Cada vez existe un mayor reconocimiento de la vulnerabilidad del sector de los alimentos acuáticos. Mediante el Marco estratégico de la FAO para 2022-2031 y su Programa de transformación azul, la FAO y sus asociados respaldan la creación de sistemas alimentarios acuáticos sólidos, resilientes y sostenibles que contribuyan de manera significativa a la seguridad alimentaria mundial y a la mitigación de la pobreza. En esta sección se traza la ruta de los debates sobre los alimentos acuáticos en el contexto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). La política mundial sobre la forma en que deberían adaptarse los sistemas alimentarios acuáticos al cambio climático está respaldada por proyectos sobre el terreno en los que se aplican soluciones climáticas. En esta sección se presentan ejemplos de estos proyectos, así como los costos estimados para su réplica y ampliación.
La senda de los alimentos acuáticos en el marco de la CMNUCC
Las políticas de los últimos años se han centrado cada vez más en el nexo existente entre el cambio climático, los ecosistemas acuáticos y la producción de alimentos, como respuesta a las consultas fundamentales emprendidas en el seno de la CMNUCC. La senda se abrió en 2009, con la presentación del Día Mundial de los Océanos en la 15.ª Conferencia de las Partes en la CMNUCC (COP 15). En la COP 22, celebrada en 2016, el Día Mundial de los Océanos se integró en la “zona azul” oficial donde tienen lugar las negociaciones. A tenor del mandato de la COP 25, en 2020 se celebró el primer Diálogo sobre los océanos y el cambio climático, en el que se destacó la importancia fundamental de la interfaz entre los océanos y la acción por el clima, valiéndose del informe especial de 2019 sobre el océano y la criosfera del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climáticobi.
Las conclusiones del primer Diálogo sobre los océanos se presentaron en la COP 26 de 2021, en la que se tomó la decisión histórica de celebrar diálogos sobre los océanos de carácter anual durante los períodos de sesiones del Órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico y Tecnológico de la CMNUCC y de incluir temas relacionados con los océanos en el proceso multilateral de la CMNUCC. En el Diálogo sobre los océanos de 2022 se dio un paso más en esta senda al subrayar la importancia de reforzar la acción por el clima relacionada con los océanos a escala nacional, así como las sinergias entre las políticas sobre los océanos y sobre el clima, culminando en una sección dedicada al océano en el Plan de Aplicación de la COP27 de Sharm el-Sheikh.
En 2023, en el Diálogo sobre los océanos se seleccionó el tema de la pesca y la seguridad alimentaria como uno de los dos temas de debate en profundidad, reconociendo así el importante potencial del sector de los alimentos acuáticos para aportar soluciones climáticas decisivas compatibles con el fomento de la seguridad alimentaria. En el diálogo se hizo hincapié en la necesidad de integrar las soluciones climáticas relacionadas con los alimentos acuáticos en los procesos sobre el clima, tanto nacionales como multilaterales. También se prestó especial atención al empoderamiento de los pequeños pescadores y acuicultores vulnerables de manera que puedan adaptarse al cambio climático.
A raíz de una solicitud pública de contribuciones para informar el Diálogo sobre los océanos, se presentaron unos 100 estudios de casos (Figura 60), lo que demuestra la importancia vital del sector de los alimentos acuáticos para aportar soluciones en relación con la adaptación y la mitigación. Estos ejemplos también aportaron una valiosa contribución al balance mundialbj, cuyo objetivo es evaluar y acelerar el progreso colectivo hacia el logro de los objetivos del Acuerdo de París, informando sobre la preparación, actualización e implementación de instrumentos dirigidos por los países, como las contribuciones determinadas a nivel nacional (CDN) y los planes nacionales de adaptación (PNA).
FIGURA 60Estudios de casos e iniciativas sobre alimentos acuáticos que se remitieron al Diálogo anual sobre los océanos y el cambio climático de la CMNUCC de 2023
En su conjunto, estos esfuerzos redundaron en una mayor relevancia de los alimentos acuáticos en las decisiones de la COP 28. Así, por ejemplo, se destacó el peso de los sistemas alimentarios resilientes al cambio climático y la ordenación de los ecosistemas continentales, marinos y costeros como soluciones climáticas adecuadasbk. Además, más de 150 países suscribieron una declaración política sobre agricultura sostenible, sistemas alimentarios resilientes y acción por el clima en la que se contempla la promoción de los alimentos acuáticos sosteniblesbl.
Erigir buenas prácticas desde la base
En el primer balance mundial se destacó la necesidad urgente de aumentar las medidas de adaptación con objeto de reducir las crecientes repercusiones y responder ante ellas. Esto es especialmente importante en el caso de aquellos que están menos preparados para hacer frente a los efectos del cambio climático, la variabilidad del clima y las catástrofes relacionadas con los fenómenos meteorológicos, así como para recuperarse de los mismos (Recuadro 47). En el Diálogo sobre los océanos de 2023 se presentaron proyectos y programas de la FAO sobre el terreno en los que se aplican soluciones de adaptación al cambio climático para los sistemas alimentarios acuáticos de las distintas regiones (Figura 61).
RECUADRO 47Prevención, preparación y rehabilitación de los sistemas de alimentos acuáticos tras perturbaciones y catástrofes relacionadas con el clima
Las catástrofes graves relacionadas con el clima —inundaciones, tormentas y ciclones tropicales, sequías y olas de calor— han ido en aumento en todo el mundo, lo que ha acarreado importantes consecuencias socioeconómicas. Entre los factores determinantes del riesgo de catástrofes figuran el cambio climático, la pobreza y la desigualdad, el crecimiento demográfico, las emergencias sanitarias causadas por pandemias, prácticas como la utilización y la gestión insostenibles de la tierra, los conflictos armados y la degradación del medio ambiente (FAO, 2023). Las crisis y catástrofes graves relacionadas con el clima representan en la actualidad más del 80 % del total de catástrofes registradas. En los últimos 50 años, el número acumulado de víctimas mortales de todas las catástrofes registradas asciende a 2 millones. Un escalofriante 90 % de estas muertes se ha producido en países en desarrollo (Organización Meteorológica Mundial, 2023).
No todos los fenómenos extremos desembocan necesariamente en una catástrofe. El alcance de sus repercusiones en el sector de la pesca y la acuicultura depende de lo expuestos y vulnerables que sean los sistemas alimentarios acuáticos, así como de su capacidad de respuesta. La pobreza y el acceso desigual a los recursos, así como las estructuras de gobernanza, contribuyen decisivamente a determinar los riesgos y las consecuencias de las catástrofes. Las catástrofes pueden ocasionar daños en embarcaciones, motores, artes de pesca, puntos de desembarque, instalaciones poscaptura y hábitats acuáticos. También pueden causar la pérdida de medios de vida y la interrupción de las cadenas alimentarias acuáticas, disminuir la disponibilidad de alimentos acuáticos y provocar la pérdida de ingresos de exportación.
Afortunadamente, en comparación con otros sectores, la rápida restauración de las actividades de pesca y acuicultura tras una catástrofe permite, en determinadas circunstancias, proporcionar rápidamente alimentos nutritivos y empleo, así como acelerar el regreso de una comunidad a sus actividades económicas normales. Si bien hasta la fecha las intervenciones de la FAO en respuesta a las catástrofes han sido principalmente reactivas, progresivamente se está implementando un enfoque proactivo. Así por ejemplo, en los últimos años, la FAO ha brindado apoyo a los pescadores proporcionándoles artes de pesca y equipos de elaboración y de reparación de motores para reanudar las actividades pesqueras en las Bahamas (tras el huracán Dorian en 2019), Tonga (tras una erupción volcánica y el consecuente tsunami en 2022) y Sudán del Sur (anualmente, tras las inundaciones). La FAO también ha elaborado directrices para respaldar la respuesta ante situaciones de emergencia que afectan a la pesca y la acuicultura (FARE). A este respecto, se ha brindado capacitación sobre la aplicación de estas directrices a siete instituciones de pequeños Estados insulares en desarrollo del Caribe y está previsto brindar también capacitación en África, América Latina y Asia. Gracias a ello es posible realizar evaluaciones más integrales y dar respuestas más rápidas, rehabilitando toda la cadena de valor acuática. Sin embargo, los datos para evaluar las repercusiones de las catástrofes en la pesca y la acuicultura siguen siendo parciales e incoherentes. Esto dificulta aún más la evaluación de los daños y las pérdidas del sector, el cual, a menudo, queda excluido de las evaluaciones y de la consiguiente financiación para la respuesta y la rehabilitación. Es, por lo tanto, esencial seguir mejorando las herramientas y sistemas de recopilación de datos, así como seguir implementando la herramienta de la FAO de evaluación de daños y pérdidas.
Es fundamental llevar a cabo intervenciones proactivas y oportunas que anticipen, prevengan y reduzcan los riesgos futuros. Es necesario tomar medidas urgentes para priorizar la integración de estrategias de reducción de riesgos de catástrofes con múltiples peligros en la legislación en materia de pesca, a fin de reducir la mortalidad y la pérdida de bienes, así como para formular políticas y programas y alinearlos con los marcos mundiales de reducción y de gestión del riesgo de catástrofes. Tales estrategias comprenden esferas de trabajo a las que la FAO ha venido prestando apoyo como, por ejemplo, la construcción de infraestructuras resilientes al clima, la mejora de la seguridad en el mar, el establecimiento de registros detallados de pescadores y embarcaciones, y la instauración de sistemas de alerta temprana que activen la protección social de respuesta ante situaciones de crisis con el fin de emprender una acción preventiva. También incluyen la formulación de planes de preparación y respuesta ante el riesgo de catástrofes a escala nacional y local, integrando los principios de “reconstruir mejor” para el sector de la pesca y la acuicultura en Granada y San Vicente y las Granadinas.
FIGURA 61Ejemplos de proyectos y programas SOBRE EL TERRENO de la FAO sobre adaptación al cambio climático para el sector de los alimentos acuáticos
Mediante estos proyectos se presta apoyo a las comunidades pesqueras y acuícolas costeras y ribereñas altamente vulnerables de países como Belice, Filipinas, Gambia, Granada, las Islas Salomón, Mozambique, la República Democrática Popular Lao, Santa Lucía, Sri Lanka, Sudáfrica, Timor-Leste y Vanuatu, con el fin de reducir su vulnerabilidad e impulsar su capacidad de adaptación y resiliencia. En ellos se utilizan enfoques como el enfoque ecosistémico de la pesca (EEP) y de la acuicultura (EEA), al tiempo que se integran cuestiones de género, se refuerzan las capacidades de gestión y seguimiento de la información, se incrementa la seguridad en el mar, se fortalecen las políticas nacionales y los marcos jurídicos existentes, se diversifican los medios de vida y se fomentan la capacidad y las prácticas de conservación de la biodiversidad en la pesca y la acuicultura. En algunos casos, se han instaurado sistemas de alerta temprana y mecanismos de protección de las infraestructuras y los activos pesqueros (como por ejemplo los puntos de desembarque y las embarcaciones pesqueras) contra los efectos adversos del clima y se han diversificado los sistemas alimentarios locales.
En Sudán del Sur, la FAO brinda apoyo a las comunidades pesqueras de agua dulce con objeto de paliar las consecuencias del cambio climático y los conflictos civiles. Se fomenta la innovación en la construcción de canoas: se usan menos productos madereros y la durabilidad de las canoas es mayor. También se trabaja para optimizar las conexiones entre los centros de producción y los mercados, revisar las cadenas de valor de los alimentos acuáticos, formular planes de ordenación y adoptar técnicas poscaptura mejoradas.
Una de las principales fortalezas de los proyectos e iniciativas en curso de la FAO reside en la integración del acervo de conocimientos tradicionales para adaptarse a las condiciones climáticas cambiantes en zonas específicas, lo que proporciona información crucial sobre las especies locales más adecuadas para adaptarse a unas condiciones en evolución. Además, se hace especial hincapié en el compromiso de las partes interesadas, así como en la participación de la juventud, las mujeres y los Pueblos Indígenas. Estos elementos son esenciales para coadyuvar a las comunidades vulnerables a fortalecer su resiliencia frente al cambio climático y a adaptar sus medios de vida mediante mejoras en la gestión y la tecnología y la diversificación de los sistemas alimentarios locales.
A raíz de la experiencia de varios países de América Latina y el Caribe donde la acuicultura está bien desarrollada y hay planes en materia de cambio climático bien implementados, la FAO está elaborando un marco conceptual para evaluar las estrategias de adaptación de la acuicultura al cambio climático. El marco guiará a los países en la instauración de estrategias para lograr una acuicultura dotada de protección frente a los efectos del cambio climático, estableciendo soluciones innovadoras para hacer frente a los mismos. Se están llevando a cabo estudios de caso preliminares sobre la cría de salmón y ostras con el fin de validar la eficacia del marco y su uso para apoyar a los países en la definición de estrategias en virtud de sus PNA. La FAO también está trabajando en la detección de tecnologías viables para una acuicultura climáticamente inteligente, basadas en los conocimientos científicos más avanzados, con vistas a su adopción por los Miembros. El objetivo es mejorar la eficiencia de la acuicultura en relación con el carbono, así como su resiliencia y productividad, de conformidad con el preámbulo del Acuerdo de París, en el que se reconoce la prioridad fundamental de salvaguardar la seguridad alimentaria y acabar con el hambre.
Los costos de la ampliación de la acción por el clima
Acelerar la acción por el clima requiere una financiación adecuada. Según un examen de las CDN y los PNA, se estima que los costos de adaptación del sector de los alimentos acuáticos en todos los países en desarrollo ascenderán a 4 800 millones de USD anuales para 2030. Se prevé que estos costos aumenten significativamente hacia 2050. Lamentablemente, los flujos públicos internacionales de financiación de la adaptación destinados al sector de los alimentos acuáticos solo han alcanzado un promedio de 200 millones de USD al año (2017-2021, lo que pone de relieve un importante déficit de financiación para la adaptación.
Garantizar el acceso a la financiación climática para el sector de los alimentos acuáticos, en especial para los productores de alimentos acuáticos en pequeña escala, fue una cuestión importante importante durante el Diálogo sobre los océanos de la CMNUCC de 2023, en el que se destacó la exigencia de facilitar los conocimientos necesarios para acceder a los fondos de forma eficaz y lograr una mayor sensibilización de las instituciones de financiación, como el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y el Fondo Verde para el Clima, sobre los riesgos climáticos y las soluciones dentro del sector. En consonancia con este objetivo, la FAO ha elaborado materiales de formación sobre financiación para el clima con el fin de coadyuvar a los gobiernos y otras partes interesadas a evaluar los riesgos climáticos, cimentar una justificación climática, formular medidas de adaptación y elaborar propuestas de financiación para la adaptación. Además, la FAO está elaborando orientaciones, marcos e instrumentos para facilitar el acceso a financiación climática para los proyectos de pesca y acuicultura.
Conclusión
La transformación azul afirma la necesidad de una mayor movilización en la planificación e implementación de la acción por el clima en el sector de los alimentos acuáticos. A fin de mejorar la situación actual, en la que la mayoría de los esfuerzos son graduales y se distribuyen de forma desigual entre las regiones, debe producirse una ampliación significativa de la acción por el clima. Dicha acción debe ser sostenida, transformadora y equitativa, así como estar debidamente financiada, en particular por lo que respecta a las comunidades vulnerables al clima que dependen de los sistemas alimentarios acuáticos. Además, si bien el océano ha sido el punto de partida del compromiso del sector de los alimentos acuáticos en el marco de la CMNUCC, ha quedado patente que dicho compromiso debe ampliarse para abarcar la producción de alimentos de los sistemas de agua dulce y para otorgar la debida consideración a la acuicultura, las actividades posteriores a la captura, el comercio y la educación de los consumidores. A este respecto, es esencial apoyar a las partes interesadas vulnerables a fin de que conozcan mejor la estructura de la CMNUCC y participen en los procesos de negociación sobre el clima. Para ello es preciso que se les facilite el acceso a puntos de partida prácticos de manera que puedan contribuir al proceso de negociación sobre el clima y se allane el terreno de juego para la participación efectiva del sector en los procesos multilaterales de formulación de políticas sobre el clima.
- biPara mayor información, véase: https://www.ipcc.ch/srocc/
- bjEl balance mundial es un proceso impulsado por las partes en el marco de la CMNUCC que se lleva a cabo de forma transparente con la participación de interesados directos que no son partes. Su objetivo es hacer balance de la situación mundial en materia de acción climática, así como determinar las deficiencias existentes y encontrar vías de solución al respecto hasta 2030 y posteriormente.
- bkPara mayor información, véase: https://unfccc.int/sites/default/files/resource/cma2023_L17_adv.pdf
- blPara mayor información, véase: https://www.cop28.com/en/food-and-agriculture