- ➔ La financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición a través del gasto público interno, la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) y otros flujos oficiales se puede rastrear, a diferencia de lo que ocurre con la mayoría de los flujos privados.
- ➔ El gasto público per cápita en agricultura es muy bajo y no registra un crecimiento constante en los países de ingresos bajos ni en los países de ingresos medianos bajos, donde la inseguridad alimentaria y la desnutrición son más graves; el gasto público en agricultura constituye solo una parte del gasto público en seguridad alimentaria y nutrición.
- ➔ El gasto público en seguridad alimentaria y nutrición, especialmente en el consumo de alimentos, registraba un aumento antes de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) en dos países de ingresos bajos y ocho países de ingresos medianos. En los países de ingresos bajos, los gobiernos no tienen gran capacidad de gasto para abordar los principales factores determinantes y los factores estructurales subyacentes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición.
- ➔ La seguridad alimentaria y la nutrición reciben menos de un cuarto de los flujos de AOD y otros flujos oficiales y parece que han sido menos prioritarias para los donantes. Entre 2017 y 2021, estos flujos ascendieron a 76 000 millones de USD anuales, de los cuales solo el 34 % (26 000 millones de USD) contribuyó a hacer frente a los principales factores determinantes y los factores estructurales subyacentes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición. En el mismo período, estos flujos crecieron abrumadoramente más en el caso de África (en todas las regiones) y de los países de ingresos medianos bajos en comparación con los países de ingresos bajos (en todos los grupos de ingresos).
- ➔ El seguimiento de la financiación del sector privado resulta más difícil. Los flujos filantrópicos (4 000 millones de USD de media entre 2017 y 2021) parecen escasos en comparación con las remesas transfronterizas enviadas por migrantes que se han invertido en los sistemas agroalimentarios (29 000 millones de USD de media entre 2017 y 2022) y la inversión extranjera directa (62 000 millones de USD de media entre 2017 y 2022). La financiación combinada representa sumas más modestas, y las cifras netas de los préstamos bancarios concedidos a la agricultura, la silvicultura y la pesca presentan una disminución casi constante.
- ➔ Las políticas, leyes e intervenciones necesarias para cumplir las metas 2.1 y 2.2 de los ODS podrían necesitar financiación por un valor de varios billones de USD.
- ➔ De no subsanarse el déficit de financiación para 2030, millones de personas seguirán subalimentadas, millones se habrán visto arrastradas a crisis de inseguridad alimentaria aguda o niveles peores, y los progresos en el cumplimiento de todas las metas mundiales en materia de nutrición habrán sido insuficientes. Para hacer frente a las repercusiones sociales, económicas y ambientales de este fracaso se necesitarán varios billones de USD.
- ➔ La ejecución plena y más eficaz de los presupuestos nacionales, así como la reorientación del apoyo público existente para permitir sistemas agroalimentarios más resilientes, sostenibles y equitativos ayudarán a reducir el déficit de financiación.
La financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición a nivel nacional procede de los sectores público y privado y se obtiene en el ámbito nacional o del extranjero (véase el Capítulo 3, Cuadro 8). La financiación pública es la fuente nacional a través de la cual los encargados de formular las políticas tienen más control para centrarse en los objetivos de seguridad alimentaria y nutrición, y se emplea principalmente a través del gasto público, que es un flujo numéricamente manejable. La financiación pública externa se materializa mediante flujos, algunos de los cuales, sobre todo la AOD y otros flujos oficiales, pueden asignarse también con fines de seguridad alimentaria y nutrición. Una parte de estos flujos externos puede canalizarse a través de los presupuestos nacionales, en cuyo pasa a ser gasto público. Por tanto, en la práctica, es posible que cierta financiación pertinente para la seguridad alimentaria y la nutrición aparezca tanto en el gasto público como en los flujos de AOD que se canalizan a través de los presupuestos nacionales. En las regiones donde la AOD tiene una importancia fundamental, como en el África subsahariana, la ejecución de fondos de donantes incorporados en el presupuesto destinado a la agricultura suele ser compleja y escasa, y en torno al 40 % de estas asignaciones se quedan sin utilizar.1 Parte de la AOD puede canalizarse legalmente a través de transacciones financieras derivadas de los presupuestos nacionales a fin de llevar a cabo proyectos y programas de manera mucho más rápida.
Los datos disponibles permiten principalmente rastrear solo los flujos del gasto público, la AOD (incorporada en el presupuesto y ajenos a él) y otros flujos oficiales (incorporados en el presupuesto y ajenos a él). Las definiciones básica y ampliada de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición pueden aplicarse a estos datos (las definiciones se presentan en el Capítulo 3 y se explican en detalle en el Material complementario del Capítulo 3, S3.2); la forma en que se aplican las definiciones a los datos de estos flujos de financiación se explica en detalle en el Material complementario del Capítulo 4. Los flujos de financiación se asignan a intervenciones que ayudan a: 1) mejorar el consumo de alimentos (es decir, la disponibilidad, la utilización y la estabilidad de los alimentos y el acceso a estos) y el estado de salud (a saber, prácticas y servicios sanitarios y salud ambiental) (definición básica), y 2) transitar por las vías para abordar los principales factores determinantes y los factores estructurales subyacentes a los recientes incrementos del hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutriciónl (es decir, los conflictos, la variabilidad y las condiciones extremas del clima, las recesiones y desaceleraciones de la economía, la falta de acceso a alimentos nutritivos y la inasequibilidad de estos, entornos alimentarios poco saludables y una desigualdad alta y persistente), en particular intervenciones dirigidas a reducir el costo de los alimentos nutritivos y fortalecer los entornos alimentarios (definición ampliada). Estas esferas de intervención se determinan en el Cuadro S3.2 del Material complementario del Capítulo 3, S3.2. Comprender si los flujos de financiación que apoyan estas intervenciones en favor de la seguridad alimentaria y la nutrición están aumentando, las esferas de intervención específicas a las que van dirigidos y si los países destinatarios más importantes (en el caso de la AOD y otros flujos oficiales) son aquellos en los que el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición representan presentan a nivel mundial las mayores dificultades son elementos clave del presente capítulo.
Los flujos financieros privados (tanto internos como externos) son, en general, más difíciles de rastrear, por no decir de usar para aplicar las definiciones básica y ampliada de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición propuestas en el presente informe. Como consecuencia de ello, todavía no es posible cuantificar con precisión la financiación total disponible para respaldar todas las iniciativas dirigidas a cumplir las metas 2.1 y 2.2 de los ODS. Por lo tanto, en este capítulo se realizan inferencias inevitables a partir de datos fragmentados y de los estudios existentes a fin de detectar pautas entre la financiación privada y la seguridad alimentaria y la nutrición. Los flujos filantrópicos son excepcionales, pues los datos correspondientes pueden analizarse tras aplicar las definiciones básica y ampliada de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. En el caso de otros flujos privados importantes como, por ejemplo, las remesas transfronterizas y la inversión extranjera directa (IED), solo se puede confiar en los estudios y las fuentes de datos existentes, que solo ofrecen información parcial pertinente para la seguridad alimentaria y la nutrición.
Ante la imposibilidad de tener plenamente en cuenta la suma total de los flujos de financiación pública y privada que están disponibles a nivel mundial para la seguridad alimentaria y la nutrición, este capítulo aborda en profundidad análisis basados en modelos existentes que proporcionan estimaciones parciales de cuánto podría costar la financiación de varias políticas e intervenciones para acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición y hacer que las dietas saludables sean más asequibles para 2030. Los intervalos de costos determinados tienen limitaciones, pero dan idea del desafío de financiación que plantea el futuro. Independientemente de qué cantidad de financiación exacta se necesite para alcanzar las metas 2.1 y 2.2 de los ODS, el costo de no movilizar esta financiación puede ser importante y perjudicial para el mundo; de ahí que el costo de la inacción se examine al final del capítulo, algo que también sirve de preámbulo al Capítulo 5, dedicado a los elementos necesarios para impulsar una financiación ampliable que cierre el déficit.
4.1 Seguimiento de los actuales niveles de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición
El gasto específico en alimentación y agricultura es uno de los componentes de la financiación pública que pueden influir de manera más directa en los resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición. Según la definición del programa de seguimiento de las políticas agrícolas y alimentarias de la FAO, este gasto público puede dividirse en: 1) transferencias presupuestarias para el suministro de bienes privados asignados a agentes como, por ejemplo, productores, consumidores, comerciantes, transportistas y proveedores de insumos; 2) apoyo general a la infraestructura agrícola, la investigación y el desarrollo (I+D) y los servicios de extensión, la comercialización y las instalaciones de almacenamiento o inspección, entre otras cosas, y 3) costos administrativos.1 Este gasto público puede tener carácter recurrente (por ejemplo, para abarcar los sueldos de extensionistas o de personal administrativo) o estar destinado a la inversión en bienes de capital (por ejemplo, infraestructura agrícola o carreteras rurales y electrificación). No obstante, el gasto público que puede afectar a los resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición también puede canalizarse a través de sectores como el de la salud (por ejemplo, programas de salud pública para controlar la carencia de vitamina A), y puede que existan solapamientos importantes con programas de protección social. Ese es precisamente el motivo de que resulte importante disponer de una definición más amplia de financiación —o, en este caso, gasto público— para la seguridad alimentaria y la nutrición.
Dadas las limitaciones de datos para seguir de manera exhaustiva el gasto público destinado a nivel mundial al sector de la alimentación y la agricultura, definido por el programa de seguimiento de las políticas agrícolas y alimentarias de la FAO, se realiza un seguimiento del gasto público interno general en agricultura por habitante de zonas rurales (en USD constantes de 2015) a escala mundial empleando información de la Base de datos estadísticos sustantivos de la FAO (FAOSTAT). Se trata de un enfoque más limitado, pues el gasto objeto de seguimiento no se destina a todo el sector de la alimentación y la agricultura, sino solo a la agricultura; por lo tanto, en el capítulo se hace referencia indistintamente a este como gasto público en agricultura. Asimismo, no es posible detectar si las transferencias presupuestarias para el suministro de bienes privados se asignan de manera equitativa (o no) a los agentes individuales. Como se mostrará más adelante en relación con determinados países de ingresos bajos, ingresos medianos bajos e ingresos medianos altos, el gasto público que está ligado directamente a la seguridad alimentaria y la nutrición puede ser significativamente mayor que el gasto público en agricultura. A pesar de esta limitación, el gasto público interno general en agricultura a nivel mundial presenta datos y pautas interesantes. El total del gasto público nacional general en agricultura ha aumentado de manera constante desde principios de los años 2000 hasta alcanzar un máximo de 675 400 millones de USD (USD constantes de 2015) en 2020, y, a continuación, descender a 617 300 millones de USD en 2021. Este gasto, cuantificado por habitante de zonas rurales, apenas varió entre 2010 y 2021 en los países de ingresos bajos y registró un aumento muy leve en los países de ingresos medianos bajos en los últimos años del período (Figura 21). En estos dos grupos de países por nivel de ingresos el gasto público en agricultura ascendió a una media de apenas 8 USD y 37 USD por habitante de zonas rurales, respectivamente, entre 2010 y 2019. Esto da idea de lo limitada que es en general en esos países la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición a través del gasto público en agricultura.
FIGURA 21 EL GASTO PÚBLICO INTERNO GENERAL EN AGRICULTURA POR HABITANTE EN LAS ZONAS RURALES ES MUY BAJO Y NO AUMENTA DE FORMA CLARA EN LOS PAÍSES DE INGRESOS BAJOS Y DE INGRESOS MEDIANOS BAJOS, DONDE ES MÁS NECESARIO PARA REDUCIR LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA MALNUTRICIÓN

FUENTE: Basado en FAO. 2024. FAOSTAT: Gasto público. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://www.fao.org/faostat/es/#data/IG. Licencia: CC-BY-4.0.
Por otro lado, los gobiernos destinan más fondos por habitante allá donde la inseguridad alimentaria y la desnutrición son, por lo general, la cuestión menos problemática a nivel mundial. El gasto público interno general en agricultura por habitante de zonas rurales es mucho más elevado en los países de ingresos medianos altos y los países de ingresos altos (media de 317 USD y 626 USD por habitante de zonas rurales entre 2010 y 2019, antes de la pandemia de la COVID-19). En los países de ingresos medianos altos, el gasto público interno general en agricultura por habitante de zonas rurales presenta un incremento constante hasta 2020. En cambio, en los países de ingresos altos, este gasto muestra una reducción hasta 2016 —probablemente, en consonancia con la reducción de la parte del producto interno bruto (PIB) que corresponde a la agricultura en estos países—, aunque a partir de 2017 aumentó notablemente a raíz de un importante incremento del gasto en los Estados Unidos de América.m El gasto público interno general en agricultura por habitante de zonas rurales es extremadamente bajo en los países de ingresos bajos y medianos bajos, donde es más necesario para reducir la inseguridad alimentaria y la malnutrición, y solo ha aumentado sistemáticamente a lo largo de los años en los países de ingresos medianos altos. Como se describe en el Capítulo 2 (Figura 2), el hambre sigue aumentando en Asia occidental, el Caribe y la mayoría de las subregiones de África, todas ellas zonas en las que se encuentra el mayor número de países de ingresos bajos. Al mismo tiempo, se han registrado progresos en la reducción del hambre en la mayoría de las subregiones de Asia y en América Latina, donde los países de ingresos medianos son más numerosos que los países de ingresos bajos. Asimismo, en los países donde el gasto público en agricultura por habitante de zonas rurales es más elevado, como en los países de ingresos medianos altos y de ingresos altos, es posible que este gasto no siempre contribuya plenamente a la eficiencia, la equidad y la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios.2 De hecho, en la edición de 2022 del presente informe se exhortó a los gobiernos a que reorientaran parte del apoyo público existente destinado a la agricultura para hacer que las dietas saludables fueran más asequibles para todos, ofreciendo hipótesis basadas en modelos alternativos. La importancia de reorientar y asignar de manera óptima el gasto público en alimentación y agricultura se examina más en detalle al final de este capítulo.
El gasto público en agricultura guarda una correlación negativa con la inseguridad alimentaria y algunas formas de malnutrición
La asociación entre el gasto público total y los resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición en los países de ingresos bajos, los países de ingresos medianos bajos y los países de ingresos medianos altos apenas ha suscitado investigación empírica entre países. Gran parte de los estudios estadísticos existentes se centra en un único país o región o en los países de ingresos altos; en indicadores de la seguridad alimentaria y la nutrición limitados o aproximados; en un único sector de gasto público, generalmente la agricultura por su vinculación más directa con la seguridad alimentaria y la nutrición; o en resultados como el crecimiento o la reducción de la pobreza, que pueden estar relacionados con la seguridad alimentaria y la nutrición, pero son distintos de ellas. Además, los estudios existentes o bien no consideran otros factores que afectan a la seguridad alimentaria y la nutrición o bien tienen en cuenta políticas públicas que no comportan un gasto significativo.
Los datos objetivos de 65 países distintos (entre ellos 11 países de ingresos altos) indican una asociación entre un mayor gasto público en agricultura, protección social y salud y la reducción del retraso en el crecimiento.3 Así ha quedado corroborado también parcialmente en un análisis realizado en nueve países de África austral en los que se observó una asociación favorable entre el gasto público en agricultura, la adecuación del suministro medio de energía alimentaria y la prevalencia de la subalimentación.4 También se han observado repercusiones significativas en indicadores de la seguridad alimentaria (a saber, la suficiencia del suministro medio de energía alimentaria, el índice de precios de los alimentos nacionales, la volatilidad de los precios de los alimentos nacionales y la proporción de la población que utiliza instalaciones de saneamiento mejoradas) en relación con el gasto público en I+D relacionados con la agricultura en África y con el gasto público general en agricultura, pero solo en los países que asignan mayores porcentajes de sus presupuestos a la agricultura.5
Nuestro análisis corrobora que el gasto público en agricultura guarda una correlación previsible con la mayoría de los logros en materia de seguridad alimentaria y nutrición, pero no con todos, aunque ello constituye solo una parte, en ocasiones pequeña, del gasto público total destinado a la seguridad alimentaria y la nutrición, tal como se mostrará más adelante en relación con algunos países. Se trata de un análisis de una asociación observada, lo cual no implica una relación causal y puede verse afectado por el nivel de ingresos del país, entre otros factores. Aun así, muestra que cuanto menor es el gasto público interno general per cápita en agricultura, mayor es la prevalencia de la subalimentación en 87 países de ingresos bajos, medianos bajos y medianos altos (Figura 22A). En más de la mitad de estos países (49), esta prevalencia está por encima del 10 %, y los gobiernos de la mayoría de estos países (39, principalmente países de ingresos bajos y medianos bajos) destinaron una media de 20 USD por persona o menos entre 2017 y 2019. En una docena de países de ingresos medianos bajos y medianos altos, la prevalencia de la subalimentación es del 7 % o menor, pese a lo cual los gobiernos de estos países destinaron a la agricultura 20 USD por persona o menos. Esto es de esperar en los países de ingresos medianos, donde la prevalencia de la subalimentación es baja debido a que los ingresos de la mayoría de la población le permiten acceder a alimentos. La correlación negativa entre el gasto público interno general en agricultura per cápita y los indicadores de la seguridad alimentaria también se observa en la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave (Figura 22B) y en la prevalencia del retraso en el crecimiento (Figura 22C). Estas dos correlaciones adicionales (calculadas mediante un coeficiente de correlación significativo igual a –0,51 y –0,39, respectivamente) son más firmes que la correlación observada en la prevalencia de la subalimentación (calculada mediante un coeficiente de correlación igual a –0,33).
FIGURA 22 EL GASTO PÚBLICO INTERNO GENERAL PER CÁPITA EN AGRICULTURA GUARDA UNA CORRELACIÓN NEGATIVA CON LOS INDICADORES DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA DESNUTRICIÓN, NIVEL MEDIO DEL PERÍODO 2017-19

FUENTES: FAO. 2024. FAOSTAT: Gasto público. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://www.fao.org/faostat/es/#data/IG. Licencia: CC-BY-4.0; FAO. 2024. FAOSTAT: Conjunto de indicadores de la seguridad alimentaria. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://www.fao.org/faostat/es/#data/FS. Licencia: CC-BY-4.0.
Los estudios sobre la relación entre el gasto público y el sobrepeso y la obesidad son más escasos que los que asocian el gasto público con la inseguridad alimentaria y la desnutrición, y el tema seguirá estudiándose con mayor regularidad en futuras ediciones del presente informe. En lo que respecta a la obesidad, por ejemplo, los estudios se centran abrumadoramente en los países de ingresos altos y atienden mucho más a menudo a las consecuencias de la obesidad en el gasto público (especialmente en el sector de la salud) que a los posibles efectos del gasto público en la obesidad. Se observa una relación positiva entre sobrepeso y gasto público en agricultura, protección social y salud.3 También se ha observado que el gasto social en los países de la OCDE (principalmente en educación y cuidados en la primera infancia) repercute favorablemente en la obesidad en los niños de entre 5 y 19 años, tenidos en cuenta otros factores.6
Nuestro análisis de correlación, que abarca países de ingresos bajos y países de ingresos medianos en lugar de países de ingresos altos, indica que cuantos más fondos destinan los gobiernos a la agricultura, más países presentan un alto porcentaje de niños menores de cinco años aquejados de sobrepeso, con un coeficiente de correlación de 0,27 en 105 países de ingresos bajos, medianos bajos y medianos altos (Figura 22D). Ello se puede explicar de varias maneras que merecen un estudio más empírico en futuras ediciones del presente informe. Una de ellas podría ser que una prevalencia más elevada del sobrepeso en los niños puede inducir a los gobiernos a destinar más fondos a algunos programas relacionados con la nutrición, aunque esta respuesta no tiene por qué darse mayoritariamente a través de los presupuestos nacionales destinados a la agricultura. Otra explicación hipotética es que el gasto público en agricultura no apoya de manera suficiente las medidas que tienen en cuenta la nutrición y tampoco facilita entornos alimentarios saludables. Como se ha observado en ediciones anteriores del presente informe, el problema no es solo que las dietas saludables no son asequibles para miles de millones de personas, sino también que los entornos alimentarios no son propicios a las dietas saludables.7 El mundo tampoco está produciendo suficientes frutas y hortalizas y otros alimentos nutritivos para una población en aumento que los demanda más, incluso en las zonas rurales.8 El apoyo público al sector de la alimentación y la agricultura, en particular las subvenciones fiscales, también ha creado incentivos al aumento de la disponibilidad y a la reducción del precio de los alimentos básicos y sus derivados —incluidos los alimentos altamente procesados con un alto contenido de grasas, azúcares o sal poco saludables o con un valor nutricional mínimo—, a la vez que ha desalentado y ha encarecido relativamente el consumo de productos básicos sin subvenciones o con menos subvenciones, como las frutas, las hortalizas y las legumbres.2 No resulta sorprendente, como se observa en el Capítulo 2, que tengan sobrepeso millones de niños menores de cinco años.
También puede que sea mayor la correlación entre el sobrepeso y el gasto público en el sector de la salud con respecto al gasto público en el sector agrícola. Sin embargo, no existe solo una correlación positiva entre el gasto público interno general per cápita en el tratamiento de deficiencias nutricionales y el porcentaje de niños menores de cinco años aquejados de sobrepeso (no se muestra gráficamente aquí), pero esta correlación también se asemeja a la observada anteriormente para el gasto público en agricultura (es decir, un coeficiente de correlación equivalente a 0,33).n Es muy posible que los países de ingresos bajos y de ingresos medianos que destinan más fondos a las deficiencias nutricionales sean también los países con mayores niveles de sobrepeso y obesidad, pero esta hipótesis debe estudiarse con mayor detenimiento. Claramente, no solo se necesitará más financiación pública interna para apoyar el gasto público en agricultura, sino que los países, especialmente los de ingresos medianos bajos y medianos altos, tendrán que invertir más en agricultura que tiene en cuenta la nutrición y en entornos alimentarios más saludables a fin de abordar con mayor eficacia los problemas del sobrepeso y la obesidad.
Es probable que la vinculación entre el gasto público en agricultura y los resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición a nivel mundial se debilite por las ineficiencias en el gasto público efectivo. Cabe prever que la vinculación entre el gasto público en seguridad alimentaria y nutrición y los resultados en materia de seguridad alimentaria y nutrición sea relativamente más sólida debido, tal como se señala más abajo, a que el gasto público en agricultura solo constituye una pequeña parte del gasto público en seguridad alimentaria y nutrición.
Gasto público en seguridad alimentaria y nutrición en determinados países de ingresos bajos e ingresos medianos
No existen datos disponibles sobre el gasto público en todos los países del mundo para aplicar las definiciones básica y ampliada de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición presentadas en el Capítulo 3 de manera que se pueda llegar a un agregado mundial de esta financiación. Para elaborar el presente informe, este ejercicio se ha realizado de manera experimental con datos sobre el gasto público de 10 países de diferentes regiones: un país de ingresos bajos (Uganda), cinco países de ingresos medianos bajos (Benin, Filipinas, India, Kenya y Nigeria) y cuatro países de ingresos medianos altos (el Brasil, Georgia, México y Sudáfrica). Las fuentes de datos y el enfoque de ejecución este ejercicio se describen en el Material complementario del Capítulo 4, S4.2. El enfoque permite calcular el gasto público en seguridad alimentaria y nutrición expresado en valores reales para los 10 países.
Centrarse en el destino que dan a los fondos los gobiernos para apoyar la seguridad alimentaria y la nutrición en los países de menores ingresos per cápita resulta especialmente importante por dos razones: 1) estos son los países que suelen registrar el gasto público per cápita más bajo a nivel mundial y 2) estos son los países que presentan los desafíos más acuciantes en materia de inseguridad alimentaria y malnutrición y que, tradicionalmente, han padecido niveles de desnutrición más elevados. Un hallazgo interesante es que en los dos países con los ingresos per cápita más bajos seleccionados y analizados aquí, Benin y Uganda, parece que ha crecido el gasto público en seguridad alimentaria y nutrición. De hecho, el gasto público total en seguridad alimentaria y nutrición muestra un incremento importante entre 2017/18 y 2021, y supera de manera significativa al gasto público en agricultura en estos dos países (Figura 23 y Figura 24).En el caso de Benin, el considerable aumento del gasto en el consumo de alimentos en 2020 y también en 2021 parece sugerir que durante la pandemia de la COVID-19 y después de ella se otorgó prioridad a financiar determinantes fundamentales de la seguridad alimentaria y la nutrición como, por ejemplo, la producción nacional, el acceso a los alimentos y los servicios sanitarios (Figura 23). En Uganda, solo en 2021 se observó un crecimiento considerable del gasto en seguridad alimentaria y nutrición, pero este estímulo duró poco, pues el gasto público descendió en 2022, aunque permaneció muy por encima de los niveles anteriores a la pandemia de la COVID-19 (Figura 24).
FIGURA 23 EL GASTO PÚBLICO EN SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIÓN MUESTRA UN CRECIMIENTO CASI CONSTANTE EN BENIN HASTA 2021

FUENTE: Elaboración de los autores (FAO) a partir de Banco Mundial. 2023. World Bank Data Catalog: Benin BOOST platform: Public expenditure and revenue flows. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://datacatalog.worldbank.org/search/dataset/0038083. Licencia: CC-BY-4.0.
FIGURA 24 EL GASTO PÚBLICO EN SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIÓN MUESTRA UN CRECIMIENTO ESTABLE EN UGANDA, PERO ESTE NO SE PUDO MANTENER EN 2022

FUENTE: Elaboración de los autores (FAO) a partir de Banco Mundial. 2023. BOOST open budget portal: Uganda BOOST Public Expenditure Database. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://datacatalog.worldbank.org/search/dataset/0038076
El hecho de que el gasto público en seguridad alimentaria y nutrición supere al gasto público en agricultura refleja la importante contribución de utilizar las definiciones básica y ampliada de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición. Estas definiciones nuevas permiten tener en cuenta flujos de financiación destinados a ámbitos ajenos al sector agroalimentario como, por ejemplo, la salud, el abastecimiento de agua y el saneamiento y la educación, que están presentes en las zonas tanto rurales como urbanas, así como intervenciones sensibles a los conflictos que apoyan la resiliencia de los medios de vida y no caen dentro de los límites del gasto público en agricultura. Un porcentaje importante del gasto público en seguridad alimentaria y nutrición no se tiene en cuenta en el presupuesto del sector agrícola sino en otros ámbitos, dependiendo de donde se formulen las políticas.
De media, en los períodos de análisis, el 65 % del gasto público total en seguridad alimentaria y nutrición en Benin (Cuadro 9) y el 73 % en Uganda (Cuadro 10) se asignaron al consumo de alimentos y el estado de salud; el porcentaje restante se destinó al apoyo a políticas y medidas a lo largo de las seis vías de transformación a fin de abordar los principales factores determinantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición (véase el Capítulo 3, Figura 19). El consumo de alimentos recibió de media la mitad o incluso más del gasto público en seguridad alimentaria y nutrición a lo largo del período, y el aspecto principal fue la disponibilidad de alimentos y, en menor medida, el acceso a estos. Resulta interesante comprobar que el 14 % del gasto público en seguridad alimentaria y nutrición de estos países está relacionado con la salud y se orienta fundamentalmente a los servicios sanitarios y a la salud ambiental. Las prácticas no parecen destacar en estos gastos en uno u otro país, pero ello se debe en gran medida a la dificultad de identificar dichas prácticas en los presupuestos gubernamentales. Un porcentaje importante del gasto público en seguridad alimentaria y nutrición en ambos países (media del 35 % en Benin y del 27 % en Uganda a lo largo del período en cuestión) contribuyó a abordar los principales factores determinantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición y, aunque no se muestra aquí, estos recursos respaldaron principalmente políticas centradas en las desigualdades estructurales.
CUADRO 9COMPOSICIÓN DEL GASTO PÚBLICO EN SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIÓN EN BENIN

FUENTE: Elaboración de los autores (FAO) a partir de Banco Mundial. 2023. World Bank Data Catalog: Benin BOOST platform: Public expenditure and revenue flows. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://datacatalog.worldbank.org/search/dataset/0038083. Licencia: CC-BY-4.0.
CUADRO 10COMPOSICIÓN DEL GASTO PÚBLICO EN SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIÓN EN UGANDA

FUENTE: Elaboración de los autores (FAO) a partir de Banco Mundial. 2023. World Bank Data Catalog: Uganda BOOST Public Expenditure Database. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://datacatalog.worldbank.org/search/dataset/0038076. Licencia: CC-BY-4.0.
En el Material complementario del Capítulo 4, S4.2 se muestran para ocho países de ingresos medianos cifras y cuadros semejantes a los presentados aquí para Benin y Uganda. A partir de los datos de ocho países de ingresos medianos se pueden detectar cuatro pautas generales. En primer lugar, el gasto público en seguridad alimentaria y nutrición supera al gasto público interno general en agricultura en mayor medida que en Benin y Uganda (compárense lla Figura 23 y la Figura 24 con la Figura S4.1 a la Figura S4.8 del Material complementario del Capítulo 4). En algunos países de ingresos medianos altos, por ejemplo, el gasto público interno general en agricultura representa de media menos del 10 % (9 % en el Brasil y 3 % en Georgia) o en torno al 15 % (México y Sudáfrica) del gasto público total en seguridad alimentaria y nutrición. En segundo lugar, al igual que en Benin y Uganda, los ocho países de ingresos medianos mostraron un incremento absoluto del gasto público en seguridad alimentaria y nutrición, pero no pudieron mantener el ritmo de crecimiento durante la pandemia de la COVID-19 o inmediatamente después, con dos excepciones (Georgia y Sudáfrica) (Figura S4.1 a la Figura S4.8 del Material complementario del Capítulo 4, S4.2). En tercer lugar, por término medio la proporción del gasto público en seguridad alimentaria y nutrición destinado a abordar los principales factores determinantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición suele ser más alta en esos ocho países de ingresos medianos que en los países con los ingresos per cápita más bajos, Benin y Uganda. De hecho, en algunos países de ingresos medianos se asigna un mayor gasto a abordar los factores determinantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición (un 69 % en el Brasil y un 60 % en Filipinas) que a apoyar el consumo de alimentos y el estado de salud (Cuadro 11). En otros países, este porcentaje se sitúa en torno a la mitad o algo menos de la mitad (Georgia, México, Nigeria y Sudáfrica) (Cuadro 11). En cuarto lugar, aunque los datos no se muestran aquí, vale la pena señalar que estos ocho países de ingresos medianos asignan un porcentaje importante a abordar las desigualdades estructurales, al igual que Benin y Uganda. No obstante, una diferencia importante es que estos países de ingresos medianos dedican un porcentaje mucho más elevado de su gasto público en seguridad alimentaria y nutrición al fortalecimiento de la resiliencia económica de los más vulnerables ante las adversidades económicas; por ejemplo, el Brasil registra un impresionante 63 %, y Georgia, Filipinas y Sudáfrica asignan del 25 % al 30 %.
CUADRO 11COMPOSICIÓN DEL GASTO PÚBLICO EN SEGURIDAD ALIMENTARIA Y NUTRICIÓN EN UNA SELECCIÓN DE PAÍSES DE INGRESOS BAJOS Y MEDIANOS

FUENTES: Elaboración de los autores (FAO) a partir de Banco Mundial. 2023. World Bank Data Catalog: Benin BOOST platform: Public expenditure and revenue flows. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://datacatalog.worldbank.org/search/dataset/0038083. Licencia: CC-BY-4.0 para Benin; Gobierno del Brasil. 2024. Orçamentos Anuais PLDO I LDO I PLOA I LOA - Atos Normativos. Disponible en portugués en: gov.br – Ministério do Planejamento e Orçamento. [Consultado el 30 de abril de 2024]. https://www.gov.br/planejamento/pt-br/assuntos/orcamento/orcamento/orcamentos-anuais para el Brasil; Ministerio de Finanzas de Georgia. 2024. Ministry of Finance of Georgia. [Consultado el 30 de abril de 2024]. https://www.mof.ge/en para Georgia; Ministerio de Finanzas del Gobierno de la India. 2024. Accounting information. En: Controller General of Accounts, Department of Expenditure. [Consultado el 30 de abril de 2024]. https://cga.nic.in/index.aspx#account-section para la India; Tesoro Nacional y Planificación Económica de la República de Kenya. 2021. Sector budget proposal reports. [Consultado el 30 de abril de 2024]. https://www.treasury.go.ke/sector-budget-proposal-reports para Kenya; Gobierno de México. 2024. Oficina de Relación con Inversionistas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. En: Gobierno de México. [Consultado el 9 de mayo de 2024]. https://www.finanzaspublicas.hacienda.gob.mx/es/Finanzas_Publicas/Espanol para México; Gobierno de Nigeria. 2024. Open Treasury Portal. [Consultado el 30 de abril de 2024]. https://opentreasury.gov.ng para Nigeria; Departamento de Presupuesto y Gestión de la República de Filipinas. 2022. Budget of expenditures and sources of financing FY 2023. Manila. https://www.dbm.gov.ph/index.php/2023/budget-of-expenditures-and-sources-of-financing-fy-2023 para Filipinas; y Departamento Nacional del Tesoro de la República de Sudáfrica. 2024. National budget. En: National Treasury. [Consultado el 30 de abril de 2024]. https://www.treasury.gov.za/documents/national%20budget/default.aspx para Sudáfrica; Banco Mundial. 2023. World Bank Data Catalog: Uganda BOOST Public Expenditure Database. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://datacatalog.worldbank.org/search/dataset/0038076. Licencia: CC-BY-4.0 para Uganda.
Flujos internacionales de financiación del desarrollo destinados a la seguridad alimentaria y la nutrición
Las definiciones básica y ampliada de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición presentadas en el Capítulo 3 se aplicaron a los flujos internacionales de financiación del desarrollo a nivel mundial. Concretamente, así se hizo para la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) y otros flujos oficiales correspondientes al período 2017-2021, siguiendo la metodología descrita en el Material complementario del Capítulo 4, S4.3 con datos procedentes del Sistema de notificación por parte de los países acreedores de la OCDE9 y la base de datos AidData,10 siempre que fue posible.o
La seguridad alimentaria y la nutrición reciben casi un cuarto de la AOD y otros flujos oficiales y este porcentaje no está creciendo
La AOD y otros flujos oficiales destinados a todos los sectores de la ayuda ascendieron a 354 000 millones de USD en 2021. La parte de estos flujos que puede considerarse relacionada con la seguridad alimentaria y la nutrición de conformidad con las definiciones básica y ampliada alcanzó los 77 000 millones de USD en 2021, de los cuales la mayor parte (61 000 millones de USD o el 79 %) corresponde a la AOD (Cuadro 12). Este nivel de AOD es más elevado que cada uno de los niveles de AOD notificados en los diferentes estudios mencionados en el Capítulo 3 (véase la Figura 14) porque la definición de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición es más exhaustiva, especialmente debido a que la definición ampliada incluye intervenciones para abordar los principales factores determinantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición.
CUADRO 12TOTAL DE LA ASISTENCIA OFICIAL PARA EL DESARROLLO Y DE OTROS FLUJOS OFICIALES DESTINADOS A TODOS LOS SECTORES DE LA AYUDA Y A LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA NUTRICIÓN

FUENTES: Elaboración de los autores (FAO) a partir de la aplicación a datos de la OCDE de la metodología que figura en el Material complementario del Capítulo 4, S4.3. 2024. OECD Data Explorer. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://data-explorer.oecd.org/?fs[0]=T%2Co&pg=0&fc= Topic&bp=true&snb=580; William & Mary’s Global Research Institute. 2024. AidData: Data. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://www.aiddata.org/datasets
Resulta interesante que entre 2017 y 2021 no se destinó a la seguridad alimentaria y la nutrición ni siquiera un cuarto de los flujos de AOD y otros flujos oficiales destinados a todos los sectores de la ayuda. De hecho, los flujos relacionados con la seguridad alimentaria y la nutrición parecen haber sido menos prioritarios para los donantes durante este período, pues crecieron con menor rapidez que los flujos destinados a todos los sectores de la ayuda (un 2 % en comparación con el 4 %, de media, en 2017-2021), e incluso se contrajeron relativamente más en 2021 (–5 % en comparación con el promedio de –2 %), cuando los efectos de la emergencia de la COVID-19 todavía se notaban (Cuadro 12). Los flujos para la seguridad alimentaria y la nutrición se destinan en su mayoría a apoyar el consumo de alimentos y la salud (definición básica), y el resto a apoyar intervenciones que permitan abordar los principales factores determinantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición (definición ampliada) (Figura 25). La composición de los flujos destinados a la seguridad alimentaria y la nutrición presenta, en general, una gran estabilidad a lo largo del tiempo (Figura 26).
FIGURA 25 LA AOD Y OTROS FLUJOS OFICIALES DESTINADOS A LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA NUTRICIÓN REPRESENTAN MENOS DE UN CUARTO DE LOS FLUJOS MUNDIALES DE AOD Y OTROS FLUJOS OFICIALES Y SE ASIGNAN PRINCIPALMENTE AL CONSUMO DE ALIMENTOS Y A LA SALUD

FUENTES: Elaboración de los autores (FAO) a partir de la aplicación de la metodología que figura en el Material complementario del Capítulo 4, S4.3 empleando cantidades de flujos en miles de millones de USD constantes de 2021 de la OCDE. 2024. OECD Data Explorer. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://data-explorer.oecd.org/?fs[0]=T%2Co&pg=0&fc=Topic&bp=true&snb=580; William & Mary’s Global Research Institute. 2024. AidData: Data. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://www.aiddata.org/datasets.
FIGURA 26 LA COMPOSICIÓN DE LA AOD Y OTROS FLUJOS OFICIALES DESTINADOS A LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA NUTRICIÓN PRESENTA UNA GRAN ESTABILIDAD A LO LARGO DEL TIEMPO

FUENTES: Elaboración de los autores (FAO) a partir de la aplicación de la metodología que figura en el Material complementario del Capítulo 4, S4.3 empleando cantidades de flujos en miles de millones de USD constantes de 2021 de la OCDE. 2024. OECD Data Explorer. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://data-explorer.oecd.org/?fs[0]=T%2Co&pg=0&fc=Topic&bp=true&snb=580; William & Mary’s Global Research Institute. 2024. AidData: Data. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://www.aiddata.org/datasets
Disponibilidad de alimentos, servicios de salud y salud ambiental, conflictos y desigualdad
Como se ha señalado antes, la composición de los flujos de AOD y de otros flujos oficiales destinados a la seguridad alimentaria y la nutrición presenta una gran estabilidad a lo largo del tiempo (Figura 26), y hasta 2021 la mayoría de los recursos se destinaba al consumo de alimentos (35 000 millones de USD de un total de 77 000 millones de USD), mientras que se reservaba una cuantía relativamente baja a intervenciones destinadas a abordar los principales factores determinantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición (27 000 millones de USD) y una cuantía todavía menor al estado de salud (15 000 millones de USD) (Cuadro 12). Poco más de dos tercios de los flujos destinados al consumo de alimentos se destinaron a abordar preocupaciones relacionadas con la disponibilidad de alimentos (de este volumen, algo más del 64 % se asignó a respaldar la producción nacional y el 35 % a apoyar la ayuda alimentaria); el tercio restante se destinó en su gran mayoría al acceso a los alimentos (Figura 27A). Los servicios sanitarios y la salud ambiental recibieron la mayor parte (92 %) de los flujos relacionados con la salud, especialmente para apoyar el abastecimiento de agua y el saneamiento (Figura 27B). En lo que respecta a los flujos destinados a abordar los principales factores determinantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición, los conflictos y la desigualdad recibieron algo más de un tercio cada uno (Figura 27C).
FIGURA 27 LA DISPONIBILIDAD DE ALIMENTOS, LOS SERVICIOS SANITARIOS Y LA SALUD AMBIENTAL Y LOS CONFLICTOS Y LA DESIGUALDAD RECIBEN LA MAYORÍA DE LA AOD Y OTROS FLUJOS OFICIALES CON FINES, RESPECTIVAMENTE, DE CONSUMO DE ALIMENTOS, SALUD Y LOS PRINCIPALES FACTORES DETERMINANTES DE LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA MALNUTRICIÓN, NIVEL MEDIO ANUAL DEL PERÍODO 2017-2021

FUENTES: Elaboración de los autores (FAO) a partir de la aplicación de la metodología explicada en el Material complementario del Capítulo 4, S4.3 empleando cantidades de flujos en miles de millones de USD constantes de 2021 de la OCDE. 2024. OECD Data Explorer. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://data-explorer.oecd.org/?fs[0]=T%2Co&pg=0&fc=Topic&bp=true&snb=580; William & Mary’s Global Research Institute. 2024. AidData: Data. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://www.aiddata.org/datasets.
En líneas generales, parece que los flujos van dirigidos correctamente a los países donde el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición son más graves
Parece que, en general, los flujos de AOD y otros flujos oficiales mundiales destinados a la seguridad alimentaria y la nutrición se dirigen correctamente a los grupos de países y regiones donde el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición son más elevadas. Durante el período comprendido entre 2017 y 2021, estos flujos ascendieron a un promedio de 30 USD per cápita en los países de ingresos bajos, en comparación con 10 USD per cápita registrados en los países de ingresos medianos bajos y los 8 USD per cápita en los países de ingresos medianos altos (Cuadro 13). Resulta interesante observar que, debido al crecimiento de la población a lo largo de este período y a una reducción de los flujos en 2021, los flujos de AOD y otros flujos oficiales destinados a la seguridad alimentaria y la nutrición por persona fueron menores en 2021 que en cualquier otro año durante el mismo período en el caso de los países de ingresos bajos, lo cual no se observa en los países de ingresos medianos. Estos flujos también se destinaron sobre todo a África, donde entre 2017 y 2021 ascendieron a un promedio de 20 USD per cápita, en comparación con 12 USD per cápita en las Américas y 7 USD en Asia, empleando el desglose regional permitido por los datos (Cuadro 13). Los flujos de AOD y otros flujos oficiales destinados a la seguridad alimentaria y la nutrición registraron en términos absolutos entre 2017 y 2021 aumentos abrumadoramente mayores en el caso de regiones de toda África y de los países de ingresos medianos bajos (en lugar de en los países de ingresos bajos) en todos los grupos de ingresos.
CUADRO 13DESTINO DE LA AOD Y OTROS FLUJOS OFICIALES PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA NUTRICIÓN, POR GRUPO DE INGRESOS DESTINATARIO Y REGIÓN

FUENTES: Elaboración de los autores (FAO) a partir de la aplicación a datos de la OCDE de la metodología que figura en el Material complementario del Capítulo 4, S4.3. 2024. OECD Data Explorer. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://data-explorer.oecd.org/?fs[0]=T%2Co&pg=0&fc= Topic&bp=true&snb=580; William & Mary’s Global Research Institute. 2024. AidData: Data. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://www.aiddata.org/datasets
El sector privado apoya la financiación de la seguridad alimentaria y la nutrición, pero no es posible dar cuenta adecuada de los flujos de financiación privados
Existen varias fuentes posibles de financiación privada para la seguridad alimentaria y la nutrición, tanto internas como externas, que se indicaron en el Capítulo 3 (Cuadro 8). Lamentablemente, no es posible hacer seguimiento de toda la financiación mundial del sector privado destinada a la seguridad alimentaria y la nutrición para proporcionar una cifra concreta para un año específico.
Por tanto, en esta sección se extraen conclusiones a partir de datos incompletos de diferentes fuentes con el fin de detectar pautas del vínculo entre la financiación privada mundial y la seguridad alimentaria y la nutrición. En la categoría “sector privado”, se incluyen —siguiendo la metodología que se presenta en el Material complementario del Capítulo 4, S4.4— tipos muy diversos de fuentes de financiación que pertenecen a dos categorías generales: financiación privada no comercial y financiación privada comercial.
Financiación privada no comercial
La financiación privada no comercial comprende dos tipos principales de fuentes de financiación que presentan algunas características opuestas. Por un lado, existen fondos procedentes de filántropos; se trata de cantidades modestas (en comparación con la asistencia internacional para el desarrollo y el gasto público), pero sencillas de analizar gracias a que muchas de las principales fundaciones filantrópicas las notifican en la base de datos del Sistema de notificación por parte de los países acreedores.9 Por otro lado están las remesas transfronterizas enviadas por migrantes,p que son mucho más cuantiosas que las sumas procedentes de la asistencia internacional para el desarrollo, pero su contribución a la seguridad alimentaria y la nutrición solo puede estimarse de manera conjetural.
Según la base de datos del Sistema de notificación por parte de los países acreedores,9 y tras aplicar las definiciones básica y ampliada de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición (véase el Material complementario del Capítulo 4, S4.4 y S4.3, en ese orden), los flujos filantrópicos destinados a la seguridad alimentaria y la nutrición alcanzaron un valor medio de solo 4 000 millones de USD al año entre 2017 y 2021 y representaron un porcentaje estable del 30 % del total de los flujos filantrópicos. Estos flujos aumentaron en 1 000 millones de USD entre 2019 y 2020; sin embargo, solo constituyen una cantidad moderada en comparación con otros flujos privados. Dos tercios de los flujos filantrópicos destinados a la seguridad alimentaria y la nutrición apoyaron el consumo de alimentos y la salud (según la definición básica), mientras que el tercio restante contribuyó a abordar los principales factores determinantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición (Cuadro 14).
CUADRO 14FLUJOS FILANTRÓPICOS DESTINADOS A LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA NUTRICIÓN

FUENTE: Elaboración de los autores (FAO) a partir de datos de la OCDE. 2024. OECD Data Explorer. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://data-explorer.oecd.org/?fs[0]=T%2Co&pg=0&fc=Topic&bp=true&snb=580
Según datos disponibles procedentes del Banco Mundial y la Alianza Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo,11 las remesas transfronterizas enviadas a países de ingresos bajos y países de ingresos medianos se estiman en una media de 735 000 millones de USD a lo largo del período comprendido entre 2017 y 2022 (a precios corrientes), con cierto crecimiento anual con excepción de una caída del 1 % en 2020. De estos flujos, se asignaron 344 000 millones de USD anuales (casi la mitad) a usos que probablemente contribuyeron a la seguridad alimentaria y la nutrición durante el mismo período (Cuadro 15). La mayor parte de esta cantidad (el 92 %, de media) se destinó al consumo de alimentos, mientras que solo la pequeña parte restante se empleó para financiar inversiones en agricultura y otras actividades de los sistemas agroalimentarios.
CUADRO 15CRECIMIENTO Y DISTRIBUCIÓN DE LAS REMESAS TRANSFRONTERIZAS DE APOYO A LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA NUTRICIÓN QUE SE ENVIARON A PAÍSES DE INGRESOS BAJOS Y MEDIANOS

FUENTE: Elaboración de los autores (FAO) a partir de Ratha, D., Chandra, V., Ju Kim, E., Plaza, S. y Shaw, W. 2023. Leveraging diaspora finances for private capital mobilization. Migration and Development Brief 39. Washington D.C., Banco Mundial. https://www.knomad.org/sites/default/files/publication-doc/migration_development_brief_39_0.pdf
Financiación privada comercial
Dos problemas saltan a la vista al analizar la financiación privada comercial para la seguridad alimentaria y la nutrición. El primero es el acceso sumamente incompleto y fragmentado a los datos y la falta de información sobre la utilización precisa de los fondos. No se pudieron obtener cifras exhaustivas y pertinentes sobre financiación de mercado (es decir, emisiones de acciones y obligaciones de empresas), préstamos bancarios internacionales y capital privado nacional para llegar a una cifra mundial significativa.
El segundo gran problema es la dificultad de determinar si esos flujos de financiación afectan positivamente a la seguridad alimentaria y, lo que es todavía más decisivo, a la nutrición. Este problema, que existe también en el caso del gasto público en alimentación y agricultura, es incluso más grave para el sector privado. Ello se debe en particular a que es posible que el sector privado no invierta necesariamente sus recursos en empresas relacionadas con la agroalimentación en formas que ayuden siempre a reducir el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición. Las grandes empresas internacionales de alimentación y bebidas, por ejemplo, se ven a menudo como parte de los problemas de seguridad alimentaria y nutrición en lugar de parte de su solución (véase el Recuadro 10).
RECUADRO 10ALGUNAS INVERSIONES PRIVADAS PUEDEN REPERCUTIR NEGATIVAMENTE EN EL ODS 2
Con respecto a la seguridad alimentaria, en un estudio reciente se realizó un análisis de metarregresión de 24 estudios que encontró pocos datos objetivos de repercusiones negativas o positivas de las inversiones extranjeras directas (IED) en la seguridad alimentaria en los países en desarrollo, aunque se daba a entender que el efecto podía ser positivo a corto plazo y negativo a largo plazo.12
Sin embargo, en cuanto a la nutrición, The Lancet, en su serie “Commercial determinants of health” (Determinantes comerciales de la salud),13 observó en 2023 que un grupo importante de agentes comerciales estaba elevando los niveles evitables de mala salud, daño al planeta y desigualdad (los determinantes comerciales de la salud). De manera semejante, en un examen de datos cuantitativos realizado en 201914 se observó que la IED parecía guardar una relación más clara con los aumentos de la prevalencia del sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles que con cambios en la desnutrición. Además, un análisis de redes reveló que muchos de los grandes agentes de las industrias mundiales de la alimentación y las bebidas ocupan un lugar central en grupos de interés que representan a la industria de los “alimentos ultraprocesados”.15
En dos estudios recientes aparecidos en el British Medical Journal se destacó que en cientos de estudios epidemiológicos y metaanálisis se habían observado asociaciones entre el consumo de “alimentos ultraprocesados” y efectos negativos para la salud.16, 17 En un examen de 35 550 productos fabricados por las 20 empresas de alimentación y bebidas más importantes del mundo (que representan el 22 % de las ventas mundiales del sector), en unos cuantos países clave como el Brasil, China, la India y Sudáfrica se observó que una abrumadora mayoría de ellos eran poco saludables según el modelo de perfiles de nutrientes de la Oficina Regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud, siendo reducido el número de excepciones importantes. En esos cuatro países, los productos más saludables solo representaban entre el 4 % y el 12 % de las ventas de esas empresas en 2020.18
En lo que respecta a las repercusiones ambientales, los “alimentos ultraprocesados” guardan relación con la agricultura y la ganadería intensivas y suponen una amenaza para todas las dimensiones de la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios debido a la combinación de ingredientes de bajo costo en la compra y el aumento del consumo a nivel mundial.19 De manera semejante, se ha observado que la producción y el consumo de “alimentos ultraprocesados” repercute en la degradación de la tierra, el uso de herbicidas, la eutrofización y el uso de envases.20
Entre los flujos internacionales de financiación privada comercial, la IED es el tipo de flujo que cuenta con la fuente de datos más exhaustiva. Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), entre 2017 y 2022, la IED se situó en una media de 19 000 millones de USD destinados a “la alimentación y la agricultura” (según lo definido en 2017-19) o a los “sistemas agroalimentarios” (según lo definido en 2020-22), con una caída del 44 % en 2020 debida a la pandemia de la COVID-19 y un repunte hasta los niveles de 2019 en 2022 (Cuadro 16). Si se añade a esto las IED de otros sectores que pueden considerarse gastos de apoyo a la seguridad alimentaria y la nutrición (tal como se explica en el Material complementario del Capítulo 4, S4.1), se llega a una cifra media de 43 000 millones de USD adicionales en apoyo de la seguridad alimentaria y la nutrición durante el período, con una caída del 34 % en 2020 debida principalmente a contracciones en la inversión en servicios de transporte y en infraestructura y, en menor medida, en el sector energético durante la pandemia, a lo cual se suma un repunte importante del 112 % en 2022 causado sobre todo por el aumento de la inversión en energía renovable.
CUADRO 16INVERSIÓN EXTRANJERA DIRECTA ESPECÍFICA PARA LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA NUTRICIÓN DESTINADA A ECONOMÍAS EN DESARROLLO

FUENTES: UNCTAD. 2020. World Investment Report 2020. International production beyond the pandemic. Ginebra (Suiza). https://unctad.org/system/files/official-document/wir2020_en.pdf; UNCTAD. 2023. World Investment Report 2023. Investing in sustainable energy for all. Ginebra (Suiza). https://unctad.org/publication/world-investment-report-2023
La financiación combinadaq representa cantidades mucho más modestas, según los escasos datos disponibles. En la edición de 2023 de la publicación The State of Blended Finance21 (El estado de la financiación combinada) se calcula que, por término medio, en el período que va de 2020 a 2022 el 26 % de las transacciones de financiación combinada, que ascendían a 1 200 millones de USD anuales, estaba “armonizado” con el ODS 2,r en comparación con el 19 % y los 900 millones de USD anuales correspondientes al período comprendido entre 2014 y 2019.22 El ODS 2 se situaba en octava posición en el período 2020-22 y en novena posición en el período 2014-19 en cuanto a su armonización con las transacciones de financiación combinada.s A ello se podrían añadir las cifras de “movilización indirecta privada”t en los países de ingresos bajos y de ingresos medianos proporcionadas en el informe conjunto del Grupo de acción sobre movilización de financiación privada de los bancos multilaterales de desarrollo. Sin embargo, estas cifras (46 000 millones de USD de media durante el período 2017-2021 para todos los sectores) solo se desglosan en “infraestructuras” y “aspectos distintos de las infraestructuras”, lo cual resulta insuficiente para evaluar su contribución a la seguridad alimentaria y la nutrición.23
Con respecto a la financiación comercial interna, FAOSTAT24 proporciona cifras de créditos bancarios concedidos a la agricultura en países de ingresos bajos, medianos bajos y medianos altos. Los préstamos bancarios netos, según esta fuente, se sitúan en una media de 10 000 millones de USD entre 2017 y 2021, con un descenso casi continuo de 22 000 millones de USD en 2017 a 2 000 millones de USD en 2021 (Figura 28). Aunque se trata de cifras pequeñas, cabe suponer que, según ISF Advisors,25 representan alrededor de tres cuartos de la financiación total disponible para “pequeñas y medianas empresas agrícolas”, al menos en el África subsahariana y Asia sudoriental.u Asimismo, las cifras revelan una clara tendencia a la baja en los préstamos bancarios netos que podrían servir de apoyo a la seguridad alimentaria y la nutrición.
FIGURA 28 LOS PRÉSTAMOS BANCARIOS NETOS DESTINADOS A LA AGRICULTURA, LA ACTIVIDAD FORESTAL Y LA PESCA MUESTRAN UN DESCENSO CASI CONSTANTE

FUENTE: FAO. 2024. FAOSTAT: Crédito a la agricultura. [Consultado el 24 de julio de 2024]. https://www.fao.org/faostat/en/#data/IC. Licencia: CC-BY-4.0.
En última instancia, parece que la principal fuente de financiación para las empresas en sectores pertinentes para la seguridad alimentaria y la nutrición, al menos para los agricultores y las pequeñas y medianas empresas, es la autofinanciación. No obstante, no existen datos sobre esta autofinanciación. FAOSTAT26 proporciona datos sobre el capital social en agricultura en los países de ingresos bajos, países de ingresos medianos bajos y países de ingresos medianos altos a partir de los cuales se puede calcular el gasto de capital neto (media de 412 000 millones de USD durante el período 2017-2021, a precios constantes de 2015). La autofinanciación podría calcularse, en teoría, sustrayendo del gasto de capital neto la financiación externa que respalda estas inversiones, incluidos los flujos mencionados anteriormente (es decir, créditos bancarios, remesas transfronterizas destinadas a inversiones agrícolas, subvenciones públicas nacionales para gastos de capital, etc.). Aunque los datos sobre esta financiación externa son demasiado parciales para realizar un ejercicio de este tipo, es probable que los propios agricultores y pequeñas y medianas empresas financien la mayor parte del gasto de capital neto en agricultura.