2.3 El estado de la nutrición: progresos en relación con las metas mundiales en materia de nutrición

MENSAJES PRINCIPALES
  • El mundo no va camino de alcanzar para 2030 ninguna de las siete metas mundiales en materia de nutrición. Los progresos en cuanto al bajo peso al nacer y el sobrepeso infantil se han estancado, mientras que ha aumentado la prevalencia de la anemia entre las mujeres de 15 a 49 años.
  • Si bien a lo largo del último decenio han disminuido en todo el mundo las prevalencias del retraso en el crecimiento y de la emaciación y han aumentado los niveles de lactancia materna exclusiva, los progresos en torno a estos tres indicadores han avanzado con suma lentitud en cuanto al cumplimiento de las metas fijadas para 2030.
  • Según nuevas estimaciones de la prevalencia de la obesidad en adultos, en el último decenio se ha registrado un aumento constante al pasar del 12,1 % (591 millones de personas) en 2021 al 15,8 % (881 millones de personas) en 2022. Está previsto que el número aumente hasta situarse en más de 1 200 millones para 2030.
  • En cuanto a los progresos hacia la consecución para 2030 de las metas mundiales en materia de nutrición relativas a los niños menores de cinco años, la mitad de los países de todo el mundo no va camino de alcanzarlas por lo que se refiere al retraso en el crecimiento, más de dos tercios están lejos de alcanzarlas en lo que respecta a la emaciación y alrededor del 60 % no va por el buen camino en lo relativo al sobrepeso.
  • Tres cuartas partes de la totalidad de los países del mundo no van camino de alcanzar la meta mundial de 2030 relativa al bajo peso al nacer, y más del 40 % no va camino de alcanzar la meta relativa a la lactancia materna exclusiva. Casi ningún país del mundo va camino de alcanzar las metas mundiales de 2030 en lo que respecta a la anemia en las mujeres de entre 15 y 49 años y a la obesidad en adultos.
  • En comparación con las estimaciones mundiales, los países menos adelantados (PMA) presentan niveles mucho más elevados de retraso en el crecimiento en niños menores de 5 años y de anemia en mujeres de 15 a 49 años, mientras que el nivel de emaciación infantil se sitúa en un nivel semejante al promedio mundial (si bien disminuye con mayor rapidez) y la prevalencia del sobrepeso infantil es menor. Como en el resto del mundo, en los países menos adelantados se está produciendo un preocupante aumento de la obesidad en adultos, a la vez que la desnutrición sigue afectando de forma desproporcionada a estos países.
  • A nivel mundial, la doble carga de la malnutrición —que se define como la coexistencia de la desnutrición, el sobrepeso y la obesidad— lleva los dos últimos decenios en aumento en el contexto de un acusado incremento de las tasas de obesidad y de un descenso apenas gradual de la delgadez y la insuficiencia ponderal. La insuficiencia ponderal entre los adultos y los ancianos se ha reducido a la mitad, mientras que la obesidad aumenta en todos los grupos de edad. La verdadera tasa de la doble carga es mucho mayor si se tienen en cuenta todas las formas de malnutrición, incluidas las carencias de micronutrientes.
  • Mediante medidas con doble finalidad se abordan de forma simultánea la desnutrición, las carencias de micronutrientes, el sobrepeso y la obesidad atajando los factores comunes a todas las formas de malnutrición. Entre esas medidas figuran la prestación de atención prenatal, la lactancia materna exclusiva, el suministro de alimentos saludables y nutritivos a los niños durante el período de alimentación complementaria y posteriormente, los programas de alimentación escolar, la suplementación con micronutrientes, la protección social, una agricultura que tiene en cuenta la nutrición, el enriquecimiento de los alimentos y políticas que mejoran el entorno alimentario.

La nutrición cumple funciones de factor e indicio del desarrollo.36 Los beneficios de una buena nutrición tienen amplios efectos en cadena que van de las familias a las comunidades, las regiones y los países. La malnutrición, por el contrario, frena el progreso de los países y compromete gravemente la salud, el desarrollo y el bienestar de las generaciones presentes y futuras. En un sentido amplio, la malnutrición incluye la desnutrición y las carencias de micronutrientes, así como el sobrepeso y la obesidad. Acabar con la malnutrición es fundamental para la consecución de los ODS, en particular el ODS 2 (Hambre cero), el ODS 3 (Salud y bienestar) y el ODS 10 (Reducción de las desigualdades). La erradicación de todas las formas de malnutrición37 a escala mundial es una de las máximas prioridades de inversión de la agenda mundial en materia de salud y desarrollo.

En la Sección 2.3 se evalúan las tendencias mundiales y regionales de las siete metas mundiales en materia de nutrición para 2030, que son consonantes con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Se trata de las seis metas de nutrición aprobadas en 2012 por la Asamblea Mundial de la Salud para su logro en 2025 y ampliadas posteriormente hasta 2030.38 También se seleccionaron cuatro de esos seis indicadores de las metas para hacer seguimiento de los progresos en la consecución de la meta 2.2 de los ODS, a saber: el retraso en el crecimiento, la emaciación y el sobrepeso en niños menores de cinco años y la anemia en mujeres de 15 a 49 años.39 La séptima meta, consistente en detener el aumento de la obesidad en adultos, fue aprobada en 2013 por la Asamblea Mundial de la Salud en el marco del Plan de acción mundial para la prevención y el control de las enfermedades no transmisibles con 2025 como plazo de consecución.40 En 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el Decenio de las Naciones Unidas de Acción sobre la Nutrición (2016-2025),41 que sirvió para impulsar en mayor grado las medidas encaminadas a acabar con el hambre, erradicar todas las formas de malnutrición y garantizar el acceso universal a dietas más saludables y sostenibles. En esta sección figura también una evaluación de los progresos realizados por los 45 países que las Naciones Unidas clasifican actualmente como países menos adelantados, así como un análisis de la doble carga que supone la malnutrición en distintas etapas de la vida a medida que el mundo asiste a un descenso gradual de la desnutrición junto con una creciente epidemia de sobrepeso y obesidad.

La evaluación de la malnutrición desde la óptica del transcurso vital42 pone de relieve la importancia del momento en que tienen lugar las intervenciones en materia de nutrición en cada período, desde el período previo a la concepción, el embarazo y la lactancia hasta la primera infancia, la niñez, la adolescencia, la edad adulta y la vejez. La exposición a factores ambientales durante estas etapas puede determinar la trayectoria de la salud de las generaciones futuras. La malnutrición, incluidas las carencias de micronutrientes, durante etapas tan vulnerables como son las del feto, el recién nacido y el niño pequeño aumenta el riesgo de morbilidad y mortalidad,43, 44 retrasa el crecimiento físico y debilita el sistema inmunitario, lo que provoca enfermedades e infecciones recurrentes y puede provocar deficiencias en el desarrollo cognitivo y cambios permanentes en la estructura y la función de los sistemas orgánicos, lo cual sirve de caldo de cultivo a la propensión a las enfermedades crónicas en la edad adulta.45, 46 Una serie de estudios demuestran que las intervenciones en materia de nutrición prenatal pueden mejorar los resultados del parto, lo que a su vez va ligado a mejores resultados en materia de educación y capital humano en etapas de la vida posteriores.47, 48 Los niños que tienen acceso a alimentos más nutritivos en la primera infancia tienen mayor productividad económica en la edad adulta.49 Por el contrario, las deficiencias nutricionales durante la primera infancia afectan al desarrollo cerebral, repercuten en la capacidad de aprendizaje y la preparación para la escuela, merman el potencial de logro a lo largo de toda la vida y agravan las disparidades sanitarias y la desigualdad social.50 De ese modo, el seguimiento de los indicadores de nutrición mundiales desde la óptica del transcurso vital pone de manifiesto la singularidad de cada etapa vital y contribuye a los esfuerzos nacionales y mundiales por abordar de forma integral el panorama de la malnutrición.

Tendencias mundiales y regionales

En esta subsección se presenta el estado más reciente de las siete metas en materia de nutrición a escala mundial (Figura 10) y regional (Cuadro 7).

FIGURA 10 LA PREVALENCIA DEL RETRASO EN EL CRECIMIENTO Y LA PREVALENCIA DE LA EMACIACIÓN HAN DISMINUIDO, Y LOS NIVELES DE LA LACTANCIA MATERNA EXCLUSIVA HAN AUMENTADO DURANTE EL ÚLTIMO DECENIO, PERO EL MUNDO NO VA CAMINO DE CUMPLIR NINGUNA DE LAS SIETE METAS MUNDIALES EN MATERIA DE NUTRICIÓN PARA 2030

NOTAS: El año fijado como meta para frenar el aumento de la obesidad en adultos es 2025. En el Material complementario del Capítulo 2 puede consultarse la metodología utilizada para calcular los agregados mundiales y las proyecciones hasta 2030.
FUENTES: Los datos correspondientes al bajo peso al nacer proceden de OMS y UNICEF. 2023. Low birthweight. En: UNICEF. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://data.unicef.org/topic/nutrition/low-birthweight; OMS y UNICEF. 2023. Joint low birthweight estimates. En: OMS. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://www.who.int/teams/nutrition-and-food-safety/monitoring-nutritional-status-and-food-safety-and-events/joint-low-birthweight-estimates; los datos relativos a la lactancia materna exclusiva se basan en UNICEF. 2024. Infant and young child feeding. En: UNICEF. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://data.unicef.org/topic/nutrition/infant-and-young-child-feeding; los datos correspondientes al retraso en el crecimiento, la emaciación y el sobrepeso se basan en: Banco Mundial, OMS y UNICEF. 2023. Levels and trends in child malnutrition. UNICEF / WHO / World Bank Group Joint Child Malnutrition Estimates – Key findings of the 2023 editiCornell University, IFPRI e IISDon. Nueva York (Estados Unidos de América), UNICEF, Ginebra (Suiza), OMS, y Washington, D.C., Banco Mundial. https://data.unicef.org/resources/jme-report-2023, http://www.who.int/teams/nutrition-and-food-safety/monitoring-nutritional-status-and-food-safety-and-events/joint-child-malnutrition-estimates, https://datatopics.worldbank.org/child-malnutrition; los datos correspondientes a la anemia se basan en OMS. 2021. WHO global anaemia estimates, edición de 2021. En: OMS. [Consultado el 24 de julio de 2024] https://www.who.int/data/gho/data/themes/topics/anaemia_in_women_and_children; los datos relativos a la obesidad adulta se basan en OMS. 2024. Global Health Observatory (GHO) data repository: Prevalence of obesity among adults, BMI ≥ 30, age-standardized. Estimates by country. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://www.who.int/data/gho/data/indicators/indicator-details/GHO/prevalence-of-obesity-among-adults-bmi-=-30-(age-standardized-estimate)-(-). Licencia: CC-BY-4.0.

CUADRO 7TENDENCIAS REGIONALES DE LAS SIETE METAS MUNDIALES EN MATERIA DE NUTRICIÓN

NOTAS: n. d. = estimaciones no disponibles. * Excluido el Japón. ** Las estimaciones para América septentrional se basan únicamente en los Estados Unidos de América.
FUENTES: Véanse las fuentes de la Figura 10.

En cuanto al bajo peso al nacer, prácticamente no se han registrado avances: la prevalencia era del 15 % (21,6 millones) en 2012 y del 14,7 % (19,8 millones) en 2020, último año sobre el que se dispone de datos. Teniendo en cuenta las tendencias de 2012 a 2020, se prevé que el 14,2 % de los recién nacidos tengan bajo peso al nacer en 2030, por lo que no se alcanzará la meta mundial de reducción del 30 % con respecto al valor de referencia, es decir, un 10,5 % para 2030. Oceanía (excepto Australia y Nueva Zelandia) registró en 2012 la prevalencia más alta de bajo peso al nacer entre todas las regiones del mundo (17,4 %); según las últimas estimaciones, sigue registrando la prevalencia más alta, del 17,9 %.

Se han logrado avances significativos en el aumento de la tasa mundial de lactancia materna exclusiva entre los lactantes menores de seis meses. Según las últimas estimaciones, la prevalencia mundial aumentó de forma constante del 37,1 % (25,7 millones) en 2012 al 48 % (31,3 millones) en 2022. Sin embargo, el mundo no va camino de alcanzar la meta fijada para 2030 de una tasa de lactancia materna exclusiva del 70 %, ya que las previsiones actuales apuntan a una prevalencia del 59 % en 2030. América septentrional presenta la tasa de lactancia materna exclusiva más baja de todas las regiones del mundo (25,8 % en 2022). Los avances en esta región se han estancado en el último decenio, mientras que en otras este indicador ha registrado una tendencia al alza.

La prevalencia mundial del retraso en el crecimiento en niños menores de cinco años de edad ha descendido de manera constante, pasando del 26,3 % (177,9 millones) en 2012 al 22,3 % (148,1 millones) en 2022, último año sobre el cual se dispone de datos. Suponiendo que persista la tendencia observada con respecto al valor de referencia, se prevé que, en 2030, el 19,5 % del total de los niños menores de cinco años sufrirá retraso en el crecimiento. Actualmente, el mundo no va camino de alcanzar la meta de reducir a la mitad para 2030 el número de niños menores de cinco años con retraso en el crecimiento (13,5 %). Esta mayor lentitud del descenso también supone que seguirá siendo alto el número de niños, adolescentes y adultos que sufren de por vida las consecuencias del retraso en el crecimiento en la primera infancia. Oceanía (excepto Australia y Nueva Zelandia) presenta los niveles más elevados de retraso en el crecimiento entre los niños menores de cinco años (44 % en 2022). Mientras que en esta región la prevalencia ha ido en aumento desde 2012, en la mayor parte de las regiones se han registrado mejoras de este indicador en el último decenio.

La prevalencia mundial de la emaciación en los niños menores de cinco años se ha mantenido relativamente sin variaciones durante el último decenio. En 2012, el 7,5 % del total de niños menores de cinco años (50,7 millones) padecía emaciación. Esta prevalencia se redujo al 6,8 % (45 millones) en 2022. El mundo sigue desencaminado en cuanto al cumplimiento de la meta mundial del 3 % de prevalencia para 2030 según los progresos mostrados con respecto al valor de referencia: se prevé que el 6,2 % de los niños menores de cinco años sufran emaciación en 2030, es decir, más del doble de la meta mundial. Además, la prevalencia de la emaciación puede aumentar a nivel nacional en contextos de inseguridad alimentaria aguda, como en épocas de escasez y de emergencia o en época de mayor incidencia de enfermedades (por ejemplo, diarrea o brotes de sarampión). Asia presenta los niveles más elevados de emaciación entre los niños menores de cinco años; es preciso que en esta región prosiga la labor orientada a reducir esta afección potencialmente mortal.

La prevalencia mundial del sobrepeso entre los niños menores de cinco años se ha estancado, pasando del 5,5 % (37 millones) en 2012 al 5,6 % (37 millones) en 2022, último año sobre el cual se dispone de datos. Para 2030 se prevé que el 5,7 % de los niños menores de cinco años padecerá sobrepeso, proporción que casi duplica la meta mundial de una prevalencia del 3 % fijada para 2030. Estos niños presentan mayor riesgo de padecer obesidad y enfermedades no transmisibles en la edad adulta.51 Los niños menores de cinco años que viven en Australia y Nueva Zelandia registran los niveles de prevalencia de sobrepeso infantil más elevados entre todas las regiones del mundo: un 19,3 % en 2022.

En todo el mundo, la prevalencia de la anemia en las mujeres de 15 a 49 años aumentó del 28,5 % (520 millones) en 2012 al 29,9 % (571 millones) en 2019. Sobre la base de la tendencia observada entre 2012 y 2019 —último año sobre el cual se dispone de datos—, se prevé que la prevalencia será del 32,3 % en 2030. A este ritmo, el mundo no alcanzará la meta fijada para 2030 de reducir un 50 % la prevalencia de la meta de prevalencia del 14,3 %). La anemia es un problema de salud complejo sujeto a múltiples determinantes nutricionales, además de otros de carácter no nutricional, como las infecciones. Las medidas dirigidas a reducir la anemia deben abordar directamente estas causas múltiples, que variarán en función del contexto. Cada vez se tienen más indicios de la importante relación entre la carencia de hierro, la anemia y la obesidad, lo cual resulta especialmente preocupante en vista del aumento continuo tanto de la anemia como de la obesidad. Los datos indican que, debido a esta relación biológica, tal vez sea necesario adoptar nuevos enfoques en materia de prevención y tratamiento.52, 53 En África, la anemia afecta a una mayor proporción de mujeres de entre 15 y 49 años que en cualquier otra región del mundo: en 2019 se registró una prevalencia del 38,9 % y durante el último decenio prácticamente no se han realizado progresos en esta región. Debe ampliarse el alcance de los esfuerzos dirigidos a acelerar en todo el mundo la reducción de la anemia en las mujeres en edad fértil.

Nuevos datos sobre la prevalencia de la obesidad en adultos (mayores de 18 años) revelan que ha aumentado de forma constante durante el último decenio, pasando del 12,1 % (591 millones) en 2012 al 15,8 % (881 millones) en 2022. El mundo no va camino de cumplir la meta mundial de detener el aumento para 2030, con previsiones de más de 1 200 millones de adultos obesos en 2023 (prevalencia mundial del 19,8 %). América Latina y el Caribe es la región con la mayor prevalencia, que en 2022 registró casi el 30 % de la población adulta con obesidad, seguida de cerca por Oceanía (29,5 %) y América septentrional y Europa (27,9 %).

Progresos en los países

Son más los países que no van camino de cumplir la mayoría de las siete metas mundiales en materia de nutrición que los que van camino de cumplirlas (Figura 11). Tres cuartas partes del conjunto de países del mundo (146 de 195 países) no van camino de cumplir la meta mundial para 2030 relativa al bajo peso al nacer. En esta cifra no se tienen en cuenta 37 países que no disponen de datos suficientes para evaluar los progresos y que también podrían estar lejos de cumplir la meta. Además, el 72,8 % de los recién nacidos de todo el mundo vive en países que no van camino de alcanzar la meta. Más del 40 % de los países (82 de 195 países) está lejos de cumplir la meta mundial relativa a la lactancia materna exclusiva para 2030, y 88 no disponen de evaluaciones de los progresos debido a la escasez de datos. Más de la mitad de los lactantes menores de seis meses (54,2 %) vive en países que no van camino de cumplir la meta. La mitad de los países del mundo (96 de 195 países) están lejos de alcanzar la meta mundial de retraso en el crecimiento para 2030; tres de cada cuatro niños menores de cinco años (75,1 %) viven en esos países. Hay 40 países de los que no se dispone de datos suficientes para poder determinar los progresos en la consecución de la meta relativa al retraso en el crecimiento. Más de una cuarta parte de los países de todo el mundo (55 de 195 países) no va camino de alcanzar la meta mundial relativa a la emaciación infantil, y más de la mitad de los niños menores de cinco años (54,7 %) vive en esos países. Setenta y dos (72) países no disponen de datos suficientes para hacer seguimiento de los progresos en la consecución de la meta de la emaciación, cifra que representa el 7,3 % de la población mundial. Alrededor del 60 % de los países (119 de 195 países) no va camino de cumplir la meta mundial para 2030 relativa al sobrepeso infantil, y en el caso de 37 países no se pueden evaluar los progresos debido a la escasez de datos. En los países que están lejos de alcanzar el valor de referencia del indicador del sobrepeso habita la mitad del total de niños menores de cinco años (52,5 %). Casi todos los países del mundo (191 de 195 países) no van camino de cumplir para 2030 la meta mundial relativa a la anemia. Es necesario realizar más análisis para comprender mejor las causas de la anemia en cada contexto específico de los distintos países, de modo que se puedan llevar a cabo intervenciones selectivas para encaminarlos en relación con el indicador de la anemia. Del mismo modo, casi todos los países (191 de 195 países) están lejos de alcanzar la meta mundial relativa a la obesidad en adultos; es apremiante esforzarse por detener esta bomba de relojería.

FIGURA 11 SON MÁS LOS PAÍSES QUE NO VAN CAMINO DE CUMPLIR LA MAYORÍA DE LAS SIETE METAS MUNDIALES EN MATERIA DE NUTRICIÓN QUE LOS QUE VAN CAMINO DE CUMPLIRLAS

NOTAS: El año fijado como meta para frenar el aumento de la obesidad en adultos es 2025. El porcentaje de la población total (%) figura entre paréntesis. En el Material complementario del Capítulo 2 puede consultarse la metodología de evaluación de los progresos de los países en el cumplimiento de las metas mundiales en materia de nutrición.
FUENTES: Véanse las fuentes de la Figura 10.

En el último decenio se han logrado avances significativos a la hora de subsanar las carencias de datos gracias a una recopilación de datos más frecuente, al uso de técnicas analíticas avanzadas y a las mejoras en el flujo de los datos. Sin embargo, queda mucho por hacer para llenar el vacío en vista de que alrededor del 20 % de los países aún carecen de datos suficientes para evaluar los progresos relativos a cinco de los siete indicadores. La lactancia materna exclusiva y la emaciación se basan en datos primarios recopilados predominantemente a partir de encuestas representativas a escala nacional. La modalidad y la frecuencia de estas encuestas pueden diferir en función del país y del contexto, lo que hace que la disponibilidad de los datos sea incoherente y, en ocasiones, insuficiente para evaluar los progresos. Para subsanar las carencias relativas a estos dos indicadores, además de seguir esforzándose por recopilar datos de calidad es urgente hacer mejor uso de los datos existentes a fin de estimar las tendencias mediante modelos.

Progresos en los países menos adelantados

Las Naciones Unidas definen a los países menos adelantados (PMA)54 como “países con bajos niveles de ingresos que afrontan graves impedimentos estructurales para el desarrollo sostenible”.55 Esta clasificación fue creada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en reconocimiento de que los países menos adelantados entre los países en desarrollo necesitaban medidas especiales de apoyo, incluidas de carácter financiero y técnico, para impulsar su desarrollo socioeconómico. Este análisis, incluidas las previsiones para 2030, se basa en el grupo compuesto por los 45 PMA clasificados en esa categoría por las Naciones Unidas a enero de 2024. En la Figura 12 se observa que el grupo de PMA registra resultados mejores que el promedio mundial en dos de los siete indicadores de nutrición. Concretamente, la prevalencia de la lactancia materna exclusiva entre los niños menores de seis meses en los PMA ha superado al promedio mundial desde el año de referencia 2012, y se prevé que aumente hasta el 61,7 % para 2030, mientras que el promedio mundial se mantendrá en el 59,0 %. La prevalencia de la emaciación en los niños menores de cinco años ha disminuido más rápidamente en los PMA que en el conjunto mundial, a pesar de que los PMA partían de una tasa de prevalencia más alta respecto del valor de referencia (8,4 % en los PMA frente al 7,5 % mundial en 2012). Para 2030, se prevé que los PMA obtengan resultados ligeramente mejores que el promedio mundial (6,0 % en los PMA frente al 6,2 % mundial). No obstante, la prevalencia de la emaciación sigue siendo demasiado alta, y urge seguir invirtiendo en intervenciones destinadas a salvar vidas para prevenir y tratar la malnutrición aguda.

FIGURA 12 EN COMPARACIÓN CON LAS ESTIMACIONES MUNDIALES, LOS PAÍSES MENOS ADELANTADOS PRESENTAN NIVELES MUCHO MÁS ALTOS DE RETRASO EN EL CRECIMIENTO ENTRE LOS NIÑOS MENORES DE CINCO AÑOS Y DE ANEMIA EN LAS MUJERES DE ENTRE 15 Y 49 AÑOS, Y SE OBSERVA EL MISMO AUMENTO PREOCUPANTE DE LA OBESIDAD EN ADULTOS

FUENTES: Véanse las fuentes de la Figura 10.

La desnutrición sigue representando un grave problema en los PMA: el retraso en el crecimiento de los niños menores de 5 años y la anemia en las mujeres de entre 15 y 49 años son significativamente más elevados en este grupo de países en comparación con el promedio mundial. Para 2030, se prevé que la prevalencia del retraso en el crecimiento en los PMA sea del 28,1 %, en comparación con el 19,5 % a nivel mundial, a pesar de que en este grupo de países se ha registrado una tendencia a la baja con respecto al valor de referencia. Por el contrario, la tendencia mundial de la anemia ha ido en aumento con respecto al valor de referencia. En 2019 —último año respecto del cual se dispone de datos— la prevalencia de la anemia entre los PMA (39,4 %) fue incluso mayor que la registrada a nivel mundial (29,9 %). La prevalencia del bajo peso al nacer en los PMA está a la par del promedio mundial: en 2012 (año de referencia), la prevalencia en los PMA del bajo peso al nacer era del 16,1 %, frente al 15,0 % a nivel mundial. En 2020, último año sobre el cual se dispone de datos, la prevalencia en los PMA era del 15,3 %, mientras que el promedio mundial se acercaba al 14,7 %. Para 2030, se prevé que los 45 PMA y el conjunto mundial presenten niveles comparables de prevalencia del bajo peso al nacer, con un 14,3 % y un 14,2 %, respectivamente. Si bien la prevalencia del sobrepeso infantil en los PMA se mantiene por debajo del promedio mundial, los avances en la ulterior reducción de su porcentaje se han estancado en este grupo de países en paralelo al estancamiento observado a nivel mundial. Además, se está produciendo un preocupante aumento de la obesidad en adultos en los PMA que coincide con la tendencia mundial, y su porcentaje respecto de la carga mundial de obesidad en los adultos también está aumentando con el tiempo, mientras que la desnutrición sigue abrumando a este grupo. El apoyo a los PMA para que superen los impedimentos estructurales al desarrollo sostenible, mejoren sus ingresos y alcancen las siete metas en materia de nutrición es una prioridad de desarrollo mundial.

La doble carga de la malnutrición

La doble carga de la malnutrición56 —que se define como la coexistencia de la desnutrición con el sobrepeso y la obesidad— se ha disparado los últimos decenios en todos los grupos de edad y de ingresos. Las investigaciones han revelado que los países experimentan tres tipos de transición en la población a medida que se desarrollan y progresan económicamente. La “transición nutricional” se refiere a un cambio en los hábitos dietéticos de la población, que pasa de una dieta basada en alimentos básicos a una mayor diversidad dietética que incluye un mayor consumo de lácteos, pescado, carne, frutas y hortalizas, así como de alimentos altamente procesados con un elevado contenido de grasas, azúcares y sal. A menudo ello guarda relación con la globalización, la rápida urbanización y los estilos de vida sedentarios, lo que contribuye a la “transición epidemiológica”: un cambio en la carga de la malnutrición de la población, que pasa del predominio de la desnutrición al sobrepeso y la obesidad, y en la carga de morbilidad, que pasa de las enfermedades infecciosas a las enfermedades no transmisibles. La prevalencia de las carencias de micronutrientes sigue imperando en todas las regiones del mundo, pese a los indicios de transición nutricional, y a menudo se omite de las estimaciones de la doble carga.43, 57 Cabe la posibilidad de que las carencias de micronutrientes sigan prevaleciendo durante la transición. Además, la estructura de la población se modifica en gran medida debido al descenso de las tasas de natalidad y al aumento de la esperanza de vida. Esta “transición demográfica” se caracteriza por un cambio en el promedio de edad de la población, de más joven a más longeva, y va acompañada de un aumento simultáneo de los riesgos de enfermedades no transmisibles.58 Mientras que antes estas transiciones ocurrían de forma gradual a lo largo de los siglos, en los últimos decenios se han acelerado, y los cambios en la dieta y la heterogeneidad nutricional, así como los riesgos de contraer enfermedades, han aumentado considerablemente en una sola generación. Así pues, los encargados de formular políticas se enfrentan a desafíos sin precedentes a la hora de abordar tanto el sobrepeso como la desnutrición y sus efectos sanitarios y económicos conexos.

La red NCD Risk Factor Collaboration (NCD-RisC)59 realizó recientemente un estudio sobre la doble carga de la malnutrición de 1990 a 2022 entre adultos, niños en edad escolar y adolescentes de 200 países y territorios. En este análisis, la doble carga se calculó como suma de la prevalencia de la insuficiencia ponderal o la delgadez y de la obesidad. La verdadera tasa de la doble carga es mucho mayor si se tienen en cuenta todas las formas de malnutrición, incluidas las carencias de micronutrientes.57 Los resultados revelan que, en la mayoría de las regiones, los descensos de la doble carga se debieron a la disminución de la insuficiencia ponderal y la delgadez, mientras que los aumentos de la doble carga obedecieron a los incrementos del sobrepeso y la obesidad. En la mayoría de los países se produjo una transición desde un predominio de la insuficiencia ponderal y la delgadez hacia un predominio del sobrepeso y la obesidad, con algunas excepciones como Asia meridional, donde el descenso de la insuficiencia ponderal no se vio compensado por un aumento de la obesidad. Mientras que en 1990 los niveles de obesidad de la población eran más altos entre los adultos, en el siglo XXI los niños en edad escolar y los adolescentes se ven cada vez más afectados por la obesidad.60

En la Figura 13 se ilustra el fenómeno de la doble carga mundial entre los niños en edad escolar (de 5 a 9 años), los adolescentes (de 10 a 19 años), los adultos (de 20 a 59 años) y los ancianos (más de 60 años) desde 2000 hasta los últimos datos disponibles (2022) y las previsiones hasta 2030. La delgadez en los niños en edad escolar y los adolescentes se mide en función del índice de masa corporal (IMC): un IMC inferior en dos desviaciones típicas a la mediana de la referencia de crecimiento de la OMS de 2007;61 en el caso de la obesidad en ese mismo grupo, se mide como IMC superior en dos desviaciones típicas a la mediana. Entre los adultos y los ancianos, la insuficiencia ponderal se define como IMC inferior a 18.5 kg/m2, y la obesidad como IMC superior a 30 kg/m2. Para 2030, una de cada seis personas del planeta tendrá 60 años o más; este grupo de población aumentará de 1 100 millones en 2020 a 1 400 millones en 2030.62 Todos los países del mundo están experimentando un crecimiento de la proporción de personas de edad (más de 60 años).63 Es necesario que se les conceda más importancia en las metas mundiales de los ODS en materia de nutrición. Debe fortalecerse la recopilación sistemática de datos sobre adultos de más de 60 años a fin de fomentar políticas acordes con los compromisos adquiridos en el Decenio de las Naciones Unidas del Envejecimiento Saludable (2021-2030).64, 65

FIGURA 13 A NIVEL MUNDIAL, LAS TASAS DE OBESIDAD SE HAN DISPARADO Y LA DELGADEZ Y LA INSUFICIENCIA PONDERAL HAN DISMINUIDO ENTRE LOS NIÑOS EN EDAD ESCOLAR, LOS ADOLESCENTES, LOS ADULTOS Y LOS ANCIANOS

NOTA: Delgadez en los niños en edad escolar y los adolescentes; insuficiencia ponderal en los adultos y los ancianos.
FUENTE: OMS. 2024. The Global Health Observatory. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://www.who.int/data/gho. Licencia: CC-BY-4.0.

En todo el mundo y en todos los grupos de edad, la delgadez y la insuficiencia ponderal disminuyeron en los últimos dos decenios, mientras que la obesidad ha crecido acusadamente. La prevalencia mundial de la delgadez entre los niños en edad escolar (de 5 a 9 años) ha descendido del 12,3 % en 2000 al 8,5 % en 2022, y se prevé que disminuya hasta el 7,2 % para 2030. Al mismo tiempo, la obesidad en este grupo de edad ha aumentado más del doble desde 2000, pasando del 4 % en 2000 al 10,2 % en 2022, y se prevé que se multiplique por 3,6 hasta alcanzar el 14,4 % en 2030 respecto de los niveles registrados en el año 2000. Mientras que el descenso de la prevalencia de la delgadez entre los adolescentes (de 10 a 19 años) fue gradual de 2000 a 2022 (13,2 % y 10,2 %, respectivamente), la obesidad aumentó 2,5 veces más durante el mismo período (2,8 % y 7,2 %, respectivamente), y se prevé que aumente más del triple hasta alcanzar el 10,0 % en 2030 respecto de los niveles registrados en 2000.

La prevalencia mundial de la insuficiencia ponderal entre los adultos (de 20 a 59 años) se redujo a la mitad en dos decenios, pasando del 12,1 % en 2000 al 6,6 % en 2022. A su vez, la obesidad se duplicó durante el mismo período, pasando del 7,9 % al 15,9 %, y se prevé que se multiplique por 2,6 hasta alcanzar en 2030 el 20,3 % con respecto a los niveles registrados en 2000. La prevalencia mundial de la insuficiencia ponderal entre los ancianos (más de 60 años) se redujo a la mitad entre 2000 y 2022 (12,4 % y 6,3 %, respectivamente). Por otro lado, la prevalencia de la obesidad aumentó durante el mismo período, pasando del 13,1 % al 18,9 %, y se prevé que alcance el 21,6 % para 2030, un nivel 1,6 veces superior al de 2000. Es necesario complementar las políticas que siguen abordando el desafío derivado desde hace mucho tiempo de la desnutrición con políticas urgentes que frenen e inviertan la tendencia creciente de la obesidad en todos los grupos de población.

La doble carga de la malnutrición es un catalizador de las medidas con doble finalidad.66-68 Estas medidas abordan simultáneamente la malnutrición, el sobrepeso y la obesidad partiendo de los factores comunes que determinan todas las formas de malnutrición, incluidos los biológicos, ambientales y socioeconómicos, creando así una vía para políticas, programas e intervenciones compartidos. En el Recuadro 5 se enumeran algunos ejemplos de medidas con doble finalidad.

RECUADRO 5MEDIDAS CON DOBLE FINALIDAD PARA HACER FRENTE A LA DOBLE CARGA DE LA MALNUTRICIÓN

Medidas con doble finalidad dirigidas a los lactantes y los niños pequeños (menores de 5 años)

  • Ampliar las intervenciones de protección, promoción y apoyo de la lactancia materna (iniciación temprana, exclusividad y uso continuado).
  • Promover una alimentación complementaria óptima69 que dé prioridad a los alimentos de origen animal ricos en nutrientes, las frutas y hortalizas y los frutos secos, las legumbres y las semillas frente a los alimentos amiláceos y que evite los alimentos ricos en azúcares, sal y grasas trans, las bebidas azucaradas y los edulcorantes no azucarados.
  • Tomar en consideración los riesgos de una densidad energética excesiva en los alimentos complementarios y no dar a los niños pequeños alimentos, refrigerios y bebidas hipercalóricos y con un elevado contenido de azúcares, grasas y sal.
  • Incluir nuevos programas de formación dirigidos al personal de atención primaria de la salud para que ofrezcan asesoramiento nutricional con doble finalidad.
  • Señalar los riesgos de sobrepeso y obesidad junto con los de retraso en el crecimiento y emaciación en los programas de seguimiento del crecimiento, especialmente en contextos en los que el sobrepeso infantil constituya un problema.
  • Garantizar la prevención y el tratamiento adecuados de la emaciación moderada y grave —en particular con alimentos terapéuticos listos para el consumo, complementos alimentarios y mezclas alimentarias enriquecidas mejoradas— en función de la enfermedad y el contexto.70.
  • Garantizar el empleo de criterios y directrices de selección claros para la distribución de suplementos alimentarios listos para el consumo (alimentos terapéuticos y mezclas alimentarias enriquecidas mejoradas), en particular para la prevención y el tratamiento de la malnutrición aguda moderada y grave, y gestionar la duración del tratamiento para evitar un aumento de peso excesivo o rápido más allá del necesario con fines de prevención o recuperación.

Medidas con doble finalidad dirigidas a los niños en edad escolar (de 5 a 9 años) y los adolescentes (de 10 a 19 años)

  • Volver a diseñar los programas de alimentación escolar con el fin de fomentar el acceso a dietas saludables y elaborar nuevas directrices nutricionales en materia de alimentación dentro de la escuela y en los alrededores del recinto escolar donde los niños tienen acceso a alimentos. Respaldar estos esfuerzos mediante marcos políticos, jurídicos e institucionales. Eliminar o, como mínimo, regular la promoción comercial y la venta de alimentos, refrigerios y bebidas hipercalóricos y con un elevado contenido de azúcares, grasas y sal en los alrededores de las escuelas.
  • Crear un enfoque que abarque toda la escuela y propicie una alimentación saludable, por ejemplo, integrando la nutrición en el plan de estudios o las clases de alfabetización sanitaria; promoviendo entornos escolares activos; cultivando huertos escolares; creando conocimientos y competencias para concienciar, desarrollar el gusto y adquirir hábitos alimentarios saludables; implicando a los padres en la planificación de las comidas; e incidiendo en las actitudes alimentarias saludables en el hogar.
  • Utilizar instrumentos y plataformas innovadoras de comunicación para el cambio de comportamiento social orientado a los jóvenes con el fin de transmitir a los niños y adolescentes mensajes clave sobre los alimentos nutritivos y las dietas saludables.
  • En entornos en los que la prevalencia de la anemia en mujeres que no están embarazadas sea del 20 % o superior, proporcionar una suplementación intermitente de hierro y ácido fólico a las adolescentes menstruantes que no están embarazadas. Si la prevalencia es del 40 % o superior, proporcionar una suplementación de hierro diaria.71

Medidas con doble finalidad dirigidas a las mujeres embarazadas

  • Ampliar las recomendaciones de atención prenatal de la OMS dirigidas a las mujeres embarazadas (ampliándolas también a las adolescentes embarazadas) a través del sistema sanitario centrándose en el asesoramiento sobre alimentación saludable y el mantenimiento de actividad física durante el embarazo para conservar la salud y evitar un aumento excesivo de peso.
  • Realizar un seguimiento de determinados suplementos proteínicos y calóricos para evitar durante el embarazo un aumento de peso excesivo no deseado.
  • Aportar dinero en efectivo y/o cupones para alimentos para mejorar la dieta de la madre al tiempo que se controla el aumento de peso gestacional a fin de detectar un aumento de peso tanto insuficiente como excesivo.
  • Proporcionar suplementos diarios de hierro y ácido fólico a las mujeres embarazadas en el marco de la atención prenatal de rutina. En los entornos en los que la prevalencia de la anemia en las mujeres embarazadas sea inferior al 20 %, o el hierro diario no sea aceptable debido a los efectos secundarios, proporcionar suplementos intermitentes de hierro y ácido fólico. En entornos en los que la prevalencia de la malnutrición sea elevada, puede considerarse la posibilidad de administrar suplementos múltiples de micronutrientes que contengan hierro y ácido fólico.71
  • En las poblaciones subalimentadas, utilizar la comunicación para el cambio de comportamiento (por ejemplo, charlas públicas, campañas de comunicación en masa, asesoramiento individual o en pequeños grupos y soportes visuales de comunicación) en relación con el aumento de la ingesta diaria total, incluidas las proteínas, para reducir el riesgo de insuficiencia ponderal al nacer; y la administración de suplementos dietéticos equilibrados de calorías y proteínas para reducir el riesgo de mortinatalidad y de tamaño reducido de los neonatos para el tiempo de gestación.

Medidas con doble finalidad para todos los grupos

  • Aumentar la sensibilidad nutricional de los programas de protección social dirigidos a todos los grupos de edad o a grupos específicos (por ejemplo, mujeres embarazadas y lactantes y niños pequeños o ancianos) con modalidades de un tamaño adecuado y posibilidades de mejora de la nutrición; por ejemplo, mediante la introducción de subvenciones o cupones para alimentos vinculados a minoristas que ofrezcan alimentos nutritivos al tiempo que se excluyen alimentos, refrigerios y bebidas hipercalóricos y con alto contenido de azúcares, grasas y sal; la introducción de recompensas por las transferencias o los cupones gastados en alimentos nutritivos; la aplicación de estrategias de comunicación para el cambio de comportamiento centradas en las dietas saludables, la actividad física y el uso preventivo de los servicios sanitarios (detección precoz del sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles).
  • Ampliar los programas de agricultura que tiene en cuenta la nutrición en los que se promueva la producción y el consumo diversificados de alimentos, especialmente entre los hogares pobres que viven en zonas remotas con escaso acceso a los mercados. Diseñar y apoyar la agricultura urbana y periurbana a fin de respaldar la creciente demanda de alimentos nutritivos en las zonas urbanas.
  • Armonizar las medidas adoptadas en todos los sistemas agroalimentarios para garantizar a todas las personas, incluida la población vulnerable, la disponibilidad de alimentos diversos y nutritivos a lo largo de toda la cadena de valor, de la granja a la mesa.
  • Transformar los entornos alimentarios mediante la aplicación de políticas y leyes que eliminen el uso de la promoción engañosa de sucedáneos de la leche materna (preparados para lactantes y preparados de continuación); endurecer las restricciones relativas a la comercialización de alimentos, refrigerios y bebidas hipercalóricos y con alto contenido de azúcares, grasas y sal, incluidos los enriquecidos; adoptar el etiquetado nutricional en la parte frontal del envase; introducir impuestos específicos sobre los alimentos, los refrigerios y las bebidas hipercalóricos y con alto contenido de azúcares, grasas y sal; y subvencionar los alimentos nutritivos con el objeto de fomentar pautas de compra más saludables.
  • Se puede incentivar a los productores, minoristas y comerciantes de alimentos para que mejoren la calidad nutricional del suministro de alimentos reformulando los que no sean saludables y tengan un alto contenido de grasas, azúcares y sal y enriqueciendo los alimentos básicos (es decir, yodación universal de la sal, enriquecimiento con vitaminas y minerales de la harina de maíz, el arroz, la harina de trigo y el aceite vegetal).
FUENTE: Adaptado de Hawkes, C., Ruel, M.T., Salm, L., Sinclair, B. y Branca, F. 2020. Double-duty actions: seizing programme and policy opportunities to address malnutrition in all its forms. The Lancet, 395 (10218): 142-155. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(19)32506-1
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