2.2 Costo y asequibilidad de una dieta saludable

MENSAJES PRINCIPALES
  • Los nuevos datos y mejoras metodológicas en relación con los precios de los alimentos han comportado estimaciones actualizadas del costo y estimaciones más precisas de la asequibilidad de una dieta saludable, a raíz de lo cual se han revisado las series completas de ambos conjuntos de indicadores.
  • Los precios de los alimentos aumentaron a lo largo de 2022, lo cual ha elevado el costo medio de una dieta saludable a escala mundial a 3,96 dólares de paridad de poder adquisitivo (dólares PPA) por persona al día, aumento con respecto a los 3,56 dólares PPA de 2021. Las perturbaciones derivadas de la pandemia de la COVID-19 y la guerra de Ucrania contribuyeron a un considerable aumento de los precios internacionales de los alimentos y la energía, lo cual exacerbó las presiones inflacionistas.
  • A pesar del aumento de los precios de los alimentos durante 2022, el número de personas que no podían permitirse una dieta saludable en el mundo bajó ese mismo año a niveles anteriores a la pandemia (2 830 millones de personas) como consecuencia de una recuperación económica después de la pandemia que, no obstante, ha sido desigual de una región a otra y entre distintos grupos de países por nivel de ingresos.
  • El número de personas que no pudieron permitirse una dieta saludable bajó a niveles inferiores a los registrados antes de la pandemia en Asia y en América septentrional y Europa, mientras que aumentó considerablemente en África, donde subió a 924,8 millones en 2022, 24,6 millones más que en 2021, y 73,4 millones más que en 2019.
  • La desigualdad en la recuperación es aún más patente en los distintos grupos de países por nivel de ingresos. En 2022, el número de personas que no podían permitirse una dieta saludable cayó por debajo de los niveles anteriores a la pandemia en el grupo de países de ingresos medianos altos y altos en su conjunto, mientras que el grupo de países de ingresos bajos registró los niveles más altos desde 2017, primer año en relación con el cual la FAO publicó estimaciones. Ello apunta a que la limitada capacidad fiscal de los países de ingresos bajos solo proporcionó una protección parcial frente a los efectos negativos de estas crisis.
  • De la población mundial que no pudo permitirse una dieta saludable en 2022, 1 680 millones de personas (59 %) vivían en países de ingresos medianos bajos. Sin embargo, correspondió a los países de ingresos bajos el mayor porcentaje de la población que no pudo permitirse una dieta saludable (71,5 %), frente a los países de ingresos medianos bajos (52,6 %), los países de ingresos medianos altos (21,5 %) y los países de ingresos altos (6,3 %).

El seguimiento del acceso económico a una dieta saludable es esencial para fundamentar las políticas dirigidas a mejorar la seguridad alimentaria y los resultados nutricionales y así contribuir a la consecución de las metas 2.1 y 2.2 de los ODS. Una dieta saludable consta de cuatro aspectos clave: diversidad (dentro de varios grupos de alimentos y entre ellos), idoneidad (cantidad suficiente de todos los nutrientes esenciales en comparación con los requisitos), moderación (alimentos y nutrientes vinculados con malos resultados en materia sanitaria) y equilibrio (ingesta de energía y macronutrientes).

El indicador del costo de una dieta saludable ofrece estimaciones a escala nacional del costo de adquirir la dieta saludable más barata posible en un país, definida como una dieta integrada por diversos alimentos disponibles localmente que satisfacen las necesidades energéticas y nutricionales.25

El costo de una dieta saludable se compara a continuación con las distribuciones de ingresos nacionales tras una cuidadosa consideración de la parte de los ingresos necesaria para bienes y servicios no alimentarios esenciales a fin de calcular los indicadores de la prevalencia de la inasequibilidad (PUA) y el número de personas que no pueden permitirse una dieta saludable (NUA). Se trata de mediciones de la proporción de la población y del número de personas de cada país que no pueden permitirse ni siquiera la opción de dieta saludable menos costosa. Juntos, la PUA y el NUA sirven de indicadores esenciales para el seguimiento de la incapacidad de los sistemas agroalimentarios de ofrecer una dieta saludable al menor costo posible que sea accesible para todos, dados los niveles existentes de desigualdad de ingresos dentro de los países.

En la edición del informe de este año, los indicadores del costo y de la asequibilidad de una dieta saludable están actualizados hasta 2022.f La FAO, en colaboración con el Banco Mundial, realiza un seguimiento sistemático de estos indicadores y difunde las series en la base de datos FAOSTAT y en el banco de datos del Banco Mundial. Las series completas de ambos indicadores se han revisadas a raíz de la introducción de tres actualizaciones considerables en el cálculo de los indicadores (véase el Material complementario del Capítulo 2).

En primer lugar, las estimaciones del costo de una dieta saludable para los años 2017 a 2022 se calcularon utilizando los precios al por menor de los alimentos actualizados para el año 2021 a partir de una nueva ronda del PCI26 que publicó el Banco Mundial y que sustituye a la ronda del Programa de 2017 adoptada en anteriores ediciones de este informe.27

En segundo lugar, en la edición de este año se han imputado por primera vez la prevalencia y el número de personas que no pueden permitirse una dieta saludable a nivel mundial, regional y de grupos de países por nivel de ingresos para los países de los que no se dispone de información (véase el Anexo 1B).g

En tercer lugar, estamos introduciendo una revisión importante de los métodos utilizados para calcular los indicadores de la PUA y el NUA. Concretamente, a la hora de establecer un umbral adecuado de los costos para compararlo con las distribuciones de ingresos específicas de cada país, es esencial determinar el costo de las necesidades no alimentarias básicas, así como el costo de una dieta saludable. Se introduce un nuevo método para determinar el costo de los bienes y servicios no alimentarios básicos que permite reflejar con mayor precisión las variaciones de este costo en los países que pertenecen a distintos grupos de ingresos (véanse el Recuadro 4 y el Anexo 1B).

RECUADRO 4MEJORAS EN CURSO DEL MÉTODO DE EVALUACIÓN DE LA ASEQUIBILIDAD DE UNA DIETA SALUDABLE

Establecer nuevos indicadores para realizar evaluaciones mundiales como las que se presentan en esta sección es siempre una tarea imponente. Desde que se introdujeron por primera vez en la edición de 2020 de este informe, los indicadores de la inasequibilidad de una dieta saludable (prevalencia y número de personas) a nivel mundial, regional y nacional se han ido perfeccionando continuamente para reflejar tanto la nueva información disponible como una comprensión más profunda de algunos de los matices que entraña el proceso de inferencia estadística subyacente.

Además de la práctica habitual de actualizarlos a partir de los datos más recientes, la serie que se presenta en esta edición del informe refleja una revisión más sustancial del método en sustitución del utilizado antes.

En lo que respecta a los datos, el principal aspecto que conviene destacar este año es que se han revisado todas las estimaciones del costo de una dieta saludable a nivel de cada país para plasmar el precio de los alimentos de 2021 publicado recientemente en la edición de 2024 del PCI.26 El hecho de que se hayan añadido los precios de nuevos productos alimentarios que no se habían incluido en ediciones anteriores ha obligado a revisar lo necesario la composición de la cesta de referencia de una dieta saludable.28

En cuanto a los métodos, si bien no ha cambiado el principio general en el que se basan los indicadores, sí se ha revisado la forma de llevarlo a la práctica para calcular las estimaciones. Por “asequibilidad” se entiende que las personas pueden dedicar a la alimentación dinero suficiente para adquirir localmente todos los productos alimentarios menos caros necesarios para consumir una dieta saludable. Queda excluida la posibilidad de consumir productos alimentarios costosos si existe una opción nutricionalmente equivalente de menor costo.

A la hora de determinar qué parte de los ingresos totales disponibles en un hogar puede destinarse de forma razonable a la alimentación, es importante tener en cuenta la cantidad mínima que las personas deben reservar a la adquisición de los bienes y servicios básicos no alimentarios necesarios para llevar una vida digna. En ediciones anteriores de este informe esa cantidad se estimaba de forma aproximada mediante un porcentaje fijo (48 %) del total de los ingresos disponibles del hogar.29 Se aplicaba el mismo porcentaje a todos los países con el pretexto de que, por término medio, los habitantes de los países de ingresos bajos dedicaban el 52 % de sus ingresos a alimentos. Además, se daba por supuesto que el uso de este porcentaje medio no introduciría un sesgo sistemático, a pesar de la expectativa de que la población pobre debía destinar una proporción relativamente mayor de sus ingresos a las necesidades básicas alimentarias frente a la población rica. Visto en retrospectiva, el supuesto de que los errores de clasificación implícitos se anularían en las cifras agregadas era incorrecto.

Este año, la FAO, en colaboración con el Banco Mundial, comenzó a introducir un cambio en la metodología para así reflejar el hecho de que la cantidad necesaria para adquirir bienes y servicios básicos no alimentarios varía de un hogar a otro en función de factores distintos de la proporción de sus ingresos sin más.

El enfoque ideal consistiría en determinar para cada país por separado el costo de un conjunto normativamente definido de esos bienes y servicios en función de los precios de mercado (de forma parecida el método empleado para fijar el precio del costo de una dieta saludable). Lamentablemente, ese enfoque no es viable, ya que comportaría decidir qué debe incluirse en el paquete de bienes y servicios esenciales y poder acceder a precios detallados de dichos bienes y servicios.

Debido a la falta de información específica para cada país necesaria para determinar el costo de los bienes y servicios básicos no alimentarios, en la presente edición se emplea un enfoque viable basado en las clasificaciones del Banco Mundial según el nivel de ingresos de los países. Según este enfoque, el gasto no alimentario se define como el costo diario evaluado en el umbral internacional de pobreza del grupo de países por nivel de ingresos y se asignan cuotas de gasto no alimentario relacionadas con cada grupo.* El nuevo método consiste en multiplicar los umbrales internacionales de pobreza específicos de cada grupo de países por nivel de ingresos por las cuotas de gasto no alimentario de cada grupo para calcular el costo diario de los productos no alimentarios básicos de un país, como se ilustra en el Cuadro A.

CUADRO A CÁLCULO DEL COSTO DE LOS BIENES Y SERVICIOS BÁSICOS NO ALIMENTARIOS

Para cada país se calcula un umbral que combina la dieta saludable de menor costo del país (i) y el costo de las necesidades no alimentarias básicas específico del grupo de países por nivel de ingresos (j):

Cost Thresholdi = CoHDi + (IntlPovLinej × NonfoodExpShare Incomej)

Por último, este umbral se compara con la distribución de los ingresos de cada país procedente de la Plataforma de Pobreza y Desigualdad del Banco Mundial para estimar el porcentaje de la población cuyos ingresos están por debajo de ese umbral. De este modo, se reconoce que el costo de alcanzar un nivel de vida mínimamente adecuado difiere en función del nivel de desarrollo económico del país, lo que concuerda en gran medida con el concepto que subyace a los umbrales de pobreza más altos utilizados por el Banco Mundial para hacer seguimiento de la pobreza en los países con una incidencia baja de la pobreza extrema.30 En esta revisión se corrige la sobreestimación de la inasequibilidad en los países de ingresos bajos y medianos bajos y la subestimación en los países de ingresos medianos altos y altos, ambas derivadas de la utilización de una proporción fija de los ingresos destinada a cubrir las necesidades básicas no alimentarias.

En la Figura A se muestra la magnitud de las correcciones realizadas en la serie de inasequibilidad en cada grupo de países por ingresos.

FIGURA A AJUSTE EN LAS SERIES DE DATOS SOBRE INASEQUIBILIDAD POR GRUPO DE INGRESOS, 2017-2022

FUENTE: Elaboración de los autores (FAO).

Como ya se ha mencionado, este es el primer paso en dirección a una revisión más exhaustiva de los métodos utilizados para evaluar la prevalencia de la inasequibilidad de una dieta saludable. Sin embargo, también es importante abordar el hecho de que el costo de alcanzar un nivel de vida mínimamente digno también varía dentro de cada país. Especialmente en el caso de los países grandes y diversos, pasar por alto tales diferencias y utilizar un umbral fijado en el promedio nacional del costo de las necesidades no alimentarias básicas y las dietas saludables puede dar lugar a estimaciones de la inasequibilidad sesgadas. La dirección y la magnitud del sesgo dependerán de la dirección y la magnitud de la posible correlación que exista entre los niveles de ingresos y el umbral correcto para cada lugar específico.

Se están llevando a cabo investigaciones basadas en el análisis de los datos de un gran número de encuestas sobre el consumo y el gasto en los hogares para determinar el factor de corrección adecuado que debe aplicarse a los umbrales específicos de cada país con el fin de corregir el sesgo; los resultados se presentarán en la próxima edición de este informe. En el Anexo 1B y en el Material complementario del Capítulo 2 se ofrece información más detallada sobre la metodología.

NOTA: * La proporción del gasto no alimentario se fija en el segundo quintil de ingresos para los países de ingresos bajos y medianos bajos y en el primer quintil de ingresos para los países de ingresos medianos altos y altos.31 Las cuotas de gasto detalladas y los datos del consumo real por persona y quintil proceden de encuestas por hogares recientes recopiladas por el Banco Mundial que abarcan 71 países de diferentes grupos de ingresos.32

Como resultado de todo lo anterior, se ha recalibrado la serie completa de estimaciones de la PUA y el NUA a niveles notablemente inferiores a los publicados en ediciones anteriores de este informe.

Costo de una dieta saludable en 2022

En comparación con el período comprendido entre 2017 y 2021, los precios de los alimentos siguieron subiendo en 2022, lo cual provocó un aumento del costo medio de una dieta saludable a nivel mundial y en todas las regiones del mundo. El índice de precios de los alimentos de la FAO aumentó un 52 % entre 2019 y 2022 con incrementos de los precios de los cereales del 60 %, de los productos lácteos del 45 %, de la carne del 19 % y de los aceites de un notable 125 % en comparación con los niveles anteriores a la pandemia de la COVID-19.33

Esta presión inflacionista se manifiesta en la tendencia del indicador del costo de una dieta saludable, que ha aumentado en todo el mundo desde 2017 (el primer año en relación con el cual la FAO presenta estimaciones) hasta ascender a un promedio de 3,96 dólares PPA por persona y día en 2022 (Cuadro 5). Entre 2020 y 2021, el costo de una dieta saludable aumentó un 6 %, pasando de 3,35 a 3,56 dólares PPA, mientras que al año siguiente aumentó un 11 %, pasando de 3,56 dólares PPA en 2021 a 3,96 dólares PPA en 2022.

CUADRO 5COSTO MEDIO DE UNA DIETA SALUDABLE, 2017-2022

NOTA: El costo de una dieta saludable se expresa en dólares de paridad de poder adquisitivo (dólares PPA) por persona al día. Se presenta como la media aritmética del costo de una dieta saludable en los países de los grupos mencionados antes.
FUENTE: FAO. 2024. FAOSTAT: Costo y asequibilidad de una dieta saludable (CoAHD). [Consultado el 24 de julio de 2024]. www.fao.org/faostat/es/#data/CAHD. Licencia: CC-BY-4.0.

En 2022, el costo de una dieta saludable más elevado de todas las regiones es el correspondiente a América Latina y el Caribe (promedio de 4,56 dólares PPA), con un aumento de casi el 12 % en un solo año. En Asia, el costo medio de una dieta saludable aumentó de 3,84 dólares PPA en 2021 a 4,20 dólares PPA; dentro de la región, Asia oriental y Asia meridional registraron los costos medios de una dieta saludable más elevados: 5,34 dólares PPA y 4,28 dólares PPA, respectivamente. África registró un aumento del 10 % del costo de una dieta saludable, pasando de 3,41 dólares PPA en 2021 a 3,74 dólares PPA en 2022; en África occidental se registró el mayor aumento, de un 11 % entre 2021 y 2022, seguida de África oriental, con un 8,6 %. África septentrional fue la única subregión en la que el costo medio de una dieta saludable disminuyó entre 2019 y 2020 para luego aumentar un 10 % entre 2021 y 2022. En comparación con las demás regiones, América septentrional y Europa registraron un aumento moderado del costo medio de una dieta saludable durante la pandemia de la COVID-19 (de 2,95 dólares PPA en 2019 a 3,12 dólares PPA en 2021), pero experimentaron un aumento notable del 14 % de 2021 a 2022 hasta alcanzar los 3,57 dólares PPA. En Oceanía, el costo de una dieta saludable se situó en un promedio de 3,46 dólares PPA en 2022. Desglosados por grupo de ingresos, los países de ingresos medianos bajos y medianos altos registraron en 2022 el mayor promedio del costo de una dieta saludable: 4,20 dólares PPA al día. Le siguieron los países de ingresos altos, con 3,78 dólares PPA, y los países de ingresos bajos, con 3,48 dólares PPA. En los países de ingresos bajos, el costo medio de una dieta saludable aumentó casi un 5 % entre 2021 y 2022, tras un incremento del 10 % entre 2020 y 2021.

Prevalencia y número de personas que no pudieron permitirse una dieta saludable en 2022

En la edición de 2023 de este informe se señalaba un leve cambio de tendencia en cuanto al número de personas que no podían permitirse una dieta saludable en 2021, cuando disminuyó en comparación con 2020, aunque seguía siendo superior a los niveles previos a la pandemia de 2019. A pesar del aumento de los precios de los alimentos en 2022, la edición de este año confirma que persiste la tendencia a la baja en el número de personas que no podían permitirse una dieta saludable en 2022, debido en gran parte a la trayectoria del crecimiento económico desde la pandemia. En todo el mundo se estima que el 35,4 % de la población mundial (2 830 millones de personas) no pudo permitirse una dieta saludable en 2022, frente a un 36,4 % (2 880 millones) en 2021, lo que equivale a una disminución de 50,1 millones de personas en un año (Figura 8 y Cuadro 6). Tras disminuir en 238 millones de personas, pasando de 3 060 millones en 2017 a 2 820 millones en 2019, el número de personas que no podían permitirse una dieta saludable aumentó a 2 970 millones en 2020, coincidiendo con el período de la pandemia de la COVID-19. Ello vino seguido de dos años de tendencia a la baja en la prevalencia y el número de personas que no podían permitirse una dieta saludable.

FIGURA 8 LA PROPORCIÓN DE LA POBLACIÓN Y EL NÚMERO DE PERSONAS DE TODO EL MUNDO QUE NO PUDIERON PERMITIRSE UNA DIETA SALUDABLE DISMINUYERON ENTRE 2020 Y 2022

FUENTE: FAO. 2024. FAOSTAT: Costo y asequibilidad de una dieta saludable (CoAHD). [Consultado el 24 de julio de 2024]. www.fao.org/faostat/es/#data/CAHD. Licencia: CC-BY-4.0.

CUADRO 6 PROPORCIÓN DE LA POBLACIÓN Y NÚMERO DE PERSONAS QUE NO PUDIERON PERMITIRSE UNA DIETA SALUDABLE, 2017-2022

NOTAS: La estimación del número de personas que no se puede permitir una dieta saludable se obtiene multiplicando la prevalencia de la inasequibilidad en cada una de las cinco regiones mundiales por el tamaño total de la población en cada región. Debe evitarse calcular la estimación del NUA a escala mundial sumando las estimaciones de este número correspondiente a otras agrupaciones de países, como las que se basan en los niveles de ingresos.
FUENTE: FAO. 2024. FAOSTAT: Costo y asequibilidad de una dieta saludable (CoAHD). [Consultado el 24 de julio de 2024]. www.fao.org/faostat/es/#data/CAHD. Licencia: CC-BY-4.0.

Sin embargo, la recuperación ha sido desigual de una región a otra. La inasequibilidad de una dieta saludable bajó a niveles inferiores a los registrados antes de la pandemia en Asia y en América septentrional y Europa, mientras que aumentó considerablemente en África, donde el NUA subió a 924,8 millones en 2022, 24,6 millones más que en 2021 y 73,4 millones más que en 2019 (Cuadro 6). En Asia, 1 660 millones de personas no podían permitirse una dieta saludable en 2022, lo que supone dos años consecutivos de mejora: en 2022, el número de personas que no podían permitirse una dieta saludable era de 163 millones menos que en 2020. En América Latina y el Caribe, si bien el número de personas en esta situación aumentó en 9,2 millones de 2020 a 2021, tal circunstancia se vio más que compensada por una mejora de 14,3 millones en 2022, con lo que la cifra total se redujo a 182,9 millones en 2022. En América septentrional y Europa también se alivió la carga de la inasequibilidad, que disminuyó de 57,1 millones de personas en 2021 a 53,6 millones en 2022. Oceanía también experimentó un descenso, de 10 millones en 2021 a 9,1 millones en 2022.

En África subsahariana se produjo un deterioro notable en 2022, cuando el número de personas que no podían permitirse una dieta saludable aumentó en 23,9 millones hasta alcanzar los 842,9 millones. La mayoría de las personas que carecían de acceso económico a una dieta saludable en 2022 vivían en África oriental (348,6 millones) y África occidental (297,5 millones). En esas dos regiones se produjo conjuntamente un aumento de 18,9 millones en el número de personas que no podían permitirse una dieta saludable de 2021 a 2022. La cifra descendió en África septentrional de 2020 a 2021 (de 89,9 millones a 81,2 millones), tras lo cual se registró un ligero repunte en 2022. No obstante, en África septentrional se observó la prevalencia más baja de la región, con un 31,5 %. Asia meridional registró un descenso de la cifra por segundo año consecutivo, con 44,2 millones de personas menos que no pueden permitirse una dieta saludable, lo que compensa plenamente el aumento registrado a raíz de la pandemia de la COVID-19 en 2020. Asia occidental también asistió a una recuperación, pues el número de personas que no podían permitirse una dieta saludable se redujo en 2,7 millones. Tras una notable mejora en 2021 (78 millones de personas menos), la recuperación de Asia oriental continuó en 2022, y el número de personas que no pueden permitirse una dieta saludable se redujo en 3,9 millones. En Asia central, el número de personas que no podían permitirse una dieta saludable disminuyó ligeramente hasta situarse en niveles anteriores a la pandemia (12,6 millones). En América del Sur, el número de personas que no podían permitirse una dieta saludable disminuyó notablemente, pasando de 126 millones a 113,6 millones, lo cual marcó el descenso de ámbito regional. Mientras que en América septentrional no se observó ningún cambio, Europa experimentó un descenso notable de la prevalencia de la inasequibilidad, que pasó del 6,4 % en 2021 al 5,9 % en 2022, y el número de personas que no podían permitirse una dieta saludable se redujo en 3,4 millones. Este cambio vino determinado principalmente por mejoras en Europa oriental y Europa meridional.

La desigualdad en la recuperación es aún más patente en los distintos grupos de países por nivel de ingresos. Los países de ingresos bajos registraron un crecimiento negativo del PIB per cápita en 2020 y 2021, seguido de una ligera recuperación en 2022.34 Como consecuencia del estancamiento del crecimiento económico, sumado a la acusada subida de los precios de los alimentos, han disminuido notablemente los ingresos disponibles, dado que los alimentos constituyen una mayor proporción del gasto doméstico en los países de ingresos bajos.35 Esta situación ha ralentizado la senda de la recuperación en los países de ingresos bajos, donde desde 2017 se viene registrando el mayor número de personas que no pueden permitirse una dieta saludable; en 2022, 503,2 millones de personas de países de ingresos bajos no podían acceder a una dieta saludable.

En los países de ingresos medianos bajos se registró un descenso del número de personas que no podían permitirse una dieta saludable entre 2020 y 2022, aunque la cifra sigue por encima de los niveles anteriores a la pandemia de 2019. Esta mejora se vio favorecida por un crecimiento sostenido del producto interno bruto (PIB) per cápita en 2021 y 2022 que superó los niveles registrados en 2019.34 En cambio, en los grupos de países de ingresos medianos altos y altos, esa cifra quedó en 2022 muy por debajo de los niveles anteriores a la pandemia (Cuadro 6). En esos países desempeñaron un importante papel tanto el repunte del crecimiento del PIB como la capacidad de implantar políticas fiscales orientadas a amortiguar los efectos económicos adversos en época de crisis.35 Mientras que en los países más ricos las políticas fiscales selectivas contrarrestaron plenamente las consecuencias de la pandemia de la COVID-19 y otras muchas perturbaciones que incidían en la asequibilidad de las dietas saludables, en los países de ingresos bajos solo mitigaron una parte de las consecuencias.

De la población mundial que no pudo permitirse una dieta saludable en 2022, 1 680 millones de personas (59 %) vivían en países de ingresos medianos bajos (Figura 9). Sin embargo, desde el punto de vista de la proporción, se observó en los países de ingresos bajos la mayor parte de la población que no podía permitirse una dieta saludable (71,5 %), frente a los países de ingresos medianos bajos (52,6 %), los países de ingresos medianos altos (21,5 %) y los países de ingresos altos (6,3 %) (Cuadro 6).

FIGURA 9 TRES CUARTAS PARTES DE LAS PERSONAS QUE NO PUEDEN PERMITIRSE UNA DIETA SALUDABLE VIVEN EN PAÍSES DE INGRESOS BAJOS Y MEDIANOS BAJOS

NOTA: La estimación del NUA a escala mundial se obtiene multiplicando la PUA en cada una de las cinco regiones mundiales por el tamaño total de la población en cada región. Debe evitarse calcular la estimación del NUA a escala mundial sumando las estimaciones de este número correspondiente a otras agrupaciones de países, como las que se basan en los niveles de ingresos.
FUENTE: FAO. 2024. FAOSTAT: Costo y asequibilidad de una dieta saludable (CoAHD). [Consultado el 24 de julio de 2024]. www.fao.org/faostat/es/#data/CAHD. Licencia: CC-BY-4.0.

El acceso económico a los alimentos es uno de los componentes de la seguridad alimentaria. Es probable que las personas que no pueden permitirse una dieta saludable al menor costo posible se enfrenten como mínimo a cierto grado de inseguridad alimentaria que tiene consecuencias negativas en la calidad de su dieta. A su vez, las dietas deficientes son un determinante importante de los resultados nutricionales, en los que se centra la siguiente sección.

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