La consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) es responsabilidad de todos los países. Nuestras cinco organizaciones apoyan esfuerzos transformadores orientados a alcanzar para 2030 un mundo sin hambre, inseguridad alimentaria y malnutrición en todas sus formas. Nos resulta alentador el compromiso expresado por gobiernos nacionales, asociados de todo el mundo y la comunidad mundial en torno a este objetivo común.
Aunque hemos avanzado en cierta medida, las mejoras han sido desiguales e insuficientes. Hemos constatado mejoras en países más poblados cuya economía crece, pero el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición siguen aumentando en muchos países de todo el mundo, lo que afecta a millones de personas, especialmente en las zonas rurales, donde la pobreza extrema y la inseguridad alimentaria siguen estando muy arraigadas. Las poblaciones vulnerables, en particular las mujeres, los jóvenes y los Pueblos Indígenas, se ven afectadas de manera desproporcionada. De continuar como hasta ahora las anteriores tendencias, para 2030 millones de personas seguirán estando subalimentadas, millones de niños seguirán viéndose afectados por la malnutrición en sus distintas formas y el mundo seguirá lejos de alcanzar las metas mundiales en materia de nutrición.
Los conflictos, la variabilidad del clima y los fenómenos climáticos extremos, las desaceleraciones y recesiones económicas, la falta de acceso a las dietas saludables y su inasequibilidad, los entornos alimentarios poco saludables y la desigualdad alta y persistente siguen generando inseguridad alimentaria y malnutrición en todo el mundo. En anteriores ediciones de El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo se han indicado las políticas e inversiones necesarias para transformar los sistemas agroalimentarios y abordar estos factores a lo largo del continuo rural-urbano. Al prepararnos para el informe de este año, hemos querido indagar en los motivos de que esas políticas e inversiones no se hayan puesto en práctica a escala.
Un motivo central es la financiación y la inclusión financiera, que constituyen uno de los medios de consecución de los ODS y han de ser objeto de un compromiso político más sistemático. Los países en los que se registran los mayores niveles de inseguridad alimentaria y formas de malnutrición múltiples, que son los que se ven afectados por los principales factores determinantes de estos problemas, son los que tienen menor acceso a la financiación.
Nuestras cinco organizaciones están resueltas a hacer un balance completo de la cuantía de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición que está disponible a escala mundial y de la cuantía adicional que se precisa a fin de respaldar las políticas e inversiones necesarias para abordar todas las causas y los principales factores determinantes de la inseguridad alimentaria y la malnutrición a lo largo del continuo rural-urbano. En el informe figura una definición de financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición, así como orientación para su aplicación. Para favorecer esa aplicación, nuestras cinco organizaciones se comprometen a promover y respaldar el desarrollo de datos orientado a un mejor sistema mundial de contabilidad de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición.
La estimación del déficit de la financiación para la seguridad alimentaria y la nutrición y la utilización de maneras innovadoras de movilizar financiación para subsanarlo deben formar parte de nuestras máximas prioridades. Las políticas, leyes e intervenciones dirigidas a acabar con el hambre y garantizar a todas las personas acceso a alimentos inocuos, nutritivos y suficientes (meta 2.1 de los ODS) y a poner fin a todas las formas de malnutrición (meta 2.2 de los ODS) exigen movilizar una cantidad significativa de recursos. Ello no es solo una inversión en el futuro, sino nuestra obligación. Nos afanamos por garantizar el derecho a la alimentación y la nutrición adecuadas de las generaciones actuales y futuras.
En vísperas de la Cumbre del Futuro que se celebrará en 2024 y de la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, programada para 2025, el tema del informe de este año resulta especialmente oportuno. Esperamos que las recomendaciones concretas del informe relativas a la manera de obtener financiación para lograr la meta del Hambre cero y hacer mejor uso de dicha financiación al respecto sirvan de inspiración a los gobiernos, asociados y partes interesadas y orienten su actuación. Esperamos también que se tome nota de los llamamientos formulados en el presente informe y que se proceda a su examen en los procesos intergubernamentales pertinentes que respaldan la aplicación de la Agenda 2030 en el marco del foro político de alto nivel sobre el desarrollo sostenible, en particular en el foro sobre la financiación para el desarrollo.
Qu Dongyu | Alvaro Lario | Catherine Russell |
Cindy Hensley McCain | Tedros Adhanom Ghebreyesus |