El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2023

Capítulo 2 Revelar los costos ocultos de los sistemas agroalimentarios de la escala nacional a la mundial

Conclusiones

No es fácil alcanzar la sostenibilidad en los sistemas agroalimentarios. Para cambiar el rumbo de los sistemas agroalimentarios es necesario, en primer lugar, conocer en profundidad el estado actual de los sistemas agroalimentarios a nivel mundial, regional y nacional. Si bien es cierto que únicamente proporciona una imagen parcial, esta evaluación constituye un punto de partida fundamental para abordar algunos de los desafíos más importantes de nuestros sistemas. Con este capítulo se intenta impulsar esta primera fase, presentando una cuantificación preliminar a nivel nacional de los costos ocultos ambientales, sociales y sanitarios de los sistemas agroalimentarios correspondientes a 154 países. Debido a la naturaleza preliminar de estos resultados, aún persiste una considerable incertidumbre en cuanto a las estimaciones, por lo que algunas categorías de costos ocultos —como la exposición a plaguicidas, la degradación de la tierra, la RAM y la sobreexplotación de los recursos biológicos— no se han incluido, ante la falta de bases de datos mundiales que informen sobre estas dimensiones a nivel nacional. En la edición de 2024 de El estado mundial de la agricultura y la alimentación se procurará mejorar esta cuantificación y análisis preliminares iniciales empleando información específica de los países y aportaciones de partes interesadas y expertos nacionales.

No obstante, a pesar de que algunos costos ocultos no se incluyeron en el análisis, las estimaciones preliminares de los costos ocultos cuantificados a nivel mundial ascienden a 12,7 billones de dólares PPA de 2020, lo que equivale al 10 % del PIB mundial. De esa cifra, el 73 % se asocia a hábitos alimenticios poco saludables que provocan pérdidas de productividad; el 20 % a costos ambientales, en su mayoría derivados de las emisiones de nitrógeno y GEI; y el 4 % a costos ocultos sociales, derivados de la subalimentación y la pobreza en los sistemas agroalimentarios. Los costos ocultos cuantificados asociados a dietas poco saludables cobran más importancia a medida que aumenta el nivel de ingresos. En cambio, abordar la pobreza y la subalimentación sigue siendo una prioridad en los países de ingresos bajos.

La conclusión de que los hábitos alimenticios poco saludables son los que más contribuyen a los costos ocultos mundiales no debería, sin embargo, desviar la atención de los costos ocultos ambientales y sociales de los sistemas agroalimentarios. Por el contrario, subraya la importancia de reorientar las actuales ayudas públicas y los entornos alimentarios hacia la producción y el consumo de dietas saludables, con repercusiones positivas en el medio ambiente. Ya se ha demostrado que la adopción de unos hábitos alimenticios más saludables y sostenibles puede reducir los costos relacionados con el cambio climático hasta en un 76 %19. Aun así, en los países de ingresos bajos, la prioridad sigue siendo reducir la pobreza y la subalimentación.

Ahora bien, para decidir cuáles son las políticas y las inversiones más adecuadas, es necesario realizar análisis de costos y beneficios y de las hipótesis, además de conocer mejor los costos de reducción de las distintas estrategias (véase el Capítulo 3). Por ejemplo, los hábitos alimenticios a menudo dependen de la elección y las preferencias personales, y pueden ser más difíciles de regular o cambiar; en consecuencia, las estrategias rentables de mitigación del cambio climático pueden resultar más atractivas.

Este capítulo introduce además tres indicadores de magnitud para calcular el peso relativo de los costos ocultos cuantificados en las diferentes dimensiones y países. Estas estimaciones y, en particular, los indicadores pueden ayudar a determinar puntos de partida para establecer prioridades en una evaluación más específica que sirva de guía a la hora de adoptar medidas en materia de políticas y efectuar inversiones para reducir o eliminar los costos ocultos.

En general, los resultados sugieren que los costos ocultos cuantificados asociados a los sistemas agroalimentarios son considerables en todos los países, incluso tras tener en cuenta la incertidumbre. Revelan la magnitud de la transformación necesaria y señalan los posibles riesgos económicos asociados a las prácticas actuales, pero no consideran la ganancia o pérdida neta que podrían experimentar los países con la transición a sistemas agroalimentarios alternativos. Tampoco miden el costo de mitigar o prevenir los diferentes desafíos, ni expresan si es factible hacerlo. Más bien indican las contribuciones relativas de diversas actividades o contaminantes y destacan ámbitos para una mayor investigación en una evaluación específica y una posible intervención por parte de entidades públicas y privadas.

En consecuencia, estas estimaciones también pueden utilizarse como base para las evaluaciones y consultas en curso sobre los sistemas agroalimentarios que quedan fuera del ámbito de la CCR. Tales iniciativas tienen en cuenta las interacciones entre sectores y capitales y pueden propiciar el diálogo nacional y determinar los puntos de partida pertinentes para la adopción de medidas transformadoras. Sin embargo, no revelan los costos y beneficios ocultos que dificultan el funcionamiento de los sistemas. Un ejemplo es el proyecto de evaluación de los sistemas alimentarios de la FAO, en colaboración con la Unión Europea y el Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo (CIRAD), que ha impulsado evaluaciones y consultas a gran escala sobre los sistemas alimentarios en más de 50 países como primer paso hacia su transformación24. Los datos y conocimientos que se proponen en la primera fase de este enfoque de dos fases —y que se han recopilado para la elaboración del presente informe— pueden constituir una herramienta complementaria útil para proyectos como la evaluación de los sistemas alimentarios, con el fin de determinar mejor los principales desafíos a los que se enfrentan los sistemas agroalimentarios y definir las políticas e inversiones necesarias.

El siguiente paso de este enfoque en dos fases consiste en comparar los costos relacionados con la transformación de nuestros sistemas actuales (denominados “costos de reducción”) con los costos ocultos reducidos realizados a raíz de dicha transformación. Ahí radica el quid de los procesos de adopción de decisiones: una transformación hacia sistemas agroalimentarios alternativos solo será factible (y deseable) si se considera que el costo de realizar ese cambio es menor que el valor de los costos ocultos reducidos realizados tras la transformación. Los procesos de decisión para fundamentar las opciones de transformación destinadas a abordar los costos ocultos son el eje central del próximo capítulo, que dará paso al cuarto y último, en el que se examinan los mecanismos impulsores que pueden activarse para llevar a cabo el cambio.

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