MENSAJES PRINCIPALES
  • No cabe duda de que para retomar la senda que lleva al cumplimiento de las metas 2.1 y 2.2 de los ODS, esto es, acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas, así como para hacer efectivo el derecho universal a una alimentación adecuada para todos, es necesario aumentar los actuales niveles de financiación y utilizar la financiación existente ejerciendo mayor eficacia en función de los costos. Sin embargo, en la actualidad no se tiene una idea clara de los recursos financieros que se destinan a la seguridad alimentaria y la nutrición ni de los costos que supone el cumplimiento de estas metas.
  • La aplicación de múltiples definiciones de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición genera diferencias acusadas en las estimaciones de dicha financiación. Esta situación plantea una gran cantidad de problemas, como el de determinar los ámbitos necesitados de más financiación, garantizar la rendición de cuentas de las instituciones y hacer seguimiento de la eficacia y las repercusiones de las intervenciones financiadas.
  • En consecuencia, urge encontrar una definición y una catalogación comunes de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. Si bien la definición de seguridad alimentaria y nutrición está bien establecida, desentrañar lo que constituye financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición sigue siendo una tarea compleja y para nada trivial a la que no se ha prestado la atención que merece. En el presente informe se propone una nueva definición de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición, a saber:
  • Se entiende por financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición los recursos financieros públicos y privados, tanto nacionales como extranjeros, que van dirigidos a erradicar el hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición. Se destinan a garantizar la disponibilidad, el acceso, la utilización y la estabilidad respecto de alimentos nutritivos e inocuos, y prácticas que favorezcan las dietas saludables, así como servicios de salud, educación y protección social que hagan posibles estas metas, e incluyen los recursos financieros dirigidos a fortalecer la resiliencia de los sistemas agroalimentarios ante los factores determinantes principales y los factores estructurales subyacentes en relación con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición.

  • Se ofrece orientación para adoptar un enfoque común y aplicar la definición, además de una catalogación de la definición básica y la ampliada respecto de las asignaciones financieras utilizando una clasificación en cuatro niveles y un sistema de palabras clave. Este sistema de catalogación ayuda a que se pueda prescindir de las fronteras típicas definidas por los sectores en las estimaciones financieras de la agricultura, por un lado, y de la nutrición, por otro, y permite reflejar el carácter multidimensional de la inseguridad alimentaria y la malnutrición.
  • En el presente informe se propugna la adopción universal de una nueva definición de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición y de un enfoque normalizado para poner en práctica la catalogación de la definición y su aplicación a los flujos de datos financieros.

Para cumplir las metas 2.1 y 2.2 de los ODS es necesario aumentar considerablemente la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. En el Capítulo 2 de este informe se muestra que es amplia la brecha entre los progresos realizados y las metas 2.1 y 2.2 de los ODS, relativas a poner fin al hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición. Para reducir esta brecha, es necesario redoblar los esfuerzos, utilizar la financiación existente ejerciendo una mayor eficacia en función de los costos y aportar un volumen considerable de nueva financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición, pero es preciso cuantificarla.

Existen numerosas estimaciones del costo que supone lograr estas metas (véase la Sección 4.2). Sin embargo, no se conoce con certeza la cuantía total de los recursos financieros que se destinan a la seguridad alimentaria y la nutrición ni la de los costos que supondría lograr las metas 2.1 y 2.2 de los ODS, en parte porque no se dispone de una definición acordada de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición.

Aunque la definición y el concepto de seguridad alimentaria y nutrición son claros y están consensuados, y se han acordado los indicadores de los ODS que se han de utilizar para medir el nivel y la gravedad del hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición en todo el mundo, no existe una definición equivalente aceptada de financiación para la inseguridad alimentaria y la nutrición. Esta es la principal cuestión que se aborda y se examina en este capítulo.

A falta de una definición normalizada, no será posible determinar de forma adecuada los niveles y déficits existentes en cuanto a la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición, ni se podrá hacer seguimiento de los avances o retrocesos de las iniciativas de financiación dirigidas a cumplir el objetivo de acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición. Con vistas a lograr la seguridad alimentaria y acabar con todas las formas de malnutrición en el mundo, se necesita mejorar considerablemente la cantidad y la calidad de la financiación. Para ello, el primer paso consiste en medir, vigilar, supervisar y analizar las diferentes fuentes de financiación que contribuyen a lograr la seguridad alimentaria y acabar con todas las formas de malnutrición, tanto las públicas como las privadas, las nacionales o las extranjeras, y ello no se puede conseguir sin una definición adecuada de este tipo específico de financiación.

3.1 Dificultades en la definición y medición de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición

Actualmente, no existe una definición acordada de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. Tampoco existe en ninguna de las fuentes de datos financieros existentes una forma consensuada de medir los flujos financieros que se destinan a la seguridad alimentaria y la nutrición. Por consiguiente, no se sabe con certeza la cuantía de la financiación que se destina a la seguridad alimentaria y la nutrición, lo cual socava los esfuerzos por lograr la seguridad alimentaria y acabar con todas las formas de malnutrición.h

Actualmente se aplican varias definiciones, lo cual da lugar a acusadas diferencias en las estimaciones de los actuales niveles de financiación que se destinan a la seguridad alimentaria y la nutrición. Por ejemplo, incluso en el caso de la asistencia oficial para el desarrollo (AOD), que es la más avanzada por lo que se refiere a la existencia de un sistema de seguimiento mundial y una base de datos común normalizada sobre la ayuda, se carece de una definición y una referencia normalizadas para la medición de la financiación destinada a prestar apoyo a la seguridad alimentaria y la nutrición. Este vacío comporta estimaciones muy divergentes de las sumas que se gastan y del destino y la eficiencia de ese gasto en el ámbito de la seguridad alimentaria y la nutrición, lo cual repercute negativamente en el ulterior análisis de las tendencias y los resultados necesarios para demarcar la vía que lleva al cumplimiento de las metas 2.1 y 2.2 de los ODS.

Por ejemplo, como se muestra en la Figura 14, en función de la definición aplicada, el nivel medio anual de las donaciones en concepto de AOD entre 2019 y 2021 se sitúa entre 6 900 millones de USD anuales (según la definición del Grupo de los siete [G7]) y 62 600 millones de USD al año (según la definición de la Comisión Europea). En consecuencia, los niveles estimados de la financiación mediante AOD destinada a la seguridad alimentaria y la nutrición varían considerablemente en función de la definición aplicada. Como se verá en el Capítulo 4, la cifra cambiará cuando se aplique una definición adecuada de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición a los datos sobre la AOD.

FIGURA 14 TOTAL DE LAS DONACIONES EN CONCEPTO DE ASISTENCIA OFICIAL PARA EL DESARROLLO PARA LOS PAÍSES DE INGRESOS MEDIANOS Y BAJOS SEGÚN DISTINTAS DEFINICIONES DE FINANCIACIÓN PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA NUTRICIÓN, NIVEL MEDIO DEL PERÍODO 2019-2021

NOTAS: Estimaciones actualizadas a 2021 del total de las donaciones en concepto de asistencia oficial para el desarrollo en miles de millones de USD constantes de 2020, aplicando las distintas definiciones de estudio de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. Las referencias a los estudios incluidos en esta figura se proporcionan en la fuente del Cuadro S3.1 del Material complementario del Capítulo 3.
FUENTES: Adaptado de Eber Rose, M., Laborde, D., Lefebvre, L., Olivetti, E. y Smaller, C. 2024. Towards a common definition of aid for food security and nutrition. Roma, FAO y Ginebra, Suiza, Centro Shamba para la alimentación y el clima. https://doi.org/10.4060/cd1957en. Los datos proceden de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). 2024. Datos sobre financiación para el desarrollo. Disponible en inglés en: OCDE. [Consultado el 9 de mayo de 2024]. https://www.oecd.org/dac/financing-sustainable-development/development-finance-data

Con motivo de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios de 2021, se definió de la siguiente manera la financiación de la transformación de los sistemas agroalimentarios para lograr el ODS 2:

Una serie de recursos financieros, incluidos los fondos “internos” destinados a los sistemas alimentarios (gasto alimentario de los consumidores y desembolsos efectuados por actores del sector agroalimentario) y los fondos “externos” (flujos internacionales de ayuda al desarrollo, presupuestos públicos, sistemas bancarios y mercados de capitales). Es probable que la contribución de cada fuente de recursos financieros varíe en función de los diferentes aspectos de la transformación1.

Esta definición divide a grandes rasgos los principales mecanismos fiscales y financieros de inversión en la transformación de los sistemas alimentarios en seis esferas de intervención: 1) el gasto alimentario de los consumidores, 2) los beneficios y ahorros de las empresas agroalimentarias; 3) las medidas fiscales (gasto público e impuestos); 4) la financiación pública internacional (AOD y préstamos concedidos por donantes bilaterales y bancos multilaterales de desarrollo en condiciones no favorables); 5) la financiación bancaria, y 6) la financiación de los mercados de capitales.2

En cambio, en un documento en el que se examinaba la movilización de recursos financieros adicionales para la nutrición, la financiación para la nutrición se definió de la siguiente forma:

El proceso de adquisición de los fondos necesarios para permitir el acceso a una cantidad suficiente de alimentos inocuos y nutritivos durante todo el año con el fin de garantizar un estado nutricional adecuado de forma continua. Podrán necesitar estos fondos el sector público o el privado, en condiciones comerciales o favorables (esto es, a tipos inferiores a los del mercado), para destinarlos a intervenciones a corto o a largo plazo, entre otras cosas, en desarrollo humano y fomento de la capacidad (por ejemplo, educación y capacitación), investigación y desarrollo, infraestructuras y comercialización. Por consiguiente, las intervenciones de financiación para la nutrición pueden tener lugar en varios sectores, como la sanidad, la agricultura, la fabricación (incluidos la elaboración y el embalaje), los servicios (incluidas la logística y la venta al por menor), la educación y la información.3

Basándose en esta definición, en el mismo estudio se afirma lo siguiente:

existen múltiples tipos de proveedores de capital, que pueden hacer llegar los recursos financieros a los beneficiarios a través de diversas estructuras de financiación, intermediarios e instrumentos financieros.3

Más concretamente, para abordar la financiación destinada a lograr la seguridad alimentaria y acabar con todas las formas de malnutrición de forma sostenible y proteger al mismo tiempo los medios de vida, se distinguen tres tipos de inversión en función de su ámbito de aplicación: 1) el apoyo al “aumento resiliente y sostenible de la productividad agrícola y a la disponibilidad de alimentos saludables y asequibles en los mercados locales”; 2) la garantía de “acceso ininterrumpido a la nutrición y a servicios sanitarios para que los niños puedan alcanzar su pleno potencial económico”; 3) “la protección de las familias frente a las perturbaciones estableciendo redes de seguridad social adaptables y sensibles a los riesgos vinculadas con la seguridad alimentaria y la nutrición”.4

Dificultades para adoptar una definición común de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición

La situación actual de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición es difícil de determinar debido a la falta de una definición unificada de lo que constituye financiación para la seguridad alimentaria y la erradicación de todas las formas de malnutrición. Desentrañar lo que constituye financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición sigue siendo una tarea compleja y para nada trivial. Tal situación plantea una gran cantidad de dificultades, no solo a efectos de rastrear los actuales niveles de financiación destinados a la seguridad alimentaria y la nutrición, sino también en cuanto a determinar los ámbitos necesitados de más financiación, garantizar la rendición de cuentas de las instituciones y hacer el seguimiento de las repercusiones de las intervenciones financiadas. Encontrar una definición y una catalogación comunes de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición no es tarea sencilla, ya que entraña tres dificultades principales:

  1. La seguridad alimentaria y la nutrición son conceptos multidimensionales complejos que no encajan bien en un marco de financiación definido en función de sectores.
  2. Existen diferentes iniciativas que cuantifican de forma distinta la financiación destinada a la seguridad alimentaria y la nutrición, aunque suelen adoptar una formulación parecida.
  3. A pesar de que la seguridad alimentaria y la nutrición y sus vínculos son bien conocidos, no sucede lo mismo con el conjunto completo de intervenciones necesarias para respaldarlas.

La seguridad alimentaria y la nutrición son conceptos multidimensionales complejos que no encajan bien en un marco de financiación definido en función de sectores

La seguridad alimentaria y la nutrición son conceptos multidimensionales complejos que no encajan bien en los marcos definidos en función de sectores. Las intervenciones dirigidas a alcanzar la seguridad alimentaria y la nutrición abarcan diversos sectores y dimensiones de, entre otras cosas, el desarrollo económico, sanitario, social y ambiental. Sin embargo, los flujos y presupuestos de financiación se definen y clasifican normalmente por sector y, dentro de cada sector, por finalidad. Al pasar de un sistema de clasificación basado en sectores a una medición basada en resultados surgen cuestiones complejas en relación con la contribución de los recursos sectoriales a los principales factores que determinan la seguridad alimentaria y la nutrición.

Son necesarios sistemas de clasificación en las bases de datos financieros, tanto para evitar la doble contabilización de los recursos como para poder hacer análisis estadísticos temporales de distintos financiadores.5-7 En la principal base de datos sobre AOD (Comité de Asistencia para el Desarrollo [CAD] de la OCDE) la finalidad de la ayuda se registra utilizando un sistema de clasificación en dos niveles: códigos de sector subdivididos en códigos de finalidad. Por ejemplo, el código de sector relacionado con la agricultura, que engloba la agricultura, la actividad forestal y la pesca, es el 310. Cada uno de estos sectores tiene un código propio (agricultura, 311;i actividad forestal, 312, y pesca, 313) y estos, a su vez, se desglosan en códigos de finalidad como la investigación agrícola (31182) o la protección fitosanitaria y posterior a la cosecha y el control de plagas (31192). Los códigos de sector y de finalidad son seleccionados por el donante cuando introduce los datos sobre la AOD en la base de datos.7 Para consultar la lista completa de los códigos de finalidad del Sistema de notificación por parte de los países acreedores del CAD de la OCDE, véase el Cuadro S.3.1 del Material complementario del Capítulo 3.

Las bases de datos relacionadas con la financiación pública y privada nacional también tienen sistemas de clasificación que son congruentes en general con las normas internacionales. En lo que concierne a los presupuestos públicos, estos sistemas de clasificación siguen un marco común en el que los gastos se estructuran siguiendo un sistema de términos administrativos, económicos, funcionales y geográficos que explican el gasto de los recursos públicos: quién los gasta, en qué y dónde. Cada uno de estos términos aporta información que constituye el fundamento de una clasificación completa y precisa de los datos, ya sea basada en sectores, en funciones o en resultados. Sin embargo, la mayoría de las veces la información presupuestaria disponible públicamente no está suficientemente desglosada para que se pueda hacer una clasificación adecuada de la financiación pública nacional, lo cual es cierto sobre todo en el caso de los sistemas de clasificación basados en funciones y resultados. En lo que respecta al sector privado, establecer un marco común es aún más complicado en ausencia de un mantenimiento centralizado de registros y de un marco de presentación de informes consensuado. Los datos, cuando se dispone de ellos, suelen definirse a nivel sectorial. Por ejemplo, los datos sobre la inversión extranjera directa están disponibles como flujos destinados a la agricultura, la actividad forestal y la pesca o a los alimentos, las bebidas y el tabaco. Otra posibilidad es que los datos sobre el crédito a la agricultura estén disponibles como agregado de la agricultura, la actividad forestal y la pesca o en relación con cada subsector por separado.j

Los sistemas de clasificación normalizados son necesarios para los registros financieros, pero cuando se pasa de un sistema de clasificación basado en sectores a uno basado en resultados surgen varios problemas. Esta clasificación basada en resultados es crucial para definir y medir el nivel y la composición de la financiación destinada a la seguridad alimentaria y la nutrición.

Aunque las clasificaciones basadas en sectores se utilizan mucho para evaluar las iniciativas públicas en apoyo de la agricultura, presentan limitaciones a la hora de evaluar las contribuciones financieras a la obtención de resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición. Por ejemplo, un proyecto centrado en el abastecimiento de energía en una zona rural puede mejorar la productividad agrícola al proporcionar acceso a electricidad para el riego y a equipos mecanizados, así como a instalaciones de almacenamiento y limpieza de los alimentos, por lo que puede tener un acusado efecto positivo en la seguridad alimentaria y la nutrición. Ello se puede consignar como contribución financiera al sector energético, ya que la financiación se suele registrar según el objetivo para el que se haya concebido el proyecto en cuestión y el sector correspondiente a la intervención, y no en función de los resultados del proyecto. Esta distinción entre sector y resultado complica la definición de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición, ya que es necesario hacer suposiciones sobre la contribución de la financiación asignada al sector a los resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición.7

Recientemente, se han añadido nuevos marcadores y etiquetas de políticas en algunas bases de datos financieros con vistas a reflejar el carácter intersectorial o polifacético de los objetivos de las políticas de desarrollo. Sin embargo, sigue faltando coherencia y uniformidad en las definiciones aplicadas para formular estos objetivos. Por ejemplo, el DAC de la OCDE ha añadido un marcador de políticas relativo a los ODS para indicar qué donaciones en concepto de AOD son pertinentes para qué ODS; asimismo, existen marcadores de políticas relativos, entre otras cosas, a la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos, la nutrición y el género. No obstante, la utilización de etiquetas y marcadores no es totalmente uniforme y el proceso de elaboración de los marcadores puede favorecer o entorpecer el surgimiento de sinergias más sólidas entre sectores. Hasta la fecha, aunque el DAC de la OCDE ha elaborado una metodología para elaborar un marcador de nutrición, su aplicación no ha sido sistemática.

Además, en vista de que lograr la seguridad alimentaria y acabar con todas las formas de malnutrición es una tarea compleja y multisectorial, los programas de desarrollo están cada vez prescinden más de estrategias y carteras de proyectos dirigidas a lograr un único resultado en favor de proyectos con resultados múltiples. Ello genera aún más tensión con los sistemas de codificación habituales en las bases de datos financieros. Por ejemplo, en el DAC de la OCDE existen tres formas principales de registrar un proyecto multisectorial. La primera es clasificarlo como proyecto multisectorial (esto es, con el código de finalidad 43010).8 La segunda es examinar la documentación para dividir el proyecto en varios componentes y registrar cada uno de ellos con códigos distintos en función del objetivo principal de dicha parte del presupuesto. La tercera consiste en registrar todos los recursos en función del componente principal del proyecto y el principal sector al que se aspira a contribuir. Con esta fórmula, un proyecto con un componente de extensión agrícola del 65 % y un componente de construcción de carreteras del 35 % se podrá registrar enteramente con el código correspondiente a la extensión agrícola. Debido a la variedad de fórmulas de registro de los proyectos intersectoriales, la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición se podrá registrar de forma inexacta o diferente según el donante.

En el caso de los presupuestos públicos nacionales surgen problemas parecidos en relación con la vinculación de los sistemas de codificación basados en sectores y las clasificaciones basadas en resultados. Para clasificar la financiación pública en función de su contribución a la seguridad alimentaria y la nutrición se necesitan datos desglosados por actividad y una documentación detallada de los proyectos, algo que no siempre está disponible. En las bases de datos sobre los recursos privados la disponibilidad de datos y su grado de desglose son menores, por lo cual resulta menos clara la codificación de los proyectos multisectoriales.

Para definir la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición será necesario determinar y convenir las intervenciones y los sectores que influyen en la seguridad alimentaria y la nutrición, teniendo en cuenta las complejidades y las incongruencias que pueden surgir a la hora de registrar los proyectos en materia de seguridad alimentaria y nutrición. Además, se deberá prestar atención a los efectos relativos de una inversión determinada. No todos los recursos financieros asignados a una intervención o un sector determinados tendrán el mismo efecto en los resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición. El efecto de algunas inversiones será directo, como las inversiones en actividades agrícolas en pequeña escala más productivas y diversas, mientras que el de otras inversiones, como las dirigidas a mejorar la infraestructura y la electrificación rurales, podrá ser indirecto y depender en gran medida de la cobertura existente. Análogamente, no todas las inversiones en electrificación repercutirán en resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición. Por consiguiente, no deberían incluirse todos los recursos destinados a electrificación en una definición de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición.

La complejidad de los vínculos entre la seguridad alimentaria y la nutrición como resultado multidimensional y los sistemas binarios de codificación financiera complican considerablemente la labor de estimación de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. Las metodologías no pueden depender de los sistemas binarios de codificación adoptados por las bases de datos sobre financiación ni estar supeditadas a ellos.

Existen diferentes iniciativas que cuantifican de forma distinta la financiación destinada a la seguridad alimentaria y la nutrición, aunque suelen adoptar una formulación parecida

Cada gobierno nacional utiliza un enfoque distinto para asignar los recursos públicos nacionales y para definir los recursos asignados a fin de influir presuntamente en un resultado en particular. En los presupuestos nacionales, cuando están disponibles públicamente, se pueden indicar los sectores y ministerios a los que se asignan los presupuestos. Sin embargo, no existe un marco común de contabilidad para todos los gobiernos ni una forma común de cuantificar el gasto en seguridad alimentaria y nutrición. En consecuencia, las evaluaciones de los recursos asignados a la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición pueden diferir considerablemente de un país a otro en función de los recursos que consideren pertinentes, directa e indirectamente, para influir en la obtención de resultados positivos en materia de seguridad alimentaria y nutrición. La ausencia de marcos comunes de contabilidad supone que no ha habido intentos formales de definir una forma acordada de cuantificar la financiación pública y privada para la seguridad alimentaria y la nutrición o que dicha financiación no ha surtido efecto o no es suficientemente ampliable, ya sea a partir de recursos nacionales o extranjeros.

En el caso de la AOD, en relación con la cual tal vez se hayan hecho los mayores esfuerzos por definir la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición, grupos diferentes utilizan mediciones diferentes para definir la AOD de que se trate, aunque a menudo se refieran a ellas utilizando expresiones semejantes. Por ejemplo, en la Figura 14 las diferencias observadas en los niveles de AOD se deben generalmente a: 1) diferencias en las preguntas que se formulan y 2) diferencias en lo que se entiende por financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. En el DAC de la OCDE, los registros de la AOD se codifican en función del donante, el receptor, la finalidad de la ayuda y el tipo de flujo (compromiso o desembolso), además de otras variables.7 El código ofrece una forma normalizada de clasificar la ayuda en función del sector o el ámbito de desarrollo al que van dirigidos los recursos de AOD. Aunque la nomenclatura binaria de la AOD establece una metodología común para rastrear la finalidad de la ayuda, actualmente se utilizan más de 10 definiciones operacionales para calcular el volumen de AOD destinado a la agricultura, la seguridad alimentaria y la nutrición, cada una de ellas susceptible de seguimiento en relación con la AOD registrada con una selección distinta de códigos de finalidad.

Para ilustrar la cuestión, resulta útil observar las causas últimas de las diferencias entre las distintas estimaciones, como se muestra en la Figura 14. Todas ellas comprenden asignaciones a sectores como la agricultura, la actividad forestal y la pesca y la nutrición básica dentro del sector sanitario. La mayoría también incluye el desarrollo rural y la asistencia alimentaria. No obstante, aparte de estos casos es considerable la discrepancia en lo que se incluye. En estudios del Centro de Investigación para el Desarrollo de la Universidad de Bonn y la FAO9 y de la Comisión Europea10 se incluían asignaciones para agua y saneamiento, pero solo en el de la Comisión Europea se incluye la asistencia sanitaria básica, factor determinante fundamental de la nutrición (en el Cuadro S3.1 del Material complementario del Capítulo 3 se puede consultar una comparación completa de las asignaciones y la codificación por sectores).

Algunas de las diferencias y la confusión surgidas se derivan de que diferentes iniciativas traten de dar cuenta de la agricultura, la seguridad alimentaria o la nutrición. No obstante, la mayoría de las definiciones examinadas incluyen los códigos del DAC de la OCDE relacionados con la agricultura, la actividad forestal y la pesca (311-313), el desarrollo rural (43040), la nutrición básica (12240), la asistencia alimentaria (52010) y la asistencia alimentaria de emergencia (72040). Por lo demás, es grande la divergencia en cuanto a lo que se incluye, lo que da lugar a estimaciones diferentes del dinero que se gasta, dónde se gasta, en qué se gasta y con qué eficiencia se gasta, y dificulta el análisis posterior de las tendencias y los resultados en relación con el logro de las metas 2.1 y 2.2 de los ODS (en la Figura 14 y el Cuadro S.3.1 del Material complementario del Capítulo 3 se puede consultar una comparación completa de las definiciones y la codificación).

Que la asistencia alimentaria de emergencia se incluya o no en la definición de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición tiene un efecto considerable en los niveles de financiación estimados.7 Por ejemplo, en 2020-21 se registró una media de 6 700 millones de USD en concepto de AOD para prestar asistencia alimentaria de emergencia en todo el mundo.11 Considerando como ejemplos algunos países, las definiciones de AOD para la seguridad alimentaria y la nutrición que no incluyen la asistencia alimentaria de emergencia muestran que Etiopía recibe el mayor volumen de AOD, mientras que las definiciones que incluyen la asistencia alimentaria de emergencia muestran que el país que recibe el mayor volumen es la República Árabe Siria.5

También es importante reconocer que las consideraciones políticas cumplen un papel importante en la forma de definir la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. Todos los financiadores del desarrollo (públicos y privados, nacionales y extranjeros) parten de una serie de prioridades y objetivos que desean cumplir. Por ejemplo, en 2009, después de la crisis de los precios de los alimentos, el G7 se comprometió a destinar 20 000 millones de USD a la seguridad alimentaria entre 2099 y 2012.12 Como generalmente son los financiadores quienes deciden cómo se registran los recursos y a qué sector se destinará la asignación presupuestaria, son ellos los que pueden asignar diferentes códigos a proyectos semejantes en busca de la máxima convergencia con sus prioridades y objetivos.

En lo que respecta a los recursos nacionales públicos, las partes interesadas han observado un notable cambio cultural en curso por el cual el personal ejecutivo superior se vale de la ayuda en atención a consideraciones políticas. La causa principal de las inversiones en ayuda extranjera son cada vez más los códigos relacionados con las políticas, en especial los que están en consonancia con acuerdos multilaterales sobre clima y biodiversidad. El proceso de definición de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición es, por ende, en cierto modo político, ya que la inclusión o exclusión de una intervención o un sector determinados favorecerá a ciertos financiadores, lo cual creará más complicaciones.

A pesar de que la seguridad alimentaria y la nutrición y sus vínculos son bien conocidos, no sucede lo mismo con el conjunto completo de intervenciones necesarias para respaldarlas

La visión transformadora de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, por la que se insta a todos los países y partes interesadas a trabajar juntos para poner fin al hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición de aquí a 2030, fue seguida por la transformación del presente informe, que pasó de titularse El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo a El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundok con el objeto de integrar la nutrición y prestar atención específica a los vínculos entre la seguridad alimentaria y la nutrición. La visión ha contribuido a que cada vez crezca más la conciencia en torno a la necesidad de ampliar la gama de intervenciones para abordar la compleja interacción de los factores que influyen en los resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición.

Se ha ampliado el conocimiento de la seguridad alimentaria y la nutrición y su vinculación crítica, a pesar del limitado consenso en torno al alcance completo de las intervenciones que contribuyen a la seguridad alimentaria y la nutrición. Las dietas saludables y el estado de salud determinan en gran medida el estado nutricional, pero múltiples factores relativos a la seguridad alimentaria (como la disponibilidad y la asequibilidad de alimentos nutritivos), las prácticas (por ejemplo, en relación con los alimentos y la alimentación, los cuidados y la búsqueda de atención sanitaria) y los servicios (como el agua limpia, la salud, la educación y la protección social) influyen en la capacidad y en los mecanismos por los cuales las personas pueden lograr dietas saludables y gozar de una salud adecuada. La adopción de un marco integral de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición supone, en consecuencia, dejar de lado las consideraciones simplistas de la disponibilidad de alimentos y el acceso a ellos y profundizar en un concepto de nutrición más amplio.

Sin embargo, hasta la fecha no han sido muchos los esfuerzos por incorporar esta clase de intervenciones en medidas integrales de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. Por ejemplo, considerando los análisis presentados en la Figura 14, el análisis de las definiciones de AOD destinada a la seguridad alimentaria y la nutrición pone de relieve graves deficiencias a la hora de dar cuenta de la gama completa de las intervenciones en materia de nutrición. Solo dos de las definiciones presentadas incluyen la AOD dirigida específicamente al agua y el saneamiento, a pesar de que se conoce bien el efecto del agua potable inocua, el saneamiento y la higiene en los resultados en materia de nutrición. Además, solo en la definición de la Comisión Europea se incluye la financiación de la asistencia sanitaria básica, pese a que se trata de un determinante fundamental del estado nutricional (en el Cuadro S3.1 del Material complementario del Capítulo 3 pueden consultarse el análisis comparativo y las fuentes de datos).

Como se ha señalado anteriormente, la mayoría de las definiciones actuales de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición no tienen en cuenta la ampliación de la gama de intervenciones dirigidas a abordar los principales determinantes de la seguridad alimentaria y la nutrición. Cabe señalar que las definiciones actuales de financiación no incorporan la financiación de intervenciones pensadas de forma más específica para hacer frente a los principales factores determinantes de las tendencias en materia de hambre, inseguridad alimentaria y malnutrición que se han señalado en ediciones recientes del presente informe: los conflictos, la variabilidad y los fenómenos climáticos extremos y los episodios de desaceleración y recesión de la economía, combinados con factores estructurales subyacentes: la falta de acceso a alimentos nutritivos y la inasequibilidad de estos, los entornos alimentarios poco saludables y una desigualdad alta y persistente.

No cabe duda de que para retomar la senda del cumplimiento de las metas 2.1 y 2.2 de los ODS será necesario mejorar la utilización de la financiación existente y de la financiación recién añadida. Al mismo tiempo, sin una definición convenida y sólida de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición, es difícil saber cuánta financiación está disponible y cuánta falta para lograr la seguridad alimentaria y hacer frente a todas las formas de malnutrición. Esta definición debe tener fundamento teórico en el entendimiento del concepto y la definición de seguridad alimentaria y nutrición y de sus determinantes, así como de los principales factores determinantes del hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición.

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