mayor repercusión frente a los retos del desarrollo, incluida la mejora de la coordinación a nivel nacional y de las medidas para catalizar la financiación del sector privado.178 La inclusión de la seguridad alimentaria y la nutrición como uno de los seis problemas mundiales del nuevo proceso de evolución del Banco Mundial179 puede ser una señal para que otros bancos multilaterales de desarrollo incluyan la erradicación del hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición entre sus prioridades para la movilización de flujos de financiación.

También es crucial adoptar un nuevo enfoque para reducir los niveles de la deuda soberana en los países de ingresos medianos y bajos. Como ya se indicó en la Sección 5.1, corresponde a los niveles de endeudamiento, incluido el servicio de la deuda, un papel destacado en la determinación del acceso de los países a los flujos de financiación. Mientras que estos países pueden hacer un uso estratégico de la financiación en condiciones favorables para reducir su riesgo financiero, es imposible subsanar el déficit de financiación sin recurrir a fuentes privadas de capital, lo que exigiría solucionar cuestiones como los elevados niveles de deuda. Desafortunadamente, los procedimientos actuales de reestructuración de la deuda soberana son complejos y llevan mucho tiempo, y a menudo dan lugar a resultados que no son los mejores para los países prestatarios. Además, los deudores se suelen encontrar en situación de gran vulnerabilidad frente a sus acreedores.180 Ha habido y sigue habiendo iniciativas para resolver esta cuestión, como la iniciativa del FMI de los países pobres muy endeudados,181 la antigua iniciativa conjunta del G20, el Banco Mundial y el FMI de suspensión del servicio de la deuda182 y el marco común del G20 para tratamientos de la deuda distintos de la iniciativa de suspensión, en funcionamiento desde 2020.183 Sin embargo, especialmente después de la pandemia de COVID-19, la necesidad de los países de paliar su deuda va en aumento y las respuestas en materia de política han sido insuficientes.bi Los países de ingresos más altos, especialmente los que son miembros de los principales foros políticos, como el G7 o el G20, deberían adoptar, junto con los bancos multilaterales de desarrollo, una posición más firme respecto del alivio de la carga de la deuda, lo que entrañaría hacer que funcionaran los mecanismos actuales y abogar por la coordinación con los acreedores privados para facilitar las negociaciones con los países deudores.7

El propio FMI ha empezado a estudiar la forma en que los factores ambientales y sociales pueden ser tan importantes como los económicos y financieros para evaluar la sostenibilidad de la deuda soberana. En la actualidad, en los análisis del FMI sobre la sostenibilidad de la deuda se examina la forma en que el presente endeudamiento de un país y los préstamos que podría tomar afectarían a su solvencia en el futuro inmediato y a medio plazo. Los indicadores utilizados son principalmente financieros y económicos, pero, dado que otros factores, como el clima, la biodiversidad, el agua, el suelo e incluso la seguridad alimentaria y la nutrición, pueden afectar también a la sostenibilidad de la deuda, los expertos han empezado a abogar por que el FMI mejore la definición de sostenibilidad de la deuda a fin de incluir en ella estos factores sociales y ambientales. Podría tratarse de un primer paso fundamental para ayudar a los países que tienen una capacidad limitada de acceder a la financiación y movilizar flujos de financiación asequible.185

Está pendiente la cuestión de la inclusión del sector privado en la mejora de la arquitectura de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. ¿Cómo pueden armonizarse el ánimo de lucro de los actores privados con los objetivos generales de desarrollo, en particular los de erradicar el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición? Por ejemplo, algunos estudiosos han señalado que la mayor financiarización de los sistemas agroalimentarios podría dar lugar a resultados negativos como el acaparamiento de tierras, la volatilidad de los precios de los alimentos y la concentración empresarial186 Como ya se indicó en el Recuadro 10 (Capítulo 4), también se han expresado preocupaciones respecto de los efectos negativos que podrían tener las inversiones del sector privado en los resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición. Los agentes privados deben incorporar los riesgos sanitarios, ambientales y sociales en su adopción de decisiones financieras para reorientar los flujos de financiación pasando de inversiones potencialmente perjudiciales a otras que obren a favor de la obtención de resultados sanitarios, ambientales y sociales. En la actualidad, la mayoría de las partes financieras interesadas no tienen en cuenta los costos ocultos de los sistemas agroalimentarios en sus modelos operativos y carecen de métodos normalizados para la presentación de informes acerca del clima, la biodiversidad y la salud.141 Evidentemente, es necesario reajustar la sostenibilidad y los incentivos; estos últimos están determinados en gran medida por el apoyo público, que, como se señaló en el Capítulo 4, debe reorientarse.

Con dicho fin, los incentivos para los mercados de capitales deberían ajustarse a las prácticas de inversión en materia ambiental, social y de gobernanza, dentro de las cuales se han de integrar explícitamente la seguridad alimentaria y la nutrición.34, 187 Por ejemplo, de 2012 a 2020 el valor de los activos relacionados con cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza se triplicó hasta alcanzar los 40,5 billones de USD (es decir, casi la mitad del total de los activos gestionados). Se pueden establecer normas y reglamentaciones para la divulgación de información financiera de manera que los agentes financieros privados informen sobre el modo en que sus carteras de inversión pueden afectar a los resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición. Ya existen normas técnicas, como el reglamento de la Unión Europea sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros o el código del Japón de gobernanza empresarial, ambas concebidas para divulgar cómo se ajustan los inversores a las normas climáticas o de sostenibilidad.100

A nivel mundial, en 2020, la Iniciativa de Acceso a la Nutrición publicó “Investor Expectations on Nutrition, Diets and Health”, documento sobre las expectativas de los inversores en cuanto a nutrición, dietas y salud que han suscrito hasta la fecha 87 inversores institucionales. En virtud de este documento, los inversores se comprometen a colaborar con los fabricantes de bebidas y alimentos para hace frente a la mayoría de los desafíos contemplados en la meta 2.2 de los ODS y los objetivos de la Asamblea Mundial de la Salud (desnutrición, sobrepeso y obesidad, carencias de micronutrientes y enfermedades no transmisibles relacionadas con la obesidad), en particular para promover de este modo que las empresas privadas tengan un papel más activo en el logro de dietas saludables para todos.188, 189 Va en aumento el uso por agentes privados de otros instrumentos de financiación frecuentes como el capital de riesgo en inversiones tecnológicas; no obstante, tan solo el 10 % del capital de riesgo asignado en 2021 se destinó a la tecnología agroalimentaria. La presencia de la seguridad alimentaria y la nutrición en estas carteras sigue siendo escasa y se centra principalmente en los países de ingresos altos; sin embargo, crece el interés en las prácticas agrícolas que conservan más suelo y agua y aumentan la densidad nutricional de los alimentos.156 Por ejemplo, la sociedad de capital de riesgo Tikehau puso en marcha un fondo de agricultura regenerativa por valor de 1 000 millones de USD con apoyo de varias grandes compañías aseguradoras y del sector de la alimentación. El fondo ha ligado el 50 % del “interés devengado” a financiación vinculada a los efectos (véase la Sección 5.2) y prevé generar una rentabilidad y unos beneficios sociales y ambientales del orden de 7 USD por cada dólar de los EE. UU. invertido en agricultura regenerativa.156

Las asociaciones público-privadas ofrecen oportunidades de movilizar y aprovechar una mayor cantidad de recursos, conocimientos especializados e innovaciones para los proyectos de desarrollo agrícola y rural. A diferencia de la financiación combinada, las asociaciones público-privadas funcionan a lo largo del ciclo de inversiones en su conjunto; por ejemplo, mediante la asociación con bancos y agregadores locales, las instituciones financieras internacionales pueden aprovechar sus capacidades financieras para beneficiar a más comunidades rurales y pequeños productores necesitados. Al aumentar la productividad agrícola, mejorar el acceso a los mercados y potenciar la productividad de la cadena de valor, la cofinanciación del sector privado desempeña un papel crucial en la ampliación de los esfuerzos encaminados a reducir el hambre y la pobreza, pues ofrece nuevas oportunidades a los pequeños productores y facilita el desarrollo sostenible en las zonas rurales.

Por ejemplo, el propósito de la asociación entre el FIDA y Hamkorbank es aliviar la pobreza rural y mejorar la seguridad alimentaria en Uzbekistán ofreciendo un acceso esencial a la financiación a los productores de bajos ingresos de los sectores lácteo y hortícola. Gracias a un préstamo por valor de 2,5 millones de USD, 1 500 pequeños productores tendrán acceso a micropréstamos que les permitirán aumentar sus ingresos y mejorar sus medios de vida. Esta colaboración trata de paliar un grave problema al que se enfrenta la población rural de Uzbekistán, donde el apoyo financiero a la agricultura ha sido habitualmente limitado. Al empoderar a los pequeños agricultores y apoyar los agronegocios rurales, Hamkorbank contribuye a impulsar el progreso económico y el desarrollo agrícola sostenible para ayudar en última instancia a luchar contra el hambre y la pobreza en las comunidades rurales de Uzbekistán.190

Sin embargo, de acuerdo con investigaciones recientes sobre las asociaciones público-privadas relacionadas con la nutrición que se establecen en los sistemas agroalimentarios, cabe destacar que dichas asociaciones, de no gestionarse de forma adecuada, podrían producir efectos negativos, entre ellos la promoción de intereses comerciales que resten prioridad de las soluciones con base empírica centradas en el problema de la malnutrición. Las asociaciones público-privadas también podrían apartar recursos de servicios públicos esenciales de salud o dar lugar a una desigualdad en el acceso a las intervenciones en materia de nutrición, en particular para las comunidades marginadas que podrían no resultar rentables para los inversores privados. Mientras que las asociaciones público-privadas pueden ofrecer oportunidades de innovación, se necesitan una gestión y una supervisión cuidadosas para mitigar los posibles perjuicios y asegurar que los objetivos de salud pública siguen siendo la prioridad esencial de las iniciativas de financiación de la nutrición. El motivo más frecuente por el que fracasa una asociación público-privada es la falta de marcos normativos y de gobernanza sólidos.191

Ante ello, es fundamental que los gobiernos y las demás partes interesadas principales, incluidos los organismos de las Naciones Unidas, el mundo académico y la sociedad civil, adopten un marco claro para evitar los conflictos de interés y garantizar la imparcialidad, la rendición de cuentas y la transparencia en la formulación de políticas y la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición.175 Pueden señalarse varios ejemplos de marcos de ese tipo que pueden aprovecharse y reproducirse. En las orientaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) relativas a la colaboración con la industria de las bebidas y los alimentos192 se resumen 10 parámetros para orientar las actividades en todas las esferas programáticas del UNICEF, incluidos los principios de evitar la colaboración con empresas que se injieran en las políticas públicas o produzcan alimentos altamente procesados.193 El informe de la OMS sobre salvaguardias ante posibles conflictos de intereses en los programas de nutrición194 se ajusta a su marco interno para la colaboración con agentes no estatales195 y establece seis pasos, cada uno de ellos seguido de una evaluación para ayudar a las autoridades nacionales a decidir si se debería mantener la colaboración con un determinado agente externo o ponerle fin. En dicho informe figuran orientaciones sobre la gestión del riesgo que entraña la colaboración con agentes externos y se pone de relieve la importancia del seguimiento y la evaluación, la rendición de cuentas y la transparencia.194

No obstante, el sector público desempeña un papel esencial para subsanar los déficits no cubiertos por los agentes comerciales, principalmente gracias a la inversión en bienes públicos y la mejora de los valores sociales.196 Los gobiernos nacionales (y los subnacionales, en el caso de los países federales) pueden seguir movilizando ingresos fiscales internos, aumentar los gastos de sectores prioritarios en seguridad alimentaria y nutrición y considerar la posibilidad de reorientar el apoyo en materia de políticas (véase el Capítulo 4). Como se analizó en la Sección 5.1, los países que adolecen de una capacidad limitada de acceder a financiación no tienen suficiente margen fiscal para aumentar su recaudación tributaria, principalmente a causa de cuestiones estructurales y de gobernanza. Al mismo tiempo, mientras que estos países fortalecen la gobernanza y las instituciones (esenciales para acceder a más opciones de financiación), se debería dirigir la atención a la disminución de la corrupción en la recaudación y a la gestión de los impuestos, así como a la reducción de la evasión fiscal. De forma paralela, los países que ya tienen mayor capacidad de acceder a la financiación deben promulgar controles más estrictos de los paraísos fiscales y el blanqueo de dinero, que a menudo permiten evadir impuestos de países donde el acceso a la financiación es limitado.34

Es interesante señalar que, desde el decenio de 1980, el impuesto de sociedades ha ido bajando en todo el mundo, lo cual ha generado una especie de “competición” entre los países para atraer inversiones ofreciendo menos impuestos.197, 198 En los países de ingresos altos,bj el impuesto de sociedades tiene, en promedio, tipos menores que en los países de ingresos medianos y bajos,197 y el riesgo financiero también es más reducido; por lo tanto, la mayoría de las empresas multinacionales que ejercen su actividad por todo el mundo establecen su residencia fiscal en países de ingresos altos en vez de en países de ingresos medianos y bajos. Para afrontar esta cuestión, que propicia la evasión fiscal de grandes empresas multinacionales (y afecta desproporcionadamente a los países de ingresos medianos y bajos), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos y el G20 establecieron el Marco Inclusivo sobre la erosión de las bases imponibles y el traslado de beneficios, al que se han adherido hasta la fecha 138 jurisdicciones. El acuerdo consta de dos pilares: el primero comprende una “revisión de la asignación de la potestad tributaria respecto de una parte de los ingresos a las jurisdicciones de los mercados”,198 y el segundo es un impuesto mínimo mundial sobre los beneficios de las empresas multinacionales superiores a 750 millones de EUR con el que se propone garantizar que, en cada país donde ejerza su actividad una empresa multinacional, esta pague una tasa efectiva mínima del 15 %.198 Si bien todavía no se ha llevado a la práctica este acuerdo, un estudio de la UNCTAD muestra que aplicar el impuesto mundial considerado en el segundo pilar podría aumentar de forma considerable la recaudación tributaria de todos los países a cambio de una reducción del 2 % de la inversión extranjera directa orientada a los sectores gravados por el impuesto.197

Por último, es esencial mejorar la transparencia de la arquitectura internacional de la financiación para potenciar la coordinación y la eficiencia entre los distintos agentes del sistema. El desarrollo de datos para mejorar el sistema de contabilidad resulta necesario a nivel mundial para entender cuánta financiación está disponible para apoyar objetivos acordados internacionalmente, como el ODS 2. Además, armonizar las normas de recopilación de datos a nivel nacional y mundial y garantizar la disponibilidad de los datos contribuiría a reforzar la transparencia y orientación de la financiación (véase el Recuadro 17).35 Asimismo, a nivel nacional, los países deberían trabajar en favor de sistemas más sólidos de gestión de la financiación estatal que puedan aumentar la capacidad de localizar y coordinar los flujos de financiación entre los diferentes sectores y asociados para el desarrollo.

RECUADRO 17USO DE INSTRUMENTOS PARA OBSERVAR LOS PROGRESOS EN LA FINANCIACIÓN PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA NUTRICIÓN Y LOS SISTEMAS AGROALIMENTARIOS

Los análisis y los instrumentos que sirven de base a la asignación selectiva de la financiación pública y a la observación de los progresos en la movilización de los flujos de financiación para la transformación de los sistemas agroalimentarios con el fin de lograr las metas 2.1 y 2.2 de los ODS cobran una importancia crucial; entre ellos se cuentan la IA y los sistemas de datos (véase la Sección 4.1). Financial Flows to Food Systems (3FS) es un instrumento de seguimiento financiero desarrollado conjuntamente por el FIDA y el Banco Mundial en colaboración con el Centro de Coordinación de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios y los ecosistemas de apoyo.* El 3FS proporciona a los países y las partes interesadas una metodología para ayudar a las instancias decisorias a hacer seguimiento sistemático de los flujos de financiación dirigidos a los sistemas agroalimentarios a nivel nacional y mundial. Sobre la base de la definición de sistemas alimentarios elaborada por el Grupo de alto nivel de expertos en seguridad alimentaria y nutrición y en consonancia con la Clasificación de las funciones de las administraciones públicas, el 3FS mide de manera sistemática los flujos de financiación que se dirigen a los sistemas agroalimentarios en cinco elementos del gasto interconectados: desarrollo agrícola y cadenas de valor; infraestructuras de sistemas alimentarios; nutrición y salud; asistencia social, incluida la asistencia de urgencia; y cambio climático y recursos naturales. El 3FS se apoya en la estrategia de financiación de los ODS y hace seguimiento de tres flujos de financiación dirigidos a los sistemas agroalimentarios: el gasto público interno, la financiación internacional para el desarrollo y la financiación del sector privado.

El propósito general del 3FS es lograr cambios respecto de aquellos flujos de financiación pública y privada con capacidad de transformación que se destinan a los sistemas agroalimentarios y con ello proporcionar a los gobiernos, los asociados para el desarrollo, los inversores privados y las partes interesadas los datos que tanto necesitan sobre dichos flujos, sus avances y dificultades, pues tener acceso a información oportuna y de calidad es esencial para fundamentar la adopción de decisiones. La metodología que emplea el 3FS para hacer seguimiento del gasto interno y de los flujos internacionales de financiación para el desarrollo que se dirigen a los sistemas agroalimentarios ya se encuentra operativa, mientras que aún se sigue trabajando en la metodología correspondiente a los flujos de financiación del sector privado.

En el ámbito de la ayuda humanitaria, el informe sobre flujos financieros y crisis alimentarias (Financial Flows and Food Crises Report)167 presenta una radiografía sustentada en datos objetivos de las tendencias de la financiación con fines humanitarios y de desarrollo en los contextos de crisis alimentaria. Comprender dichas tendencias es esencial para fundamentar la adopción de decisiones y promover diálogos sobre políticas que fortalezcan la coordinación entre asociados. Si bien la asistencia humanitaria es crucial para el socorro inmediato, hacen falta esfuerzos coordinados para abordar las causas fundamentales de las crisis alimentarias y reducir la dependencia respecto de la asistencia humanitaria.167

También es fundamental catalogar el panorama de la financiación agroalimentaria para la nutrición. Ejemplo de ello es la metodología del Movimiento para el Fomento de la Nutrición con fines de determinación y análisis de inversiones que tengan en cuenta la nutrición en los sistemas agrícolas y alimentarios; en 2020 la FAO publicó una nota orientativa en la que se detallaba dicha metodología,199 la cual se ha adaptado y aplicado en 10 países. Recientemente se ha utilizado para fundamentar una reorientación fiscal en favor de las dietas saludables en Etiopía.

Desde un punto de vista más general, el rápido ritmo de desarrollo y adopción de las tecnologías de IA, en particular de la IA generativa y de modelos multimodales, hace hoy posible el tratamiento y análisis a gran escala de una enorme cantidad de informes, declaraciones y políticas sobre los sistemas agroalimentarios a fin de descubrir más fácilmente perspectivas valiosas, desde datos basados en textos y datos de otro tipo hasta análisis avanzados.200 Sin embargo, como se indica en el presente informe, solo se conseguirá un pleno aprovechamiento de estos instrumentos innovadores si puede disponerse de datos sobre los flujos de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición, lo cual no ocurre actualmente. Por lo tanto, si bien estos instrumentos brindan a las partes financieras interesadas y los encargados de formular políticas oportunidades importantes de adoptar decisiones fundamentadas, no puede soslayarse el compromiso de la comunidad internacional de recopilar y normalizar los datos financieros como bien público mundial.

NOTA: * El FIDA y el Banco Mundial consultaron a un grupo asesor estratégico integrado por expertos del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la Alianza Mundial para la Mejora de la Nutrición (GAIN), la FAO, la OCDE, la Iniciativa Africana de Transformación Agrícola (AATI) en colaboración con McKinsey & Company, el Movimiento para el fomento de la nutrición, la Alianza por una revolución verde en África (AGRA), AKADEMIYA2063, la Red de financiación de buenos alimentos (GFFN) y la Fundación 4SD.

Las partes financieras interesadas deberían abogar por el desarrollo de nodos centrales de conocimientos públicos diseñados como bienes públicos mundiales de importancia fundamental para reducir el riesgo percibido de las inversiones dirigidas a lograr la seguridad alimentaria y la nutrición.35, 100 Para conseguirlo, será imprescindible la colaboración entre las partes interesadas en la financiación y en el desarrollo, como los órganos de investigación, los servicios de extensión, las organizaciones de la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales. Esta colaboración puede encauzarse mediante mecanismos de múltiples partes interesadas para establecer metodologías comunes y compartir perspectivas sobre mecanismos innovadores de financiación orientados a subsanar el déficit de financiación. Se debería facilitar la difusión efectiva de los conocimientos mediante centros de conocimientos coordinados estratégicamente y financiados con fondos públicos, lo que garantizaría su uso y su acceso generalizados.81 Además, la armonización de los sistemas de contabilidad, la disponibilidad de datos y la medición del nivel de armonización de las actividades de financiación con los ODS son algunas de las actividades prioritarias que se han de ejecutar. En la actualidad, los países donantes han dado más pasos en esta dirección que los agentes multilaterales.142 Por último, para subsanar la carencia de información, la comunidad internacional tendrá que adoptar medidas audaces, pues de lo contrario no será posible estimar ni prever de forma realista las posibilidades de cumplir los objetivos de desarrollo.

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