Al agregar los costos ocultos cuantificados de los sistemas agroalimentarios a nivel mundial, se oculta una variación significativa en los niveles de ingresos de los países que resulta esencial para que los encargados de adoptar decisiones reduzcan estos costos. En realidad, la importancia relativa de los costos ocultos en las distintas categorías —ambientales, sociales y sanitarios— variará en función de una serie de factores, como el nivel de ingresos medio, la geografía y el nivel de urbanización. Entre ellos, el nivel de ingresos medio de un país es particularmente ilustrativo, porque se correlaciona con la forma en que están organizados los sistemas agroalimentarios, el papel de esos sistemas en la economía general y el nivel de urbanización. Comprender estas variaciones es un primer paso para determinar las esferas de intervención a las que hay que dar prioridad en cada país.
En la Figura 7 se desglosa el total de los costos ocultos cuantificados por categoría principal y grupo de países en función de sus ingresos. Los costos ocultos difieren no solo en magnitud, sino también en términos de composición por nivel de ingresos. La mayoría de los costos ocultos se generan en los países de ingresos medianos altos (5 billones de dólares PPA de 2020, o el 39 % de los costos ocultos cuantificados totales) y los países de ingresos altos (4,6 billones de dólares PPA de 2020, o el 36 % de los costos totales). Los países de ingresos medianos bajos registran el 22 %, mientras que los países de ingresos bajos generan el 3 %. En todos los grupos de países aparte del de ingresos bajos, las pérdidas de productividad derivadas de hábitos alimenticios que provocan ENT son el factor que contribuye más significativamente al daño a los sistemas agroalimentarios, seguidas de los costos ambientales. En los países de ingresos medianos bajos, los costos ocultos sociales derivados de la pobreza y la subalimentación son relativamente más significativos, pues representan, de media, el 12 % de todos los costos ocultos cuantificados. No resulta sorprendente que estos costos ocultos sociales sean el principal problema en los países de ingresos bajos (más del 50 % de todos los costos ocultos cuantificados).
Figura 7 Costos ocultos cuantificados totales de los sistemas agroalimentarios por grupo de ingresos
Presentar los costos ocultos en términos monetarios totales permite hacerse una idea general de la magnitud del problema; sin embargo, estos grupos de países varían sustancialmente en cuanto a su tamaño y desarrollo económico. Por lo tanto, resulta útil vincular las estimaciones monetarias al tamaño de la transacción que tiene lugar en la economía, que se expresa como porcentaje del PIB PPA en la Figura 8. Esto permite apreciar mejor la carga que esos costos ocultos suponen para las economías nacionales y proporciona una indicación sobre dónde se debe otorgar prioridad a los recursos internacionales para abordar estos costos. A nivel mundial, los costos ocultos cuantificados equivalen, de media, a casi el 10 % del PIB de 2020 en términos de PPA. No obstante, este porcentaje es mucho más elevado en los países de ingresos bajos, con un promedio del 27 %. De todo ello se desprende que la mejora de los sistemas agroalimentarios en los países de ingresos bajos resultará esencial para abordar estos costos ocultos, especialmente los relacionados con la pobreza y la subalimentación, que por sí solos equivalen al 14 % del PIB. El porcentaje de los costos ocultos en relación con el PIB es, en promedio, del 11 % en los países de ingresos medianos (o del 12 % y el 11 % en los países de ingresos medianos bajos y medianos altos, respectivamente). Sin embargo, los costos ocultos sociales tienen una importancia notable solo en los países de ingresos medianos bajos. En los países de ingresos altos, la proporción de todos los costos ocultos cuantificados es, en promedio, de tan solo el 8 %, la mayoría de los cuales tienen su origen en hábitos alimenticios poco saludables.
Figura 8 Porcentaje de los costos ocultos cuantificados de los sistemas agroalimentarios en relación con el PIB por grupo de ingresos (costos ocultos per cápita a la derecha)
Los grupos de países por nivel de ingresos también pueden variar sustancialmente en cuanto al tamaño de la población. Por consiguiente, resulta útil comparar los costos ocultos con el tamaño de la población. Los costos ocultos per cápita se muestran a la derecha de las barras en la Figura 8 y pueden interpretarse como la cantidad de costos ocultos generados por un individuo promedio. Se observan importantes diferencias entre las distintas categorías de ingresos, entre las que destaca el hecho de que los costos ocultos aumentan a medida que los países se desarrollan. En consecuencia, las poblaciones de los países de ingresos altos son las que generan los costos indirectos más elevados, con un promedio de 3 800 dólares PPA de 2020 por persona, seguidas de los países de ingresos medianos altos, donde cada persona genera, en promedio, 2 000 dólares PPA de 2020 en costos ocultos. Esta cifra es notablemente inferior en los países de ingresos medianos bajos (unos 850 dólares PPA de 2020) e incluso más baja en los países de ingresos bajos (575 dólares PPA de 2020). La razón principal por la que la persona promedio de un país de ingresos altos genera casi el doble de costos que una persona de un país de ingresos medianos altos es que las pérdidas de productividad derivadas de los hábitos alimenticios poco saludables también se duplican, debido a la mayor productividad de la mano de obra per cápita. En otras palabras, un número determinado de jornadas de trabajo perdidas en los países de ingresos altos puede generar unos costos ocultos más elevados que el mismo número de jornadas de trabajo en los países de ingresos medianos altos. En cambio, los costos ambientales per cápita son relativamente similares en las dos categorías de ingresos.
En conclusión, el análisis presentado en las figuras 7 y 8 revela que la mayoría de los costos ocultos cuantificados se generan en los países de ingresos altos y medianos altos. Si esos costos se distribuyen uniformemente entre la población, resulta evidente que un individuo promedio genera costos ocultos más elevados a medida que aumenta su nivel de ingresos. Ahora bien, es preciso ser cautos con la interpretación de las cifras, ya que esto puede obedecer en parte a una mayor productividad de la mano de obra a medida que aumenta el nivel de ingresos del país. En consecuencia, esta tendencia no apunta a una carga relativamente más elevada para los países con mayores costos ocultos per cápita. Prueba de ello son los porcentajes de los costos ocultos cuantificados en relación con el PIB, que muestran claramente que la mayor carga para la economía corresponde a los países de ingresos bajos.
Realizar una previsión de los valores hasta 2023 y observar la evolución de los costos ocultos desde 2016 también puede arrojar información muy valiosa, por ejemplo, en relación con el papel que desempeñan los hábitos alimenticios. En el Recuadro 8 se desglosa esa tendencia y se examina la evolución de los costos ocultos por categoría y grupo de países por nivel de ingresos. Según lo estimado en el recuadro, han aumentado un 9 % y presentan una tendencia al alza, en la que las pérdidas de productividad derivadas de los hábitos alimenticios poco saludables son las principales responsables, ya que se calcula que han aumentado un 14 % en el mismo período.
Recuadro 8Costos ocultos cuantificados de los sistemas agroalimentarios a lo largo del tiempo: una visión general de las tendencias recientes
Es posible realizar una previsión de los costos ocultos cuantificados de los sistemas agroalimentarios para 2021-23 extrapolando los datos de 2016-2020. En la Figura A se ilustra la evolución de los costos ocultos a lo largo del período 2016-2023 a nivel mundial. En términos generales, los costos ocultos cuantificados muestran una tendencia al alza, y pasan de aproximadamente 12,1 billones de dólares PPA en 2020 a más de 13 billones de dólares PPA en 2023 (Figura A, panel izquierdo). La tendencia al alza obedece principalmente al aumento de los costos ocultos sanitarios derivados de unos hábitos alimenticios poco saludables, que aumentan un 14 % entre 2016 y 2023 (Figura A, panel derecho). Los costos ocultos ambientales permanecen más estables, ya que el aumento de las emisiones de nitrógeno y de GEI se ve contrarrestado por la tendencia a la baja de los cambios del uso de la tierra debido a la disminución de la deforestación y al aumento del abandono de tierras agrícolas. Los costos ocultos sociales también se han mantenido estables, a pesar del aumento ocasionado por la pandemia de la COVID-19 en 2020, ya que retomaron una tendencia descendente a largo plazo después de 2021.
FIGURA ACOSTOS OCULTOS CUANTIFICADOS DE LOS SISTEMAS AGROALIMENTARIOS MUNDIALES, 2016-2023: TOTAL (IZQUIERDA) Y POR CATEGORÍAS (DERECHA)
En la Figura B se muestra ese desglose en función del grupo de países por nivel de ingresos. Los costos ocultos derivados de los hábitos alimenticios son la única categoría de costos que va en aumento en todos los grupos de ingresos. También es la categoría más costosa, excepto en los países de ingresos bajos, ya que representa el 62 % de todos los costos ocultos cuantificados en los países de ingresos medianos bajos y el 75 % en los países de ingresos medianos altos y altos en 2023.
figurA b Costos ocultos cuantificados de los sistemas agroalimentarios desglosados por grupo de países por nivel de ingresos, 2016-2023: total (arriba a la izquierda) y por categoría
El total de los costos ocultos cuantificados de fuentes medioambientales en los países de ingresos medianos bajos superó al de los países de ingresos altos en 2018, y se espera que esa diferencia sea aún más marcada en 2023, a medida que los costos en estos últimos empiecen a disminuir. Los países de ingresos medianos altos, por el contrario, representan casi el doble de los costos ambientales de los países de ingresos medianos bajos y altos, pero parecen estar estabilizándose.
Los costos ocultos sociales, impulsados por la pobreza moderada y la subalimentación, experimentaron un aumento en todos los grupos de ingresos en 2020, especialmente en los países de ingresos medianos bajos, pero es probable que hayan retomado su anterior tendencia a la baja a partir de 2021. La excepción está en los países de ingresos bajos, para los que los costos ocultos sociales siguen representando el mayor desafío y que registran una tendencia bastante estática debido a la concentración de la pobreza extrema.